Nótese la transición repentina de la persona del salmista a la persona del Señor (v. 10). Esto es como el Salterio canónico en estilo.
1 Abrid, abrid vuestros corazones al júbilo del Señor:
2 Y que vuestro amor se multiplique desde el corazón hasta los labios,
3 Para llevar fruto [fruto] al Señor, [fruto] santo, y hablar con vigilancia en Su luz.
4 Levantaos y manteneos firmes, los que alguna vez estuvisteis abatidos:
5 Los que estabais en silencio, decid que vuestra boca ha sido abierta.
6 Vosotros, pues, que fuisteis despreciados, sed ensalzados desde ahora, porque vuestra justicia ha sido exaltada.
7 Porque la diestra del Señor está contigo y él es tu ayudador.
8 Y la paz estaba preparada para vosotros, antes que vuestra guerra.
9 Escuchen la palabra de verdad y reciban el conocimiento del Altísimo.
10 Vuestra carne no ha conocido lo que os digo, ni vuestro corazón ha conocido lo que os muestro.
11 Guardad mi secreto, vosotros que sois guardados por él:
12 Guardad mi fe, vosotros los que por ella sois guardados.
13 Y comprended mi conocimiento, los que me conocéis en verdad.
14 Ámame con cariño, los que amáis:
15 Porque no aparto mi rostro de los míos;
16 Porque yo los conozco, y antes de que existieran, los conocí y puse mi sello en sus rostros:
17 Yo formé sus miembros; les preparé mis propios pechos, para que bebieran mi santa leche y vivieran de ella.
18 Me complací en ellos y no me avergoncé de ellos.
19 Porque son mi obra y la fuerza de mis pensamientos:
20 ¿Quién, pues, se levantará contra mis obras, o quién habrá que no esté sujeto a ellas?
21 Yo quise y formé la mente y el corazón, y son míos, y con mi diestra pongo a mis elegidos.
22 Y mi justicia va delante de ellos y no serán privados de mi nombre, porque está con ellos.
23 Pidan, abunden y permanezcan en el amor del Señor,
24 Y, sin embargo, amados en el Amado: aquellos que son guardados, en Aquel que vive:
25 Y los que son salvos en Aquel que fue salvo;
26 Y seréis hallados incorruptos en todos los siglos para el nombre de vuestro Padre. Aleluya.