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La unificación de la personalidad (segunda parte) | Luz y Vida — Núm. 26 — Septiembre 2011 — Índice | Simposio de Liderazgo de la AUI y Noticias |
Quisiera inaugurar esta sección, en la que iré colocando reseñas científicas, sociológicas o de otra cualquier índole, y donde trataremos de localizar avances en el conocimiento en los que de alguna manera se ve reflejada la dirección apuntada por el propio LU.
No es mi intención que la verosimilitud de los contenidos expresados en el LU estén supeditados a que el avance del saber, del conocimiento humano ponga d e manifiesto ideas que concuerden con las ideas de índole científico que salpican esos contenidos. Me remito a este respecto a la propia declaración de las limitaciones de la revelación (LU 101:4.2 «Las limitaciones de la revelación, Doc. 101, «La verdadera naturaleza de la religión»).
Tampoco tiene sentido, y por tanto no lo pretendo, especular sobre datos concretos que con el paso del tiempo pueden verse alterados de una manera considerable; sólo esbozaré ideas o generalidades de diversas facetas del conocimiento que de una u otra manera van encajando en las ideas y filosofía mostradas en los contenidos del LU.
El LU está plagado de alusiones a planetas orbitando alrededor de otras estrellas. Son tan abundantes que con facilidad nos parece absolutamente trivial y lógica la suposición de que las otras estrellas que observamos e el firmamento sean poseedoras de planetas orbitando a su alrededor.
Sin embargo, aunque desde el siglo XIX los científicos postulaban la existencia de planetas orbitando alrededor de estrellas diferentes de nuestro Sol ( por lo que esta revelación no contraviene en ninguna forma los límites impuestos sobre el conocimiento no ganado), no ha sido hasta hace poco tiempo que nuestros científicos han sido capaces de corroborar algo que se sospechaba hacía un centenar de años.
En el año 1990, en la constelación de Virgo y a aproximadamente 980 años luz de la Tierra, se localiza una estrella (PSR B1257+12) con las características de un púlsar. Se trata de una estrella en una avanzada etapa de su vida, que la ha llevado a convertirse en una estrella de neutrones con un período de rotación de 6.22 milisegundos. Del estudio de esta estrella, en 1992 se confirma la existencia de en un principio al menos dos planetas que la orbitan. Uno de ellos con 2 veces la masa de la Tierra y con un período de traslación alrededor de su estrella (el púlsar) de 25 días, y el otro con una masa de más de 4 veces la masa de la Tierra y con un período orbital de 66 días.
Actualmente se ha podido encontrar un tercer planeta alrededor de este púlsar, con casi 4 veces la masa de la Tierra y un período orbital de 98 días.
En 1995 se descubre« 51 Pegasi b», un planeta tipo Júpiter (gigantes gaseosos calientes), en una estrella relativamente cercana, a unos 48 años luz de nosotros. Es una estrella que se puede ver con prismáticos y es muy parecida en cuanto a tamaño, masa y temperatura a nuestro Sol.
Recientemente, alrededor de una enana roja de nombre Gliese 581 en la constelación de Libra y a 20.3 a.1., se descubre a «Gliese 581 g» en septiembre de 2010, y que se configura como el planeta más parecido a la Tierra y el mejor exoplaneta candidato con potencial de albergar vida encontrado hasta la fecha.
Todas estas informaciones van sucediéndose con noticias alternantes que las desmienten y confirman; es normal en un mundo donde la publicidad te paga.
El telescopio Kepler fue lanzado por la NASA desde Cabo Cañaveral el 7 de marzo de 2009 con el objetivo específico de localizar planetas similares a nuestra Tierra. Equipado con un modesto espejo de apenas un metro de diámetro, pero con 42 cámaras digitales de unos dos megapíxeles, el telescopio observa de manera continuada una región (de unos cien grados cuadrados) en las constelaciones del Cisne y la Lira. En su primer año de búsqueda ya ha encontrado más de 1200 candidatos a planetas con al menos 54 planetas similares a la Tierra (en tamaño, y en distancia a su estrella, de manera que puedan albergar vida).
Los científicos responsables de este proyecto han extrapolado estos datos, y el resultado es «asombroso»: nos llevarían a concluir que en la Vía Láctea tendríamos 50.000 millones de planetas, de los cuales unos 500 millones estarían en condiciones de disponer de agua líquida sobre ellos, y por consiguiente serían habitables con una bilogía similar a la que conocemos hoy día.
Es indudable que a la comunidad científica internacional le interesa sobremanera el estudio de planetas fuera de nuestro sistema solar, y los resultados son concluyentes. Lo que hasta hace poco era una revelación, y aunque muchos creyeran que no podía ser de otra manera, ahora el estudio de los investigadores está demostrando científicamente lo que la revelación vertida en el LU ya nos había dicho.
Este es el primer paso inevitable en la búsqueda de vida extraterrestre. Hemos de encontrar lugares adecuados para ella, y vemos que en el universo que vamos explorando existen multitud de lugares capaces de albergarla.
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