© 1992 Ann Bendall
© 1992 ANZURA, Asociación Urantia de Australia y Nueva Zelanda
Más sobre el texto y los derechos de autor | Vol. 13 Núm. 2 Número 100 — Índice | En el mundo real, la desigualdad es natural |
Más comentarios, por Ann Bendall, Nambour, Queensland
Como miembro del Grupo de Estudio de Sunshine Coast, me gustaría ampliar un punto planteado por nosotros mismos en el número anterior de Six-O-Six sobre la necesidad o no del derecho de autor.
Creemos que puede haber confusión en la mente de la gente entre el derecho de autor per se y la necesidad de producir una copia inviolable de El Libro de URANTIA. A juzgar por todas las pruebas de que disponemos, creemos que el mandato de los Reveladores era sólo para estos últimos.
Los custodios humanos del Libro de URANTIA, en su sabiduría, intentaron cumplir su mandato retirando los derechos de autor. Esta fue una interpretación de los requisitos de los Reveladores, que tal vez tuvieron algunos efectos beneficiosos durante los primeros días «embriagadores» del movimiento Urantia.
Sin embargo, los derechos de autor fueron, a nuestro modo de ver, una idea puramente humana. Una copia inviolable del libro podría haberse producido, y todavía se puede producir, con o sin protección de derechos de autor.
Parece que los derechos de autor siempre han causado problemas dentro del movimiento. Ha llegado a representar un activo poderoso por el que se disputa con vergonzosa regularidad.
Peor aún, el precio pagado por todos aquellos involucrados en discutir, intentar hacer cumplir, intentar frustrar, destruir o apoderarse de los derechos de autor sirve para retrasar el desarrollo posterior de La Hermandad del Hombre tan bellamente imaginado en el libro.
Una creación humana que satisface las necesidades humanas mediante la utilización de leyes humanas se considera de mayor importancia que la enseñanza y la vida del libro. El trágico efecto secundario es que está destruyendo la credibilidad de todos los que se consideran creyentes en las enseñanzas del Libro de URANTIA, porque se nos considera que estamos quebrantando los mandamientos más importantes de Jesús.
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