1 José continuó gobernando sobre todo Egipto, mientras que Jacob permaneció en la tierra de Gosén diecisiete años y envejeció mucho, de modo que se cumplió su período de vida.
2 Guardó continuamente todos los mandamientos y temió al Señor.
3 Sus ojos se nublaron y su vida estaba tan cerca de terminar que no podía ver a una sola persona debido a su larga vida y senilidad.
4 Entonces alzó sus ojos hacia la luz de Isaac, pero tuvo miedo y se turbó.
5 Entonces el ángel le dijo: «No temas, oh Jacob; Yo soy el ángel que ha estado caminando contigo y protegiéndote desde tu infancia.
6 Te anuncié que recibirías la bendición de tu padre y de Rebeca, tu madre.
7 Yo soy el que está contigo, oh Israel, en todos tus actos y en todo lo que has presenciado.
8 ¿Te salvé de Labán? cuando os ponía en peligro y os perseguía.
9 En aquel tiempo os di todos sus bienes y os bendije a vosotros, a vuestras mujeres, a vuestros hijos y a vuestros rebaños.
10 Yo soy quien os salvó de la mano de Esaú.
11 Yo soy el que te acompañó a la tierra de Egipto, oh Israel, y te fue dada un pueblo muy grande.
12 Bienaventurado Abraham vuestro padre, porque se ha hecho amigo de Dios (¡exaltado sea él!), por su generosidad y su amor a los extraños.
13 Bienaventurado tu padre Isaac, que te engendró, porque fue un sacrificio perfecto, agradable a Dios.
14 Bienaventurado tú también, oh Jacob, porque has visto a Dios cara a cara.
15 Viste al ángel de Dios, ¡exaltado sea!, y viste la escalera firme en el suelo, con su punta en el cielo.
16 Entonces viste al Señor sentado en su cima con un poder que nadie podría describir.
17 Hablaste y dijiste: «Esta es la casa de Dios y esta es la puerta del cielo».
18 Bienaventurado eres, porque te has acercado a Dios y él es fuerte entre los hombres; así que ahora no te turbes, oh elegido de Dios.
19 «Bendito eres, oh Israel, y bendita toda tu descendencia.
20 Porque todos vosotros seréis llamados patriarcas hasta el fin de los tiempos y de las épocas; vosotros sois el pueblo y el linaje de los siervos de Dios.
21 Bendita sea la nación que se esforzará por vuestra pureza y verá vuestras buenas obras.
22 Bendito sea el hombre que se acuerde de ti en el día de tu noble fiesta.
23 Bienaventurado el que hará obras de misericordia en honor de tus distintos nombres, y dará a alguien un vaso de agua para beber, o vendrá con una ofrenda al santuario, o acogerá a extraños, o visitará el enfermos y consolarán a sus hijos, o vestirán a uno desnudo en honor de vuestros diversos nombres.
24 «A tal persona no le faltarán los bienes de este mundo, ni la vida eterna en el mundo venidero.
25 Además, cualquiera que haya hecho escribir por su propia cuenta las historias de vuestras diversas vidas y sufrimientos, o las haya escrito de su propia mano, o las haya leído con seriedad, o las haya escuchado con fe, o se acordarán de vuestras obras; a tales personas se les perdonarán sus pecados y sus transgresiones, e irán por causa de ti y de tu descendencia al reino de los cielos.
26 «Y ahora levántate, Jacob, porque de las dificultades y del dolor de corazón serás trasladado al descanso eterno, y entrarás en el reposo que no pasará, en la misericordia, en la luz eterna y en el gozo espiritual.
27 Así que ahora declarad a los de vuestra casa y la paz sea con vosotros, porque estoy a punto de ir al que me envió.