© 1991 Merlyn Cox
© 1991 La Christian Fellowship de Estudiantes de El libro de Urantia
La Iglesia: una declaración de propósito y creencias | Primavera 1991 — Primer número — Índice | Los miembros de la Iglesia y el libro de Urantia |
Hace algún tiempo estuve hablando sobre El Libro de Urantia con un compañero pastor y amigo de mucho tiempo. Después de que hice algunos comentarios positivos iniciales sobre el libro, se volvió hacia mí y me preguntó: «¿Predica?»
Ésta es una pregunta apropiada, que para los pastores adquiere un significado especial. La predicación es una especie de prueba de fuego para el predicador, una prueba de la verdad. Independientemente de nuestras teologías personales o de nuestra comprensión intelectual de los conceptos sobre la religión, si ésta no «predica», entonces no es lo suficientemente verdadera, no es lo suficientemente importante o no está en clara armonía con los Evangelios, y sólo puede tener un interés marginal para la tarea en cuestión.
Pensé por un momento y, apreciando la perspicacia de la pregunta, respondí: «Sí, así es». De hecho, lo creo profundamente; pero esto exige alguna aclaración. Al decir «sí, predica», no quiero decir que los pastores que son lectores de El Libro de Urantia deban sustituirlo por los Evangelios en el culto y la predicación de la iglesia. Hay en la iglesia un pacto implícito de que nuestra comprensión de las Buenas Nuevas, así como nuestra adoración y proclamación, se basan en los registros de las Escrituras. Usar o sustituir cualquier otro registro como autorizado, sin un reconocimiento y comprensión públicos claros, sería una violación de ese pacto y sería poco honesto.
Sin embargo, esto no deja a El Libro de Urantia fuera del ámbito de influencia sobre lo que es tan básico y central para la vida de la iglesia, ni mucho menos. Creo que El Libro de Urantia está en tan clara armonía con las Buenas Nuevas y, de hecho, aclara y mejora tanto nuestra comprensión de ellas que proporciona el mejor recurso disponible para la predicación hoy.
Soy muy consciente de la importancia de esta afirmación y no dudo en hacerla. Estoy convencido de que las casi ochocientas páginas sobre la vida y las enseñanzas de Jesús, más de un tercio del libro, serán, incluso para los más escépticos, un recurso sencillamente extraordinario para estimular la mente y enriquecer el espíritu.
Difícilmente podría comenzar en una columna inicial a demostrar la validez de tal afirmación, pero una de las principales preocupaciones del Journal en números futuros será hacerlo, abordando, entre otras cosas, textos específicos y cuestiones de interpretación bíblica tal como « interfaz» con El Libro de Urantia, de especial interés para el predicador.
Espero que los nuevos lectores lo prueben por sí mismos. ¿No es precisamente ésta la prueba final de la verdad para todos los cristianos: que el Espíritu da testimonio de que es verdad? Como Juan registra las enseñanzas de Jesús, el papel central del Espíritu Santo en nuestras vidas es dar testimonio de la verdad que el Padre ha revelado a través del Hijo. (Juan 16:13-14) Para aquellos que han encontrado esto en El Libro de Urantia, abre tesoros sin medida.
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