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El escriba de Damasco | Luz y Vida — Núm. 40 — Junio 2015 — Índice | La técnica de resolución de problemas de Rodán de Alejandría |
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Vivimos en un único Universo, uno solo, no en siete universos o «superuniversos». Cosa distinta es que nuestro Universo tenga otras dimensiones además de las tres conocidas por nosotros más el tiempo (que seguro que las tiene). Pero lo primero que hay que evitar es pensar que con nuestros potentes telescopios solo vemos nuestro superuniverso y hay otros 6 como el nuestro. El que somos capaces de ver es ya de por sí inimaginable. Cuando veis un documental sobre el Universo, se está hablando del que parece único que hay, que nadie piense en otros 6 como este. El problema es de nomenclatura, de definición, y anticipamos que es una pena que el libro haya utilizado tal denominación tan pronto sobrepasada por la ciencia. Lo veremos más adelante.
Por supuesto, nuestro Universo es enorme, casi inimaginable, y es muy probable que lo estemos midiendo mal, y aquí El Libro de Urantia parece tener razón.
Trataremos en definitiva de responder a las siguientes cuestiones:
¿Cómo de grande es nuestro universo de acuerdo a la ciencia?
¿Cómo lo es de acuerdo a El Libro de Urantia?
Si no encajan (y no lo hacen en muchos aspectos), ¿hay alguna forma, alguna hipótesis para hacerlos encajar?
¿Dónde vive nuestro Hijo Creador, Miguel de Nebadón? ¿Vive cerca de nosotros, quizás en nuestra propia galaxia o vive mucho más lejos?
¿Tenemos una herramienta para imaginar las dimensiones de nuestra galaxia y comparar con el resto el sitio en el que vivimos en el universo?
Creo que tenemos una respuesta para estas preguntas.
Lo que necesitamos es un mapa, un mapa que nos ayude a entender la enormidad del espacio en el que nos movemos y vivimos.
Es importante, porque una parte de nuestra galaxia es el universo local de nuestro Miguel de Nebadon (sí, solo una parte de una única galaxia, la nuestra, nuestra Vía Láctea).
Nuestra galaxia puede compararse con un campo de futbol de 100 m. de largo y 50 de ancho y con un grosor medio de 2 m. (y de 6 cerca del núcleo). Dependiendo de quién sea el astrónomo que la «mide», tiene entre 100.000 y 400.000 estrellas, (que ya resulta sorprende una variación de un factor de 4, aunque comprendo que no es fácil contar tantas estrellas). También se dice que tiene entre 100.000 años luz de distancia (o 400.000 mil años luz). Por esta razón, nuestro campo de futbol tiene 100 m. de largo y 50 de ancho. Para movernos por ella, necesitamos el año-luz de movimiento o miles de años luz, pero NO millones de años-luz. Cualquiera que se refiera a un objeto situado a millones de años-luz de nuestro planeta (Urantia) ya no se refiere a un objeto situado en nuestra galaxia, sino en otra.
Si nos imaginamos de pie, en uno de los puntos de penalti, estaremos donde se encuentra nuestro Sol. Para llenar, en un imaginario acto de creación, nuestro superuniverso de Orvontón de estrellas, digamos tantas como 100.000 millones de estrellas, necesitaríamos 10.000 paquetes de un kilogramo de azúcar, imaginando que cada grano es una estrella. Aun así, el tamaño real de cada sol sería mucho más pequeño, algo así como de 0,000095 mm, una décima parte de una micra, que podría representar a Betelgeuse, una de las estrellas gigantes mejor conocidas. Necesitaríamos en realidad un microscopio para verla. Pues bien, necesitaríamos 15 horas esparciendo azúcar de los 10.000 paquetes de azúcar mencionados, sin parar… hora tras hora, hasta 15 en total, para llenar el campo de futbol con 100.000 estrellas. Y eso si contamos con 100.000 estrellas. Hay que multiplicar por 4 (es decir 60 horas) si las estrellas fueran finalmente 400.000 estrellas. Cuesta creerlo. Solo esto produce mareo, y acabamos de empezar.
Con este plano, cada año luz es un milímetro. Pues bien, Próxima Centauri, la estrella más cercana a nosotros, estaría a 4,2 milímetros o lo que es lo mismo a 9,4 billones (billones europeos, no americanos)…y llevaría 4 años viajar allí (tiempo para la Tierra, no para el viajero).
A 6 metros de nosotros estaría la Nebulosa del Cangrejo (6.000 años-luz de distancia). Hay que decir que nuestro sistema solar solo tiene 10 horas-luz de distancia.
La Nebulosa de Orión, la más estudiada en Astronomía, está a una distancia de 1.500 años luz (es decir, 1,5 metros de distancia) y tiene una dimensión de 16 años luz (o sea 16mm)
Los cúmulos globulares son compactos grupos de estrellas con una densidad 1.000 veces mayor que la densidad de nuestros sistemas solares vecinos. Es como si fueran minigalaxias dentro de la nuestra, generalmente situadas en el centro de nuestra galaxia. Por ejemplo, M13 de Hércules está a 25 metros del Sol (25.000 años luz). En 1974 enviamos una señal desde el telescopio de Arecibo en Puerto Rico; el mensaje llegará allí en el año 23.026 y la respuesta, si se produce, se recibirá en la Tierra en el año 48.052.
¿Y fuera de nuestra galaxia?
A una distancia de 169.000 años-luz (169 metros de nuestra Via Láctea) se encuentra la Gran Nube de Magallanes (tamaño 30 m.) y la Pequeña Nube de Magallanes (tamaño 16 m.).
La galaxia de Andrómeda (la más cercana) está a 2,2 kilómetros de distancia de nuestro campo de fútbol y es otro campo de fútbol de 130 metros de largo. El Libro de Urantia dice claramente en LU 15:4.7 que Andrómeda está fuera del superuniverso habitado y a una distancia de un millón de años (en clara discrepancia con los 2,2 de nuestra astronomía)…Pues sí, es sorprendente que la Galaxia más cercana a nosotros esté deshabitada, se entiende que, como poco, vacía de seres vivos inteligentes ascendentes. Así pues, no imaginéis que cuando veis una fotografía de dicha galaxia (Andrómeda) haya planetas habitados, al menos de acuerdo con lo dice el libro.
A una distancia de 3 Km de nuestro campo de futbol está M33 (tamaño 60.000 años- luz) y es otro campo de futbol de 60 m. de largo.
Miguel de Nebadón, nuestro Hijo Creador, dirige una parte de nuestra galaxia. De hecho nuestro superuniverso se ciñe prácticamente a nuestra galaxia y no incluye Andrómeda (luego lo veremos). Así pues, parece poco apropiado llamar superuniverso a una porción tan pequeña, tan minúscula, del universo.
Para tener un mapa de nuestro universo necesitamos algo mayor que un campo de futbol. Necesitamos algo para trabajar con millones de años-luz. Necesitamos…la Torre Eiffel.
La Torre Eiffel tiene 300 m de alto desde el suelo hasta lo más alto (como un edificio de 100 plantas). Nos tenemos que imaginar a nosotros mismos en medio, a 150 metros del suelo, en medio de una esfera de 150 m. de radio. El objeto más lejano observado, un quásar, está a 150 m. de distancia, de ahí que hayamos seleccionado esta torre. En este mapa, nuestra galaxia tiene un diámetro de 1 mm (100.000$ años-luz =1 mm), como una lenteja francesa que podemos poner en la palma de nuestra mano. También en la palma de nuestra mano, a 2,2 millones de años-luz, es decir, a 2,2 cm de nuestra lenteja francesa que representaba a nuestra galaxia, está otra lenteja francesa que es precisamente la galaxia de Andrómeda.
Nuestro Grupo Local, es decir nuestra galaxia, la de Andrómeda, M33, y otras más pequeñas hasta un total de 34 galaxias, suponen en tamaño de una pelota de golf en nuestra mano, (3 a 4 millones de años-luz).
El cúmulo de Virgo, cerca de 1.000 galaxias de un tamaño real equivalente a 20 lunas que no podemos ver con nuestros ojos, está a de nosotros y tendría el tamaño aproximado de un pomelo.
El supercúmulo de Virgo, que comprende nuestro Grupo Local, más el cúmulo de Virgo, más 100 familias de galaxias con un tamaño total de 180 millones de años-luz, nos envolvería en una esfera de 1,8 m.
El cúmulo de Perseo Piscis tendría el tamaño de un coche y estaría a 3 metros de nosotros. Más allá de esto hay enormes espacios vacíos sin luz visible, así como distantes galaxias sin brillo suficiente como para ser vistas por nosotros, se denominan VOIDS. La Gran Muralla (United Super Cluster) tiene tanta gravedad que parece que todo se dirige hacia ella.
Materia, gravedad, tiempo, espacio, todo está interconectado, si tocas uno, modificas el resto (al menos eso es lo que pensamos «aquí abajo»).
Un rayo de luz (un fotón) da 7,5 veces la vuelta a la Tierra por el ecuador en ausencia de atmósfera en un segundo. Es una velocidad muy grande, enorme para nosotros… pero no es nada para un universo. La luz del Sol tarda en llegarnos 8 minutos y nos lleva casi 4 años llegar, a la velocidad de la luz, a la estrella más cercana a nosotros, Próxima Centauri. ¿Es posible gobernar un universo a esa velocidad? ¿Le hubiera resultado posible al Imperio Romano gobernar casi todo el mundo occidental conocido entonces sin sus fabulosas calzadas que permitían a sus legiones desplazarse de un punto u otro del imperio en poco tiempo?
Los astrónomos dicen que el universo tiene 13.700 millones de años y que las galaxias más lejanas se alejan a velocidades crecientes, más deprisa cuanto más lejos. Pero el libro advierte en LU 12:4.12 de que es un error consecuencia de medir mal: «But such is not the case…» «Pero este no es el caso, falláis en reconocer el presente momento uniforme de expansión…etc» No deja lugar a dudas. Creo sinceramente que el libro tiene razón en este punto. El proceso de expansión del universo (y de contracción cuando es así, en una especie de respiración cada 2.000 millones de años) no requiere de aceleraciones cada vez mayores cuanto más grandes sean las distancias desde nuestro punto de observación.
El libro señala también que «hace 875.000 años la enorme nebulosa de Andronover número 876.926 fue iniciada» (LU 57:1.6). Si consideráramos solo esta cifra, significaría que el universo es como mínimo 63 veces más antiguo de lo que dicen nuestros astrónomos. Tiene sentido, la cifra que da la ciencia es muy baja, algo así como decir que nuestro Sol solo tiene padre, madre y abuelo como árbol genealógico (soles previos) dado que se cifra en 4.500 o 5.000 millones de años de antigüedad. Hay que considerar que todos los elementos de la tabla periódica se han producido previamente en los núcleos de soles primigenios con sus enormes presiones y altísimas temperaturas. El hierro de las vigas que sostienen nuestros edificios, el aluminio de nuestros coches, el oxígeno que forma parte del aire que respiramos se formaron en núcleos de soles que se colapsaron antes de que se formara el nuestro. ¿Solo 3 antes que el nuestro? ¡Demasiado poco!
Nuestros errores de medición se producen porque si el universo se expande y se contrae cada 2.000 millones de años, nos resulta imposible calcular la edad del universo actual, salvo que se nos diga cuándo fue la primera vez que lo hizo. De la misma manera que sería imposible conocer la edad de una persona si a lo largo de su vida ha tenido varios episodios de rejuvenecimiento en lugar de un lento envejecer. Resulta bastante evidente.
La velocidad de la luz, con todo lo rápida que es, es insuficiente para recorrer distancias tan grandes en un tiempo razonable. Imposible. Tiene que haber algo más rápido.
Lo hay. El libro lo explica en LU 23:2.23 del Documento 23:
… Un ser enserafinado no puede sobrepasar de ninguna manera la velocidad de 899.370 kilómetros de Urantia por segundo de vuestro tiempo. Las estrellas masivas, las corrientes contrarias y los desvíos, así como las tangentes de atracción, tienden todas a retrasar esta velocidad, de manera que durante un largo viaje la velocidad alcanzará una media de unos 885.000 kilómetros por segundo. LU 23:2.23
Cuando se pone de manifiesto que se necesitarán cientos de años para que un embajador nativo llegue a un universo local muy lejano, se pide con frecuencia a un Mensajero Solitario que se dirija inmediatamente allí para actuar como embajador interino. Los Mensajeros Solitarios pueden desplazarse muy rápidamente, no con independencia del tiempo y del espacio como lo hacen los Mensajeros de Gravedad, pero casi igual que ellos… LU 23:2.23
El universo está bien provisto de espiritus que utilizan la gravedad a fin de desplazarse; pueden ir a cualquier parte en cualquier momento —instantáneamente— pero no son personas. Algunos otros que se desplazan utilizando la gravedad son seres personales, tales como los Mensajeros de Gravedad y los Registradores Trascendentales, pero no están a la disposición de los administradores de los superuniversos o de los universos locales. Los mundos pululan de ángeles, de hombres y de otros seres extremadamente personales, pero están obstaculizados por el tiempo y el espacio: el límite de velocidad para la mayoría de los seres no enserafinados es de 299.790 kilómetros de vuestro mundo por segundo de vuestro tiempo; las criaturas intermedias y algunas otras pueden alcanzar una velocidad doble 599.580 kilómetros por segundo —y a menudo lo consiguen, mientras que los serafines y otros pueden atravesar el espacio a una velocidad triple, en torno a los 899.370 kilómetros por segundo. Sin embargo, no existen personalidades mensajeras o de transporte, a excepción de los Mensajeros Solitarios, que circulen entre las velocidades instantáneas de aquellos que utilizan la gravedad para desplazarse y las velocidades relativamente lentas de los serafines… LU 23:3.2
[Los Mensajeros Solitarios] son los únicos seres claramente personalizados que pueden sincronizarse con las corrientes universales combinadas del gran universo. Su velocidad para atravesar el espacio es variable y depende de una gran variedad de influencias interferentes, pero los registros demuestran que durante su viaje para llevar a cabo esta misión, mi mensajero asociado se desplazó a razón de 1.354.458.739.000 kilómetros vuestros por segundo de vuestro tiempo… LU 23:3.3
Me siento totalmente incapaz de explicar al tipo de mente material cómo un espiritu puede ser una persona real y al mismo tiempo atravesar el espacio a esas velocidades asombrosas. Pero estos mismos Mensajeros Solitarios vienen efectivamente a Urantia, y parten de aqui, a estas velocidades incomprensibles; si esto no fuera un hecho, toda la economía de la administración universal estaría en verdad ampliamente privada de su elemento personal. LU 23:3.4
De las miríadas de seres que cooperan con nosotros en la dirección de los asuntos del superuniverso, ninguno es más importante en utilidad práctica y en ayudarnos a ahorrar tiempo. En los universos del espacio tenemos que contar con los obstáculos del tiempo; de ahi el gran servicio que prestan los Mensajeros Solitarios, los cuales, gracias a sus prerrogativas personales de comunicación, son en cierto modo independientes del espacio, y en virtud de sus enormes velocidades de tránsito, son casi independientes del tiempo. LU 23:3.6
Por mucho que el universo pueda agrandarse, es probable que nunca se creen más Mensajeros Solitarios. A medida que crecen los universos, la mayor cantidad de trabajo de la administración deberá ser efectuada cada vez más por otros tipos de ministros espirituales… LU 23:3.9
Por supuesto, todo ello es perfectamente compatible con la posible existencia de otras dimensiones además de las cuatro conocidas por nosotros (las tres físicas más el tiempo). LU 130:7.6 del documento 129: «cuanto más se aproxima la conciencia a la noción de las siete dimensiones cósmicas, el concepto del espacio potencial se aproxima más a la ultimicidad, finalmente los mortales sobrevivientes alcanzan la identidad en un universo de siete dimensiones…» La Teoría de Cuerdas, en fase de formulación por nuestros físicos, ya tiene un modelo matemático coherente con 7 a 11 dimensiones. La existencia de otras dimensiones espaciales parece casi de sentido común.
El Libro de Urantia nos dice que Orvontón tiene un diámetro de 500.000 años luz, con 10 billones de soles y 1 billón de mundos habitados (una media por tanto de un planeta habitado por cada 10 soles) y la Via Láctea, nuestra galaxia, es el centro de Orvontón (casi todo lo que se puede ver con el ojo desnudo). Nuestro número de registro como planeta en Uversa y en el Paraíso es 5.342.482.337.666. Para seguir teniendo una idea de la proporción de las cosas que nos rodean, recordemos que el Documento 32 nos recuerda que nuestro universo local «es obra de un Hijo Creador (nuestro Miguel de Nebadón o Jesús de Nazaret)…y que consta de 100 constelaciones cada una de ellas con 100 sistemas de mundos habitados. Cada sistema contendrá finalmente unas mil esferas habitadas…en el momento del último registro había en Nebadón 3.840.101 planetas habitados… los 619 mundos habitados estás situados en más de 500 sistemas físicos diferentes, sólo 5 tienen más de 2 mundos habitados, de éstos 5 sólo uno tiene 4 planetas poblados, mientras que 46 tienen 2 mundos habitados…» LU 32:2.9
Para concluir, conviene contrastar dos afirmaciones sobre la enormidad del Cosmos: la afirmación del libro contenida en LU 15:6.10: «En el universo maestro (la Creación entera, incluido el espacio exterior no habitado y en proceso de creación) hay más estrellas que vasos de agua se podrían sacar de todos los océanos de la Tierra», y la afirmación del conocido cosmólogo Carl Sagan: «hay más estrellas en el Universo que granos de arena de todas las playas del mundo».
Vivimos en un único Universo, que lo abarca todo. Hablar de 7 superuniversos es completamente innecesario y tiende a confundir. El error se puede deber a que en la época en la que se terminó de «escribir» el libro (por no decir que se terminó de «revelar») tal matiz no era relevante, porque en 1935 no sabíamos de las distancias que ahora conocemos. En todo caso los Reveladores podrían haber tenido esto en cuenta, porque se produce una confusión perfectamente salvable. Nuestro maravilloso libro, que se nos ha dado para durar mil años, se nos ha quedado algo justo en sus definiciones terminológicas en este punto demasiado pronto.
La ciencia da una antigüedad de 13.700 millones de años para el Universo. El libro da una antigüedad mucho mayor, sin especificar un momento inicial para la Creación. No me cabe la menor duda de que el libro lleva razón y que nosotros estamos midiendo mal. El proceso de respiración del espacio (aceptado como hipótesis por algunos científicos) complica sobremanera los cálculos.
La galaxia de Andrómeda está a 2,2 millones de años luz según la ciencia y a 1 millón de años según El Libro de Urantia. Uno de los dos está en un error, salvo que la distancia sea otra, en cuyo caso los dos lo estarían.
Nuestra galaxia, la Via Láctea, es nada más y nada menos que el superuniverso de Orvontón. Nuestra galaxia tiene entre 100.000 y 400.000 años-luz de distancia (según la astronomía, lo que no es precisamente hilar muy fino). El libro da un diámetro de 500.000 años-luz, muy inferior a lo que se necesitaría para llegar a englobar a Andrómeda. Sorprendente. Si añadimos que los otros seis superniversos tienen dimensiones similares al nuestro, estamos hablando de 7 galaxias habitadas llamadas nada menos que superuniversos. Se conocen por la ciencia más de 200.000 millones de galaxias, una proporción minúscula de los 7 «súper» con relación al total. A mí, personalmente me desconcierta…no me parece razonable (o como se tenga que decir).
Según la ciencia, el universo está en expansión (coincide con el proceso de respiración expansiva del libro), pero no es cierto que a mayor distancia más velocidad de escape. Creo firmemente que el libro lleva razón en esto. El efecto Doppler y el corrimiento al rojo no sustenta velocidades de escape o alejamiento como las que dice la astronomía.
Según la ciencia, nada viaja más rápido que la velocidad de la luz. Afortunadamente el libro dice que sí, y lo creo. Pero quien haga cuentas verá que a la velocidad de los serafines se tarda en llegar a las salas de resurrección mucho más de 3 días (¿o son «tres días» para el enserafinado?) No encaja.
Según la ciencia, hay un Big Bang generalizado. Dando por sentado que la Creación ha debido crear algo parecido, el libro niega tal hecho. La radiación de fondo de microondas parece decir lo contrario, sin embargo.
Por supuesto, parece evidente que debe haber más de las 3 dimensiones espaciales más el tiempo que conocemos. El libro parece decantarse por 7 , si es que estamos entendiendo bien lo que nos han dicho.
Si hay un acto de Creación, aparentemente se viola el primer principio de la termodinámica (en lenguaje llano, «la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma»), porque sí que parece que se crea (al menos) o se destruye materia o energía. Una hecatombe para la física.
Seguiremos poco a poco arrojando luz sobre este asunto, ahora compatible entre el libro y la ciencia solo en parte. En todo caso, no estamos realmente hablando de ciencia, materia y espacio…sino de Dios.
En hermandad.
Francisco Fuentes.
(Nota: los datos y escalas utilizados han sido sacados del libro «La Galaxia en un campo de futbol» del astrónomo español F. Macarrón.)
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