© 2006 Jan Herca (licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0)
Betsaida es una de las poblaciones más mencionadas en los evangelios. Sin embargo, todavía hoy los expertos discuten sobre su correcto emplazamiento. Se barajan hipótesis sorprendentes, como que en realidad no hubo una única población llamada Betsaida, sino dos. En este artículo voy a resumir todas las evidencias y argumentos que se han encontrado en torno a las posibles localizaciones, las compararé con las menciones a Betsaida en El Libro de Urantia, y extraeré una conclusión que utilizaré para la redacción de Jesús de Nazaret[1]. El resultado final, como podrá ver el lector, ha sido inesperado e interesante.
Estudiaré tres tipos de evidencias: los textos antiguos que nos han llegado con menciones a Betsaida, los estudios geológicos del mar de Galilea, y los hallazgos arqueológicos encontrados hasta el momento. Después examinaré las conclusiones a las que han llegado diferentes expertos a lo largo de los doscientos últimos años de investigación.
En primer lugar, Betsaida es mencionada 7 veces en los evangelios:
— ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados en vosotras, hace tiempo que, vestidas de saco y sentadas sobre ceniza, se habrían convertido. [Mt 11:21. Los pasajes anteriores y posteriores aluden a que Betsaida, junto a Cafarnaúm y Corozaín, fueron los lugares de mayor actividad de Jesús. Eso nos hace suponer que estos lugares debieron estar muy próximos entre sí.]
Luego mandó a sus discípulos que subieran a la barca y fueran delante de él a la otra orilla, en dirección a Betsaida, mientras él despedía a la gente. [Mc 6:45. Los pasajes anteriores y posteriores aluden a que Jesús y sus discípulos navegaron desde un «lugar despoblado» (aquí no se nos menciona su nombre) y que aunque iban en dirección a Betsaida, los vientos contrarios les hicieron atracar en Genesaret.]
Llegaron a Betsaida y le presentaron un ciego, pidiéndole que lo tocara. [Mc 8:22. Los pasajes anteriores aluden a que Jesús y sus discípulos navegaron de «la región de Dalmanuta» hacia la otra orilla, donde estaba Betsaida.]
De regreso, los apóstoles refirieron a Jesús todo lo que habían hecho. Él los tomó consigo y se retiró a un lugar solitario, hacia una ciudad llamada Betsaida. [Lc 9:10. La mención no aclara su localización.]
— ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados en vosotras, hace tiempo que, vestidas de saco y sentadas sobre ceniza, se habrían convertido. [Lc 10:13. Idéntico a Mt 11:21.]
Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y de Pedro. [Jn 1:44. No dice nada sobre su localización.]
Estos se acercaron a Felipe, que era natural de Betsaida de Galilea, y le dijeron: Señor, quisiéramos ver a Jesús. [Jn 12:21. Aquí se identifica claramente a Betsaida con una población del reino de Galilea, es decir, en territorio de Herodes Antipas.]
El historiador judío Flavio Josefo la mencionó en varias ocasiones:
También elevó [Filipo] la villa de Betsaida, situada en el lago Gennesaret, al estatus de ciudad, añadiendo habitantes y asegurando fortificaciones, y la llamó Julias, el mismo nombre que la hija del César. [AJ 18:2.1]
Parece ser que el cambio de nombre de la villa tuvo lugar hacia el año 30, año de la muerte de Jesús, pero de aquí no sacamos su emplazamiento.
…cuando [el río Jordán] ha recorrido otros ciento veinte estadios, pasa primero la ciudad de Julias, y luego atraviesa por medio del lago Gennesaret; después corre un largo trecho por un desierto, y finaliza en el lago Asfaltitis. [BJ 3:5.1]
Por la descripción parece estar diciendo que Julias, la antigua Betsaida, estaba situada antes de la desembocadura del Jordán en el mar de Galilea.
La literatura rabínica también la menciona. Se suele hablar de ella como «Saydan», pero en muchas ocasiones estas menciones no quedan claras. En aquella época la ciudad de Sidón tenía la misma raíz semítica (saidan o saidon significa pescador). Pero un par de menciones sí parecen dejar traslucir un emplazamiento:
El Rabí Yehoshua trajo al emperador Adriano «faisanes de Saydan» como una de las tres pruebas de que la tierra de Israel no estaba exenta de ningún lujo. Introducidos de Asia, los faisanes se convirtieron en parte de la agricultura local. [Midrash Eclesiastés Rabbah 2:8]
El patriarca Shimón Ben Gamaliel recuerda cómo un día en Saydan, le dieron un cesto conteniendo trescientos tipos de peces. [Talmud de Jerusalén, escrito en Tiberias, Shekalim 50a, cap. 6, halakah 2]
Betsaida fue una ciudad de sagas talmúdicas, entre ellas Abba Yudan (Gurión) de Saydan, y Rabbí Yose de Saydan (siglo IV), pescador de profesión. Fue conocido como Yose Hahorem, es decir, Yose el Barredero, porque utilizaba con arte el herem o red barredera, un tipo de red muy utilizado en el mar de Galilea.
También se menciona a Betsaida, como tal o como Julias, en fuentes no judías. En el siglo I el historiador romano Plinio el Viejo se refiere a Julias e Hippos como «ciudades encantadoras en la costa este del lago». El geógrafo del siglo II Tolomeo ubica Betsaida entre las ciudades de Galilea, aunque no concreta dónde.
Los antiguos peregrinos de Tierra Santa nos han dejado también referencias en sus escritos a la misteriosa ciudad.
Teodosio (siglo VI) describe la ruta de los lugares sagrados del oeste de la costa: «A dos millas de Tiberias está Magdala; dos millas más lejos están las Siete Fuentes [Tabgha]; dos millas más lejos está Cafarnaúm; seis millas desde Cafarnaúm está Betsaida». Además, el peregrino Teodosio comenta en su diario que Betsaida no sólo era el lugar de origen de Simón Pedro y Andrés, sino también de Santiago y Juan. ¿De dónde sacó esta información, que no está en los evangelios?
Alrededor del 725, Willibald, un inglés que se convirtió en obispo en Alemania y que más tarde fue canonizado, también visitó los lugares santos del lago. Cincuenta años más tarde de su visita, dictó sus memorias a una monja, que las puso por escrito. Willibald pasó una noche en Betsaida, y aseguró ver una iglesia en Betsaida en el lugar de la casa de Santiago y Juan. Sabemos que en Cafarnaúm había una iglesia, de la que se han encontrado sus ruinas, y que peregrinos se refieren a esta iglesia como situada en el lugar de la casa del «príncipe de los apóstoles», es decir, de Pedro. ¿Cuál es esta iglesia entonces? No se han encontrado restos arqueológicos de ninguna iglesia en los supuestos emplazamientos de los expertos.
El peregrino Teodorico escribió en 1172 que el río Jordán fluía entre Betsaida y Cafarnaúm, y un mapa del siglo XII muestra a Betsaida en la costa este del lago.
Algunos viajeros del siglo XIII hablan de una «Betsaida de Galilea» en la costa oeste del lago cerca de Tabgha. En 1564 un viajero portugués, Pantaleón de Aveiro, escribió que fue de Tiberias a Betsaida y allí encontró un pequeño asentamiento de pescadores judíos. Un inmigrante judío de Portugal fue su anfitrión, y le dio de comer pescado. ¿Visitó D’Aveiro Tabgha, un lugar excelente de pesca, según Mendel Nun, experto pescador del mar de Galilea?
En el mapa del Fondo para la Exploración de Palestina dibujado por el mayor Claude Reignier Condor, hace como unos cien años, se muestran dos Betsaidas, una al este del lago y otra, marcada con una interrogación al sudoeste de Tabgha, en el lugar del Khan Minya, donde hoy está la estación de bombeo del Israel’s National Water Carrier. El Atlas de la Biblia publicado por George Philip & Son (Londres), también muestra estas dobles indicaciones (ver fragmento en la imagen anterior).
Como hemos visto, ninguna de las evidencias literarias sitúan clara e inconfundiblemente a Betsaida en un emplazamiento. Las referencias son demasiado difusas y se ajustan a múltiples interpretaciones. Mientras que el evangelista Juan habla de una Betsaida en Galilea, por lo que debería estar en la costa oeste del lago, Josefo la sitúa claramente al este del Jordán.
Quizá el relato evangélico más completo que nos ayuda a investigar sobre el emplazamiento es la supuesta alimentación milagrosa de la multitud mediante unos pocos panes y peces. El pasaje es uno de los poquísimos fragmentos que tiene un equivalente en los cuatro evangelios (Mc 6:30-56, Mt 14:13-34, Lc 9:10-17, y Jn 6:1-21).
Si nos basamos en el supuesto, que puede ser erróneo, de que los cuatro evangelistas están bien informados de lo sucedido y cuentan el relato sin cometer errores, podemos intentar unir todas las variantes en un único relato, que seguiría el esquema siguiente:
Muchos exégetas han visto una gran contradicción entre los viajes en barca que se describen en Lc y en Mc. Lucas dice que Jesús y sus discípulos se dirigieron hacia Betsaida, pero Marcos cuenta que se dirigieron a un lugar despoblado y de allí volvieron a Betsaida. ¿Cómo es posible? ¿Partieron y llegaron al mismo sitio?
Los exégetas que no vieron contradicción en estos pasajes elaboraron la teoría de las «dos Betsaidas», es decir, que existieron dos ciudades llamadas Betsaida. Una en la costa oeste, probablemente una aldea sencilla de pescadores, y otra en la costa este, de mayor entidad, y que fue elevada a la categoría de ciudad por Filipo estableciendo allí su residencia, renombrándola como Julias. Y es una teoría, que como veremos, explica muy bien muchas cosas.
Los estudios geológicos del mar de Galilea realizados por los expertos difieren de forma tan notable en sus conclusiones, que resulta evidente que algo falla en alguno de los planteamientos.
Según el arqueólogo Mendel Nun, antiguo pescador en el lago, y una de las personas más expertas en las costumbres de pesca ancestrales del mar de Galilea, en tiempos de Jesús el nivel del mar de Galilea era menor que el actual, por lo que la línea de la costa, en la zona norte, estaba más alejada de lo que está hoy. La justificación que ofrece es la formación, hace mil años, de una segunda desembocadura en el sur.
Esta nueva desembocadura, situada un kilómetro y medio más al sur, compitió por canalizar las aguas durante varios cientos de años. Durante este tiempo, el cauce antiguo se fue colmatando, mientras que el nuevo cauce, que era más estrecho, fue incapaz de vaciar las crecidas anuales del lago, por lo que el nivel del mar fue creciendo poco a poco, hasta llevarlo un metro por encima del nivel máximo anterior.
El agua en ascenso empezó a inundar las aldeas de pescadores menos resguardecidas, como fue el caso del puerto de Hippos, actual Kefar Akavya, o el puerto de Gadara. En la zona de el-Araj, donde Mendel Nun propone su localización para Betsaida, la erosión y destrucción fue la mayor, puesto que la llanura de Beteiha, donde se sitúa el-Araj, era la zona más desprotegida del lago.
Según el geólogo John F. Schoder y el geógrafo Moshe Inbar, ambos del equipo que asegura haber descubierto evidencias de que et-Tell es el correcto emplazamiento, en tiempos de Jesús se produjeron una sucesión de situaciones que llevaron la costa del mar de Galilea de las proximidades de et-Tell hasta ¡2 km! más allá. Para ello utilizan la conjunción de tres teorías: una elevación de los terrenos circundantes provocado por los movimientos tectónicos (el modelo «shore-up»), un extraordinario depósito de materiales erosionados por los arroyos circundantes (el modelo «shore-out») y finalmente, aunque no fue tan significativo, un descenso de las aguas del mar de Galilea. Es decir, que en la época de Jesús el nivel de las aguas era ¡superior! al actual.
Aunque las evidencias arqueológicas, como veremos a continuación, indican que muchos antiguos puertos, fechados de la época romana, yacen debajo de las aguas, estos expertos tan sólo hablan de «fluctuaciones» en la fisionomía de la costa, como si fuera el terreno circundante el que se desplazara y no fuera el agua el que se elevara o descendiera.
¿Cómo es posible tanta disparidad entre las opiniones de los expertos? Según Mendel Nun el nivel del agua ha ascendido durante los últimos dos mil años, lo ha hecho por igual en toda la costa, y no ha habido sedimentaciones de gran magnitud en la zona de el-Araj. Según Schoder e Inbar el nivel de agua ha descendido, y las diferentes sedimentaciones en varias zonas del lago serían la explicación, junto a elevaciones del terreno, de que en unas zonas los puertos estén debajo del agua, y en otras, como en et-Tell, demasiado por encima.
Es evidente que alguna de estas opiniones es incorrecta. Pero, ¿por qué tiene tanta importancia la forma de la costa en tiempos de Jesús? Este interés se debe a que una prueba concluyente sobre cuál fue la fisonomía de la costa podría hacer descartable un emplazamiento. En el caso de el-Araj, si se demostrase que el nivel del agua estaba por encima, eso implicaría que no pudo ser el emplazamiento de Betsaida, dejando sólo como única posibilidad a et-Tell.
Por ahora, el único lugar excavado a conciencia es la colina de et-Tell, un montículo situado a unos dos km al noreste de la desembocadura del Jordán en el mar de Galilea. Aquí un equipo dirigido por el arqueólogo Rami Arav ha desenterrado restos del período del bronce antiguo, de la edad de hierro, y de la época grecorromana. Los restos arqueológicos encontrados de éste último período son incontestables: existió una población en esa colina durante la época de Jesús. La cerámica y monedas encontradas así lo confirman. También se han encontrado restos de utensilios de pesca, pero como muy bien critica Mendel Nun, no llegan ni de lejos a resultar significativos. Lo habitual en una ciudad costera debería haber sido que aparecieran cientos de plomos para redes y muchos más objetos.
En cuanto a construcciones, debe decirse que las dimensiones de et-Tell son ridículas para la gran ciudad en que nos dice Josefo que se convirtió Betsaida al renombrarse como Julias. Josefo menciona que fue ampliada la ciudad, y que se reforzaron sus muros defensivos. Sin embargo, según los mapas que acompañan en un CD al segundo volumen de Rami Arav sobre los descubrimientos en et-Tell, las dimensiones de la ciudad no pudieron ser de más de 210 m por 90 m. ¡Hasta las dimensiones de las ruinas de la pequeña aldea de Cafarnaúm son mayores! Además, de las murallas defensivas, ni rastro. ¿Cómo puede afirmarse entonces por el equipo de et-Tell que aquella fue la Julias de Josefo?
Se ha desenterrado una vivienda del período romano con un patio de amplias dimensiones y sólo dos grandes habitaciones laterales. Esa fisonomía de hogar no coincide para nada con las típicas viviendas acurrucadas en torno a un sencillo patio de las ruinas de Cafarnaúm. Además, dudo que cupieran 20 casas como esa en el emplazamiento. Pero, aún así, los optimistas arqueólogos de et-Tell todavía hacen sitio a un templo romano y a un posible palacio.
Aseguran haber descubierto evidencias de un antiguo muelle al suroeste de la colina, pero aquello no es más que un muro junto a una piscina natural formada por una fuente. Un muro no tiene nada que ver con una escollera, son dos tipos de construcciones completamente diferentes, por lo que yo no veo tan claro que ese muro formara parte del puerto de la antigua Betsaida.
En cuanto a otros emplazamientos, el único que se ha propuesto como alternativa es el-Araj. Sin embargo, las excavaciones realizadas en este lugar han sido someras y se han abandonado con prontitud. El-Araj es una estrecha franja llana de terreno junto a la costa, al este de la desembocadura del Jordán, fácilmente inundable y pantanosa, formando parte de lo que se conoce como llanura de Beteiha.
La primera investigación de la costa norte del mar de Galilea, conducida después de la guerra de los seis días de 1967 y el éxodo del ejército sirio, fue llevada a cabo entre julio y agosto de 1973 por Dan Urman, el secretario de la Asociación de Expediciones Arqueológicas de Israel. Entonces Urman informó de que en el-Araj varios edificios árabes permanecían sobre ruinas y estructuras que databan de los períodos griego y romano. «En el lugar se pueden distinguir los topes de muros, elementos arquitectónicos, y además un edificio público. Un capitel corintio estupendo también fue descubierto en el lugar».
En 1987, el equipo de et-Tell realizó una prospección en el-Araj. El ensayo fue realizado durante marzo y abril, cuando muchas zonas pantanosas están inundadas, por lo que hubo poco terreno donde elegir. Se tomó como ensayo un cuadrado de 4 x 4 metros, encontrándose restos sólo del período bizantino y posteriores. Con este somero y sesgado ensayo el equipo dirigido por Rami Arav decidió que el-Araj debía ser descartado como emplazamiento para Betsaida, y se centraron exclusivamente en et-Tell. A pesar de las numerosas campañas dirigidas en et-Tell, no se ha vuelto a realizar hasta la fecha ningún nuevo ensayo en el-Araj por parte de este equipo.
Una investigación del terreno más reciente en el-Araj, bajo la Autoridad de Antigüedades de Israel, fue llevada a cabo en otoño de 1990 por un equipo liderado por Yosef Stepansky. Según un apéndice de Mendel Nun, miembro del equipo, Stepansky escribió en su informe:
Hay antiguas ruinas en el montículo en el centro del lugar (de los períodos griego a cruzado), que han sido investigados y descritos muchas veces. La investigación presente registró elementos arquitectónicos que no habían sido informados anteriormente, incluyendo una pieza de un friso de basalto. Restos de antiguos edificios fueron registrados al norte y noroeste del montículo y se recogieron cascotes del período romano temprano (lámparas herodianas y cuencos de terra sigillata) y del romano tardío. Estos hallazgos indican que la identificación del lugar con Betsaida no puede excluirse.
Mendel Nun continúa su exposición indicando que se encontraron restos de edificaciones redondas, de unos 5 m de diámetro, quizás torres de vigilancia. También restos de una columna acorazonada, típicas de las sinagogas judías, como otros yacimientos han atestiguado. Debe anotarse que en et-Tell no se ha encontrado ni un sólo resto arquitectónico que haga sospechar la existencia de una sinagoga.
Mendel Nun asegura que el-Araj, que es apenas una franja delgada delante de la costa, esconde debajo las ruinas de la antigua Betsaida, y que incluso bajo las aguas están todavía más restos que quedaron inundados. Debido a que la zona se ha vuelto pantanosa, la realización de excavaciones es complicada y laboriosa. Quizá este sea el motivo de que aún no se haya realizado ninguna excavación arqueológica sistemática en esta zona, que puede estar escondiendo unas ruinas de invaluable interés.
Los emplazamientos de et-Tell y de el-Araj son de sobras conocidos desde los años de auje de la arqueología bíblica, a principios del siglo XIX. ¿Qué dijeron los más célebres arqueólogos sobre este dudoso asunto de Betsaida?
Edward Robinson, considerado uno de los padres de la arqueología bíblica, en 1838, identificó et-Tell como Betsaida Julias, pero también mantuvo firmemente la existencia de una segunda Betsaida galilea en ¡Tabgha! ¿De dónde le pudo venir la idea de Tabgha? Muy probablemente, Robinson daba por buenos los cuatro relatos evangélicos, y por eso apoyó la teoría de las dos Betsaidas.
El francés Víctor Guérin, en 1875, estuvo de acuerdo con Robinson en identificar a et-Tell con Betsaida Julias, pero añadió que el-Araj debió ser un suburbio portuario de la ciudad.
En 1884, Laurence Oliphant, un inglés cristiano sionista establecido en la zona, vio restos significativos tanto en el-Araj como en et-Tell, pero no se decantó por ninguno de los dos.
Algunos años después, Gottlieb Schumacher volvió a atestiguar que en el-Araj existían unos restos muy significativos. Incluso vio cimientos de considerable tamaño y la calzada de una carretera romana que parecía dirigirse a et-Tell, lo que le hizo pensar que et-Tell pudo ser el emplazamiento del palacete de Filipo, y descartar et-Tell como población pesquera, aunque estableció un posible enlace por medio de lagunas entre ambos emplazamientos.
Alrededor de 1912, Gustav Dalman, después de visitar el área, concluyó que et-Tell debió de ser una especie de acrópolis de Betsaida y el sitio del palacio de Herodes Filipo, y que debió de existir una calzada romana uniendo et-Tell y el-Araj.
En 1929 Rudolf de Haas visitó el lugar y describió cómo un árabe residente en la zona había descubierto un mosaico romano muy hermoso, que no dudó en enseñarle, pero que poco después tuvo que volver a tapar para no hacer peligrar su propia vivienda. De Haas consideró sólo la posibilidad de que Betsaida fuera el-Araj, pero también afirmó que et-Tell podía estar comunicado por agua con la costa.
En 1946 Karl-Erich Wilken realizó una visita en la que pudo constatar la existencia, a escasa profundidad, de numerosos restos romanos de la época de Jesús. También afirmó que et-Tell debió ser la residencia de Filipo, pero que la ciudad propiamente era el-Araj.
Sólo en los últimos años ha surgido con fuerza la hipótesis de et-Tell, gracias a los numerosos hallazgos descubiertos allí por el consorcio dirigido por Rami Arav, y a la ausencia de investigaciones serias en otras zonas.
Sin embargo, el arqueólogo Mendel Nun, que descubrió en los años 80 los antiguos muelles de los puertos durante una prolongada sequía, se ha alzado como voz crítica contra esta postura excluyente, asegurando desde varios artículos que las ruinas de Betsaida esperan todavía bajo las aguas de el-Araj.
Como vemos, estos dos siglos de investigación nunca descartaron ningún emplazamiento como válido. Había pruebas irrefutables que situaban ambos yacimientos en la época de Jesús.
No me ha resultado fácil llegar a una conclusión porque cuanto más se lee sobre este fascinante asunto más dudas surgen sobre la elección. Sin embargo, he llegado a cierto grado de satisfacción con una posible solución.
En primer lugar, no apoyo la idea de que Betsaida sólo fuera una población. En la época de Jesús era muy común que hubiese ciudades cercanas con el mismo nombre. Por ejemplo, en aquellos tiempos existieron dos ciudades llamadas Julias, dos Cesareas, dos Belén, dos Betania, etc. En mi opinión y siguiendo a algunos de los antiguos arqueólogos que iniciaron la idea, hubo dos Betsaidas.
Sólo mediante la existencia de dos poblaciones llamadas Betsaida es como los evangelios cobran sentido. Podría ocurrir que un evangelista se equivocara, pero no los cuatro a la vez. Para describir una de las Betsaidas, Marcos y Mateo hablan de un «lugar despoblado» (Mc 6:32, Mt 14:15), pero Lucas dice expresamente que era Betsaida (Lc 9:10), y Juan la emplaza en la costa este, pues dice que estaba al otro lado de Tiberíades (Jn 6:1). Esta Betsaida donde se dirigen primero sería Julias. Para describir la otra Betsaida, Marcos lo expresa claro diciendo «Betsaida, en la otra orilla», es decir, la oeste (Mc 6:45), Mateo tan sólo dice «en la otra orilla», pero Juan es rotundo y afirma que «hacia Cafarnaúm» (Jn 6:16). Esta segunda Betsaida debería estar, por tanto, cerca de Cafarnaúm, donde según Juan les encuentra la multitud el día después. Tampoco debería estar lejos de Genesaret, donde según Mateo y Marcos terminaron por atracar, sin duda debido a los fuertes vientos, que debieron desviar la barca.
En mi opinión la Betsaida situada en la costa oeste era llamada «Betsaida de Galilea», como bien dice el evangelista Juan en Jn 12:21, o bien «Saydan» a secas, como en los tratados rabínicos. Estaba situada en la actual Tabgha, donde se han encontrado clarísimos restos de un antiguo muelle de la época de Jesús. Tabgha resulta estar situado entre Genesaret (actual Guinosar) y Cafarnaúm, coincidiendo muy bien con el relato evangélico. Era de esta Betsaida de donde procedía la familia de los apóstoles Andrés y Pedro, la familia de Felipe, y también la familia Zebedeo, como atestiguaron los primeros peregrinos. Una razón más para entender a Jesús, que eligió como primeros seguidores a un grupo de conocidos (puesto que Cafarnaúm estaba tan próxima a Betsaida sin duda se conocerían). Además, debido a la proximidad con Cafarnaúm, es muy seguro que Jesús realizara frecuentes visitas a esta aldea para predicar.
Esta Betsaida occidental la concibo como una modesta aldea al estilo de Cafarnaúm o incluso más pequeña, con unos 700 a 800 habitantes, y muy dependiente de Cafarnaúm. Tan sólo tres kilómetros separan a una de otra, lo cual supone unos cuarenta minutos o una hora andando. Quizá Betsaida no tuviera sinagoga propia y los vecinos acudían a la de Cafarnaúm. Era como una especie de arrabal o suburbio de Cafarnaúm, pero que debido a estar situado en una franja costera especialmente fructífera para la pesca, permaneció durante cierto tiempo como centro de población.
En cuanto a la Betsaida situada al este, yo opino que estaba emplazada en el-Araj, como afirma Mendel Nun. Pero esta Betsaida fue prácticamente irrelevante para Jesús. Allí apenas predicó, no hizo milagros, y todo lo más estuvo por los alrededores, pero en un «lugar descampado». Este lugar se ajusta muy bien a el-Araj. Al sur de el-Araj apenas hay restos de muelles durante unos cuantos kilómetros, lo cual es indicativo de que a excepción de la ciudad de Betsaida no hubo otras poblaciones importantes cerca.
Esta Betsaida oriental fue la gran ciudad llamada «Julias» que amplió Herodes Filipo durante la vida de Jesús, hasta convertirla en la capital de su tetrarquía y su residencia habitual.
La ciudad, situada en la llanura frente a el-Araj, debía ser grandiosa, al estilo de Tiberias, la ciudad del hermanastro, Antipas. Un gran muro defensivo debía proteger todos los flancos de la ciudad, encajado entre torres defensivas de tipo circular como las descritas por algunos arqueólogos. Probablemente Filipo tendría un gran palacete, su residencia, dentro de los muros de la ciudad.
Entonces, ¿qué hay en et-Tell? Pues en mi opinión, lo menos importante de toda la historia. Simplemente, un templo en honor del césar al estilo del existente en Cesarea de Filipo, con unas dependencias aledañas, y el mausoleo de Herodes Filipo, donde fue enterrado en el 34 d.C. Hay que tener en cuenta que este hijo de Herodes fue un rey que demostró en muchas ocasiones estar muy agradecido hacia los gobernantes romanos. Los templos en honor a dioses romanos o a los propios gobernantes eran muy típicos. Esto me recuerda una inscripción sobre la ciudad de Pella, junto al Jordán, en la que se aprecia el dibujo de un templo sobre una colina cercana. Los promontorios o colinas elevadas eran lugares idóneos para situar un centro religioso. Probablemente una calzada enlazaría con la «acrópolis», como muy bien han descrito algunos arqueólogos.
¿Cómo explicar entonces todos los hallazgos encontrados en et-Tell? Bien, los escasos enseres de pesca encontrados hablan claramente de ofrendas o de objetos que portaban los lugareños, pero no de un uso continuado in-situ. Curiosamente, uno de los hallazgos más significativos ha sido una pequeña pala ritual para incienso, un objeto muy común en templos para la realización de ofrendas. El buen número de monedas también está afirmando que allí se gestionaban bastantes transacciones, fruto del probable negocio del templo existente. Pero nada más. Este lugar no debió tener ninguna significación especial para Jesús, y mucho menos para sus apóstoles. Por eso el equipo de arqueólogos que trabajan allí no han encontrado ningún vestigio de una iglesia en la zona, como así decían los antiguos peregrinos. Sin embargo, hay «tres» iglesias importantes junto a Tabgha, algunas con mosaicos realmente antiguos. Muy probablemente bajo los cimientos de alguna de esas iglesias están los restos de la casa-iglesia supuestamente en el hogar de «Santiago y Juan Zebedeo», según afirmaban los peregrinos antiguos.
¿Y El Libro de Urantia? Multitud de pasajes de El Libro de Urantia, aunque hay que tener cuidado y localizarlos con esmero, ofrecen una visión sobre la localización de Betsaida. Y coinciden completamente con mis conclusiones.
Según LU 129:1.4 «Zebedeo era un hombre medianamente adinerado; sus astilleros se encontraban al borde del lago al sur de Cafarnaúm y su casa estaba situada a la orilla del lago cerca del centro de pesca de Betsaida». En LU 139:1.1 el padre de Andrés, «ya fallecido, había sido socio de Zebedeo en un negocio de desecación de pescado en Betsaida, el puerto pesquero de Cafarnaúm». En LU 139:3.1 Santiago «estaba casado, tenía cuatro hijos, y vivía cerca de sus padres en Betsaida, en las afueras de Cafarnaúm». Además, cuando El Libro de Urantia menciona una Betsaida y la otra no hay dudas pues utiliza Betsaida para designar la situada al oeste (LU 129:1.2, LU 129:1.4, LU 129:3.3, LU 129:3.4, LU 137:2.3, LU 137:5.1, LU 137:5.2, y otras) y Betsaida-Julias para designar la situada al este (LU 138:9.3, LU 149:0.1, LU 152:2.1, LU 152:2.4 y otras). La proximidad entre Betsaida y Cafarnaúm explica, por otra parte, la continua utilización a lo largo de El Libro de Urantia de los términos Cafarnaúm y Betsaida de forma indistinta, algo que ya hemos visto que también parecían hacer los evangelistas.
En resumen, tal y como lo veo, las dos Betsaidas, y no una, que seguramente existieron, todavía esperan las palas y brochas de los arqueólogos. En mi opinión, el equipo que trabaja en et-Tell se equivoca en su empeño de mostrar esas ruinas como la ciudad de Betsaida-Julias, y creo que deberían prestar la misma atención hacia el-Araj. Además, ¿por qué nadie ha excavado en Tabgha, donde se han encontrado restos de un antiguo muelle?
Curiosamente, de mis conclusiones extraigo la circunstancia de que la Betsaida de Jesús, la que visitó con más frecuencia, ni siquiera es preocupación a día de hoy de los arqueólogos. Toda la discusión actual se centra en determinar si el correcto emplazamiento es et-Tell o el-Araj. Pero la teoría de las dos Betsaidas, que fue ampliamente aceptada por los investigadores iniciales, ahora parece olvidarse sin que se hayan excavado a fondo todos los posibles emplazamientos. Aunque existen unas ruinas de un muelle delante de Tabgha, nadie parece haberse molestado en realizar una prospección de ruinas de edificaciones por los alrededores. Todas las excavaciones arqueológicas en Tabgha se ciñen a los cimientos de las iglesias existentes, por lo que he podido leer.
Pero estoy seguro de que algún día, nuevos hallazgos, determinarán finalmente quién tenía la razón en toda esta polémica…
Cuando este artículo fue publicado por primera vez en 2006 no tenía ninguna duda de que con el tiempo nuevas campañas arqueológicas acabarían por confirmar mis suposiciones. En 2017, los medios de comunicación de todo el mundo se hicieron eco de un descubrimiento reciente. En el-Araj, el emplazamiento en el que se sospechaba que podían estar las ruinas de Betsaida-Julias, se encontraron restos del período romano, en un estrato por debajo de los restos del período bizantino. El equipo de arqueólogos dirigidos por el Dr. Mordechai Aviam ha sacado a la luz mosaicos de una casa de baños y una rara moneda de plata. Subsecuentes campañas de este equipo, el-Araj Excatation Project, han producido muchos más hallazgos que evidencian la existencia de una urbe en la zona.
¡Cuántas cosas nos quedan aún por descubrir en este apasionante puzzle que es la vida de Jesús y su época!
Rami Arav y Richard A. Freund, Bethsaida, a city by the north shore of the Sea of Galilee, Truman State University Press, dos volúmenes y un CD, 1999.
Mendel Nun, Artículos, disponibles en Jerusalmen Perspective.
Mendel Nun, Has Bethsaida finally been found?, Ein Gev kibbutz.
Mendel Nun, The desert of Bethsaida, Ein Gev kibbutz.
Mendel Nun, Let down your nets, Ein Gev kibbutz.
Mendel Nun, Sea of Galilee, newly discovered harbours from New Testament days, mapa del mar de Galilea incluido en el libro.
Betsaida y El Libro de Urantia, Ken Glasziou, The Brotherhood of Man Library, Vol. 3. Num. 3, 1996.
Betsaida-Julias y Betsaida de Galilea, Stephen Finlan, The Brotherhood of Man Library, Vol. 3. Num. 3, 1996.
Tabgha y Bethsaida, páginas de la agencia turística Near East. (Enlaces rotos, utilizar Internet Archive - tabgha e Internat Archive - bethsaida)
Where is Biblical Bethsaida, extraído del Bible Archaeology Report
Este libro es la novela «Jesús de Nazaret», una biografía sobre el Maestro basada en El Libro de Urantia que está en preparación por el autor. ↩︎