A pesar de lo que se ha dicho acerca de la reconstrucción del templo, en realidad fue Hageo quien puso en marcha el trabajo y lo terminó en cuatro años.
Eran malos tiempos: había escasez de alimentos. También hubo inflación. Los «salarios» se comparaban con una «bolsa con agujeros».
El versículo más conocido es el 2:7 refiriéndose al Mesías como «el deseo de todas las naciones». (Versión King James)
Este libro se diferencia de cualquier otro del Antiguo Testamento en que no es el mensaje de un profeta de primera mano, sino más bien un relato de las enseñanzas de un profeta y sus resultados.
Hageo fue en verdad un profeta «menor». Desde el punto de vista espiritual, se le podría considerar incluso como un profeta de segunda o tercera clase.
Pero él incitó al pueblo a reconstruir el templo.
Cuando Zorobabel, del linaje de David, fue nombrado gobernador de Palestina, Hageo pensó que era evidencia de que el linaje de David gobernaría el país. Pero nunca llegó a ser rey.
Tanto Hageo como Zacarías eran grandes enemigos de los samaritanos. Este fue el comienzo de los malos sentimientos que duraron mucho tiempo entre judíos y samaritanos.
En el Capítulo 1, versículo 6, hay una fuerte sugerencia de inflación. «Y el que gana salario, gana salario para meterlo en una bolsa con agujeros».