© 2024 Mark Blackham
© 2024 Asociación Internacional Urantia (IUA)
Mark Blackham, Canada
Los conflictos son una parte inevitable de la vida en los mundos habitados, especialmente en los que se encuentran en las primeras etapas de la evolución social y espiritual. Este es ciertamente el caso en la etapa actual de desarrollo en Urantia.
Las cosas han mejorado a lo largo de los siglos y, sin duda, seguirán mejorando con el tiempo; pero no será hasta un futuro lejano, cuando nuestro planeta alcance finalmente las edades utópicas de luz y vida, que estaremos totalmente libres de discordia. Esto no quiere decir que, en ese momento, todos pensemos lo mismo; pero la forma en que tratamos nuestras diferencias cambiará significativamente. Hasta que alcancemos esa utopía, y aparte de las guerras nacionales, experimentaremos dos esferas personales de conflicto: una es el conflicto que tiene lugar en la vida interior (mente y alma), y la otra es el conflicto que se produce en la vida exterior (familiar y social).
Jesús dijo que hay dos ámbitos en la vida humana: uno es la vida en la carne y el otro es la vida en el espíritu. De hecho, a su regreso de Roma, dijo a Ganid que hay dos grandes clases de mortales: los que conocen a Dios y los que no (LU 133:0.3).
Continuó diciendo que las personas que viven completamente en la carne o completamente en el espíritu experimentan poco conflicto interior, pero para todos los que luchan por hacer la transición de una vida a la siguiente habrá un grado considerable de conflicto y confusión a lo largo del camino. Jesús, en lugar de decir a sus discípulos que ignoraran esta lucha o la encubrieran con un falso optimismo, les ordenó que fueran francos al respecto.
Advertid a todos los creyentes sobre la zona de conflicto que han de atravesar todos los que pasan de la vida que se vive en la carne a la vida más alta que se vive en el espíritu. LU 159:3.7
Cuando leí por primera vez esta sección de El libro de Urantia, no pude evitar pensar que ya era bastante difícil difundir el mensaje esencial y elemental de Jesús: que nuestra vida espiritual comienza aceptando que somos hijos de un Dios amoroso y personal. Ahora se me pide que diga a todos los futuros creyentes que sus continuos intentos de alcanzar esta vida espiritual conllevarán lucha y conflicto. Parece difícil de vender.
Jesús dijo aún más sobre este tema:
Aunque experimentaréis una gran alegría en el servicio a mi Padre, debéis prepararos también para las dificultades, pues os advierto que solo a través de una gran tribulación entrarán muchos en el reino. LU 137:6.5
La religión del espíritu significa esfuerzo, lucha, conflicto, fe, determinación, amor, lealtad y progreso. LU 155:5.11
Si os atrevéis a creer en mí y empezáis a seguirme de todo corazón os encaminaréis seguro por la senda de las dificultades. LU 159:3.13
Nuestro Maestro deja claro que podemos esperar muchos problemas, tribulaciones, luchas y conflictos en nuestros esfuerzos continuos por prosperar en el espíritu; pero eso no es todo. Se espera de nosotros que aceptemos de buen grado nuestras luchas y que cumplamos alegremente nuestras obligaciones para con Dios, la familia y la sociedad.
La noción de que una vida espiritual está llena de adversidades y obligaciones parece estar muy lejos de las opiniones de moda: que de algún modo un viaje espiritual es semejante a «una experiencia fantástica y mística de sentimientos de éxtasis indescriptibles» (LU 101:1.1) o que se trata de un estado mental de dicha utópica.
La religión no es un método para alcanzar un estado dichoso y estático de paz mental sino un impulso dirigido a organizar el alma para el servicio activo. LU 100:3.1
Jesús disipó otras nociones preciadas sobre la religión. En el Imperio romano de aquellos días, e incluso hoy en día, no era infrecuente que las personas con fe creyeran que tenían derecho a la providencia divina o a un trato especial, o que tal vez, por la mano de Dios, se les ahorrarían los problemas de los demás.
Enseñad a todos los creyentes que los que entran en el reino no se vuelven inmunes a los accidentes del tiempo ni a las catástrofes ordinarias de la naturaleza. LU 159:3.13
Entonces, ¿por qué nos dice Jesús que va a ser una experiencia dura? Dudo que esté intentando desanimarnos. Es más probable que intente desilusionarnos, como hizo con los apóstoles en muchas ocasiones. Sin embargo, a pesar de sus muchas advertencias y reprimendas, es un gran alivio que siempre nos dé una salida: nos da una razón espiritual para mantener el rumbo.
De hecho, justo después de advertir a todos los creyentes sobre los inevitables conflictos, menciona que «el yugo del evangelio es fácil de llevar y la carga de la verdad es liviana». En otro documento, un intermedio nos dice que «El yugo del Maestro es ciertamente ligero…» (LU 141:3.7). Y en otros lugares Jesús repite esta reconfortante verdad.
«Haced vuestro el yugo divino y experimentaréis la paz de Dios que sobrepasa toda comprensión.» LU 144:8.8
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy fiel y leal, y hallaréis descanso espiritual para vuestra alma. LU 163:6.7
El yugo del Maestro es descubrir y vivir la voluntad de Dios mediante la verdad que dice y el ejemplo que vive. Para superar nuestras dificultades y problemas, solo se nos pide que le creamos, que confiemos en él y que le sigamos, lo cual no es una carga pesada en absoluto. También nos consuela y nos anima cuando nos dice que, una vez que creamos en este evangelio, no tendremos miedo cuando nos sobrevengan problemas, y que Él estará con nosotros a través de todas estas tribulaciones, solo con que creamos.
No hay más que una lucha para los que entran en el reino, y es la de pelear el buen combate de la fe. La única batalla del creyente es contra la duda, contra la incredulidad. LU 159:3.8
No os prometo libraros de las aguas de la adversidad, pero sí os prometo atravesarlas con vosotros. LU 159:3.12
Hay buenas razones para comprender el beneficio del conflicto interior en la vida espiritual. Por ejemplo, descubrimos que, en todos nuestros dilemas morales, pedir ayuda a Dios es un camino hacia la consciencia de Dios.
Todo ser humano experimenta muy pronto algún tipo de conflicto entre sus impulsos egoístas y sus impulsos altruistas, y en muchos casos, al buscar ayuda sobrehumana para resolver estos conflictos morales, puede llegar a ser consciente de Dios por primera vez. LU 103:2.4 negrita añadida
A lo largo de nuestra vida espiritual, no podemos evitar los dolores del crecimiento. La mente y el alma no renuncian fácilmente a las comodidades y familiaridades de una existencia material y secular. Pero crecer en el espíritu exige que abandonemos esas cómodas orillas para adentrarnos en tierras desconocidas e inexploradas, una situación que puede provocar ansiedad y estrés.
Las perplejidades religiosas son inevitables; no puede haber crecimiento sin conflicto psíquico y sin agitación espiritual. LU 100:4.2
Incluso Jesús experimentó estos conflictos en su juventud:
[Jesús] Vivía atormentado por el conflicto entre la fidelidad a sus propias convicciones y el deber de sumisión a sus padres que le dictaba su conciencia… LU 124:4.9
Otro beneficio de los conflictos internos o morales es que a menudo dan lugar a percepciones espirituales que nos acercan a Dios y nos permiten comprender mejor a los demás y a nosotros mismos. Tales conflictos nos inducen a cambiar nuestro modo de pensar (a buscar un modo mejor de vivir), a dedicar nuestra vida al camino de Dios y, al hacerlo, a abrir la mente a verdades espirituales aún mayores.
De los conflictos que inician la elección de hábitos de reacción nuevos y mejores en lugar de los patrones de reacción anteriores e inferiores surgen nuevas visiones interiores religiosas. Los nuevos significados emergen solo en medio del conflicto, y el conflicto persiste solo frente al rechazo a adoptar los valores más altos connotados en los significados superiores. LU 100:4.1 > negrita añadida
Otro episodio de la vida de Jesús verdaderamente inspirador en este sentido fue su conversación con Fortunato, «el joven que tenía miedo». Consuela al angustiado joven diciéndole que libere su espíritu interior de las cadenas del miedo para que pueda estimular e inspirar su mente. Anima al joven a habilitar su naturaleza espiritual con «la poderosa presencia de la fe viva», un acto que conduce a la consciencia de que «eres un hijo de Dios». Y cuando hayas nacido así de nuevo:
Los problemas te vigorizarán, las decepciones te espolearán, las dificultades serán un desafío para ti y los obstáculos te estimularán. LU 130:6.4
El conflicto y los problemas son condiciones necesarias para el crecimiento espiritual pero, con cierta incongruencia, nuestro objetivo espiritual último es superar todo conflicto en nuestra vida interior.
Todo conflicto es malo porque inhibe la función creativa de la vida interior; es una especie de guerra civil de la personalidad. LU 111:4.11
Como dice Jesús, la manera de superar nuestro conflicto y alcanzar así la paz interior es aceptar y creer sus palabras, su evangelio. Y con el poder de nuestra fe firme, seguir el espíritu interior, vivir el camino de Dios sin importar las pruebas y tribulaciones que nos esperen, incluso hasta la muerte.
No obstante, si no podemos alcanzar plenamente esta paz mental en la tierra, se nos asegura que tendremos la oportunidad de alcanzarla cuando lleguemos al segundo mundo mansión.
En mansonia número dos se produce concretamente la eliminación de todos los aspectos de conflicto intelectual y la curación de todas las variedades de falta de armonía mental. LU 47:4.8
Por mucho que avancemos personalmente en el espíritu y resolvamos nuestros conflictos interiores, nunca podremos evitar del todo los conflictos sociales. Ni siquiera Jesús, como hombre perfecto, pudo evitar todos los malentendidos sociales, sin tener en cuenta que la carga de esos malentendidos recaía inevitablemente sobre los demás.
Jesús nos aconsejó tener tacto y ser tolerantes con todo el mundo, estar alerta y ser expertos en nuestros «dignos esfuerzos por evitar todos los malentendidos sociales innecesarios».
Esas almas prudentes son capaces de evitar muchos de los problemas que aquejan a todos los que sufren desajustes emocionales, los que se niegan a crecer y los que no saben envejecer con dignidad. LU 156:5.18
Todos somos diferentes en muchos aspectos, lo que conduce inevitablemente a diferencias de opinión y, por tanto, a la necesidad de ser tolerantes. Y la tolerancia resulta más fácil cuando comprendemos la verdad de nuestras relaciones mutuas. Como Jesús dijo a Santiago:
No tenéis que ver las cosas de la misma manera ni sentir de la misma manera, ni siquiera pensar de la misma manera, para ser espiritualmente de la misma manera. La unidad espiritual proviene de la consciencia de que cada uno de vosotros está habitado en su interior y dominado cada vez más por el don de espíritu del Padre celestial. (LU 141:5.1).
La unidad espiritual se consigue mediante el reconocimiento individual del espíritu divino que vive dentro de todos nosotros, seguido del respeto por la presencia espiritual en los demás. Por desgracia, en la fase actual de desarrollo social en Urantia, la unidad espiritual al servicio de Dios parece muy lejana. Mientras tanto, solo podemos hacer lo posible por vivir a la manera del espíritu mientras tenemos una gran fe en «las grandísimas y preciosas promesas de Dios».
E independientemente de lo que hagan los demás, sigue siendo nuestro objetivo y nuestro deber aprender a vivir en armonía con todo tipo de personas. Esta habilidad comienza en la Tierra y continúa a través de los mundos mansión, incluso hasta las constelaciones y más allá.
Una de las lecciones más importantes que debéis aprender durante vuestra carrera como mortales es el trabajo en equipo. LU 28:5.14
Aprender a trabajar en equipo es un objetivo a largo plazo. El libro de Urantia deja claro que, incluso después de habernos graduado de Jerusem y haber logrado la fusión con el Ajustador, aún tenemos que superar del todo la irritabilidad y los resentimientos sociales. Superar la irritabilidad es uno de nuestros principales objetivos en los mundos de la constelación, una meta que alcanzamos a través de nuestra experiencia de vivir con los univitatia y con los demás. En última instancia, nos enseña a «vivir felices y trabajar eficazmente» con muchos tipos diferentes de seres (LU 43:8.5).
No cabe duda de que los conflictos y las guerras mundiales continuarán durante algún tiempo. Se nos ha revelado que no puede haber verdadera paz en Urantia hasta que establezcamos un gobierno mundial. Eso también parece muy lejano.
La paz mundial no se puede mantener a base de tratados, diplomacia, política exterior, alianzas, equilibrios de poder ni cualquier otro tipo de parche o malabarismo para lidiar con las soberanías del nacionalismo. Es necesario instaurar una ley mundial aplicada por un gobierno mundial: la soberanía de toda la humanidad. LU 134:6.9
¿Durante cuánto tiempo persistirá este estado de conflicto mundial? La única pista que se nos da es esta cita:
Las invenciones mecánicas y la diseminación del conocimiento están modificando la civilización. Ciertos cambios sociales y ajustes económicos son imperativos si se ha de evitar el desastre cultural. El nuevo orden social que viene tardará un milenio en asentarse de modo satisfactorio. LU 99:1.1 negrita añadida
Aunque esta afirmación se hizo hace casi 100 años, parece mucho más pertinente hoy en día. El rápido ritmo de la invención y la difusión mundial de conocimientos (algunos de ellos cuestionables) han alterado irreversiblemente el funcionamiento de la sociedad. De hecho, parece ser el momento de los necesarios «cambios sociales y ajustes económicos».
También se deja claro en el documento 195 que la causa fundamental de gran parte de los males de nuestro planeta se debe a la secularización del pensamiento y la adopción de filosofías materialistas.
La secularización completa de la ciencia, la educación, la industria y la sociedad solo puede conducir al desastre. Durante el primer tercio del siglo veinte los urantianos han matado a más seres humanos que durante toda la dispensación cristiana transcurrida hasta ese momento. Y esto es solo el principio de la funesta cosecha del materialismo y el secularismo; destrucciones aún más terribles están por venir. LU 195:8.13
Tengan en cuenta que esta declaración se hizo después de la Primera Guerra Mundial, pero antes de la Segunda. Queda por ver si esta «terrible destrucción» continuará o no en el siglo XXI. Pero de una cosa podemos estar seguros:
Sin Dios, ni la independencia y la libertad, ni las posesiones y las riquezas conducirán a la paz. LU 195:8.12
A pesar de todo el pesimismo, no cabe duda de que el mundo nunca ha estado mejor. Y esto es cierto independientemente de la categoría económica o social que queramos medir (véase Hans Rosling, Factfulness: Ten Reasons We’re Wrong About the World-and Why Things Are Better Than You Think, 2018). Rosling atribuye gran parte del pesar mundial a la corta capacidad de atención del individuo, así como al «instinto de negatividad» inherente a la humanidad, un estado mental premonitorio que se convierte en una profecía autocumplida. Afirma que es importante apreciar los logros de la civilización mundial y reconocer al mismo tiempo que las cosas aún pueden ir mucho mejor.
Sin paz mundial, podemos olvidarnos del resto del progreso global. – Hans Rosling
Las cosas mejorarán, pero al igual que el conflicto favorece el crecimiento espiritual a nivel individual, también puede afectar al progreso espiritual de la civilización mundial.
… Jesús se refirió a una fase del reino situada en el futuro e insinuó en numerosas ocasiones que ese acontecimiento podría aparecer como parte de una crisis mundial… LU 170:4.15negrita añadida
A pesar de toda esta agitación, y a pesar de los perpetuos escenarios del fin del mundo y las oscuras distopías que parecen tener mucha vigencia en los medios de comunicación, se nos dice una y otra vez que tengamos fe en las palabras de Jesús.
No os desaniméis; la evolución humana sigue su curso, y la revelación de Dios al mundo, en Jesús y a través de Jesús, no fracasará. LU 196:3.33
Los conflictos, desacuerdos y malentendidos entre distintos individuos no terminan en los mundos mansión ni se limitan a los ascendentes mortales. Sin duda, los problemas que ocurren en los asuntos del universo son de una naturaleza desconocida para nosotros, pero incluso las serafines maestras que participan en el gobierno planetario de Urantia (LU 114:6.17) han tenido sus desacuerdos, ¡y han estado en el Paraíso y han vuelto!
Este hecho por sí solo habla muy bien de la noción de que no hay nada malo en expresar nuestros desacuerdos. La gran diferencia es cómo los afrontamos. Como dijo una vez el famoso entrenador de baloncesto estadounidense John Wooden: «Podemos estar de acuerdo en estar en desacuerdo, pero no tenemos por qué ser desagradables».
Los desacuerdos y problemas en la administración de un universo son «muy distintos de las pequeñas pruebas y afanes de la existencia material» y, en cambio, parecen estar más relacionados con malentendidos.
En el momento en que los Creadores traen a la existencia a individuos que evolucionan y tienen la capacidad de elegir, se produce una desviación del funcionamiento armonioso de la perfección divina. Es seguro que surgirán malentendidos y habrá que tomar medidas para ajustar equitativamente esas honradas diferencias de puntos de vista. LU 25:3.7
Los Conciliadores Universales sirven como tribunales itinerantes de los mundos y actúan desde los planetas individuales hasta la sede central del superuniverso (25:3). Su trabajo consiste en sentenciar sobre las dificultades menores y los malentendidos de los reinos. Algunas de estas dificultades están relacionadas con el procedimiento adecuado, mientras que otras son el resultado de diferencias de opinión o puntos de vista diferentes.
En los gobiernos de los sectores y en los niveles espirituales superiores hay menos malentendidos que resolver, y su trabajo adquiere una naturaleza diferente. No obstante, para hacernos una idea del número de malentendidos que surgen en un superuniverso, consideremos que solo en Orvonton hay casi dieciocho billones de comisiones de Conciliadores.
Las cortes y los tribunales de los universos también resuelven los malentendidos, el mal juicio o los errores menores, aunque siguen produciéndose conflictos reales. En Urantia, el conflicto celestial más familiar sería la rebelión de Lucifer, pero ha habido otros en el universo local de Nebadon y probablemente bastantes en los siete superuniversos.
Pero esta guerra del cielo fue muy terrible y muy real. Aunque no presentaba ninguna de las barbaridades tan características de la guerra física de los mundos inmaduros, este conflicto fue mucho más mortífero. En un combate material peligra la vida material, pero en la guerra del cielo estaba en juego vida eterna. LU 53:5.7
Conflictos como estos parecen estar circunscritos al nivel del sistema local, específicamente al orden de los Hijos Landonadek. Aunque algunos Hijos Melquisedec han tenido lapsus de juicio y los Hijos Vorondadek de las constelaciones han errado ocasionalmente, nunca han caído en la rebelión ni se les ha encontrado jamás en desacato del gobierno universal.
Sin embargo, parece haber una cantidad considerable de discordia en todos estos niveles inferiores de la administración del superuniverso. Y no hay mejor prueba de ello que la existencia de los Mensajeros Poderosos.
Los Mensajeros Poderosos… constituyen una clase de mortales perfeccionados que han sido puestos a prueba en rebeliones o han demostrado su lealtad personal de algún otro modo; todos han pasado por alguna prueba terminante de fidelidad al universo. En algún momento de su ascenso al Paraíso se mantuvieron firmes y leales frente a la deslealtad de sus superiores…. LU 22:2.1 negrita añadida
[También está destinada a convertirse en Mensajero Poderoso] toda criatura ascendente que logre evitar de modo efectivo los trastornos ocasionados por el error, el mal o el pecado, pues la acción planeada para impedir una rebelión o para alcanzar tipos más altos de lealtad en una crisis del universo se considera aun más valiosa que la lealtad ante la rebelión en sí. LU 22:2.3 negrita añadida
Nada atestigua más el alcance del conflicto y la contención en el gran universo que el gran número de Mensajeros Poderosos. Pero una vez más, es probable que la mayoría de estos conflictos ocurran en los niveles de experiencia del sistema local o de la constelación.
Casi un billón de Mensajeros Poderosos están comisionados en Uversa, y hay muchas razones para creer que el número que sirve en cada uno de los siete superuniversos es exactamente el mismo. LU 22:2.5
En definitiva, no debemos hacernos ilusiones sobre el estado del universo ni sobre cómo serán las cosas cuando lleguemos al primer mundo mansión celestial. Uno de los objetivos de El libro de Urantia es expandir nuestra consciencia cósmica, y esta tarea se consigue contándonos muchas verdades sobre el estado del universo, incluidos algunos de los problemas y conflictos que en él existen.
Aunque es bueno estar informado de estas cosas y, por tanto, preparado para lo que está por venir, nada de ello interfiere necesariamente en nuestro camino personal. No importa qué conflicto o problema esté ocurriendo a nuestro alrededor, siempre progresaremos en este magnífico y majestuoso universo si permanecemos fieles, leales y devotos a un Dios verdadero, bueno y hermoso.
El ojo en verdad nunca vio glorias como las que os esperan a vuestra llegada a esos mundos de la aventura de ascensión de los mortales. LU 43:6.8