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Secretos de la espiritualidad de Jesús | Volumen 7 - No. 2 — Índice | ¿Cómo crece el alma? Mediante la toma de decisiones |
La espiritualidad se puede «sentir» dentro. No se puede definir. Qué es la espiritualidad, qué significa la espiritualidad, el valor o contenido espiritual de cualquier pensamiento, palabra o acción, todo esto debe crecer en nosotros a medida que consumimos y digerimos lo que se nos revela sobre la espiritualidad. La paciencia y la familiaridad con el contenido de los Documentos de Urantia son claves para comprender la espiritualidad.
Los Documentos nos informan: «El Ajustador del Pensamiento sólo os recordará y enumerará aquellos recuerdos y experiencias que forman parte de, y son esenciales para, vuestra carrera universal…Pero una gran parte de vuestra vida pasada y de sus recuerdos, que no tienen un significado espiritual ni un valor morontial, perecerán con el cerebro material; muchas experiencias materiales desaparecerán como antiguos andamiajes que os sirvieron de puente para pasar al nivel morontial, pero que ya no tienen utilidad en el universo». (LU 112:5.22)
Desde un punto de vista personal, nuestra carrera en Urantia habrá sido un desperdicio total si todo lo que nos llevamos es el «más leve destello de fe» que nos dio la oportunidad de comenzar de nuevo en una carrera morontial. Rara vez ni siquiera una pizca de nuestra carrera terrenal habría tenido valor espiritual y apenas sobreviviría un solo recuerdo de la vida mortal.
Desde un punto de vista mundano, nuestra exposición a la Revelación de Urantia también se habrá desperdiciado, porque a menos que esa exposición sea el catalizador de un cambio cuántico en nosotros mismos de una existencia dominada por la materia y el materialismo a una dominada por la espiritualidad de nuestro propio ser, entonces habremos fallado a nuestros hermanos y hermanas de Urantia en su desesperada necesidad de conocer al Dios que se nos ha dado a conocer.
«Y ahora, no os equivoquéis, mi Padre responderá siempre a la más tenue llama vacilante de fe. Él toma nota de las emociones físicas y supersticiosas del hombre primitivo…Pero se espera que vosotros, que habéis sido sacados de las tinieblas y traídos a la luz, creáis de todo corazón; vuestra fe dominará las actitudes combinadas del cuerpo, la mente y el espíritu». (LU 155:6.17)
En un artículo de la edición anterior de Innerface, exploramos citas de los Documentos que brindan una idea de lo que realmente son los Los que siguen fueron seleccionados con la esperanza de que ayuden a los devotos en su búsqueda para volverse más espirituales.
«… la experiencia espiritual (una vez que se tiene conciencia de Dios) exige que el hombre lo encuentre y se esfuerce sinceramente por parecerse a él». (LU 5:5.1)
«Cuando el hombre no consigue discernir los objetivos de sus esfuerzos como mortal, está actuando en el nivel de existencia animal. No ha conseguido sacar partido de las ventajas superiores de la agudeza material, el discernimiento moral y la perspicacia espiritual que forman parte integrante de su dotación mental cósmica como ser personal». (LU 16:7.5)
«La perspicacia espiritual. La fraternidad de los hombres está basada, después de todo, en el reconocimiento de la paternidad de Dios. La manera más rápida de llevar a cabo la fraternidad de los hombres en Urantia consiste en efectuar la transformación espiritual de la humanidad actual. La única técnica para acelerar la tendencia natural de la evolución social es la de aplicar una presión espiritual desde arriba, acrecentando así la perspicacia moral y elevando al mismo tiempo la capacidad del alma de cada mortal para comprender y amar a todos los demás mortales». (LU 52:6.7)
«Pero también existe un ámbito en la oración en el que la persona intelectualmente despierta y espiritualmente progresiva consigue más o menos contactar con los niveles superconscientes de la mente humana, el dominio del Ajustador del Pensamiento interior. Además, existe una fase espiritual concreta de la verdadera oración que incumbe a su recepción y reconocimiento por parte de las fuerzas espirituales del universo, y que es totalmente distinta a todas las asociaciones humanas e intelectuales». (LU 91:2.6)
«Los efectos psicológicos y espirituales que acompañan a la oración de la fe son inmediatos, personales y experienciales. No existe ninguna otra técnica que permita a cualquier hombre, sin tener en cuenta todos sus demás logros mortales, acercarse de manera tan inmediata y eficaz al umbral de ese reino donde puede comunicarse con su Hacedor, donde la criatura se pone en contacto con la realidad del Creador, con el Ajustador del Pensamiento interior.» (LU 91:6.7)
«Los hábitos que favorecen el crecimiento religioso engloban: el cultivo de la sensibilidad a los valores divinos, el reconocimiento de la vida religiosa de los demás, la meditación reflexiva sobre los significados cósmicos, la solución de los problemas utilizando la adoración, compartir vuestra vida espiritual con vuestros semejantes, evitar el egoísmo, negarse a abusar de la misericordia divina, y vivir como si se estuviera en presencia de Dios.» (LU 100:1.8)
«El desarrollo espiritual depende, en primer lugar, del mantenimiento de una conexión espiritual viviente con las verdaderas fuerzas espirituales y, en segundo lugar, de la producción continua de los frutos espirituales, ofreciendo a vuestros semejantes la ayuda que habéis recibido de vuestros benefactores espirituales. El progreso espiritual está basado en el reconocimiento intelectual de nuestra pobreza espiritual, unido a la conciencia personal del hambre de perfección, el deseo de conocer a Dios y de parecerse a él, la intención sincera de hacer la voluntad del Padre que está en los cielos». (LU 100:2.1)
«La meta de la autorrealización humana debería ser espiritual, no material. Las únicas realidades por las que vale la pena luchar son divinas, espirituales y eternas». (LU 100:2.6)
«… la fe siempre triunfa sobre la duda, porque la fe es a la vez positiva y viviente. Lo positivo siempre tiene ventaja sobre lo negativo, la verdad sobre el error, la experiencia sobre la teoría, las realidades espirituales sobre los hechos aislados del tiempo y del espacio. La prueba convincente de esta certeza espiritual consiste en los frutos sociales del espíritu que estos creyentes, las personas con fe, producen como resultado de esta experiencia espiritual auténtica. Jesús dijo: «Si amáis a vuestros semejantes como yo os he amado, entonces todos los hombres sabrán que sois mis discípulos»». (LU 102:6.7)
«Llevar a cabo el reconocimiento de los valores espirituales es una experiencia que sobrepasa la ideación. Ningún idioma humano posee una palabra que se pueda emplear para designar esa «sensación», «sentimiento», «intuición» o «experiencia» que hemos elegido llamar la conciencia de Dios. El espíritu de Dios que reside en el hombre no es personal —el Ajustador es prepersonal— pero este Monitor presenta un valor, exhala un aroma de divinidad, que es personal en el sentido más elevado e infinito». (LU 103:1.6)
«La religión (la verdad de la experiencia espiritual personal) está basada en la suposición inherente (ocasionada por el Ajustador del Pensamiento) de que la fe es válida, de que Dios puede ser conocido y alcanzado». (LU 103:9.8)
«La fusión (del Ajustador) depende además de otros logros espirituales más grandes y más sublimes, del hecho de conseguir una sintonización final y completa entre la voluntad mortal y la voluntad de Dios, tal como ésta reside en el Ajustador del Pensamiento». (LU 110:7.1)
Emmanuel a Miguel: «En todo lo que vayas a hacer en el mundo de tu donación, recuerda siempre que estás viviendo una vida para la instrucción y la edificación de todo tu universo. Vas a donar esta vida de encarnación mortal en Urantia, pero debes vivir dicha vida para inspirar espiritualmente a todas las inteligencias humanas y superhumanas que han vivido, existen ahora o puedan vivir en cada mundo habitado que ha formado… »(LU 120:2.7)
«Ver a Dios —por la fe— significa adquirir la verdadera perspicacia espiritual. La perspicacia espiritual intensifica el gobierno del Ajustador, y los dos reunidos terminan por aumentar la conciencia de Dios. Cuando conocéis al Padre, os sentís confirmados en la seguridad de vuestra filiación divina, y podéis amar cada vez más a vuestros hermanos en la carne, no sólo como un hermano —con un amor fraternal— sino también como un padre —con un afecto paternal.» (LU 140:5.13)
«En verdad, en verdad os digo que aquel que se gobierna a sí mismo es más grande que el que conquista una ciudad. El dominio de sí mismo es la medida de la naturaleza moral de un hombre, y el indicador de su desarrollo espiritual. En el antiguo orden practicabais el ayuno y la oración. Como criaturas nuevas renacidas del espíritu, se os enseña a creer y a regocijaros. En el reino del Padre, debéis convertiros en criaturas nuevas; las cosas viejas deben desaparecer; observad que os muestro cómo todas las cosas deben renovarse. Por medio de vuestro amor recíproco vais a convencer al mundo de que habéis pasado de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida eterna». (LU 143:2.3)
«En el antiguo camino, intentáis suprimir, obedecer y conformaros a unas reglas de vida; en el nuevo camino, primero sois transformados por el Espíritu de la Verdad y, por ello, fortalecidos en vuestra alma interior mediante la constante renovación espiritual de vuestra mente; así estáis dotados con el poder de ejecutar, con certeza y alegría, la voluntad misericordiosa, aceptable y perfecta de Dios. No lo olvidéis —vuestra fe personal en las promesas extremadamente grandes y preciosas de Dios es la que os garantiza que os convertiréis en partícipes de la naturaleza divina. Así, mediante vuestra fe y la transformación del espíritu, os convertís en realidad en los templos de Dios, y su espíritu vive efectivamente dentro de vosotros. Así pues, si el espíritu reside dentro de vosotros, ya no sois unos esclavos ligados a la carne, sino unos hijos del espíritu, independientes y liberados. La nueva ley del espíritu os dota de la libertad del dominio de sí mismo, reemplazando la antigua ley del miedo, basada en la autoesclavitud y en el yugo de la abnegación.» (LU 143:2.4)
«La adoración —la contemplación de lo espiritual— debe alternar con el servicio, el contacto con la realidad material. El trabajo debería alternar con el esparcimiento; la religión debería estar equilibrada con el humor. La filosofía profunda debería ser aliviada con la poesía rítmica. El esfuerzo por vivir —la tensión de la personalidad en el tiempo— debería ser mitigado con el reposo de la adoración. Las sensaciones de inseguridad procedentes del miedo al aislamiento de la personalidad en el universo deberían ser contrarrestadas con la contemplación del Padre, a través de la fe, y con el intento de comprender al Supremo». (LU 143:7.3)
«La adoración tiene el propósito de anticiparse a la vida mejor del futuro, y luego reflejar estas nuevas significaciones espirituales sobre la vida presente. La oración es un sostén espiritual, pero la adoración es divinamente creativa». (LU 143:7.5)
«La adoración es la técnica de buscar en el Uno la inspiración para servir a la multitud. La adoración es la vara que mide el grado en que el alma se ha desprendido del universo material, y se ha adherido de manera simultánea y segura a las realidades espirituales de toda la creación». (LU 143:7.6)
«La oración es recordarse a sí mismo —un pensamiento sublime; la adoración es olvidarse de sí mismo— un superpensamiento. La adoración es una atención sin esfuerzo, el verdadero descanso ideal del alma, una forma de ejercicio espiritual sosegado». (LU 143:7.7)
«La oración es una expresión enteramente personal y espontánea de la actitud del alma hacia el espíritu; la oración debería ser la comunión de la filiación y la expresión de la hermandad. Cuando la oración es dictada por el espíritu, conduce al progreso espiritual cooperativo. La oración ideal es una forma de comunión espiritual que conduce a la adoración inteligente. La verdadera oración es la actitud sincera de tender la mano hacia el cielo para conseguir vuestros ideales». (LU 144:2.2)
«El nivel espiritual. En último lugar alcanzamos el nivel de la perspicacia del espíritu y de la interpretación espiritual, el nivel más elevado de todos, que nos impulsa a reconocer en esta regla de vida el mandamiento divino de tratar a todos los hombres como concebimos que Dios los trataría. Éste es el ideal universal de las relaciones humanas, y ésta es vuestra actitud ante todos estos problemas cuando vuestro deseo supremo es hacer siempre la voluntad del Padre. Quisiera pues que hicierais por todos los hombres lo que sabéis que yo haría por ellos en circunstancias semejantes». (LU 147:4.9)
«No os recomiendo la inmadurez mental de un niño, sino más bien la ingenuidad espiritual de un pequeño que cree con facilidad y que confía plenamente. No es tan importante que conozcáis el hecho de Dios, como que desarrolléis cada vez más la habilidad de sentir la presencia de Dios». (LU 155:6.12)
«En el reino de la fraternidad creyente de los amantes de la verdad que conocen a Dios, esta regla de oro adquiere cualidades vivientes de realización espiritual en aquellos niveles superiores de interpretación que inducen a los hijos mortales de Dios a considerar que este mandato del Maestro les exige que se relacionen con sus semejantes de tal manera, que éstos reciban el mayor bien posible como resultado de su contacto con los creyentes. Ésta es la esencia de la verdadera religión: que améis a vuestro prójimo como a vosotros mismos». (LU 180:5.7)
«Pero la comprensión más elevada y la interpretación más verdadera de la regla de oro consiste en la conciencia del espíritu de la verdad de la realidad perdurable y viviente de esta declaración divina. El verdadero significado cósmico de esta regla de las relaciones universales solamente se revela en su comprensión espiritual, en la interpretación que el espíritu del Hijo hace de la ley de la conducta al espíritu del Padre que reside en el alma del hombre mortal. Cuando esos mortales conducidos por el espíritu se dan cuenta del verdadero significado de esta regla de oro, se llenan a rebosar con la certeza de ser ciudadanos de un universo amistoso, y sus ideales de realidad espiritual sólo se satisfacen cuando aman a sus semejantes como Jesús nos amó a todos. Ésta es la realidad de la comprensión del amor de Dios.» (LU 180:5.8)
«Esta misma filosofía de flexibilidad viviente y de adaptabilidad cósmica de la verdad divina a las necesidades y capacidades individuales de cada hijo de Dios, ha de ser percibida antes de que podáis esperar comprender adecuadamente la enseñanza y la práctica del Maestro de la no resistencia al mal. La enseñanza del Maestro es básicamente una declaración espiritual. Incluso las implicaciones materiales de su filosofía no pueden considerarse con utilidad independientemente de sus correlaciones espirituales. El espíritu del mandato del Maestro consiste en no oponer resistencia a todas las reacciones egoístas hacia el universo, y al mismo tiempo alcanzar de manera dinámica y progresiva los niveles rectos de los verdaderos valores espirituales: la belleza divina, la bondad infinita y la verdad eterna —conocer a Dios y volverse cada vez más como él.» (LU 180:5.9)
«Entonces, Juan, abandona tu intolerancia y aprende a amar a los hombres como yo te he amado. Dedica tu vida a demostrar que el amor es la cosa más grande del mundo. Es el amor de Dios el que impulsa a los hombres a buscar la salvación. El amor es el padre de toda bondad espiritual, la esencia de lo verdadero y de lo bello». (LU 192:2.1)
«En religión, Jesús defendió y siguió el método de la experiencia, al igual que la ciencia moderna utiliza la técnica experimental. Encontramos a Dios mediante las directrices de la perspicacia espiritual, pero nos acercamos a esta perspicacia del alma mediante el amor de lo bello, la búsqueda de la verdad, la fidelidad al deber y la adoración de la bondad divina. Pero de todos estos valores, el amor es el verdadero guía que conduce a la perspicacia auténtica». (LU 195:5.14)
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