© 2008 Antonio Moya, Carmelo Martínez, Eduardo Altuzarra, Santiago Rodríguez
© 2008 Asociación Urantia de España
¿Lugares Santos? (segunda parte) | Luz y Vida — Núm. 12 — Febrero 2008 — Índice | Más sobre cuántos sobreviven (primera parte) |
De varios autores
Participantes:
Santiago: No tengo claro que pueda ser un «tema», pero como que es algo que me hormiguea quiero comentarlo, ya que me aborda de una manera recurrente.
¿Qué se espera que hagamos en este mundo? Cada uno de nosotros.
Siempre tengo la certidumbre de que me «echarán en cara» cosas que hice o más bien que «no hice» y que de alguna manera era evidente que tenía que haber resuelto. Tengo ese peso constante y continuado sobre mí. Cada vez que leo el LU se hace más patente y aumenta esa presión, pero no logro descubrir qué puede ser, no sé si es algo concreto que tenga que abordar, o es elegir una forma concreta de conducta o de actitud.
¿Alguna vez habéis tenido una sensación semejante?
Siento la ambigüedad del comentario.
Antonio: ¡Claro que es un buen «tema» el que planteas, Santi! ¡Y menudo tema! Además, ¿qué mejor tema podemos plantear en este foro de amigos íntimos, donde nos desnudamos por dentro, que el de nuestras inquietudes, temores, dudas corrosivas y cosas por el estilo?
¿Tú sabes qué es lo que estoy haciendo ahora? Pues revisando, página por página, mis 6 tomos de la Historia de la Filosofía para encontrar definitivamente un pilar sobre el que apoyar mi fe. Ése es el tema que me corroe actualmente. Estoy como Santiago de Safed: «Señor, yo creo. Pero ayúdame en mi incredulidad».
¿Qué se espera que hagamos en este mundo? Menuda pregunta… Pues progresar. Buscar a Dios, buscar la Verdad, y actuar en consecuencia. Es decir, actuar según las mejores luces que tenemos sobre la verdad, la belleza y la bondad. Ser un buen padre, un buen marido, un buen hijo, un buen profesional, un buen vecino, un buen compañero de trabajo.
Si actúas siempre según tus luces, ¿quién podrá echarte en cara algo que hiciste, o no hiciste, por inconsciencia O ignorancia? No eres responsable de hacer, o no hacer, algo que ignoras. Sólo somos responsables de aquello que hacemos plenamente conscientes de saber lo que hacíamos. Ésta es mi opinión.
La forma concreta de conducta o de actitud ya la has elegido, y es la que tienes en este momento, basada en tus luces sobre la verdad, la belleza y la bondad. Si actúas con toda sinceridad, según tus luces, estás en el camino correcto. Y si mañana tienes más luces porque has elevado tu nivel de conciencia (como nos pasa a todos), pues actuarás mejor que hoy. La mejor manera que tiene un renacuajo de convertirse en rana, es actuar en todo momento como un renacuajo, con toda sinceridad. Lucifer no fue culpable de equivocarse HASTA que se dio cuenta de que estaba metiendo la pata, y no echó marcha atrás. Esto es lo que no debemos hacer. Si nos damos cuenta del error, hay que rectificar.
Las cosas que tú creas que debes resolver, resuélvelas, sin dudarlo. Con la ayuda de Dios. Que te aseguro que todo sale siempre bien, y que nuestros temores siempre son infundados. En toda mi vida, no ha habido una cosa que yo temiera y que al final no saliera siempre bien. Todo se resuelve para bien.
En cuanto a sentir como una losa este asunto cada vez que lees el Libro, se me ocurre decirte que el nivel del Libro de Urantia es muy elevado, y no todos (o casi ninguno) vamos a llegar a ese nivel. Ten en cuenta que el nivel que se indica ahí es como un modelo, como un campeón de Europa hablando en términos futbolísticos. Pero no todos los equipos llegan a ser campeones de Europa. El modelo está ahí, y lo único que se nos pide es que nos esforcemos por alcanzarlo. Eso es todo. Trabajamos, luchamos, nos esforzamos, pero… quizás no lleguemos a ser campeones de Europa. Es lo más probable. Pues no pasa nada. Para eso (y no para otra cosa) estás los mundos de las mansiones.
Relájate, Santi, que Dios sólo nos pide sinceridad, que actuemos según las luces que tenemos en este preciso momento. No pide de nosotros lo que no podemos dar, un imposible. Tú, como padre, ¿le pides a tu hijo, en su edad actual, cosas de cuando llegue a tener 30 años?
Santiago: ¡Gracias Antonio! Son bienvenidos tus comentarios, y trataré de asimilarlos, y reforzar mi «paciencia», para no tratar de correr más de lo que toca en cada momento.
Si me permites un comentario sobre la búsqueda «del pilar» con el que reforzar tu fe, nada más sugerirte que en realidad has de buscar tres pilares. Recuerda que, como casi todo lo de este lado y si no queremos que cojee, hemos de darle importancia similar a los tres puntales (y la fe creo que no sólo no escapa a esta situación, sino que como sólo refuerces uno o dos en detrimento de los tres en conjunto, iremos siempre «desequilibrados»). Posiblemente en la filosofía encontrarás refuerzo para la «Verdad», pero no olvides, paralelamente y en la misma medida, reforzar el pilar de la «Belleza», y el de la «Bondad».
Con esto quizá de manera «teórica» responda a mi pregunta, y quizá lo que se espera de nosotros es que desarrollemos y reforcemos lo mejor que sepamos estos tres pilares, pero sin la «congoja» de querer correr antes de aprender a caminar. Gracias una vez más Antonio, porque tus comentarios sirven perfectamente al propósito de comenzar a caminar.
¿Alguien quiere hacer más sugerencias completamente prácticas para este nivel de aprendizaje, y el comienzo a reforzar esos tres pilares de una manera equilibrada?
Carmelo: Querido Santi: tengo muchas veces esa sensación. En mi caso se refiere a mi trabajo profesional, aunque entiendo que la que describes es igual. Muchas veces me pregunto cuando vuelvo a casa si he hecho todo lo que tenía que hacer, si se esperaba más de mí, si ha habido alguna cosa que tenía que haber visto y se me ha escapado, si algo se va a «hundir» por mi inacción. Es una sensación muy incómoda, que intranquiliza, como si algo que no percibo se estuviera escapando y tuviera que atraparlo yo. No deja descansar.
Es una sensación que afortunadamente casi he superado. Hago lo que creo que debo hacer y dejo el resto al «destino». Esa sensación es una trampa de nuestra mente. Pensamos que hay cosas que dependen exclusivamente de nosotros y que no podemos fallar. Pero las cosas no son así; hay una providencia.
Copio una cita que creo viene al caso; está en LU 39:4.13 (documento 39). Dice así: «…es la experiencia de vivir esta vida lo importante. Incluso el trabajo en este mundo, aunque es primordial, no es ni con mucho tan importante como la manera en que haces este trabajo…». Nuestro trabajo efectivo para la creación, para el desarrollo del Supremo, en este mundo y en esta vida es nulo o casi, excepto por el crecimiento personal que somos capaces de hacer por nosotros mismos y en nosotros mismos. A mi entender, esto es lo que se espera de nosotros, como te decía Antonio.
La sensación que describes es el resultado de una mente sobre-responsable (y en mi caso, a veces, también de la mala conciencia por no haber hecho todo lo que debía y podía), algo que es malo sin duda. Sé sincero y leal contigo mismo, haz todo lo que tu mente y tu espíritu te dicten… y abandónate en brazos del Padre. No te agobies con «posibilidades»; actúa y confía.
Eduardo: Santi nos dice que no sabe que hacer para «acertar» y dejar de tener «sensaciones extrañas». Antonio se encuentra repasando los seis tomos de «La Historia de la Filosofía» y Carmelo comenta que ya menos, pero que muchas veces se ha ido a casa sin saber a ciencia cierta, si había hecho bien los deberes.
Bueno, pues yo os comento que cuando tengáis incertidumbres os leáis las inevitabilidades. Os puedo decir que, desde que las leí por primera vez en el LU, estas nueve INEVITABILIDADES me han acompañado siempre y gracias a ellas he aprendido a ser medianamente sabio, a estar medianamente seguro de las cosas y me han logrado dar la suficiente fe como para que, después de haber tomado una decisión, saber que era la mas correcta y acertada. Tened siempre presente que debemos aprender a «relativizar» las cosas.
¿Lugares Santos? (segunda parte) | Luz y Vida — Núm. 12 — Febrero 2008 — Índice | Más sobre cuántos sobreviven (primera parte) |