Tarde o temprano, todas las personalidades del universo comienzan a darse cuenta de que la búsqueda final de la eternidad es la exploración interminable del infinito, el viaje interminable de descubrimiento hacia el carácter absoluto de la Primera Fuente y Centro.
Tarde o temprano todos tomamos conciencia de que todo crecimiento de criatura es proporcional a la identificación con el Padre.
Llegamos a la comprensión de que vivir la voluntad de Dios es el pasaporte eterno a la infinita posibilidad del infinito mismo.
Los mortales alguna vez se darán cuenta de que el éxito en la búsqueda del Infinito es directamente proporcional al logro de la semejanza con el Padre.
En esta era del universo las realidades del Padre se revelan dentro de las cualidades de la divinidad.
Estas cualidades de la divinidad son apropiadas personalmente por las criaturas del universo en la experiencia de vivir divinamente.
Vivir divinamente significa vivir realmente la voluntad de Dios.
Las cualidades de la divinidad son: Unidad, verdad, belleza, grandeza, bondad.