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«Aquello que el hombre se lleva consigo como posesión de su personalidad son las consecuencias sobre su carácter de la experiencia de haber utilizado los circuitos mentales y espirituales del gran universo durante su ascensión al Paraíso». (LU 117:5.13)
El artículo anterior informó que al nutrir el crecimiento de nuestras almas, los Ajustadores del Pensamiento utilizan solo aquellas experiencias de nuestra carrera mortal que tienen significado y valor espiritual. La cita de la página 1287 indica que son las consecuencias de la experiencia las que tienen valor a largo plazo para nuestras personalidades. El Documento 117 establece además:
«Cuando el hombre toma una decisión, y consuma esta decisión en una acción, el hombre efectúa una experiencia; los significados y valores de esta experiencia forman parte para siempre de su carácter eterno en todos los niveles, desde el finito hasta el final». (LU 117:5.13)
En nuestras lecturas, muchos de nosotros nos habremos desconcertado por el énfasis puesto por los reveladores en nuestra toma de decisiones como de importancia crítica para nuestro crecimiento espiritual. Esto lo resume enfáticamente un Melquisedec:
«Las llaves del reino de los cielos son la sinceridad, más sinceridad y aún más sinceridad. Todos los hombres poseen estas llaves. Los hombres las utilizan —elevan su estado espiritual— mediante sus decisiones, más decisiones y aún más decisiones. La elección moral más elevada consiste en elegir el valor más elevado posible, y ésta siempre consiste —en cualquier esfera, y en todas ellas— en elegir hacer la voluntad de Dios. Si el hombre elige hacerla, es grande, aunque sea el ciudadano más humilde de Jerusem o incluso el mortal más insignificante de Urantia». (LU 39:4.14)
El valor de la toma de decisiones se elabora más:
«Un carácter cósmicamente moral y divinamente espiritual representa la acumulación capital de las decisiones personales de la criatura, unas decisiones que han sido iluminadas por la adoración sincera, glorificadas por el amor inteligente, y consumadas en el servicio fraternal». (LU 117:5.13) De paso, este pensamiento: «Incluso el trabajo en este mundo, por muy importante que sea, no es ni mucho menos tan importante como la manera de hacerlo. No existe ninguna recompensa material para una vida recta, pero existe una profunda satisfacción —una conciencia de haberlo logrado— y ésta trasciende cualquier recompensa material imaginable». (LU 39:4.13)
Naturalmente, debemos tener en cuenta que las decisiones deben referirse a asuntos de valor espiritual si han de contribuir a la edificación de nuestras almas. El documento 117 tiene este comentario:
«El alma evolutiva del hombre mortal es creada a partir de la posibilidad preexistente dentro del Supremo para llevar a cabo esta experiencia». (LU 117:5.11)
Esto implica que solo aquellas decisiones que tienen que ver con el tipo de experiencias que potencialmente tienen cualidades divinas pueden contribuir al crecimiento de nuestras almas. ¿Cuáles son las cualidades de Dios? Amor y servicio desinteresado, verdad, belleza y bondad para empezar. No podemos hacer reglas y definiciones. A medida que conozcamos la mente de Dios a través de nuestros Ajustadores del Pensamiento y el Espíritu de la Verdad de Jesús, llegaremos a reconocer el «significado y valor espiritual».
Como todos los hombres débiles, ponía un énfasis exagerado en no cambiar de opinión.
Somerset Maugham