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Las primeras menciones a Tariquea recuerdan que allí, en el 67 d.C., se produjo durante la guerra judía contra los romanos una batalla naval que terminó de forma sangrienta con la muerte de muchos de sus habitantes y con la venta como esclavos de más de 30.000 de ellos. Estas menciones proceden casi en su totalidad del historiador Flavio Josefo, pero sus declaraciones parecen contradecirse.
En la Guerra de los Judíos leemos:
«Así pues Vespasiano envió a su hijo Tito a Cesarea Marítima para que trajera las fuerzas que permanecían allí a Escitópolis, la mayor ciudad de la Decápolis, no muy lejos de Tiberias, donde ambos se encontraron. Avanzando al frente de tres legiones, acampó a tres millas y media de Tiberias, en un puesto a la vista de los rebeldes, llamado Senabris.» [BJ III : 9.7]
En esta ocasión, los rebeldes eran la gente de Tiberias, que sabiamente decidió rendirse cuando se encontraron con tres legiones romanas a las puertas de su ciudad. Debe recordarse que una legión se componía de sesenta centurias, y cada centuria de cien hombres comandados por un centurión, lo cual sumaba en total 18.000 hombres. Además, Tito comandaba un grupo de caballería de 600 hombres y Trajano otro de 400 hombres.
Rendida Tiberias, Vespasiano dirigió su atención entonces a Tariquea, donde muchos de los rebeldes más pertinaces se habían atrincherado huyendo de Tiberias y de las ciudades limítrofes. Según Josefo, esta ciudad, «como Tiberias, está situada a los pies de una montaña, y en ambos lados en los que no está bañada por el mar (de Genesaret), había sido fuertemente fortificada por Josefo, aunque no tanto como Tiberias». (BJ III: 10.1).
La batalla de Tariquea comenzó mientras todavía Vespasiano estaba organizando sus defensas. Había ordenado construir un muro defensivo, en previsión de que la captura de Tariquea le fuera a resultar laboriosa. Pero entonces, uno de los rebeldes tariqueos, de nombre Jesu (Jesús), junto con un grupo de valientes voluntarios, navegaron por mar hasta las líneas enemigas para atacar a quienes realizaban las tareas de construcción del muro. Fue un gesto de valor que duró bien poco. Los legionarios romanos repelieron el ataque, obligando a los tariqueos a replegarse contra la playa, retomando las barcas y alejándose del alcance de las flechas mar adentro.
Mientras sucedía esto Vespasiano se enteró de que el grueso de las tropas tariqueas se preparaban para el ataque en el llano delante de la ciudad, por lo que envió a su hijo Tito con los 600 hombres de caballería para dispersarles. Pero pronto su hijo se dió cuenta de que les sobrepasaban en número y pidió refuerzos a su padre. Éste envió un nuevo contingente de 2000 arqueros comandados por Antonio y Silo «para cercarlos contra la montaña de la ciudad, y repeler a los que estaban en los muros». Trajano, con su caballería, también se unió a la carga, lo cual hizo arengar a Tito a sus hombres para que coparan toda la gloria del combate, puesto que con tamaños refuerzos la victoria iba a resultar de otro modo poco admirable. Esta arenga despertó tal furia en los hombres de Tito, que arrasaron con los tariqueos, quienes se quedaron sorprendidos de esta reacción de los romanos.
Realmente, sólo una pequeña minoría quería luchar contra los romanos, el resto había sido arrastrada por la fuerza y el temor. Viendo la situación ventajosa, Tito entró a caballo con sus tropas en la ciudad, cabalgando sobre las aguas. Aterrorizados con la audacia del general romano, muchos huyeron. Jesu y sus acólitos pusieron mar de por medio. Otros intentaron seguir sus pasos haciéndose a la mar en barcas. Pero fue su perdición, porque se encontraron de frente con los romanos, que les masacraron.
Los que consiguieron entrar en el agua, contemplaron desde lejos cómo su ciudad era tomada, y se alejaron del «enemigo tanto como pudieron». Al recibir noticias de la rendición de Tariquea, Vespasiano entró en la ciudad con todo su ejército. «Al día siguiente», envió lanchas construidas rápidamente en pos de los fugitivos. Según Josefo, «había abundancia de madera y los carpinteros no escaseaban». Esta referencia, unida a la que indica que había gran cantidad de barcos, nos hace suponer que Tariquea era uno de los astilleros famosos del mar de Galilea.
Josefo dice que los judíos estaban «rodeados» por tierra. No resulta claro si se refiere a que todas las poblaciones costeras del mar de Galilea estaban conquistadas, o a que se encontraban dentro de un espacio más reducido que el mar de Galilea, una especie de puerto entre escolleras amplias. Porque menciona claramente que fue «al día siguiente» cuando comenzó la persecución de los evadidos, lo cual sería extraño en caso de que hubieran huido mar adentro. En ese caso les habrían dado toda la noche de ventaja, tiempo suficiente para tomar tierra de forma escurridiza en cualquier playa desierta.
Finalmente, los romanos dieron con las barcas, aniquilando a todos sus ocupantes. La matanza alcanzó a 6700 habitantes de la ciudad, incluyendo los que fueron muertos en la población.
Con estas referencias, los geográfos de finales del siglo XIX y principios del XX colocaron a Tariquea en sus mapas en la zona sur del mar de Galilea (así por ejemplo el Hasting’s Dictionary of Christ and the Gospels, 1906, y el George Adam Smith’s Historical Geography of the Holy Land, 1894, del Palestine Exploration Survey). Pero posteriormente, varios autores comenzaron a efectuar hipótesis que identificaban las ruinas de Magdala con Tariquea. La idea que llevó a esta otra solución está basada en la descripción de los hechos que hace Flavio Josefo, según los cuales comenta que Vespasiano avanzó con sus tropas desde Escitópolis al sur hasta Tiberias al norte. Los estudiosos han supuesto que Vespasiano utilizó la carretera costera del mar de Galilea, y por tanto, que si Tariquea estuviera al sur del mar, sus tropas se habrían topado con los insurgentes en primer lugar en esta población, antes de llegar a Tiberias.
Por tanto, ¿qué hipótesis es la adecuada?
Como vemos, las posiciones se fundamentan básicamente en los siguientes supuestos:
Hipótesis A : Tariquea = Magdala (norte de Tiberias)
Hipótesis B : Tariquea = sur del mar de Galilea (sur de Tiberias), en un lugar llamado hoy Khirbet el-Kerak o Bet Yerah.
Personalmente, me inclino mucho más por la segunda hipótesis, que curiosamente es la que adoptaron los primeros investigadores de los siglos anteriores. La razón es que encuentro muchos más argumentos a favor de esta hipótesis al examinar la orografía del mar de Galilea. He podido consultar mapas topográficos de la costa del mar, y una cosa que llama la atención es que la costa suroccidental es pronunciadamente abrupta, con una estribación montañosa bordeando el lago durante unos cuantos kilómetros, que apenas deja espacio para circular junto a la costa (la carretera actual transita a escasos metros del agua). Resulta un tanto extraño imaginar que un gran estratega y militar como fue Vespasiano atravesara por la antigua vía costera con sus tropas esa zona del lago para presentarse ante Tiberias, con gran peligro de recibir una emboscada. Parece más lógico imaginar que siguieron por una vía más alejada de la costa para, subiendo a la cresta de la elevación cercana, sorprender al enemigo desde lo alto. Así parece describir que vieron llegar a los romanos los tiberienses, de modo que la visión de las tropas les atemorizó tanto que muchos huyeron sin presentar batalla. Por otra parte, la montaña que tenemos en Magdala es ya mucho menos pronunciada que en el emplazamiento sur previsto para Tariquea. En las ruinas actuales de Magdala es donde comienza la denominada llanura de Genesaret, una zona donde desembocan varios arroyos en el lago y la costa se ensancha notablemente.
Otra razón a tener en cuenta es que Josefo habla de una población importante, con un hipódromo y otros edificios singulares, al estilo de Tiberias (Autobiografía, XXVII). Comenta que también tenía muros defensivos, construidos bajo patrocinio del propio Josefo (Autobiografía, XXIX; aquí se describe además los motivos que llevaron a Josefo a su construcción). Sin embargo, ninguna de estas dos ruinas se han encontrado en las excavaciones de Magdala. No han aparecido ni restos de una muralla ni restos de un hipódromo.
Emil Schurer nos deja entrever en su Historia del pueblo judío que Tariquea era una de la poblaciones que marcaban una toparquía en Galilea. Puesto que Tiberias era la capital de la otra toparquía, no tiene mucho sentido que Herodes Antipas construyera Tiberias tan cerca de Magdala (ambos distan muy pocos kilómetros) si ésta fuera Tariquea. Tiene más sentido que estuviera más alejada, en el sur. De este modo cada una sería centro de una de las toparquías de Galilea.
Además, ¿porqué llamar a Magdala Tariquea cuando Magdala ya tenía un nombre corriente? Según los expertos que hoy defienden la identificación de las dos poblaciones «Tariquea» significa «lugar de conservación de pescado», y por referencias se sabe que en Magdala había una industria conservera de pescado. Estas industrias, de hecho, se encontraban por todo el mar de Galilea, dando una fama mundial al mar, de forma que incluso fuera de la región se la conocía por esta industria.
En cualquier caso, prácticamente todos los estudiosos e historiadores actuales parecen coincidir en admitir que Tariquea es en realidad otro nombre para Magdala, y que no existen ya razones para dudar de este emplazamiento, lo cual resulta sorprendente a la vista de que existen más que razonables dudas como para zanjar el asunto.
Las excavaciones en Magdala han sacado a la luz restos que parecen indicar que allí existió una flota de barcos, y que se produjo algún tipo de enfrentamiento, a juzgar por los restos de flechas encontradas. Sin embargo, no hay ni rastro de un hipódromo ni de unas sólidas murallas, ni tampoco los restos encontrados se pueden enlazar con la batalla naval descrita por Josefo.
En cuanto a las excavaciones en Khirbet el-Kerak o Bet Yerah, han sido muy dispersas y poco continuadas en el tiempo, y se han concentrado bastante en sacar a la luz restos de la edad del bronce antiguo, pero poco del período que nos ocupa. Sin embargo, se han encontrado restos de una ciudad antigua de unas 20 ha con una fortificación de 8 m de grosor. ¿Pudieron ser estos los cimientos de una fortificación posterior, la muralla que menciona Josefo para Tariquea?
El emplazamiento de esta excavación es perfecta para explicar algunos de los pasajes de Josefo. Al parecer, en las últimas centurias, la desembocadura del mar de Galilea en el río Jordán se ha ido trasladando hacia el sur. Antiguamente, en tiempos de Jesús, esta desembocadura estaba más al norte, justo junto al emplazamiento de Bet Yerah. Esto podría explicar que Josefo describiera Tariquea como una ciudad rodeada por agua por dos lados. Quizá se debía al meandro que el Jordán formaba en su salida del mar de Galilea, rodeando a la ciudad por dos de sus costados. También explica que la caballería de Tito pudiera entrar en la ciudad cabalgando sobre las aguas. Seguramente cabalgaron sobre un poco profundo Jordán. A todo esto, además, conviene añadir que durante una considerable sequía producida en los años 80, el explorador del mar de Galilea Mendel Nun pudo identificar bajo las aguas los restos de los embarcaderos de una antigua población precisamente a la altura de Bet Yerah.
El Libro de Urantia es rotundo a la hora de fijar la ubicación de Tariquea. Así como para otros emplazamientos no ofrece muchas pistas, aquí no ofrece ninguna duda, como si los autores dieran por sentado que no admite discusión. En el documento LU 139:8.2 dice : «[Tomás] Anteriormente había sido carpintero y albañil, pero luego se convirtió en pescador y residía en Tariquea, en la ribera occidental del Jordán, allí donde el río fluye del mar de Galilea, y se le consideraba el ciudadano más importante de esta pequeña aldea».
Desde luego está describiendo el enclave de Bet Yerah, pero llama la atención que se refiera a Tariquea como una «pequeña aldea». ¿Una pequeña aldea dispondría de una muralla y de un hipódromo?
La única explicación que encuentro si creemos que el testimonio de El Libro de Urantia es cierto, es que la población no era muy importante en tiempos de Jesús, y que carecía de muchas de las edificaciones que luego menciona Josefo en sus escritos. De hecho, hay que notar que Josefo, como indicamos más arriba, afirma ser quien construyó los muros de Tariquea (ya hemos dicho que pudo utilizar como base los de una muralla antigua). Por tanto, en tiempos de Jesús, es bastante probable que Tariquea no estuviera fortificada. Una suposición similar nos hace pensar que el hipódromo y otras construcciones fueron una aportación posterior a la aldea, que con el paso de los años se convirtió en una ciudad populosa. Hay que pensar que entre los sucesos de la vida de Jesús y los de la historia que cuenta Josefo transcurrieron más de treinta años.
Pero nada de todo esto es concluyente. Tampoco en Bet Yerah han aparecido los restos de un hipódromo. Por tanto, ¿dónde estaba Tariquea? ¿Cómo puede una construcción como un hipódromo desaparecer sin dejar rastro?
Personalmente, creo que el único lugar donde podría haber existido un hipódromo y que hoy no quedara ni huella es en la desembocadura del mar de Tiberíades. Los importantes procesos de erosión y de transporte de sedimentos que se han producido en la zona explicarían la limpieza del lugar y la escasez de restos. Si hubiera existido un hipódromo en Magdala, debería ser fácil de localizar su ubicación.
Por tanto, creo que habrá que esperar a que futuras campañas arqueológicas saquen a la luz el descubrimiento definitvo que fijará de una vez por todas el emplazamiento de la antigua Tariquea.
Flavio Josefo, Obras completas, Antigüedades judías y Guerras de los Judíos, Editorial Acervo Cultural, 1961.
Flavio Josefo, Sobre la antigüedad de los judíos y Autobiografía, Alianza Editorial, 1987.
Escritos de Flavio Josefo y Filón disponibles en www.earlyjewishwritings.com.
J. Hastings, T and T. Clark, Dictionary of Christ and the gospels, Edimburgo.
George Adam Smith, The Historical Geography of the Holy Land, 1901.
H. V. Morton, In the steps of the master, Methuen, Londres
Emil Schürer, Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús, Ediciones Cristiandad, 1985. (La edición de 1973 y la edición actual ofrecen información distinta sobre la localización de Tariquea. En la de 1973 los recensores parecen decantarse por una Tariquea al sur. En la última edición, sin embargo, se identifica Tariquea con Magdala).
Science, Antropology and Arqueology in The Urantia Book. Part 6: An index of archaeological an historical information found in Part 4 of The Urantia Book, The Urantia Book Fellowship. (Dispone de un apéndice breve pero interesante dedicado a la cuestión).
Descripción, fotos y vídeos de una página que identifica Tariquea con Magdala.
Descripción y un mapa en formato Flash de las ruinas de Bet Yerah.
La cerámica de Bet Yerah tipifica para los arqueólogos una conocida industria cerámica.
Mendel Nun, Sea of Galilee, newly discovered harbours from New Testament days, mapa incluido en el libro.