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Materia oscura y un collar de perlas | Volumen 9 - No. 5 — Índice | La ciencia y El Libro de Urantia. El mesotrón |
Es posible adquirir la mente de Jesús. Como percibo actualmente esa mente, es en términos de su desarrollo de un nivel de moralidad, filosofía y ética universales, además de los atributos mentales que acompañan las formas de acercarse a los demás y las actitudes para enfrentar los problemas para reflejar su nivel de moralidad.
Desde una edad muy temprana, Jesús estuvo absorto en esforzarse por adaptarse a los caminos del mundo, representados por las creencias, valores y actitudes de sus padres (y fue bendecido al tener el conflicto de sus padres sobre el crítico de su futuro) con su desarrollando imágenes de nuestro Padre Universal y sus caminos. Mientras obedecía la voluntad de sus padres, estaba deseoso de hacer lo que nuestro Padre Universal quisiera. (LU 124:4.4,LU 125:6.11)
En la adolescencia, privado de su padre terrenal, probablemente el amigo más cercano que jamás haya tenido, estaba, al mismo tiempo, desarrollando una comunión ininterrumpida con nuestro Padre Universal.
Al llegar a la edad adulta sólo reinaban en su vida dos voluntades, la de Dios y la suya. Por lo tanto, aunque respondía a las necesidades de los demás, no reaccionaba a la voluntad de ellos. Además, nunca intentó ejercer su voluntad sobre los demás, es decir, «Él siempre rehusó sacar una ventaja indebida o injusta de la mente humana. No quería que los hombres creyeran en él, a menos que sus corazones fueran sensibles a las realidades espirituales reveladas en sus enseñanzas». (LU 128:4.7)
El mayor atributo que había adquirido en la adolescencia temprana era detenerse antes de responder, es decir, «dominar su lengua». El Libro de Urantia revela que muchas veces se sintió decepcionado, frustrado o enojado, pero no desahogó estas emociones. En su vida posterior, declaró: «Esta lengua humana… es un miembro que pocos hombres pueden domar, pero el espíritu interior puede convertir este miembro rebelde en una amable voz de tolerancia y un inspirador ministro de misericordia». (LU 146:2.13) Fue un ejemplo del poder del espíritu en este sentido.
Y así, al llegar a la adolescencia, había adquirido el atributo espiritual de la grandeza: cuando se aplican los atributos espirituales de la grandeza, no se descartan los elementos morales, sino que se revela la cualidad de generosidad en el trabajo desinteresado por el bienestar de los semejantes terrenales, en particular seres dignos en necesidad o angustia, esa es la verdadera medida de la grandeza planetaria. Y la manifestación de grandeza en un mundo como Urantia es la exhibición de autocontrol. El gran hombre no es «el que toma una ciudad» o «derriba una nación», sino «el que subyuga su propia lengua». (LU 28:6.20)
Jesús respondía a los demás pero no reaccionaba. Para mí, el primer ejemplo de haber adquirido esta habilidad fue a mediados o finales de su adolescencia. Vivía con una madre que tenía una personalidad fuerte y la amaba mucho. Y, sin embargo, no sucumbió a su personalidad y, cuando ella estaba deprimida algunos años después de la muerte de su padre, pudo «decir a su madre ansiosa y afligida: «Madre María, la tristeza no nos ayudará; todos hacemos lo mejor que podemos, y la sonrisa de mamá quizás podría inspirarnos para hacerlo aún mejor. Día tras día nos sentimos fortalecidos para estas tareas por nuestra esperanza de disfrutar de tiempos mejores en el futuro»». (LU 127:3.14)
Tenía un sesgo para intervenir en nombre de los desvalidos, es decir, la persona sujeta al ataque. Un ejemplo clásico está en la LU 133:2.1. Reconocerá la emoción y conducta del agresor. Con su creencia en la bondad innata de las personas, este reconocimiento no fue en forma de crítica, sino más bien un llamado a la comprensión, seguido de una guía en el comportamiento moralmente apropiado.[1]
Jesús fue activo en la interacción con los demás y proactivo en ser «sabio y alerta en la reacción rápida y positiva del bien al mal», aconsejando a sus seguidores que «no olviden que el bien verdadero es invariablemente más poderoso que el mal más maligno».
¿Cómo frenó la tendencia a reaccionar ante el entorno social? Sería bueno que se nos hubiera dado una estrategia de diez puntos en El Libro de Urantia, pero los reveladores no fueron tan serviciales. Sospecho que tal vez la Morontia Mota proporcione una clave, acompañada de la capacidad de Jesús para hacer una pausa y pensar antes de hablar (controlar su lengua) y asegurar con determinación que en su vida solo dos voluntades influyeron, la suya y la de nuestro Padre Universal. Este último compromiso le permitió negarse a permitir que las emociones de otra persona impactaran en su voluntad. Además, se aseguró con dedicación de alinear su voluntad con la de nuestro Padre Universal para que, en efecto, su voluntad y la de nuestro Padre fueran siempre una.
Materia oscura y un collar de perlas | Volumen 9 - No. 5 — Índice | La ciencia y El Libro de Urantia. El mesotrón |
LU 100:4.4, también 1705, 1765, «apelación a las emociones». ↩︎