© 2005 Georges Michelson-Dupont
© 2005 Olga López, de la traducción
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El centro de atención | Luz y Vida — Núm. 2 — Septiembre 2005 — Índice | Encuentro del 14 de mayo de 1999 en Dakar (Senegal), primera parte |
Siempre nos habíamos preguntado cómo recibiría el mundo musulmán El Libro de Urantia y sus enseñanzas. Parte de la respuesta la obtuvimos en nuestro viaje a Dakar (Senegal).
Hace poco más de un año, se puso en contacto con nosotros un grupo de lectores de El Libro de Urantia residentes en Dakar. Cuál fue nuestra sorpresa cuando supimos que algunos de sus miembros llevaban leyendo el Libro desde hacía más de 25 años. La oficina en París de la Fundación Urantia tenía algunas direcciones de lectores aislados y de compradores concretos, pero no teníamos noticia de ningún grupo. Se trataba de un grupo de más de 50 lectores activos y dedicados al estudio y la diseminación de las enseñanzas de El Libro de Urantia.
Decidimos hacerles una visita y partimos el 15 de mayo de 1999 para un viaje de 5 días. Fuimos recibidos en el aeropuerto de Dakar por Moussa N’Diaye y su grupo y alojados en casa de Moustapha, uno de los hijos de Moussa. Pasamos 4 días de felicidad fraternal y de relaciones espirituales excepcionales. Participamos en grupos de estudio, escuchamos testimonios punzantes de renacimiento espiritual expuestos por los participantes y compartimos con ellos momentos de intensa comunión espiritual. La historia de este grupo es bastante excepcional. En 1975 Moussa, un auténtico «buscador de la verdad», fue a Francia para estudiar y descubrió El Libro de Urantia. Regresó a Senegal y comenzó a leerlo. Rápidamente advirtió su importancia para su vida espiritual y la de sus conciudadanos y decidió estudiarlo. Mientras impartía psicología social en la universidad de Dakar, decidió consagrar sus ratos libres a formar un grupo de investigación espiritual con sus hijos y sus alumnos. Estudió el método utilizado por Jesús para enseñar, reflejado en la forma de presentar estas enseñanzas al alma senegalesa, y puso a punto su técnica. Así, desde 1978 hasta 1985 se limitó a responder a las preguntas y a saciar la sed espiritual de sus alumnos sin mencionar sus fuentes. Como consecuencia de aquello se formó un grupo y se consiguió cierto renombre. Moussa enseñó a otros universitarios, a religiosos, a imanes y a funcionarios de alto rango. Aquí es preciso añadir que el 80% de la población senegalesa es de religión musulmana.
A partir de 1985, Moussa comenzó a revelar sus fuentes y El Libro de Urantia se convirtió en su libro de cabecera. Como no tienen más que un ejemplar, los estudiantes del grupo copiaban documentos enteros y estudiaban los conceptos entrenándose para responder a preguntas preparando los temas que presentaban ante el grupo. Se realizaba un verdadero trabajo de fondo y cada estudiante se convertía a su vez en el educador que formaba a los recién llegados. Así, más de 500 personas fueron puestas en contacto con las enseñanzas de El Libro de Urantia.
Es preciso destacar aquí lo inteligente de este método. El intelecto del individuo no está preparado para recibir enseñanzas superiores como las de El Libro de Urantia. Vemos todos los días lo difícil que es presentar a alguien El Libro de Urantia de golpe, por muy bienintencionados que seamos, sin que hayamos «preparado el terreno» previamente, sin haber mantenido relaciones amistosas, sin haber establecido un clima de confianza fraternal, sin haber tenido intercambios en profundidad sobre temas como la espiritualidad y la vida después de la muerte, y sin haber hablado sobre los problemas de la persona que tenemos ante nosotros. Jesús colmaba la sed del alma de su interlocutor porque se interesaba profundamente por su bienestar espiritual. Mediante preguntas sencillas sondeaba el alma de su interlocutor, descubría su nivel religioso y conocía de este modo sus necesidades espirituales reales. Sólo entonces comenzaba a enseñar.
Moussa lo sabía. Sabía que el alma senegalesa, de religión musulmana, tenía sed de nuevas verdades, como todas las almas de Urantia, pero sabía también que la mente de los senegaleses, bajo la influencia de la tradición musulmana, no estaba lista para recibir de golpe unas enseñanzas tan elevadas. Por ello llevó a cabo la tarea de ampliar el campo de visión intelectual y de aumentar la comprensión de esta mente por medio de un período preparatorio de preguntas y respuestas. Después, una vez que se juzgaba que el individuo estaba preparado, se le comenzaba a enseñar el funcionamiento de los Espíritus Ayudantes de la Mente. A continuación se le revelaba la presencia en su mente de una porción divina, el Ajustador del Pensamiento, que le libera para siempre de la influencia de los clérigos y de la tradición. Se convierte así en dueño de su destino, en responsable de sus elecciones, y ha ganado la vida eterna por medio de su fe si así lo desea.
Poneos en el lugar de una piadosa mujer musulmana a la que se le enseña desde su más tierna infancia que sólo su marido le puede conceder «el Paraíso», que debe conformarse en todo a su voluntad para obtenerlo y que aprende que es su fe y sólo su fe en Dios la que le da la vida eterna. ¡Qué alivio y qué liberación!
Jesús se interesaba por el individuo y a él se dirigía su enseñanza. Un sondeo reciente encargado por la Fellowship muestra que más del 70% de lectores encuestados habían encontrado El Libro de Urantia gracias a un amigo o a un conocido. Es evidente que el medio más eficaz para presentar las enseñanzas de El Libro de Urantia es el de «persona a persona». El mundo islámico representa a 700 millones de individuos en Urantia. Ciertos países musulmanes son muy cerrados y fundamentalistas, pero las condiciones, sobre todo las políticas, pueden cambiar rápidamente y transformar el integrismo en una actitud más conciliadora. Otros países como Senegal, más tolerantes y progresistas, representan una vía de acceso, una puerta de entrada a las enseñanzas de El Libro de Urantia en el mundo musulmán, siempre que dispongamos de una llave.
La técnica de Moussa es universal: es la de Jesús. Ésta puede ser adaptada para cada uno de nosotros en función de las circunstancias, de las realidades religiosas, sociales y culturales, pero comporta invariablemente dos fases: primera, la preparación inteligente, amante y no invasora de la mente humana para recibir las verdades contenidas en estas enseñanzas; y segunda, su presentación posterior. El Ajustador Interior, el Espíritu de la Verdad y los ángeles asociados harán el resto.
«…Pero sabemos que reside dentro de la mente humana un fragmento de Dios y que permanece con el alma humana el Espiritu de la Verdad; también sabemos que estas fuerzas espirituales se conjuran en facilitar al hombre material para que capte la realidad de los valores espirituales y entienda la filosofía de los significados universales. Pero con certeza aún mayor, sabemos que estos espíritus de la Presencia Divina son capaces de ayudar al hombre en la apropiación espiritual de toda verdad que contribuya al mejoramiento de la realidad en constante progreso de la experiencia religiosa personal - la conciencia de Dios.» LU 0:12.13
Se nos ha dado esta prueba a condición de que sea presentada inteligentemente, con respeto y amor; las enseñanzas de este libro pueden ser aceptadas por cualquier religión, en cualquier lugar del mundo, y liberar a las almas en tinieblas, cautivas de la esclavitud de las tradiciones y de las creencias.
Jesús hizo mucho hincapié en lo que él llamaba las dos verdades de primera importancia en las enseñanas del reino, que son las siguientes: conseguir la salvación por medio de la fe, y de la fe solamente, asociada con la enseñanza revolucionaria de conseguir la libertad humana mediante el reconocimiento sincero de la verdad. ‘Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres’. LU 141:7.6
Al preguntarle a Fatou, una estudiante de Moussa, lo que El Libro de Urantia le había aportado, nos respondió: «Me ha convertido en una mejor musulmana».
Os invito a meditar sobre esta respuesta.
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