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Hechos, significados, valores y otras trilogías | Luz y Vida — Núm. 27 — Diciembre 2011 — Índice | Convergencias y divergencias: Los cromosomas humanos |
Lo que necesita este mundo es un concepto mucho más elevado de lo que es Dios, y conocer que la religión siempre es y siempre ha sido un asunto de la experiencia personal del individuo con Dios, sin intermediarios, ni ningún otro obstáculo que impida al hombre elegir por su propio y libre albedrío intentar seguir la voluntad del Padre en el cielo.
La eterna lucha entre laicos y creyentes termina casi siempre en fanatismos desastrosos por parte de los religiosos, y en violencia y enfrentamientos por parte de los laicos, los no creyentes.
Y estas dos posturas casi siempre han estado equivocadas.
¿Cuándo aprenderá el ser humano que la religión es un asunto de experiencia personal, y que todo el asunto se basa en un crecimiento interior personal y espiritual?
El gran dilema de la sociedad moderna es el siguiente:
¿Por qué la inmensa mayoría de las personas se rebelan contra las religiones de autoridad, institucionales y establecidas?
El poder eclesiástico es ahora y siempre incompatible con la fe viviente, el espíritu creciente y la experiencia de primera mano de los compañeros, por la fe, de Jesús en la fraternidad de los hombres, en la asociación espiritual del reino de los cielos. El deseo loable de preservar las tradiciones de los logros pasados conduce a menudo a defender unos sistemas de adoración obsoletos. El deseo bien intencionado de fomentar antiguos sistemas de pensamiento impide eficazmente patrocinar unos medios y unos métodos nuevos y adecuados destinados a satisfacer los anhelos espirituales de la mente en expansión y en progreso del hombre moderno. Asimismo, las iglesias cristianas del siglo veinte se alzan como enormes obstáculos, aunque enteramente inconscientes, para el progreso inmediato del verdadero evangelio las enseñanzas de Jesús de Nazaret. LU 195:10.8
…Hasta que la raza humana no alcance el nivel de un reconocimiento más elevado y más general de las realidades de la experiencia espiritual, un gran número de hombres y mujeres continuarán mostrando su preferencia personal por esas religiones de autoridad que sólo requieren un asentimiento intelectual, en contraste con la religión del espíritu, que implica una participación activa de la mente y del alma en la aventura de la fe consistente en luchar con las realidades rigurosas de la experiencia humana progresiva. (LU 155:5.8)
Las religiones de autoridad sólo pueden dividir a los hombres y levantar unas conciencias contra otras; la religión del espíritu unirá progresivamente a los hombres y los inducirá a sentir una simpatía comprensiva los unos por los otros. Las religiones de autoridad exigen a los hombres una creencia uniforme, pero esto es imposible de realizar en el estado actual del mundo. La religión del espíritu sólo exige una unidad de experiencia - un destino uniforme - aceptando plenamente la diversidad de creencias. La religión del espíritu sólo pide la uniformidad de perspicacia, no la uniformidad de punto de vista ni de perspectiva. La religión del espíritu no exige la uniformidad de puntos de vista intelectuales, sino solamente la unidad de sentimientos espirituales. Las religiones de autoridad se cristalizan en credos sin vida; la religión del espíritu se desarrolla en la alegría y la libertad crecientes de las acciones ennoblecedoras del servicio amoroso y de la ayuda misericordiosa. LU 155:6.9
Cuando las religiones de autoridad intentan imponer y coaccionar unos credos sin vida a la sociedad, solo puede nacer el laicismo. Surge una rebelión contra las imposiciones autoritarias y dictatoriales que casi todas las religiones han intentado forjar sobre la mente de las personas.
El laicismo ha sido una rebelión en casi todas las religiones contra la imposición y la coacción que han practicado a lo largo de la historia las religiones de autoridad. Los laicos no tenían por qué renunciar y sacrificar su fe interior y personal en un Dios personal y universal.
No es necesario sacrificar la fe en Dios para disfrutar de las bendiciones de la sublevación laica moderna: tolerancia, servicio social, gobierno democrático y libertades civiles. Los laicos no tenían necesidad de oponerse a la verdadera religión para promover la ciencia y hacer progresar la educación. LU 195:8.8
Pero incluso después de que el materialismo y el mecanicismo hayan sido más o menos derrotados, la influencia devastadora del laicismo del siglo veinte continuará marchitando la experiencia espiritual de millones de almas confiadas.
El laicismo moderno ha sido fomentado por dos influencias mundiales. El padre del laicismo fue la actitud atea y de ideas limitadas de la llamada ciencia de los siglos diecinueve y veinte - la ciencia atea. La madre del laicismo moderno fue la iglesia cristiana totalitaria de la Edad Media. El laicismo tuvo su comienzo como una protesta que se elevó contra la dominación casi completa de la civilización occidental por parte de la iglesia cristiana institucionalizada.
En el momento de esta revelación, el clima intelectual y filosófico que prevalece tanto en la vida europea como en la americana es decididamente laico - humanista. Durante trescientos años, el pensamiento occidental ha sido progresivamente laicizado. La religión se ha convertido cada vez más en una influencia nominal, se ha vuelto mayormente un ejercicio ritualista. La mayoría de los cristianos declarados de la civilización occidental son, sin saberlo, realmente laicos.
Fue necesario un gran poder, una poderosa influencia, para liberar el pensamiento y la vida de los pueblos occidentales de la garra marchitante de una dominación eclesiástica totalitaria. El laicismo rompió las ataduras del control de la iglesia, y ahora amenaza a su vez con establecer un nuevo tipo de dominio ateo en el corazón y la mente del hombre moderno. El Estado político tiránico y dictatorial es el descendiente directo del materialismo científico y del laicismo filosófico. El laicismo apenas libera al hombre de la dominación de la iglesia institucionalizada, cuando lo vende a la esclavitud servil del Estado totalitario. El laicismo sólo libera al hombre de la esclavitud eclesiástica para traicionarlo entregándolo a la tiranía de la esclavitud política y económica. LU 195:8.1-4
El gran problema de esta sociedad moderna y materialista es que, al haber abandonado a Dios, también ha tirado por la borda los más altos valores, del Amor, la paz, de la búsqueda de la verdad, los valores interiores, y eso solo produce un profundo vacio en la mente y el espíritu de las personas.
El gran problema del laicismo es que se ha rebelado contra Dios y los altos valores de eternidad y bienestar del ser humano, y eso en última instancia solo produce mucha infelicidad e ignorancia.
El materialismo niega a Dios, el laicismo se limita a ignorarlo; al menos ésta fue su actitud primitiva. Más recientemente, el laicismo ha tomado una actitud más militante, pretendiendo ocupar el lugar de la religión, cuya esclavitud totalitaria rechazó anteriormente. El laicismo del siglo veinte tiende a afirmar que el hombre no necesita a Dios. ¡Pero cuidado! Esta filosofía atea de la sociedad humana sólo conducirá a la inquietud, a la animosidad, a la infelicidad, a la guerra y a un desastre mundial. LU 195:8.5
Ni laicismo, ni religión: lo que necesita este mundo es entrar en una nueva etapa más avanzada de progreso y capacitación espiritual avanzada.
Las religiones de autoridad ya han cumplido su papel en la historia humana. La religión del futuro será la religión del espíritu, basada en la experiencia personal del individuo y en el servicio altruista hacia los demás. Esa es la religión que han enseñado los grandes maestros de la verdad a lo largo de la historia. Las religiones de autoridad han sido el andamio y las muletas que ya no necesitan las personas progresistas y emprendedoras que buscan la verdad.
La religión del espíritu fomenta el tipo más elevado de civilización humana, en el sentido que crea el tipo más elevado de personalidad espiritual y proclama la condición sagrada de esa persona.
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