© 2000 Carolyn Kendall
© 2000 Asociación Urantia Internacional (IUA)
Presentado en la ceremonia del 50 aniversario de la creación de la Fundación Urantia,
Chicago, sábado 18 de marzo del 2000
Carolyn Kendall, USA
Algún día de un brillante mañana nosotros, o nuestros descendientes, despertaremos con las sorprendentes noticias de que en algún lugar de nuestro planeta ha descendido una majestuosa personalidad paradisiaca. Estará acompañada por doce imponentes personalidades visibles a cada ciudadano de nuestra existencia material. Y si esto no fuera suficiente causa de alegría y agradecimiento, un acontecimiento incluso más pasmoso tendrá lugar —invisible al ojo humano— pero descrito en detalle luminoso por nuestros nuevos amigos. Así, tendrá lugar la dispensa de juicio y resurrección de las almas durmientes de la era del Hijo donador. Será conducida por los heraldos de la resurrección que hace ya tiempo que residían en nuestro mundo. A medida que la nueva dispensa sea proclamada, otro grupo de seres Paradisiacos tomará residencia y empezará a planear la era que seguirá a la nueva era: la etapa de luz y vida. En ese maravilloso mañana, aún otro ser, familiar y paterno, honrará nuestra presencia por una siempre breve temporada entre sus hermanos y hermanas mortales. Mientras ese largo día llega a su fin, se dispondrá a partir, pero no antes de que saboreemos un último momento en su presencia llena de gracia. Oiremos de nuevo su consejo inspirador de proclamar la Paternidad de Dios y la filiación de la familia mundial del Padre.
¿Una fantasía? Sí. Pero sólo en el sentido del tiempo. Estas visitaciones ciertamente ocurrirán, pero no sabemos cuándo. ¡Cómo envidiamos a nuestros descendientes los cuales seguramente vivirán para ver y oír tales cosas!
Hace cuatro mil años Maquiventa Melquisedec vino a Urantia. Su misión fue preparar el camino para el otorgamiento del Hijo Creador a nuestro universo de Nebadon, Cristo Miguel, Jesús de Nazaret. Maquiventa reintrodujo el concepto de Dios único a la gente de su día. Muchas nuevas religiones evolucionaron a través de los esfuerzos de sus misioneros, incluidos el hinduismo, budismo, zoroastrismo, confucionismo, taoísmo y judaísmo.
Miguel llegó a nuestro mundo en el año 7 a. de JC. Su primera misión fue alcanzar la soberanía de su universo a través del conocimiento empírico. Nuestro mundo fue donde ocurrió la séptima y última donación en la cual adoptó la forma de una de sus criaturas del universo. En Urantia asumió la forma de humanidad, la más baja forma de personalidad del universo. Jesús nos enseñó sobre el Padre de los Cielos, y se manifestó al Padre como el más elevado ejemplo de humanidad. Establecer la iglesia cristiana no fue el propósito principal de la donación de Miguel. Quizá hubiese sido preferible caso de que sus enseñanzas hubiesen elevado todas las religiones pre-existentes en la tierra, incluyendo el hinduismo, budismo, zoroastrismo, confucionismo, taoísmo y judaísmo.
El libro de Urantia, la revelación de la quinta época, en su corta historia de 45 años, ha acumulado fantásticas leyendas en torno a su origen. No ha sido traído a la Tierra por extraterrestres en naves espaciales. No se materializó en un casillero de consigna de Detroit. No fue descubierto en la cámara acorazada de un banco de Chicago. La revelación de Urantia se concibió en el tablero de diseño en épocas tan lejanas como las Eras Medias. Esta revelación fue única en su manifestación; su origen fue ciertamente misterioso, y los sucesos que lo acompañaron fueron legendarios, pero no ha sido presentada al mundo como una entidad huérfana -a merced de la corriente, sin plan, propósito o dirección. Un grupo de medianos, ajenos al legado de rebelión y rebeldía, solicitaron a altas autoridades universales la oportunidad de contar el relato completo sobre la historia de nuestro planeta, la inspiradora presentación del universo y su rango de personalidades, la verdadera historia de la vida de Jesús en la Tierra, y el plan para la venida de la siguiente orden de Filiación en nuestro mundo. Una revelación en forma de libro nunca ha sido intentada en nuestro universo local de Nebadon.
En la página LU 21:5.9, el libro afirma: Un Hijo Mayor puede a su voluntad cambiar el orden de la adjudicación espiritual y del ajuste evolutivo de los planetas habitados. Él puede hacer y llevar a cabo planes de su propia elección, en particular concernientes a los mundos de sus donaciones, y más aún respecto al mundo de su última donación. Fue el propio Miguel quien aprobó el prototipo: La Palabra hecha Libro.
Esto puede o no ser una revelación de emergencia como la de Melquisedec. Al contrario que en su día, el concepto de Dios está vivo y bien de salud. El Libro de Urantia busca remediar las pérdidas de la cultura de Dalamatia del Príncipe Planetario, la primera revelación de época hace 500.000 años, la cual se perdió con la rebelión y deslealtad. Reintroduce los principios biológicos de la llegada de Adán, la segunda gran revelación, hace 37.000 años, otra pérdida debida a la falta de sus dos principales personalidades asociadas con esta donación. El Libro de Urantia es el precursor de sucesos incluso más grandes que bendecirán nuestro planeta en algún momento del futuro.
Maquiventa era visible a sus compañeros humanos en los tiempos de Abraham. Miguel fue visible como Jesús. Fue sabido de manera general por los primeros estudiantes de los capítulos Urantia que ningún Hijo Paradisiaco acompañó El Libro de Urantia, visible o invisible. No hubo una dispensa de juicio en los tiempos de la llegada de Maquiventa Melquisedec hace 4.000 años, como ocurrió al final de la vida de Jesús en la Tierra. Ni hubo un juicio cuando vinieron los capítulos Urantia. Esta pregunta en concreto fue formulada, y se contestó que no hubo ninguna.
Se instaló, sin embargo, el 21 de agosto de 1951, un regente de Miguel. Miguel aún conserva el título de Príncipe Planetario en funciones, pero este nuevo regente no fue autorizado a terminar la era del Hijo Otorgado. Ésa es siempre la función de un Hijo Paradisiaco Avonal, bien en una misión magistral o misión técnica, o bien de un Hijo Maestro en una visita de vuelta. El nuevo regente que actúa como Príncipe Planetario, es un Melquisedec. Se cree que es uno de los doce síndicos Melquisedec provisionales que sirvieron en el planeta, uno tras otro, después de la rebelión de Caligastia.
Lo primero que hizo el nuevo regente fue reorganizar el gobierno superhumano de nuestro mundo estableciendo el tribunal supremo de Urantia. Consiste en los líderes de los diversos grupos superhumanos estacionados en el planeta. El tribunal supremo no es tanto un cuerpo judicial como un grupo asesor. Él anunció que el conjunto de la prosperidad y dirección de ElLibro de Urantia ha sido puesto en las manos de los serafines del progreso para los siguientes 500 años. Sin embargo, para los primeros 100 años, el progreso inmediato de la revelación fue confiado a los serafines de las iglesias. La supervisión fue llevada a efecto en 1935, y fue interpretada para dar a entender que nuestro propósito no es promocionar una revolución religiosa institucionalizada, sino más bien avanzar hacia delante e iniciar una revolución espiritual.
El regente asumió la dirección de la revelación Urantia, esbozando cómo debía ser llevada a cabo la revelación, desde el más alto serafín al más humilde medián en su lado del telón de foro. La Fundación Urantia y la Hermandad Urantia tomarían la responsabilidad del proceso humano de divulgación —la Fundación de publicar el libro, y la Hermandad de administrar la organización de alcance exterior de la sociedad democrática.
Uno podría imaginar a los reveladores y supervisores planetarios como operando entre bastidores en un gran teatro. Hay directores y administradores que están inhibidos ahora; pero cuyas voces no fueron tan silenciosas en el pasado. Hay tramoyistas y técnicos de luz y sonido. Tras esbozarse el borrador, los dramaturgos gastaron hasta veinte años puliendo las líneas y asegurándose que los actores humanos ensayaran, aprendiesen sus entradas y entrenasen a sus suplentes. Hay un alto propósito en este drama de época, y está claramente presentado en el propio guión. El mundo no verá un fin. El planeta no se consumirá en fuego, nuclear o de otro tipo. Satán y Lucifer no reclamarán nuestra población errante. Caligastía no controlará nuestras mentes y almas. Hay previsto un plan mucho mejor para todos nosotros.
Jesús prometió que una manifestación mejorada de rectitud y una revelación ampliada de la verdad será enviada por el Padre (LU 176:2.3). Este mostrador de rectitud será un Hijo Avonal, o los Hijos Instructores de la Trinidad, o todos los tres seres otorgados de una vez: un Avonal, Instructores de la Trinidad y el propio Miguel en una visita de vuelta. La vanguardia de los Hijos Instructores ya están aquí reconociendo el terreno, preparando nuestra elevación. Se nos ha prometido en el libro que estas visitaciones ocurrirán; no hay duda sobre ellos. Mientras que es altamente dudoso que cualquiera de nosotros viva para verlo, tenemos importante trabajo que hacer en años futuros preparando este espectáculo venidero.
Alrededor de 35 años restan del dominio de los ángeles de las iglesias, tiempo para sopesar la sabiduría de los hombres y mujeres cuyos conceptos inspiraron la revelación. Miles de religiosos y filósofos fueron movilizados para mejorar nuestra comprensión de verdades clave. Las fuentes son significativas porque muestran el valor del pensamiento humano evolutivo. La revelación no tendrá arraigo hasta que la mayoría de la gente del mundo evolucione hasta un nivel de preparación para estas ideas. Han habido reveses. La segunda guerra mundial fue una marcha atrás filosóficamente, mientras ciencia y tecnología progresaban rápidamente. La gente del mundo está paulatinamente replanteándose valores más elevados y propósitos más espirituales. Nuestra tarea es animar, mejorar y elevar la civilización.
Emma L. Christensen (Christy) compartió cierta información alentadora en su discurso de 1967 a la segunda asamblea trienal de delegados:
«Hasta este momento os he recordado que los supervisores celestiales de Urantia están mobilizando pequeños grupos de hombres y mujeres guiados por el espíritu, hombres y mujeres de todo el mundo -de todas las naciones-y que estos batallones de la verdad, estos elegidos, están hoy ocupados con muchísimos proyectos vitales que tienen que ver con la rehabilitación del mundo que sigue al fin de los actuales tristes conflictos.
«Y de todos los cuerpos de emergencia de mortales elegidos de Urantia, ninguno carga con una solemne obligación mayor que nuestro grupo. Hemos sido llamados para hacer un gran trabajo tomando el primer paso en ofrecer al hombre mortal una nueva luz, una nueva revelación, de el amor de Dios. La fácil religión de trote corto de días pasados ya no basta para reunir los desafíos de hoy. Seguir el modo de vida de Jesús requiere un acto de entrega completa, una intención dedicada, un propósito resuelto, un anuncio de llamada a una vida que no hará concesiones.»
Los reveladores pronto comunicaron al Foro que: «Debéis estar agradecidos e incluso sentiros honrados de formar parte del pionero grupo trabajador de El Libro de Urantia, el cual representa un intento serio por parte de vuestros supervisores planetarios de ocasionar algún día una mejor unificación de aquellos urantianos que profesen credo en la vida y enseñanzas de Jesús.» Ellos advirtieron que probablemente «no podemos esperar una aceptación a gran escala de la revelación Urantia hasta que el 90 por ciento de la Hermandad alcance unidad de propósito, tal como que no habrá paz en la tierra hasta que el 90 por ciento de las naciones quieran paz.»
El Libro de Urantia apunta con vergüenza a las locuras de reveladores pasados y sus discípulos. ¿Qué dirán los futuros reveladores sobre los servidores de la revelación de Urantia? Nuestra misión es ayudar a pavimentar el camino para el siguiente Hijo otorgado, pero vendrá mientras están compitiendo entre sí facciones de creyentes de El Libro de Urantia? Podríamos esperar que el siguiente Hijo retrasara su llegada hasta que haya un grupo de creyentes cooperando en promover paz social y armonía espiritual entre nosotros y en nuestro mundo. No podemos realizar progresos en la próxima era mientras trabajamos en propósitos cruzados. No tenemos otra elección que encender de nuevo la búsqueda de la unidad.
Hace un año, en el espíritu de trabajar hacia la unidad de intenciones, un pequeño grupo de lectores se propusieron buscar caminos que acercaran los dos grupos divergentes. La Iniciativa del Milenio nació en marzo de 1999 con diez personas que representaban varios puntos de vista. Se reunieron para debatir los asuntos que separaban a los lectores, y para considerar el tipo de organización que interesaría tanto a miembros de la Fellowship y de la AUI como a lectores no afiliados. Por junio el grupo se expandió a veinte, y se propuso unánimemente una alianza. El comité delegó en los presidentes de la AUI y la Fellowship devolver la idea a sus respectivas organizaciones. El Consejo General de la Fellowship votó por promover la alianza. Pero antes del voto, y antes de que progresos adicionales pudiesen haberse hecho, un miembro líder de la Fellowship publicó la Parte IV de El Libro de Urantia como un tomo separado. La AUI se sintió decepcionada de la reacción de la Fellowship ante esta infracción del copyright de la Fundación Urantia, y todo progreso se cortó.
Mucha gente no se preocupa sobre la noción de tener una multiplicidad de organizaciones separadas dedicadas a la difusión de El Libro de Urantia. Sin embargo, demasiados grupos efectuando los mismos servicios para la misma gente es competitivo, pérdida de dinero, engendra suspicacias hacia el otro y confunde al público.
Una de las cosas sobre la que tendremos que pensar es la clase de organización que nos servirá mejor cuando — no si- sino cuando los dos grupos de miembros se unan. Tarde o temprano la Fellowship y AUI tendrán que encontrar un medio de integrar sus funciones.
El regente planetario aseguró a los planificadores de la Hermandad Urantia que después de que hubiesen trabajado con sus estatutos por un tiempo, tendrían la experiencia de reformarla. Aunque aprobó los estatutos de la Hermandad (ahora Fellowship), éstos no son algo sagrado. Las organizaciones demasiado a menudo hacen un propósito de sí mismas y pierden su efectividad con el tiempo. La AUI está desarrollando su estructura a la vez que las necesidades y las opciones se presentan ellas solas.
Una fusión podría ser negociada, pero tales entidades rara vez funcionan. El Comité de Iniciativa del Milenio consideró el construir una nueva organización desde el principio, incorporando rasgos factibles de ambos grupos. Lo que los norteamericanos deben recordar es que hay grandes diferencias entre las organizaciones de diseño americano y lo que es apropiado y útil para lectores internacionales.
El principal problema no es si dos existentes grupos de miembros pueden combinarse. Cualquier nueva entidad tendrá que trabajar en una relación lateral y equivalente con la Fundación Urantia. El plan original para las dos organizaciones Urantia tenía sentido. Ambas Fundación Urantia y Hermandad Urantia se encargaban de la divulgación del libro y sus enseñanzas. Un grupo, la Fundación, iba a ser pequeño, autocrático, auto-perpetuado, y tenía precisamente dos importantes funciones: publicar el libro, traducir el libro y proteger el libro. No estaba estipulado en su documento de fideicomiso o estatutos el cómo divulgar el libro y sus enseñanzas; no había ni estructura ni estipulaciones para militancia como calidad de miembros. La otra organización, la Hermandad, iba a ser el grupo de socios, a ser democrática, y a funcionar como la agencia de expansión. Coordinarían todos los aspectos de estudio, enseñanza y reunión. Todo esto está detallado en los estatutos. Aunque los fiduciarios comenzaron la Hermandad, esto nunca pretendió ser una relación padre- hijo. Esto debía ser complementario y cooperativo. Todo el mundo comprendía las razones de tener organizaciones separadas con su división de trabajo. Un grupo iba a ser sensible a la voluntad de la mayoría política; el otro debía estar libre de presiones políticas. Entre 1955 y mediados de los 70 ninguna de las partes invadió las prerrogativas de la otra.
Con la misma actitud, debemos trabajar cooperadamente hacia el logro de una versión de E/ Libro de Urantia y sus traducciones. Los creyentes están confusos por el concepto de «texto inviolado» cuando hay ediciones sucesivas incorporando cambios textuales. No debemos agravar su confusión sacando nuevas ediciones de calidad menor que alta, o con nuevos errores. La última serie de cambios que fueron aprobados por los reveladores estaba en la versión publicada antes de la muerte de la última comisaria de contacto. Una de las ideas subyacentes en el mantenimiento diligente de las marcas registradas por parte de la Fundación fue que éstas serán utilizadas para identificar el genuino Libro de Urantia después de que el copyright expire. Si hay múltiples versiones, cuál es la revelación legítima?
Si la revelación Urantia está para estimular la reflexión creativa de la humanidad para los siguientes mil años, como el libro dice en la página 330:2, debe ser completa y sin trabas. Los reveladores dejaron muy claro a sus asociados humanos: Querían una marca registrada sobre El Libro de Urantia. Querían el nombre Urantia legalmente protegido. Cada miembro del Foro sabía y comprendía esto. Cada miembro primitivo de la Hermandad lo sabía. Cada fiduciario lo sabía.
Uno de los grandes fenómenos dentro del Nuevo Testamento se habría beneficiado de la protección legal. En la isla de Patmos en el Mar Egeo, el apóstol Juan Zebedeo experimentó una impresionante revelación personal. Su Ajustador del Pensamiento hizo una proyección hacia los mundos de las mansiones sobre el cual visualizó el progreso de los mortales ascendentes a través de tales mundos. Vio el mar de cristal, el trono de los veinte y cuatro consejeros, así como una llamada de rueda de resurrección, presidida por un arcángel. Lo que sobrevive de esta visitación está distorsionado y fragmentado. Pensad lo que habríamos conocido sobre la vida después de la muerte todas estas veinte centurias si Juan hubiese podido obtener un copyright sobre el Libro de las Revelaciones.
Los reveladores nos indicaron no apresurarnos a proclamar El Libro de Urantia -el mundo no estaba preparado en 1955 para empezar su búsqueda de la virtud. El libro se planeó para arraigar después que la situación de caos político mundial pasara. Aconsejaron: En el tiempo intermedio sed pacientes, construid gradualmente —entrenad instructores, preparad líderes, traducir el libro; y estableced miles de grupos de estudio. Ellos no dijeron: Organizad miles de sociedades Urantia. Ellos no dijeron: Estableced una élite jerárquica de líderes que sepan lo que es mejor para las masas. Ellos no dijeron: Cread una nueva iglesia, una que os separe de otros religiosos, y erigid obstáculos que nuevos creyentes tengan que saltar. Se sugirió que estudiásemos la organización de Jesús, su simplicidad.
El Libro de Urantia promete que más pronto o más tarde otro y más grande Juan el Bautista se espera aparecer proclamando «el reino de Dios está cerca» LU 170:5.19, y se aseguró a los comisarios de contacto que algún día un gran maestro religioso se presentará para abarcar las enseñanzas de El Libro de Urantia. Cuando aparezca un gran maestro humano, se requerirá sabiduría para no traspasar los reinos de control administrativo hacia esta única persona. El liderazgo debe continuar propagándose, no concentrarse en una sola persona, considerando que un maestro inspirado y dinámico puede trastocar vidas y acercar muchas almas al Padre.
Podría ser útil pensar dónde deberíamos ubicar nuestras lealtades y prioridades tanto en niveles institucionales como en niveles individuales y personales. Primero el nivel organizativo. El primer presidente de la Hermandad Urantia, William S. Sadler, hijo, se refirió a estos asuntos en su informe a la asamblea de delegados del primer trienio: «El Libro de Urantia no es un fin en sí mismo. La Hermandad no es un verdadero fin; son medios para el fin… El único verdadero fin es el Padre Universal.» Dedicación a la divulgación —la propagación de El Libro de Urantia— es, según Mr. Sadler, una lealtad secundaria. Nuestra lealtad espiritual primaria y dedicación es hacia el Padre Universal, y a Él sólo. «Un urantiano sectario es uno que ha permitido que la importancia de El Libro de Urantia vaya antes que la importancia de Dios. La Hermandad [la Fellowship y AUI actualmente], y la Fundación se concibieron para divulgar el libro; el libro se concibió para acercar más entre sí a Dios y el hombre.» El resumió diciendo: «Si podemos claramente diferenciar medios y fines, si podemos siempre subordinar los medios al verdadero fin, entonces continuaremos por mucho tiempo con una verdadera Hermandad, y evitaremos el llegar a ser simplemente otra iglesia u otra secta en el mundo . . . un mundo que no necesita ni una nueva iglesia ni una nueva secta.»
Cuando los pacientes en su práctica psiquiátrica se quejaban de lo que hoy llamamos stress, el Dr. William S. Sadler usaba una fórmula básica para sugerir cómo podrían reordenar sus vidas. Los medianes proveyeron un útil lista de prioridades:
Necesitamos reflexionar sobre qué porcentaje de las actividades de Urantia realmente caen en la categoría de «dificultades de la vida», y qué porcentaje es vital al prepararnos para la siguiente etapa de progresión planetaria.