© 2013 Rev. Gary Deinstadt
© 2013 The Urantia Book Fellowship
La verdadera religión debe ser siempre y al mismo tiempo el eterno fundamento y la estrella orientadora de todas las civilizaciones duraderas. (Melquisedec de Nebadon) LU 92:7.15
La evolución y el estatus de la civilización progresiva determinan el tiempo y el lugar de las misiones planetarias de los Hijos divinos. El Libro de Urantia nos dice que la revelación religiosa es esencial para que la hermandad se haga realidad, que no sólo requiere algo de presión espiritual desde arriba, sino algunos actos progresivos por nuestra parte. Entonces, ¿cómo comenzamos en el presente a considerar maneras en las que podamos trabajar mejor juntos, junto con la revelación, para llevar a cabo la meta final de la sociedad de «una» religión?
¿Han oído hablar alguna vez del chiste del budista que se dirige al puesto de perritos calientes y el vendedor le pregunta: «¿En qué puedo ayudarle», y el budista responde: «¡Hágame uno con el todo!»?
Bueno, eso es improbable que suceda pronto. También sabemos que se necesita algo más que querer o estar dispuesto a que suceda. Va a necesitar el esfuerzo de todo y de todos los que elijan ser parte de esta increíble oportunidad en la experiencia de volverse uno con Dios.
El Dios como «uno» se despojó amorosamente de todo él para su creación en algún punto de la eternidad. Se nos dice que, cuanto más nos desplazamos en el espacio, más nos alejamos del Paraíso, la separación entre materia y espíritu aumenta y ambas divergen completamente. Creo que la separación de cosas, culturas, razas, demarcaciones de los superuniversos, materia, espíritu, están hechas a propósito de esa manera para que podamos participar en la experiencia de reunirlas de nuevo. La verdadera hermandad final de la humanidad sólo procederá de la experiencia de actuar como hermanos y hermanas. ¡Es la única manera de poder poseerla verdaderamente! Cuanto más experimentamos en reunir a la humanidad, más llegamos a amarles. Intentar el acto de amar es la única manera en que podemos comenzar a conocer el amor, y el amor solo lo podemos definir un poco más en la experiencia de amar más algo o alguien. No puedes desear que el amor suceda. Igual que con Dios, creer en la hermandad no puede sustituir a la experiencia de la hermandad.
Incluso en los mundos evolutivos normales, la realización de la fraternidad mundial de los hombres no es una tarea fácil. En un planeta confuso y desordenado como Urantia, esta realización requiere un tiempo mucho más largo y necesita un esfuerzo mucho más grande. Una evolución social sin ayuda dificilmente puede conseguir estos felices resultados en una esfera espiritualmente aislada. La revelación religiosa es esencial para llevar a cabo la fraternidad en Urantia. Aunque Jesús ha mostrado el camino para alcanzar inmediatamente la fraternidad espiritual, la realización de la fraternidad social en vuestro mundo depende mucho de que se lleven a cabo las transformaciones personales y los ajustes planetarios siguientes:
- La fraternidad social. La multiplicación de los contactos sociales internacionales e interraciales, y de las asociaciones fraternales, a través de los viajes, el comercio y los juegos competitivos. El desarrollo de un idioma común y la multiplicación de los multilingüistas. El intercambio racial y nacional de estudiantes, profesores, industriales y filósofos religiosos.
- La fecundación intelectual cruzada. La fraternidad es imposible en un mundo cuyos habitantes son tan primitivos que no logran reconocer la locura del egoismo sin freno. Debe producirse un intercambio de literatura nacional y racial. Cada raza debe familiarizarse con el pensamiento de todas las razas; cada nación debe conocer los sentimientos de todas las naciones. La ignorancia engendra la desconfianza, y la desconfianza es incompatible con la actitud esencial de simpatía y de amor.
- El despertar ético. Sólo una conciencia ética puede desenmascarar la inmoralidad de la intolerancia humana y lo pecaminoso de las luchas fratricidas. Sólo una conciencia moral puede condenar los males de la envidia nacional y de los celos raciales. Sólo unos seres morales buscarán siempre esa perspicacia espiritual que es esencial para vivir la regla de oro.
- La sabiduría política. La madurez emocional es esencial para el dominio de sí mismo. Sólo la madurez emocional puede asegurar que las técnicas internacionales del juicio civilizado sustituirán al arbitraje bárbaro de la guerra. Los estadistas sabios trabajarán algún día por el bienestar de la humanidad aunque sigan esforzándose por promover el interés de sus grupos nacionales o raciales. La sagacidad política egoista es finalmente suicida —perjudicial para todas aquellas cualidades duraderas que aseguran la supervivencia colectiva planetaria.
- La perspicacia espiritual. La fraternidad de los hombres está basada, después de todo, en el reconocimiento de la paternidad de Dios. La manera más rápida de llevar a cabo la fraternidad de los hombres en Urantia consiste en efectuar la transformación espiritual de la humanidad actual. La única técnica para acelerar la tendencia natural de la evolución social es la de aplicar una presión espiritual desde arriba, acrecentando así la perspicacia moral y elevando al mismo tiempo la capacidad del alma de cada mortal para comprender y amar a todos los demás mortales. La comprensión mutua y el amor fraternal son unos civilizadores trascendentes y unos factores poderosos en la realización mundial de la fraternidad de los hombres. LU 52:6.2-7 (Negrita añadida)
Entonces, hoy en Urantia, ¿cómo trabajamos con la presión espiritual desde arriba a la vez que elevamos la capacidad del alma de amar y de comprendernos mejor? Al parecer, necesitaremos abrazar las transformaciones personales antes mencionadas, la multiplicación del comercio y del contacto internacional, que cada raza y cada religión estén familiarizadas con los pensamientos y sentimientos de todas las razas y religiones. Con todas las religiones organizadas que tenemos en el mundo hoy día, ¿cómo comenzamos a construir una a partir de tantas? Probablemente, la respuesta común de la mayoría de comunidades religiosas, incluyendo la nuestra, sería que la mejor manera de poder conseguir dicha unidad es concentrarnos en nuestros puntos en común. Creo que hay parte de verdad en ello. Sí que nos pone en el punto de partida para llegar a conocernos y trabajar más eficazmente entre nosotros. Nos da un lugar desde el que comenzar, pero veo que centrarnos en los puntos en común nos limita mucho. Es mirar a nuestra realidad desde las limitaciones de nuestra perspectiva y nuestras experiencias.
Mi padre tiene ahora unos 85 años y recientemente se reunió conmigo para tratar sus últimas voluntades y su testamento. También trató el mismo tema con mis dos hermanos, por separado y en momentos diferentes. Cuando mis hermanos y yo nos reunimos para hablar sobre la experiencia que cada uno había tenido con papá, todos estuvimos de acuerdo en que los hechos básicos eran los mismos pero, como individuos, acabamos alejándonos con muchas reacciones y puntos de vista diferentes. Inicialmente me pareció interesante, pero una vez más, su relación con él es muy diferente a la mía. De repente surgió en mí la idea de que la mejor manera de saber más de mi padre es a través de mis hermanos. A través de ellos consigo una idea más clara y objetiva de quién es realmente. Creo que pasa lo mismo con Dios. Aunque mora en mi interior y tengo una relación personal con Dios, mi entendimiento de él estará siempre limitado hasta que pueda experimentarle de manera suprema a través de los ojos de todos sus hijos.
Obviamente, por mucho que lo que sabemos de Dios sea parcial y esté incompleto, les asombraría cuántas nuevas perspicacias proporcionan las religiones del mundo sobre la realidad de las posibilidades de esa relación hijo-fe con un Padre Universal.
Apoyarnos solamente en los puntos comunes de las religiones del mundo no nos llevará muy lejos en nuestra comprensión mutua y de nuestra fe. A la larga, necesitaremos averiguar más sobre lo que nos separa, pero ¿cómo podemos comenzar objetivamente a ver la religión a través de los ojos de los demás sin incluir nuestra visión parcial y nuestras creencias? Bien, probablemente no sea posible, pero sí necesitamos comenzar por algún sitio, ¿y qué mejor sitio para comenzar que la persona que está justo a nuestro lado? Si podemos comenzar a ver a Dios en los demás y a través de los demás, no solo llegaremos a conocer mejor a Dios; tendremos mejores oportunidades de derribar los muros que nos separan. Es la única manera de que podamos comenzar a conocer a la gente donde verdaderamente están.
Cuando consideramos los éxitos y fracasos de revelaciones pasadas, podemos determinar que la quinta revelación de época por sí sola difícilmente dará lugar a una raza, un idioma o una religión. Dalamatia sólo duró 300.000 años y pronto se desvió una vez estalló la rebelión. La misión de Adán y Eva básicamente fracasó. El otorgamiento de Maquiventa fue una misión de emergencia. Acabamos crucificando a nuestro propio Hijo Creador y parece demasiado pronto para predecir lo lejos que nos llevarán los Documentos Urantia. Parece que, antes de que podamos acercarnos a tener una única religión, un único idioma, etc., se va a necesitar más revelación y más presión espiritual desde arriba.
El Libro de Urantia nos dice que, si nos comparamos con un mundo evolutivo normal, probablemente estemos más cerca de parecernos a la edad posadánica. «Un gran progreso ético caracteriza a esta era; la fraternidad entre los hombres es la meta de su sociedad.» LU 52:3.12 También en la edad posadánica, se dice que esas edades se caracterizan por nuevas revelaciones de la verdad, y que «los Altísimos de las constelaciones empiezan a gobernar en los asuntos de los hombres. La verdad es revelada hasta englobar la administración de las constelaciones.» LU 52:3.11
Casi al final de la siguiente edad magisterial de un planeta normal, se lee: «No hay problemas de razas ni de color; todas las naciones y todas las razas son literalmente de una sola sangre. La fraternidad entre los hombres florece y las naciones aprenden a vivir en el mundo en paz y tranquilidad.» LU 52:4.1 En la edad posterior al Hijo otorgador, se dice: «Bajo la influencia espiritual de estas épocas, el carácter humano sufre unas transformaciones enormes y experimenta un desarrollo espectacular. Resulta posible poner en práctica la regla de oro.» LU 52:5.8 «Hay muchas naciones, determinadas principalmente por la distribución de las tierras, pero sólo hay una raza, un idioma y una religión.» LU 52:5.10 ¿Justo ahora resulta posible poner en práctica la regla de oro?
Antes de Adán y Eva, los Portadores de Vida advirtieron que las razas habían llegado a la cúspide, y los Melquisedec estuvieron de acuerdo. Entonces, solicitaron elevadores biológicos a los Altísimos. Tabamantia, supervisor de los mundos decimales/experimentales, viene aquí, inspecciona y está de acuerdo en que ha llegado el momento. Cien años después, conseguimos a Adán y Eva.
Antes del otorgamiento de Miguel, los síndicos Melquisedec y Maquiventa vieron la pobreza espiritual que existía y sintieron que tenía que hacerse algo. Sabían que Miguel iba a venir, pero no sabían cuándo. Así que pidieron permiso a los Altísimos. Su ruego inicial fue denegado. Maquiventa se presentó voluntario más tarde, las autoridades de Salvington dieron su conformidad y después Maquiventa tuvo su misión de emergencia.
Lo que me parece asombroso es que no es que estas órdenes llegaran directamente a los Portadores de Vida / Melquisedec, etc., procedentes de una autoridad más alta como los Altísimos o incluso del mismo Miguel. Nadie vino a ellos diciendo: «De acuerdo, pensamos que ha llegado el momento de una misión adánica». Dependía de los administradores locales hacer la llamada y actuar. ¿Ven cuál es el patrón aquí? Muchos de nosotros hemos dicho en un momento dado «Oh Dios, ¡dime lo que quieres que haga!». Los Portadores de Vida y Maquiventa no pidieron nada a Dios o a Miguel. Tampoco esperaron a que se les dijera. Vieron el problema, tomaron la responsabilidad, obtuvieron permiso de una autoridad más alta y actuaron.
El monoteísmo era la creencia general. La ubicación estaba centrada en Jerusalén y alrededores. Era la meca de su tiempo, una ciudad centralizada con una buena mezcla de gente, y la idea del Padre ya estaba establecida.
La centralización del culto judio en el templo de Jerusalén constituyó tanto el secreto de la supervivencia de su monoteísmo como la promesa de que alimentaría y difundiría por el mundo un nuevo concepto ampliado de ese Dios único de todas las naciones y Padre de todos los mortales. El servicio del templo en Jerusalén representaba la supervivencia de un concepto cultural religioso en presencia de la caída de una serie de jefes nacionales y perseguidores raciales gentiles.
Aunque el pueblo judio de esta época estuviera bajo la soberanía romana, gozaba de una gran autonomía gubernamental. Y cuando recordaba los actos heroicos de liberación, entonces recientes, de Judas Macabeo y de sus sucesores inmediatos, vibraba con la expectativa de la aparición inminente de un libertador aún más grande, el tan esperado Mesías. LU 121:2.6-7
Al revelarse, obviamente, Dios nos necesita tanto como nosotros a él.
Consideren la manera en que los reveladores se dedicaban a revelar. Primero aprendieron mucho acerca de aquellos a los que iban a revelar. ¿Recuerdan los miles de años de capacitación que tienen que pasar los serafines antes de que se les permita ministrar junto a un mortal?[1] Adán y Eva pasaron 15.000 años en los laboratorios físicos de prueba y ensayo de Jerusem, y mucho antes de que hubieran sido instructores en las escuelas de ciudadanía para recién llegados a Jerusem. Consideren cuánto tiempo necesita un Hijo Creador antes de poder reunirse con nosotros aquí donde estamos. Y, después de toda esta capacitación, hasta cierto punto, se vuelve uno de nosotros. Incluso con todos esos miles de años de preparación por parte de seres brillantes, nada puede sustituir la experiencia de aprender, amar y enseñar por nosotros mismos. Pienso que podemos aprender mucho con el ejemplo de nuestros reveladores. Nosotros también necesitamos aprender mucho más acerca de a quiénes vamos a revelarnos y después, hasta cierto punto, convertirnos en uno de ellos. El patrón de revelación es recíproco. Demuestra que, si bien el revelador se revela, también está siendo revelado.
Nosotros solos no podemos traer una religión al mundo, pero podemos ayudar a construir el camino. Podemos considerar el patrón a medida que preparamos el terreno fértil para una revelación futura.
Aproximadamente hace tres años y medio, descubrí que iba a perder mi trabajo en la CBS. El programa de televisión en el que trabajaba iba a cancelarse. Unos seis meses después, debido a responsabilidades económicas, familiares y laborales, tuve que dejar de ser presidente de Educación de la Fellowship. Poco después, recibí una llamada del deán del All Faiths Seminary International, que es un seminario interreligioso ubicado en Nueva York fundado por el rabino J. Gelberman. El deán del seminario, el reverendo David Rothblat, me dijo que estaba en la agenda telefónica del rabino y que estaban llamando a todo el mundo para comunicar que acababa de fallecer. Tenía 98 años. Conocí al rabino aproximadamente hace trece años, mientras hacía trabajo de voluntariado en otra organización interreligiosa llamada «The Temple of Understanding». En aquel entonces, el rabino Gelberman sugirió que yo sería un buen candidato para su seminario. Nos reunimos durante una hora o dos y lo tratamos en profundidad. Estaba algo intrigado por el plan de estudios, pero mi vida laboral tomó el mando y esa fue la última vez que vi o que hablé con el rabino.
Después de expresar mis condolencias por el fallecimiento del rabino, pregunté al reverendo David acerca del estatus del seminario. Dijo que iba a comenzar un nuevo semestre, y le pregunté si tenía sitio para uno más. Cuando era presidente del Comité de Educación, una de las cosas en las que teníamos dificultades era en crear un programa que ayudara a capacitar instructores.[2] Siempre sentí que era importante para los alumnos y los instructores de la revelación estudiar las religiones del mundo, así que decidí aprovechar esta oportunidad para comenzar a ser lo que nuestro comité estaba intentando crear. También me sentía muy arraigado en mi propia experiencia religiosa personal y pensaba que era hora de conocer más sobre los demás. Tres años y medio después, soy un ministro interreligioso ordenado con un máster en Divinidad. Fui aceptado recientemente como miembro de la junta ejecutiva del seminario. Estoy implicado en trabajos interreligiosos locales y como pastor en una iglesia presbiteriana local. Debido a mi implicación en la iglesia local, me enrolé en su programa CLP (Commissioned Lay Pastor, Pastor Laico Comisionado). Sigo tomando clases en línea de la Universidad de Dubuque Theological Seminary.
Veo el valor y la importancia de organizaciones como la Fellowship, la Fundación y la AUI, que trabajan diligentemente en varios esfuerzos de asistencia tales como ferias de libros y similares. En los años en que serví en el Consejo General y en el Comité Ejecutivo de la Fellowship, vi que la mayoría de los trabajos de diseminación procedían del enfoque «de fuera hacia dentro» —por ejemplo: pegatinas que decían: «Tienes que leer este libro», letreros de El Libro de Urantia en los stands de las ferias, la participación en ferias de libros, charlas de presentación, etc. También ha habido grandes esfuerzos de asistencia por parte de individuos y grupos pequeños, pero estoy empezando a ver avances en los esfuerzos de asistencia mediante el enfoque «de dentro hacia fuera». Como cualquiera, hemos salido a convertirnos en participantes/servidores de nuestra comunidad, pero cuando nos preguntan lo que me/nos motiva (y, finalmente, alguien les preguntará), les digo la verdad: estoy motivado por lo que he aprendido de El Libro de Urantia. Pienso que quizá hayamos llegado al momento en que es seguro salir del armario de la revelación. Los profesores y compañeros de clase del seminario, incluyendo los miembros de la junta de los seminarios, clérigos locales, miembros de la iglesia, etc., todos saben que leo El Libro de Urantia. Tres pastores, un ministro interreligioso y miembros de la congregación vienen a mi casa para participar en un grupo de estudio de El Libro de Urantia. El enfoque «de dentro hacia fuera» ha sido lento pero efectivo. En realidad, más gente me ha preguntado por El Libro de Urantia en los últimos tres años y medio que en los últimos treinta.
Un domingo, un pastor presbiteriano comenzó su sermón diciendo: «Cuando me levanto por la mañana, me gusta comenzar el día leyendo un texto religioso. Puede ser la Biblia, puede ser El Libro de Urantia». ¡Podrían haberme derribado de un soplido! Me asombró que todo esto viniera de mi sincero deseo de aprender y saber más acerca de la fe y las experiencias religiosas de otros pueblos. No se trataba nunca de promocionar El Libro de Urantia. No tenía ninguna intención de revelar nada a nadie. Nunca quise poner vino nuevo en odres viejos; me interesaba más lo que pasaba al crear un buen vino. Estaba allí porque quería que se revelara, no lo contrario. En el proceso, descubrí que la revelación vive en lugares que no sabía siquiera que existían. Mi deseo sincero de aprender de los demás me enseñó mucho acerca de cómo trabaja el espíritu dentro y a través de los demás. Del mismo modo que aprendí más sobre mi padre a través de mis hermanos, aprendí más sobre Dios a través de la religión de mis hermanos.
Seguiremos cometiendo el error de revelar demasiado o demasiado poco si no aprendemos más sobre las experiencias religiosas y el trasfondo religioso de nuestros semejantes. Se necesita mucho más que simplemente saber en qué creen. Ustedes necesitan una mayor conciencia de la base religiosa de cada uno antes de poder intentar construir sobre ella. También es importante tener en cuenta que la persona a la que le revelan algo tiene lo mismo que darles, tanto como ustedes tienen que darle. No cometan el error de pensar que tienen algo más que ofrecer que él o ella. Esta actitud puede llevar a un sentido exagerado del yo y dificultar llegar adonde están los demás. Cuando llegamos adonde los demás están en realidad, podemos comprender mejor lo que realmente necesitan, en lugar de darles lo que pensamos que necesitan. Dentro del acto de dar, de ayudar o de enseñar, vive la oportunidad de un nuevo crecimiento. Al aprender descubrimos, ¿y no es interesante lo que sigue a cada descubrimiento? Lo que sigue es la comprensión de cuánto queda por aprender. Aprender más crea la oportunidad de dar más, ¿y quién nos comprendió y nos dio más que Jesús?
Mientras que Jesús y los siete se demoraban así antes de lanzarse a su predicación pública activa, pasaban dos noches por semana en la sinagoga estudiando las escrituras hebreas. Años más tarde, después de intensos períodos de trabajo público, los apóstoles recordarían estos cuatro meses como los más preciosos y provechosos de toda su asociación con el Maestro. Jesús enseñó a estos hombres todo lo que podían asimilar. No cometió el error de enseñarles con exceso. No los precipitó en la confusión presentándoles una verdad que sobrepasara demasiado su capacidad de comprensión. LU 137:7.14
Una de las mejores maneras en que podemos revelar a los demás es convertirnos en uno de ellos, justo como hicieron Melquisedec, Adán y Eva, y Jesús. Por supuesto que es un poco diferente para nosotros, pero el principio es el mismo. De alguna forma, ¿no es lo que los autores se esforzaron por hacer con los Documentos Urantia llegar hasta donde estábamos?
La gente corriente escuchaba a Jesús con placer, y responderán de nuevo a la presentación de su vida humana sincera de motivación religiosa consagrada, si estas verdades se proclaman de nuevo en el mundo. La gente lo escuchaba con placer porque era uno de ellos, un laico sin pretensiones; el instructor religioso más grande del mundo fue en verdad un laico. LU 196:1.4
El Maestro procedió entonces a prevenir a sus oyentes contra el mantenimiento de la idea de que todas las antiguas enseñanzas tenían que ser totalmente reemplazadas por las nuevas doctrinas. Jesús dijo: «Lo que es antiguo, pero también verdadero, debe permanecer. De la misma manera, lo que es nuevo, pero falso, debe ser rechazado. Tened la fe y el valor de aceptar lo que es nuevo y también verdadero. Recordad que está escrito: ‘No abandonéis a un viejo amigo, porque el nuevo no es comparable con él. Un amigo nuevo es como el vino nuevo; si se vuelve viejo, lo beberéis con alegría’.» LU 147:7.3
¡Hay revelación por todas partes y no es necesario escarbar muy lejos para encontrarla! Las religiones del mundo inspiran y motivan continuamente. Todas nos piden que busquemos a Dios, que busquemos la perfección. Todas nos piden que practiquemos la «regla de oro». Continúan proporcionando terreno fértil para obtener los frutos finales de la revelación futura, lo bastante fértil para que la quinta revelación de época eche raíces. Por ejemplo:
¿Sabían que el Sh’ma del judaísmo es el mandamiento clave a partir del cual Jesús construyó todas sus enseñanzas?
«Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos.»[3]
Jesús respondió: «El primer mandamiento de todos es: ‘Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No hay otro mandamiento mayor que éstos.»[4]
En el hinduismo, El camino a Dios a través del Amor - el objetivo del bhakti-yoga es dirigir hacia Dios el amor que yace en la base de todos los corazones… el bhakti-yoga tiene innumerables seguidores y es, desde luego, el más popular de los cuatro … el bhakta se esforzará en no identificarse con Dios, sino en adorar a Dios con cada elemento de su ser.[5]
El rabino J. Gelberman, que también fue un rabino jasídico moderno y maestro de las enseñanzas de la Cábala, escribió un fragmento en un libro que incluía a muchos otros autores judíos. El libro se titulaba Jesús visto con ojos judíos. Su fragmento se titulaba: Mi amigo Jesús. Quería transmitir que seguir a Jesús era seguir a Dios. Escribió: «No me sigáis a mí: seguid a Dios».
«Tenemos una parte del Mesías en cada uno de nosotros y actuamos en consecuencia al abrazarnos y amarnos. Ese es el camino del Mesías. El Mesías podría venir hoy. En lo que a mí respecta, él está aquí ahora mismo. ¿Me amas? ¿Qué ves cuando me miras? Veamos a Dios en el otro… la oración más importante —Veamos a Dios en nuestro interior, veamos al Dios que mora dentro de nosotros».[6]
«Del mismo modo que hay fragancia en la flor,
y reflejo en el espejo,
Dios vive dentro de nosotros;
¡búscale en tu corazón!».[7]
Chuang Tsé dice: «Un hombre considera a Dios como su padre, y le ama en la misma medida».[8]
El jainismo dice: «Al ser ellos mismos eternos, los humanos pueden alcanzar también ‘la cualidad de ser perfectos’ o divinidad».
¿Sabían que la mayoría de eruditos católicos creen que Jesús nació probablemente en agosto y entre el año 7 y 2 antes de Cristo?
Pablo experimentó el amor de Cristo, y su llamada consistió en compartir y revelar ese amor a todos. Se dedicó a traducir. «Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos… a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley… para ganar a los que están sin ley»[9]. Tenía habilidades retóricas helenistas, citaba las Escrituras en griego y conocía los libros deuterocanónicos compuestos o conservados en griego. Su tenaz nacimiento al amor y su conocimiento y respeto por aquellos a quienes enseñaba son atributos tan válidos hoy como lo fueron hace 2000 años.
Pablo glorificó al Hijo y, a través de su fe en el amor de Cristo, su simplicidad de propósito y devoción le permitieron encontrar esta nueva religión de fe, esperanza y caridad. Logró de manera obvia y personal una paz sublime en su experiencia religiosa, una fe estable que trascendía la duda y la hostilidad cuando dijo: «estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.»[10] ¡Qué increíble nivel de fe y confianza en Dios para que todos aspiremos a él!
El budismo es esencialmente la práctica de ser perfectos en el amor y a través de él. Un monje budista me dijo una vez: «los mares tormentosos hacen grandes marinos».
La fe baha’i resalta la importancia de buscar nuestra comprensión de la realidad y respetar los esfuerzos de los demás por conseguir lo mismo. ¿Sabían que creen que la religión evoluciona? Esperan la revelación divina. Creen en la verdadera hermandad, en un idioma universal, en un orden mundial, paz mundial, igualdad completa entre razas y sexos, etc.
Los baha’i también creen que el cielo es la dicha indescriptible de estar cerca de Dios, la armonía con la voluntad de Dios tal como se revela en las Manifestaciones —la vida espiritual eterna. Cuanto más cerca estamos de conocer y de amar a Dios, mayor es el gozo del paraíso. El infierno es la tortura autoinfligida al aislarnos de Dios —la muerte espiritual. El crecimiento espiritual ilimitado hacia la perfección continúa después de la muerte.
Los sufíes, que estaban alarmados por la mundanidad que veían que se estaba apoderando del islam, buscaron purificarlo y espiritualizarlo desde dentro. Lo externo debe llevar a lo interno, la materia al significado, el símbolo externo a la realidad interior. «Ama menos la jarra y más el agua», exclamaban. [11]
¿Sabían que la profusión de dioses del hinduismo es simplemente las muchas caras y papeles del único Dios?
En el confucianismo, «La ley moral comienza en la relación entre el hombre y la mujer, pero termina en el vasto alcance del universo».[12] Define la manera en que las acciones presentes se propagan en un vasto universo de posibilidades infinitas. Un poco más allá: «El acto es nuestro; las consecuencias, de Dios» LU 48:7.13
En el taoísmo —el camino de la realidad definitiva— todo está habitado en el interior. Resalta la importancia de alcanzar la armonía interior con lo definitivo de la realidad.
Aquí sólo estoy rascando la superficie. Obviamente, hay teología pasada de moda, pero continúa inspirando al individuo que cree y que busca activamente conocer a Dios/Espíritu a su manera propia y personal. En las religiones del mundo todavía existe mucho que podemos aprender y con lo que podemos contribuir. Mi viaje a través de lo interreligioso y las religiones del mundo ha hecho más obvio para mí que, a pesar de nuestra fe, religión, procedencia, profesión, sexo, raza, etc., si buscamos sinceramente, si buscamos verdadera y sinceramente conocer a Dios y ser como él, no importan las circunstancias, no se nos va a negar. Muchos de nuestros hermanos cosechan mucho fruto que ha crecido o se ha originado a partir de una creencia primitiva. Obviamente, el Padre respondió. Así que, si el Padre responde a cualquier pequeño atisbo de fe, ¿no deberíamos responder nosotros?
Gary Deinstadt lleva estudiando El Libro de Urantia desde 1982. Es ministro interreligioso ordenado y tiene un máster en Divinidad. También es músico y compositor y ha recibido dos premios Emmy por sus destacados logros en dirección y composición musical en 2007 y 2008. También recibió dos premios BMI de música para películas y televisión. Más información: http://www.rev.garydeinstadt.com y http://www.garydeinstadt.com
Para obtener más información, consulte Documento 38: sección 5, párrafos 1-4 ↩︎
Entre 1955 y 2010, la Constitución de la Fellowship requería que el Comité de Educación capacitara a instructores y líderes. Desde entonces se ha cambiado. ↩︎
Houston Smith, Las religiones del mundo ↩︎
Rabino Joseph Gelberman ↩︎
Adi Granth, P. 684 (Escrituras sij) ↩︎
Herbert A. Giles, El confucianismo y sus rivales, p. 134 ↩︎
Houston Smith, Islam, pág. 76 ↩︎
Doctrina del medio ↩︎