© 2005 Javier García-Alcaide
© 2005 Asociación Urantia de España
Introducción de Javier García-Alcaide
La introducción se centró en los capítulos 8 (La oración como experiencia personal) y 9 (Condiciones para que la oración sea eficaz) del documento 91. Éstos son los capítulos que resumen mejor las características de la oración.
La oración puede adoptar múltiples formas, pero si es verdadera se tratará siempre de un acto de comunión con el Creador.
El hombre actual se siente desconcertado ante la idea de hablar de sus asuntos con Dios de una manera personal, y no debería sentirse así. La oración es un gesto objetivo que nos pone en contacto con unas poderosas realidades objetivas espirituales. Las palabras con las que se reza no son lo más importante: Dios responde a la actitud del alma, no a las palabras.
La oración no es una técnica para huir de los conflictos, sino más bien un estímulo para crecer en medio de los conflictos. Hemos de orar por los valores y por nuestro crecimiento.
Las condiciones para una oración eficaz son:
A algunos les cuesta utilizar la oración, pues piensan que deberíamos buscar dentro de nosotros lo que le pedimos al Padre. Éste es un tema que nos parece «duro» a aquellos que venimos «escaldados» de las religiones institucionalizadas, pues tendemos a confundir «oración» con «rezo».
La oración es una plegaria del alma. Más que pedir que algo nos llegue por arte de magia, debemos pedir capacidad para conseguir lo que queremos.
La oración significa comunión con Dios, y debe ser una herramienta imprescindible para todo aquél que se relacione con Dios. La oración es poder; por ello en grupo es mucho más efectiva.
La oración implica comunicación con el Ajustador, pero nos induce a mirar en dos direcciones: por un lado, a las reservas del subconsciente y, por otro, a los límites del superconsciente, donde habita el Ajustador. Tanto en el subconsciente como en el superconsciente tenemos dos importantes reservas de ayuda.
Es más importante el acto de orar que lo que se pide en la oración. Uno de nuestros objetivos debe ser hacer que la oración sea continuada. Cuanto más oremos, más perfeccionaremos nuestra oración y más efectiva será. Ya habrá quien se encargue de que actúen las personalidades que correspondan y que éstas muevan los resortes oportunos. Dios no trabaja en solitario; trabaja con otras personas, entre ellas mortales como nosotros.
En el Libro se insiste mucho con la oración; quizás sea porque la oración fortalece el espíritu al facilitarnos el contacto con lo divino. Cuando oramos construimos un pensamiento creativo.
Cuando oramos mostramos nuestra fe en Dios. La oración podría definirse como «un monólogo de dos». La oración es un punto de encuentro con Dios.
El ser humano es un reflejo de lo que es la humanidad. Empezamos a pedir por pura necesidad: primero por necesidad material, más adelante por necesidades mentales y finalmente por necesidad espiritual. El ser humano se siente desvalido e impotente en el universo, por eso necesita dirigirse a alguien para pedirle ayuda. A medida que el ser humano madura, la oración sigue siendo una petición al Ser Todopoderoso, pero va evolucionando hasta ser un monólogo/diálogo de hijo a Padre.
No importa a quién se pide, sino la actitud interior al orar. Siempre recibimos respuesta a nuestras oraciones. Debemos, eso sí, dejar atrás nuestras «corazas», nuestro orgullo, para enfrentarnos a la oración con una actitud humilde.
Antes de abordar la oración en grupo (p.998) hay que mejorar nuestra oración individual. La oración en grupo tiene un efecto multiplicador de eficacia. Al llevarla a cabo no debemos tener miedo al ridículo ni dejarnos llevar por los prejuicios. A veces caemos en la tentación de intelectualizar demasiado el Libro, y tenemos miedo por ello a institucionalizar su contenido. La oración en grupo tiene una gran fuerza socializadora, pues da trascendencia al momento de la oración.
En el documento que habla sobre el Hijo Eterno se habla sobre los espíritus afines, unidos por la gravedad espiritual, con los que la oración en grupo es todavía más eficaz.