1 Después de esto, había llegado el momento de que Jacob-Israel dejara su cuerpo.
2 Entonces llamó a José y le dijo: «Si en verdad has hallado gracia, coloca tu bendita mano debajo de mi costado y jura ante el Señor que colocarás mi cuerpo en el sepulcro de mis padres».
3 Entonces José le dijo: «Haré exactamente lo que me mandas, oh amado de Dios».
4 Pero él dijo a José: «Quiero que me lo jures».
5 Entonces José juró a Jacob, su padre, que llevaría su cuerpo al sepulcro de sus padres, y Jacob aceptó el juramento de su hijo.
6 Después, José recibió este informe: «Tu padre se ha puesto inquieto».
7 Entonces tomó a sus dos hijos, Efraín y Manasés, y fue delante de su padre Jacob.
8 José le dijo: Estos son mis hijos que Dios me ha dado en la tierra de Egipto para que vengan después de mí.
9 Israel dijo: «Tráelos más cerca de mí aquí».
10 Porque los ojos de Israel se habían oscurecido a causa de su avanzada edad, de modo que no podía ver.
11 Entonces José acercó a sus hijos y Jacob los besó.
12 Entonces José les ordenó a Efraín y a Manasés que se inclinaran hasta el suelo ante Jacob.
13 José tomó a Manasés y lo puso a la derecha de Israel y a Efraín a su izquierda.
14 Pero Israel invirtió sus manos y puso su mano derecha sobre la cabeza de Efraín y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés.
15 Los bendijo y se los devolvió a su padre, diciendo: «Que el Dios bajo cuya autoridad sirvieron con reverencia mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me ha fortalecido desde mi juventud hasta el presente, cuando ángel me ha salvado de todas mis aflicciones, que bendiga a estos muchachos, Manasés y Efraín.
16 Que mi nombre esté sobre ellos, y también los nombres de mis santos padres, Abraham e Isaac.
17 Después de esto, Israel dijo a José: «Yo moriré y todos vosotros volveréis a la tierra de vuestros padres, y Dios estará con vosotros.
18 Y tú personalmente has recibido un gran favor, mayor que el de tus hermanos, porque he tomado esta flecha con mi arco y mi espada de los amorreos(?).