© 2012 F. Javier Santos, Carmelo Martínez, Eduardo Altuzarra, Juan J. López, Santiago Rodríguez
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La evolución espiritual del hombre para el logro de la sobrevivencia mortal (primera parte) | Luz y Vida — Núm. 28 — Marzo 2012 — Índice | Convergencias y divergencias: La formación del sistema solar |
Participantes:
Hace poco he leído un pasaje del LU que me ha dejado muy desconcertado, es este:
«… Un ave terrestre grande, parecida al avestruz, se desarrolló hasta una altura de tres metros y ponía huevos de veintitrés por treinta y tres centímetros. Estas fueron los antepasados de las futuras gigantescas aves de pasaje que eran de una inteligencia superior y que, durante un tiempo, transportaron seres humanos por el aire.» LU 61:1.9
No sé muy bien qué pensar de este pasaje ¿Humanos montando sobre aves? Esto se parece mucho a El señor de los anillos, jeje. Os juro que este pasaje me ha hecho pensarme seriamente la veracidad del libro, porque que se sepa nunca se ha visto cosa igual, un ave que pueda transportar por el aire a una persona, aunque hay leyendas de aves gigantes como el famoso «Roc» o águila gigante que es lo que usan en El señor de los anillos, que se hace eco de esa leyenda, o el «Thunderbird». No sé qué opináis sobre este pájaro gigante que dice el libro.
El LU se refiere en varias ocasiones a ciertos pájaros grandes que sirvieron para transportar pasajeros. Asegura que aparecen en muchos planetas y los describe como muy inteligentes, incluso con capacidad de pronunciar algunas palabras (LU 52:1.5). A los de Urantia los llama fándores y parece que los usaron Adán y Eva para transportarse por el Jardín del Edén (LU 66:5.6, LU 74:3.4 y LU 74:4.4).
Lo que no entiendo muy bien es que un detalle que nos parece más o menos pintoresco pueda poner en duda la veracidad del LU. Creer en el LU no depende, a mi entender, de un pasaje de la historia de Urantia que se describe en el LU, de un detalle de nuestra evolución biológica o de una afirmación científica «dudosa» según nuestra ciencia presente.
El gran mensaje del LU es en el fondo el mismo de Jesús de Nazaret (la cuarta revelación): que tenemos un Padre que nos ama y que por lo tanto, somos hermanos en el espíritu; pero esta vez el mensaje se amplía con un panorama universal destinado sin duda a generaciones futuras y a los tiempos de la siguiente edad de nuestro planeta.
Yo no sé vosotros, pero yo creo en el LU porque me describe experiencias que yo también he vivido y vivo en cierto grado; porque encaja esas experiencias en un contexto universal y en el plan del Padre; porque da sentido a lo que veo que pasa y que me pasa. Y porque la única forma de que los que las describen las describan como lo hacen es que las han vivido también en toda su profundidad; y si realmente las han vivido así, sé que no me engañan, porque su alto nivel de avance y de desarrollo en el espíritu les impide hacerlo.
La ÚNICA prueba de la veracidad del LU y de sus enseñanzas está en el interior de cada uno, y es personal e intransferible; y eso es lo que tiene de malo… y de bueno. Mi convencimiento no proviene de lo que leo en el LU sino de lo que experimento, y de que lo que experimento coincide plenamente con lo que leo.
Paco, opino lo mismo que Carmelo. La veracidad de El Libro de Urantia se encuentra en uno mismo. Tan sólo te acercas a la realidad por la experiencia. Tú mismo… es lo que hay.
Que el LU mencione la existencia en tiempos remotos de esas enormes aves (fándores) no me sorprendió porque confirmaba lo que ya conocía por otras fuentes; se encuentran numerosos testimonios arqueológicos señalando que nuestros antepasados navegaban por el aire. Aunque me falla la memoria, puedo citar por el momento dos concretos:
Las leyendas maoríes relatan que el dios Pourangahua volaba sobre un pájaro mágico. Existen grabados muy antiguos mostrando al piloto sobre su «nave», a la que denominaban «Te manunui a Ruakapanga» -literalmente: «el gran pájaro de Ruakapanga»-; el sello de correos neozelandés de 3 peniques del año 2007 muestra el esqueleto del animalito con sus correspondientes alas; ignoro si lo han sacado de algún fósil o se lo han imaginado.
Las famosas y controvertidas «piedras del desierto de Ica» (Perú), que el amigo Benítez describió con gran detalle en su libro ¿Existió otra humanidad? muestran también escenas en las que se aprecia nítidamente a seres humanos sobrevolando el suelo a lomos de unas aves. Lo más sorprendente de este caso es que dichos seres están lanzando «tiros» a dinosaurios: Este anacronismo no se justifica ni atendiendo a lo que dice la arqueología ni a lo que narra el LU. Una vez más, la postura de cuantos nos inclinamos hacia la realidad de estos hechos enigmáticos se enfrenta con la de los escépticos, que nos tildan de ingenuos y que, indudablemente, están cargados con buenos argumentos.
Paco, en todo caso lo de El señor de los anillos se parecería al LU ¿no? Creo que tú, como muchos otros, ya has/hemos hecho la elección. La elección se hace desde dentro; los detalles y lo superficial nos pueden valer de excusa para avalarla… pero es sólo eso, una excusa. La verdadera elección se hace a otro nivel, ¿no te parece?
Gracias por vuestras respuestas. En mi interior siempre dejo una posibilidad a que todo esto no sea más que una paranoia colectiva por cualquier motivo. Entended que siempre trato de racionalizar todo y buscarle los porqués y los ¿y si…? Y me gusta documentarme sobre lo que opinan unos y otros y, la verdad, en esta época de mi vida estoy muy quisquilloso con los detalles. Para mí el LU es lo más grande que me ha ocurrido en muchos años de existencia, que yo sepa y estas cosas, creo que son pruebas de fe.
Mi argumento es el siguiente: «Si alguna vez hubiera existido un ave capaz de llevar en sus lomos a un ser humano, primero, habría leyendas, luego evidencias, fósiles, etc… Y por último, si los seres humanos los montaban los habrían «domesticado» por tanto, no se habrían extinguido.
Conforme escribo estas líneas me he documentado y parece ser que hace 10 mil años se extinguió un ave gigantesca, un «Terratórnido» de 10 metros de envergadura. Hay tantas cosas en este mundo que uno ya no sabe lo que pensar…
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