© 2000 Peep Sõber
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La forma en que Jesús descubrió y vivió la voluntad del Padre | Journal — Septiembre 2000 — Índice | La cumbre del vivir religioso |
Peep Sõber, Tallin, Estonia
Es una de las leyes básicas de la vida y existencia que todos estamos conectados a la red del compartir. Comienza con las Deidades y termina en la vida de las células o quizás aún en el nivel más infinitamente pequeño o quantum de la materia.
Si deseamos ser semejante a Dios, envolvernos en el compartir nuestra vida espiritual. «Dios es espíritu», de manera que si vivimos nuestras vidas espiritualmente nos transformamos mas y mas espirituales y por lo consiguiente mas semejantes a Dios. El amor es solo el compartir las relaciones así vividas. Solo podemos compartir espiritualmente aquellos valores que hemos experimentado, comprendido y asimilado. Al nivel material podemos compartir lo que tenemos, pero en el nivel espiritual, lo que somos.
¿Cómo podemos distinguir entre tener y ser? Podemos estar de acuerdo que el tener existe en un nivel superficial y que el ser es todo lo que reside en lo profundo de nuestra mente. Para tener algunas ideas de la verdad y entenderla apropiadamente no lleva mucho tiempo o esfuerzo. Podemos tener algún conocimiento de la verdad. Podemos leer El Libro de Urantia, entender algo de sus enseñanzas y conceptos básicos pero, vivir esa verdad, tomará mucho tiempo, esfuerzo y dedicación. Pero cuando vivimos esa verdad, comenzamos a asimilarla y nos transformamos en esa verdad. Como dijo Jesús: «Yo soy la verdad».
Podemos obtener mucha sabiduría entendiendo la vida de Jesús y como él compartió su vida espiritual. Es esta una vida tan universal en su ejemplo que cada uno de nosotros puede aprender algo por sí mismo. Debido a que mi tiempo es limitado, voy a resaltar aquellos puntos que me parecen a mí apropiados para nuestra conferencia, ya que venimos aquí primariamente para compartir.
La vida entera de Jesús fue actualmente el darse y compartirse a sí mismo, por consiguiente se le llama un otorgamiento. Esto no quiere decir que él compartió todo lo que el era o tenía. Él siempre estaba limitado por la receptividad de las personas, por el idioma de ellos, símbolos religiosos y conceptos de su época. En su modo de compartir estas relaciones él era una relación «vertical» con el Padre y una forma «horizontal» con las personas. Estas dos direcciones son muy básicas también para nosotros, a medida que compartimos nuestra vida espiritual. Tenemos que enfocar nuestra atención interiormente, hacia el Ajustador del Pensamiento y el Espíritu de la Verdad, y exteriormente hacia nuestros hermanos y hermanas. Es muy importante notar que con anterioridad a cada decisión crucial o cada nueva escena de su vida, Jesús siempre compartió su vida espiritual con el Padre. No hay duda que él estaba en una comunión irrompible con el Padre del Paraíso durante su vida de adulto, pero frecuentemente se retiró durante pocos periodos antes de nuevas acciones o contestar a las preguntas. Si aún Jesús necesitó tales momentos de silencio, cuánto más lo necesitaremos nosotros? Realmente nosotros necesitamos recargar nuestras baterías espirituales de los circuitos divinos de los más altos niveles posibles para nosotros. Al compartir nuestra vida interior con el Padre podemos entonces compartir nuestra vida interior con otras personas.
Por nuestra lógica común, el compartir y el obtener están en contradicción. Con las cosas materiales, debemos obtenerlas antes de compartirlas. Puede verse que el compartir es una insensatez y forma de acción ya que debemos de trabajar para poder ser dueño de más y más propiedades, obtener conocimientos, adquirir verdad u obtener poder para nosotros mismos. La persona que está más iluminada, descubrirá el compartir y el obtener no están en contradicción en la vida espiritual; lo más que podemos compartir así demás podemos obtener. Al compartir el máximo que Jesús le fue posible en su vida, él obtuvo lo máximo que podía, convirtiendose en el Soberano del universo local, a la vez que obtuvo una extraordinaria y diversificada experiencia humana de la vida mortal.
Podemos notar que entre los Judíos había dos categorías de oyentes del mensaje de Jesús y ambos reclamaban ser religiosos y de servir a Dios. El primer grupo puede decirse eran concentrados en Dios, ellos más o menos reconocieron esta nueva revelación de Dios a través de Jesús. El segundo grupo puede referirse como concentrado en sí mismo ya que no pudieron reconocer quién era actualmente Jesús ni discernir lo que era su mensaje. Esta básica orientación de percepción dividió los creyentes en estos dos grupos. Si nosotros compartimos nuestra vida espiritual y observamos que el mundo no ha cambiado mucho, podremos ver estos dos grupos otra vez y ciertamente encontraremos las mismas orientaciones en la gente y ambos declaran ser religiosos y espiritales. Mis propios 25 años de experiencia en el campo espiritual me ha dado una percepción sobre estas muy opuestas tendencias de la gente, un grupo disfrutando el compartir y otro grupo básicamente el obtener. El Libro de Urantia en sus enseñanzas es el más poderoso instrumento para mostrarnos quién es quién y cuáles son sus intenciones básicas. Sabemos que Jesús dio muchas oportunidades a sus enemigos para que cambiaran sus mentes, pero él nunca los gobernó o ejercitó control sobre ellos. El advirtió y oró por sus discípulos pero no organizó un grupo para cambiar la mente de Judas. Cuando él vio que Judas había hecho su decisión final de traición, él aún lo instó de que hiciera lo que había decidido hacer. Si se fueron algunos discípulos, él nunca los manipuló o usó su poder de persuasión para convencerlos a regresar. Ese es un punto para estar consciente de ello a medida que compartimos nuestra vida espiritual, y algunas personas la rechazan.
Podemos oír una extensa disparidad de opiniones, concernientes a si necesitamos una organización para compartir nuestra vida espiritual. Es obvio que podemos compartir nuestra vida espiritual en relaciones personales dentro de la familia, amigos, y en el trabajo sin ninguna organización especial para ello. Muy frecuentemente hay gente que expresan que Jesús no estableció una organización para compartir su vida espiritual, de manera que, porqué nosotros la necesitamos? Es verdad, él no usó organización para compartir su vida espiritual personal, pero, el punto decisivo en su vida fue la selección de sus primeros Apóstoles y el entrenarlos. Esto fue el comienzo de la organización que él usaría para diseminar su nueva revelación de Dios.
Para mí esto parecía como un dilema. Optamos solamente el tratar con nuestra propia vida espiritual o tratamos también con la revelación que es llamada una que hace época? Para compartir nuestra vida espiritual personal realmente no necesitamos una organización especial, crearla sería aún perjudicial y podría convertirse en una secta o un estaño «ismo» alrededor de nuestras propias creencias que siempre están en proceso de cambio. El reino de Dios no puede edificarse alrededor de nuestras creencias personales las que están siempre en un proceso de cambio, ni aún en nuestras interpretaciones de la revelación que hace época. Esta puede edificarse y ciertamente será edificada alrededor de las revelaciones de época 4ta, 5 ta y las que han de venir. al igual que los Apóstoles, nosotros podemos ser los incipientes maestros de la revelación si así lo deseamos. Para ese propósito es mejor estar organizados. Necesitamos un orden, estructura, liderazgo y red de conexión. Esto no debe ni debería interferir con el compartimiento de nuestra vida espiritual. Al hacer esto podemos experimentar algo adicional: a medida que diseminamos las enseñanzas, podemos tener la experiencia espiritual de trabajar como un equipo espiritual y grupo leal. Hemos leído que: Una de las lecciones más importantes que debéis aprender durante vuestra carrera mortal consiste en trabajar en equipo. [LU 28:5.14].
Trabajar en equipo en una compañía comercial y trabajar en equipo en un grupo espiritual tienen diferentes características y objetivos. Por consiguiente, el mejor lugar para compartir nuestra vida espiritual es en un grupo espiritual. Para muchos de nosotros esto es el grupo de estudio de El Libro de Urantia. Sabemos también de la historia del movimiento Urantia que desde el comienzo de la revelación de Urantia fue dado al grupo (comisión de contacto) y no a un individuo separadamente. Sabemos que estas personas formaron un grupo muchos años antes que comenzara la revelación. La comisión de contacto y el foro tenían una estructura organizada. La Fundación Urantia y la Hermandad Urantia no nacieron de la nada ni de puramente ambiciones humanas. Todos hemos leído que hay muy pocos trabajos para individualistas en el universo. Pero observamos que solamente un número pequeño de nuestros lectores se han unidos a grupos de estudio u organizaciones de lectores. ¿Porqué? Es una falta de dedicación?, así me parece a mí.
La experiencia inicial que tenemos con personas que dicen estar dedicados a las enseñanzas de El Libro de Urantia indica a veces que esto es más o menos egoísta, aún fanático. Es importante recordarse que solamente una dedicación desinteresada y no egoísta es un fruto real del espíritu. Hay muchas lecciones sobre ese tópico que podemos aprender de la rebelión de Lucifer, de la desobediencia de Adán y Eva y de la traición de Judas.
Hemos notado que el nivel de madurez espiritual es muy diferente entre nuestos lectores. Es mi opinión que el término «nuevo lector» y «lector de mucho tiempo» son descripciones no adecuadas para madurez espiritual. En mis tratamientos con otras personas, he encontrado útil usar la descripción de Jesús acerca de los diferentes niveles de la regla de oro o dorada (1650-1651). Si observamos cuidadosamente desde ese punto de vista, podemos notar cuan diferentes son los niveles donde las personas pueden tener su enfoque básico de atención. Algunas personas viven al «nivel de la carne», otras a un «nivel de sentimiento», «nivel mental», «nivel de hermandad», «nivel moral», o quizás aún en un «nivel espiritual». Si alguien se ha enfocado en un nivel de sentimiento no quiere decir que él o ella no tengan ninguna orientación en otros niveles. Pero moverse de hermandad a lo mental o niveles de sentimiento es más fácil que en dirección opuesta. Podemos encontrar múltiples referencias acerca de la madurez espiritual, incluyendo ciclos psíquicos, pero consderemos la siguiente cita de El Libro de Urantia que trata otra vez de la regla de oro: Algunas personas disciernen e interpretan la regla de oro como puramente una afirmación intelectual de fraternidad humana.
Algunas personas disciernen e interpretan la regla de oro como una afirmación puramente intelectual de la fraternidad humana. Otras experimentan esta expresión de las relaciones humanas como una satisfacción emocional de los tiernos sentimientos de la personalidad humana. Otros mortales reconocen esta mista regala de oro como la vara que mide todas las relaciones sociales, el modelo de la conducta social. Y otros aún la consideran el mandato positivo de un gran instructor moral, que incorporó en esta declaración el concepto más elevado de la obligación moral en lo concerniente a todas las relaciones fraternales. En la vida de esos seres morales, la regla de oro se convierte en el centro sabio y la circunferencia de toda su filosofía.
El reino de la fraternidad creyente de los amantes de la verdad que conocen a Dios, esta regla de oro adquiere cualidades vivientes de realización espiritual en aquellos niveles superiores de interpretación que inducen a los hijos mortales de Dios a considerar que este mandato del Maestro les exige que se relacionen con sus semejantes de tal manera, que éstos reciban el mayor bien posible como resultado de su contacto con los creyentes. Ésta es la esencia de la verdadera religión: que améis a vuestro prójimo como a vosotros mismos.
Pero la comprensión más elevada y la interpretación más verdadera de la regla de oro consiste en la conciencia del espíritu de la verdad de la realidad perdurable y viviente de esta declaración divina. El verdadero significado cósmico de esta regla de las relaciones universales solamente se revela en su comprensión espiritual, en la interpretación que el espiritu del Hijo hace de la ley de la conducta al espiritu del Padre que reside en el alma del hombre mortal. Cuando esos mortales conducidos por el espiritu se dan cuenta del verdadero significado de esta regla de oro, se llenan a rebosar con la certeza de ser ciudadanos de un universo amistoso, y sus ideales de realidad espiritual sólo se satisfacen cuando aman a sus semejantes como Jesús nos amó a todos. Ésta es la realidad de la comprensión del amor de Dios. [LU 180:5.6-8]
Esta explicación la he encontrado de gran ayuda para entender la receptividad de nuestros padres en compartir nuestra vida espiritual. Si estamos en el mismo nivel, o muy cerca de ello, esta es una muy natural y efectiva situación para compartir. En otros casos pueden surgir problemas de disensión si no nos apercibimos de la existencia de estos diferentes niveles. De la vida de Jesús podemos encontrar muchos ejemplos de cómo él enseñó en forma diferente a la gente.
Esta pequeña disertación es un corto ensayo de compartir la vida espiritual, pero es posible que yo no esté aún fuertemente enfocado en el «nivel espiritual», concluiré ahora. Por consiguiente, favor de perdonar mi posible ignorancia en este difícil tópico acerca de como compartir nuestra vida espiritual.
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