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El programa infantil de la IC17: ¡cómo me las arreglé con mucha ayuda de mis amigos! | Volumen 11, Número 3, Oct. 2017 — Índice | Pedid y recibiréis |
De Ken Keyser, Illinois (Estados Unidos)
Nota de la redacción: el 21 de agosto de 2017, los lectores de El libro de Urantia de Chicago se reunieron en casa de Marilynn y David Kulieke para celebrar el cumpleaños de Jesús. Ken Keyser presentó lo siguiente durante el evento.
¿Tuvieron la oportunidad de presenciar el eclipse total de sol a medida que cruzaba Norteamérica el 21 de agosto de 2017? Si viajaron por el recorrido de la zona de sombra, observaron el tránsito parcial desde donde vivían o simplemente vieron imágenes en las noticias, un eclipse es una hermosa exhibición celestial.
Antes del evento, hubo mucha publicidad que especulaba con que el mundo iba a recibir una «señal». Para algunos lectores de El libro de Urantia, el hecho de que el eclipse ocurriera el día del cumpleaños de Jesús dio incluso más crédito a su posible importancia. En un esfuerzo por desmontar el bombo publicitario, he revisado algunas afirmaciones que hace El libro de Urantia acerca de ello.
Durante un eclipse, el sol parece desaparecer durante el día y el cielo se oscurece durante unos minutos. Esto llevó a algunas culturas antiguas a atribuir causas sobrenaturales a un incidente así, y a considerarlo un mal presagio. «Los nórdicos primitivos pensaban que los eclipses eran causados por un lobo que devoraba una parte del Sol o de la Luna». LU 85:3.4
Es cierto que los eclipses han desempeñado un papel insignificante en la historia humana. El resultado de algunas batallas históricas de poca importancia cambió debido a un eclipse solar que no se había predicho. En algunos casos uno de los bandos, al ser consciente de él, obtuvo ventaja cuando el otro bando, que no era consciente, se atemorizó o confundió. No obstante, estos fueron simples casos en los que se utilizó lo que sucedía de manera natural; ningún eclipse ha ocurrido con el propósito de cambiar el resultado de una situación. Un eclipse es un fenómeno completamente natural; dos de cada cinco se producen en alguna parte del planeta cada año.
«Los antiguos no trataban de conocer el futuro simplemente por curiosidad; querían esquivar la mala suerte. La adivinación era simplemente un intento por evitar las dificultades. En aquellos tiempos los sueños se consideraban como proféticos, y todo lo que se salía de lo normal era estimado como un presagio. Incluso hoy en día, las razas civilizadas están aquejadas de la creencia en los signos, las señales y otros vestigios supersticiosos del antiguo culto progresivo a los fantasmas. El hombre es lento, muy lento en abandonar aquellos métodos que le sirvieron para ascender de manera tan penosa y gradual por la escala evolutiva de la vida» LU 87:5.14
Durante la tercera gira de predicación con sus apóstoles y evangelistas, mientras estaba en Tiberiades, Jesús dio una charla memorable sobre «magia y superstición». El documento 150 resume diez puntos principales, del que el primero es que «El camino que siguen las estrellas en el cielo no tiene absolutamente nada que ver con los acontecimientos de la vida humana en la Tierra» LU 150:3 Even a cursory review of these ten points firmly establishes the value of the proper pursuit of science, while it dispels the myths about omens of good luck, harbingers of bad luck, and other supposed signs.
El libro de Urantia señala que incluso la atractiva leyenda de la estrella de Belén fue creada por «celotes bienintencionados» en un intento por confirmar que dos conjunciones planetarias extraordinarias pero totalmente naturales fueron el indicio de que un gran hombre había nacido en la tierra.
«Las mentes de Oriente y del próximo Oriente se deleitan con los cuentos de hadas y tejen continuamente hermosos mitos como éste alrededor de la vida de sus dirigentes religiosos y de sus héroes políticos. En ausencia de imprenta, cuando la mayoría del conocimiento humano se trasmitía oralmente de una generación a la siguiente, era muy fácil que los mitos se transformaran en tradiciones, y que las tradiciones fueran aceptadas finalmente como hechos». LU 122:8.7
Jesús sabía bien que la gente de su tiempo anhelaba lo espectacular y lo maravilloso. En múltiples ocasiones, desafió a los «milagreros» y a la «generación que buscaba prodigios» a que, en su lugar, realizaran prácticas espirituales en su vida cotidiana que llevarían a grandes cambios. Dijo: «Recordad que mi reino no ha de venir con estruendo y fascinación, sino más bien debe venir a través del gran cambio que mi Padre habrá efectuado en vuestro corazón y en el corazón de aquellos que serán llamados para unirse a vosotros en los consejos del reino». LU 137:6.5
En la desafiante era en la que vivimos, a menudo nuestra búsqueda de «señales» es nuestra búsqueda de la prueba de que Dios está aún trabajando en este mundo. Jesús abordó esto muy pronto en su ministerio, justo antes de la muerte de Juan Bautista. En nombre de Juan, algunos de sus amigos llevaron a Jesús el último mensaje que él recibió de Juan. Dijeron: ««Juan el Bautista nos ha enviado para preguntarte: ¿Eres realmente el Libertador, o tenemos que esperar a otro?». Jesús hizo una pausa para decir a los amigos de Juan: «Volved y haced saber a Juan que no ha sido olvidado. Contadle lo que habéis visto y oído, que la buena nueva se predica a los pobres.»». LU 144:8.1-3
Este sencillo mensaje de confirmación a Juan auguró una narración mucho más grande que Jesús iba a compartir después de resurrección. En el transcurso de su séptima aparición morontial, de charla por el camino a Emaús durante «El paseo con los dos hermanos», Jesús citó una serie de pasajes de los Salmos, de Isaías y de otros profetas del Antiguo Testamento.
«¿Y no habéis leído nunca en las Escrituras acerca de este día de salvación para los judíos y los gentiles, donde dice que en él todas las familias de la Tierra serán benditas; que él escuchará el lamento de los necesitados y salvará el alma de los pobres que lo buscan; que todas las naciones lo llamarán bendito?
«Que alimentará al rebaño como un verdadero pastor, reuniendo a las ovejas en sus brazos y llevándolas tiernamente en su seno. Que abrirá los ojos de los ciegos espirituales y sacará a los presos de la desesperación a la plena luz y libertad.
«Que curará a los que tienen el corazón destrozado, proclamará la libertad a los cautivos del pecado y abrirá la prisión a los que están esclavizados por el miedo y encadenados por el mal. Que consolará a los afligidos y les otorgará la alegría de la salvación en lugar de la pena y la tristeza.
«Que no destruirá a los débiles, sino que aportará la salvación a todos los que tienen hambre y sed de rectitud. Que los que creen en él tendrán la vida eterna». LU 190:5.4
Estoy convencido de que, cuando trasladamos estas simples directrices a la acción de manera sincera y con todo el corazón, destacamos más que cualquier señal de prodigios. Que, como Jesús, nos convertimos en una prueba viva que demuestra ciertamente que Dios está trabajando dinámicamente en este mundo. «Cuanto mejor se comprende el hombre a sí mismo y más aprecia los valores de la personalidad de sus semejantes, más anhelará conocer a la Personalidad Original, y con más ardor luchará ese ser humano que conoce a Dios por parecerse a la Personalidad Original». LU 1:6.6
Esforcémonos en ser como Dios, como Jesús instruyó: prediquemos buenas nuevas a los pobres, saquemos a los prisioneros de la desesperación hacia la plena libertad y la luz, consolemos a aquellos que lloran, enseñemos la salvación a todos los que tienen hambre y sed de rectitud. Eso demostrará el cambio que Dios Padre ha provocado en nuestro corazón. Estoy convencido de que las verdaderas señales de Dios que trabajan cerca de nosotros son cosas comunes que se hacen de manera extraordinariamente compasiva y amorosa.
Nota: todas las negritas y espaciado modificado han sido añadidos por el autor.
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