Si desea participar en una oración eficaz, debe tener en cuenta lo siguiente:
Calificas como una oración potente al enfrentar con sinceridad y valentía los problemas de la realidad universal. Debes poseer resistencia cósmica.
Debe haber agotado honestamente la capacidad humana para el ajuste humano (es decir, «hágalo usted mismo»). Debes haber sido trabajador.
Debes entregar cada deseo de tu mente y cada anhelo del alma al abrazo transformador del crecimiento espiritual. Debes haber experimentado un realce de significados y una elevación de valores.
Debes hacer una elección sincera de la voluntad divina. Debes borrar el centro muerto de la indecisión.
No solo reconoces la voluntad del Padre y eliges hacerla, sino que has realizado una consagración incondicional y una dedicación dinámica a la realización real de la voluntad del Padre.
Tu oración estará dirigida exclusivamente a la sabiduría divina para resolver los problemas humanos específicos que se encuentran en la ascensión al Paraíso: el logro de la perfección divina.
Y debes tener fe, fe viva.
Puedes predicar una religión acerca de Jesús, pero, por fuerza, debes vivir la religión de Jesús. (LU 195:4.4)