© 1959 William S. Sadler
© 1961 Fundación Urantia
En la madurez del yo en desarrollo, el pasado y el futuro se reúnen para iluminar el verdadero significado del presente. A medida que el yo madura, se aleja cada vez más en el pasado en busca de experiencia, mientras que sus previsiones de sabiduría tratan de penetrar cada vez más profundamente en el futuro desconocido. Y a medida que el yo que concibe extiende su alcance cada vez más lejos tanto en el pasado como en el futuro, su juicio depende cada vez menos del presente pasajero. LU 118:1.5
Madurar significa vivir más intensamente en el presente, eludiendo al mismo tiempo las limitaciones del presente. Los planes de la madurez, basados en la experiencia pasada, nacen en el presente de tal manera que realzan los valores del futuro. LU 118:1.7
La unidad de tiempo de la madurez está proporcionada para revelar la relación coordinada del pasado-presente-futuro de tal forma que el yo empieza a hacerse una idea de la totalidad de los acontecimientos, empieza a ver el paisaje del tiempo desde la perspectiva panorámica de unos horizontes más amplios, empieza quizás a sospechar la existencia del continuo eterno sin comienzo ni fin, cuyos fragmentos se llaman tiempo. LU 118:1.8
El hombre civilizado se enfrenta a los problemas de un entorno real a través de su ciencia; el hombre salvaje intentaba resolver los problemas reales de un entorno ilusorio de fantasmas por medio de la magia. La magia era una técnica para manipular el entorno imaginario de espíritus cuyas maquinaciones explicaban interminablemente lo inexplicable; era el arte de obtener la cooperación voluntaria de los espíritus y de forzarlos a ofrecer su ayuda involuntaria mediante la utilización de los fetiches u otros espíritus más poderosos. LU 88:4.1
La oración no es una evolución de la magia; cada una de ellas surgió de manera independiente. La magia era un intento por adaptar la Deidad a las circunstancias; la oración es el esfuerzo por adaptar la personalidad a la voluntad de la Deidad. La verdadera oración es al mismo tiempo moral y religiosa; la magia no es ninguna de las dos. LU 91:8.2
La ley es la vida misma, y no las reglas de su conducta. El mal es una transgresión de la ley, no una violación de las reglas de conducta relacionadas con la vida, que es la ley. LU 48:6.33
Hay muchas maneras de considerar el pecado, pero desde el punto de vista filosófico del universo, el pecado es la actitud de una personalidad que se opone deliberadamente a la realidad cósmica. El error se puede considerar como una idea falsa o una deformación de la realidad. El mal es una comprensión parcial de las realidades del universo, o una inadaptación a ellas. Pero el pecado es una resistencia intencional a la realidad divina —una elección consciente de oponerse al progreso espiritual— mientras que la iniquidad consiste en desafiar de manera abierta y persistente la realidad reconocida, y representa tal grado de desintegración de la personalidad que raya en la locura cósmica. LU 67:1.4
Y cuando la creatividad se orienta hacia la destructividad, os encontráis cara a cara con las devastaciones del mal y del pecado —opresiones, guerras y destrucciones. El mal es una creatividad parcial que tiende hacia la desintegración y la destrucción final. Todo conflicto es malo en el sentido de que inhibe la función creativa de la vida interior —es una especie de guerra civil en la personalidad. LU 111:4.11
La posibilidad del mal es necesaria para la elección moral, pero su realidad no lo es. Una sombra sólo tiene una realidad relativa. El mal real no es necesario como experiencia personal. El mal potencial funciona igual de bien como estímulo para tomar decisiones en el ámbito del progreso moral, en los niveles inferiores del desarrollo espiritual. El mal sólo se vuelve una realidad de la experiencia personal cuando una mente moral lo escoge deliberadamente. LU 132:2.10
El mal es la transgresión inconsciente o involuntaria de la ley divina, de la voluntad del Padre. El mal es igualmente la medida de la imperfección con que se obedece a la voluntad del Padre.
El pecado es la medida de la falta de voluntad para ser guiado divinamente y dirigido espiritualmente. La iniquidad es la transgresión voluntaria, decidida y persistente de la ley divina, la voluntad del Padre. La iniquidad es la medida del continuo rechazo del plan amoroso del Padre para la supervivencia de la personalidad y del misericordioso ministerio de salvación de los Hijos. LU 148:4.3
«Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la Tierra». La mansedumbre auténtica no tiene ninguna relación con el miedo. Es más bien una actitud del hombre cooperando con Dios —«Hágase tu voluntad». Engloba la paciencia y la indulgencia, y está motivada por una fe imperturbable en un universo justo y amistoso. Domina todas las tentaciones de rebelarse contra el gobierno divino. Jesús fue el hombre manso ideal de Urantia, y heredó un vasto universo. LU 140:5.11
La materia. La energía organizada que está sujeta a la gravedad lineal, excepto cuando es modificada por el movimiento y está condicionada por la mente. LU 12:8.10
La luz, el calor, la electricidad, el magnetismo, la química, la energía y la materia son —en su origen, su naturaleza y su destino— una sola y misma cosa, junto con otras realidades materiales aún no descubiertas en Urantia. LU 42:4.1
La materia física es la sombra espacio-temporal del resplandor energético paradisiaco de las Deidades absolutas. LU 56:10.18
Por eso el materialismo, el ateísmo, es el colmo de la fealdad, la cúspide de la antítesis finita de lo bello. LU 56:10.4
El materialismo reduce al hombre a un estado de autómata sin alma, y lo convierte en un simple símbolo aritmético que ocupa un lugar impotente en la fórmula matemática de un universo realista y mecanicista. LU 195:6.8
El matrimonio es la respuesta institucional del organismo social a la tensión biológica siempre presente del instinto de reproducción —la multiplicación de sí mismo— que el hombre experimenta sin cesar. El apareamiento es universalmente natural, y a medida que la sociedad evolucionó de lo simple a lo complejo, hubo una evolución correspondiente de las costumbres relacionadas con el emparejamiento, la génesis de la institución matrimonial. Dondequiera que la evolución social ha progresado hasta la etapa en que se generan las costumbres, el matrimonio se podrá encontrar como una institución evolutiva. LU 82:3.1
EL MATRIMONIO —el emparejamiento— surge de la bisexualidad. El matrimonio es la reacción del hombre para adaptarse a esta bisexualidad, mientras que la vida familiar es el total resultante de todos estos ajustes evolutivos y adaptativos. El matrimonio es duradero; no es inherente a la evolución biológica, pero es la base de toda la evolución social, y por eso la continuidad de su existencia está asegurada de alguna manera. El matrimonio ha dado el hogar a la humanidad, y el hogar es la gloria que corona toda la larga y ardua lucha evolutiva. LU 82:0.1
El matrimonio que culmina en un hogar es en verdad la institución más sublime del hombre, pero es esencialmente humano; nunca debería haber sido calificado de sacramento. LU 83:8.1
El matrimonio ha sido siempre, y continua siendo, el sueño supremo del ideal temporal del hombre. Aunque este hermoso sueño se realiza muy pocas veces en su totalidad, perdura como un glorioso ideal, atrayendo siempre a la humanidad en evolución hacia unos esfuerzos más grandes por la felicidad humana. Pero a los jóvenes de ambos sexos se les debería enseñar algunas cosas sobre las realidades del matrimonio, antes de sumergirse en las exigencias rigurosas de las interasociaciones de la vida familiar; la idealización juvenil debería ser moderada con cierto grado de desilusión prematrimonial. LU 83:8.6
El matrimonio, con los hijos y la vida familiar consiguiente, estimula los potenciales más elevados de la naturaleza humana, y proporciona simultáneamente el canal ideal para expresar los atributos avivados de la personalidad mortal. LU 84:7.28
Pero muchos mortales han reconocido la conveniencia de poseer algún método que reconcilie la interacción entre los campos ampliamente separados de la ciencia y la religión; y la metafísica es el resultado del intento infructuoso del hombre por tender un puente sobre este abismo bien reconocido. Pero la metafísica humana ha resultado ser más desconcertante que iluminadora. La metafísica representa el esfuerzo bien intencionado, pero inútil, del hombre por compensar la ausencia de la mota morontial. LU 103:6.7
En ausencia de revelación, o a falta de aceptarla o de comprenderla, el hombre mortal siempre ha recurrido a su inútil gesto hacia la metafísica, ya que ésta es la única sustituta humana de la revelación de la verdad o de la mota de la personalidad morontial. LU 103:7.8
…encontrar a Dios en el Paraíso. LU 48:8.1
Los descendientes de un portador de vida Melquisedek y de una Hija Material se conocen con el nombre de midsonitarios. LU 36:4.2
El militarismo es autocrático y cruel —salvaje. Favorece la organización social entre los vencedores, pero desintegra a los vencidos.
No cometáis el error de glorificar la guerra; discernid más bien lo que ha hecho por la sociedad, para que podáis imaginar con más exactitud lo que deben proporcionar sus sustitutos a fin de que continúe el progreso de la civilización. Si no se proveen esos sustitutos adecuados, entonces podéis estar seguros de que la guerra continuará existiendo durante mucho tiempo. LU 70:2.18-19
El kilómetro estándar de Jerusem equivale aproximadamente a once kilómetros de Urantia. LU 46:1.2
Llamamos mente, mente como un atributo del Espíritu Infinito —la mente en todas sus fases— a todo lo que responde al circuito mental del Actor Conjunto. LU 0:6.1
La mente es un fenómeno que implica la presencia y la actividad de un ministerio viviente además de diversos sistemas de energía, y esto es cierto a todos los niveles de la inteligencia. En la personalidad, la mente siempre media entre el espíritu y la materia; por consiguiente, el universo está iluminado por tres tipos de luz: la luz material, la perspicacia intelectual y la luminosidad espiritual. LU 0:6.8
La mente. El mecanismo del organismo humano que piensa, percibe y siente. La totalidad de la experiencia consciente e inconsciente. La inteligencia asociada con la vida emocional, que se eleva hasta el nivel del espíritu mediante la adoración y la sabiduría. LU 0:5.8
La mente transmuta los valores del espíritu en los significados del intelecto; la volición tiene el poder de hacer que los significados de la mente fructifiquen tanto en los dominios materiales como en los espirituales. La ascensión al Paraíso implica un crecimiento relativo y diferencial en espíritu, mente y energía. La personalidad es la unificadora de estos componentes de la individualidad experiencial. LU 9:4.6
En Urantia, la mente es un término medio entre la esencia de la perfección del pensamiento y la mentalidad evolutiva de vuestra naturaleza humana inmadura. … La mente es realmente de origen divino, y tiene de hecho un destino divino, pero vuestra mente humana no tiene todavía una dignidad divina. LU 9:5.6
La mente es la técnica por medio de la cual las realidades espirituales se vuelven experienciales para las personalidades de las criaturas. A fin de cuentas, las posibilidades unificadoras de la mente humana misma, la capacidad para coordinar las cosas, las ideas y los valores, es supermaterial. LU 12:8.8
La mente es un don de la divinidad, pero no es inmortal cuando funciona sin la perspicacia espiritual, ni cuando está desprovista de la capacidad para adorar y anhelar la supervivencia. LU 36:5.17
La mente material es el ámbito en el que viven las personalidades humanas, son conscientes de sí mismas, toman sus decisiones, escogen o abandonan a Dios, se eternizan o se destruyen a sí mismas.
La evolución material os ha proporcionado una máquina viviente, vuestro cuerpo; el Padre mismo os ha dotado de la realidad espiritual más pura que se conoce en el universo, vuestro Ajustador del Pensamiento. Pero la mente ha sido puesta en vuestras manos, sometida a vuestras propias decisiones, y es a través de la mente como vivís o morís. Con esta mente y dentro de esta mente es donde tomáis las decisiones morales que os permiten volveros semejantes al Ajustador, es decir semejantes a Dios.
La mente mortal es un sistema intelectual temporal prestado a los seres humanos para ser utilizado durante una vida material, y según la manera en que utilicen esta mente, estarán aceptando o rechazando el potencial de la existencia eterna. La mente es casi todo lo que poseéis de la realidad universal que está sometido a vuestra voluntad, y el alma —el yo morontial— describirá fielmente la cosecha de decisiones temporales que habrá tomado el yo mortal. LU 111:1.3-5
La mente es el instrumento cósmico donde la voluntad humana puede tocar las disonancias de la destrucción, o en el cual esta misma voluntad puede producir las exquisitas melodías de la identificación con Dios y de la consiguiente supervivencia eterna. LU 111:1.6
La mente material del hombre mortal es el telar cósmico que contiene los tejidos morontiales sobre los cuales el Ajustador del Pensamiento interior entreteje las formas espirituales de un carácter universal compuesto de valores duraderos y de significados divinos —un alma sobreviviente con un destino último y una carrera sin fin, un finalitario potencial. LU 111:2.2
Aunque la mente no es la sede de la naturaleza espiritual, es en verdad la entrada que conduce a ella. LU 155:6.13
La mente cósmica. Es la séptuple mente diversificada del tiempo y del espacio, y cada uno de los Siete Espíritus Maestros aporta su ministerio a una fase de esta mente en uno de los siete superuniversos. La mente cósmica abarca todos los niveles de la mente finita y se coordina experiencialmente con los niveles de la deidad evolutiva de la Mente Suprema, coordinándose trascendentalmente con los niveles existenciales de la mente absoluta —con los circuitos directos del Actor Conjunto. LU 42:10.6
La misericordia es simplemente la justicia, templada por esa sabiduría que procede del conocimiento perfecto y del pleno reconocimiento de la debilidad natural y de los obstáculos ambientales de las criaturas finitas. LU 2:4.1
La misericordia es el fruto natural e inevitable de la bondad y del amor. La naturaleza bondadosa de un Padre amoroso no podría negar de ninguna manera el sabio ministerio de la misericordia a cada miembro de cada grupo de sus hijos del universo. La justicia eterna y la misericordia divina unidas constituyen lo que en la experiencia humana se llamaría equidad.
La misericordia divina representa una técnica de equidad para ajustar los niveles de perfección y de imperfección del universo. … La misericordia no es una violación de la justicia, sino más bien una interpretación comprensiva de las exigencias de la justicia suprema, tal como ésta es aplicada con equidad a los seres espirituales subordinados y a las criaturas materiales de los universos evolutivos. LU 2:4.4-5
La justicia es la idea colectiva de la rectitud; la misericordia es su expresión personal. La misericordia es la actitud del amor; LU 10:6.18
La Memoria de la Misericordia es un saldo viviente a prueba, un extracto actualizado de vuestra cuenta con las fuerzas sobrenaturales de los reinos. LU 28:6.6
La Memoria de la Misericordia debe mostrar que el crédito de salvación establecido por los Hijos de Dios ha sido plena y fielmente pagado mediante el ministerio afectuoso de las pacientes personalidades de la Fuente-Centro Tercera. Pero cuando se agota la misericordia, cuando la «memoria» de la misma atestigua su agotamiento, entonces la justicia prevalece y la rectitud decreta. Porque la misericordia no ha de ser impuesta a aquellos que la desprecian; la misericordia no es un regalo para ser pisoteado por los rebeldes persistentes del tiempo. Sin embargo, aunque la misericordia sea así inapreciable y afectuosamente otorgada, vuestro crédito individual sobrepasa siempre con exceso vuestra capacidad para agotar la reserva, si vuestra intención es sincera y sois honrados de corazón. LU 28:6.7
Deberíais daros cuenta de que existe una gran recompensa de satisfacción personal en ser primero justo, a continuación equitativo, luego paciente y luego bondadoso. Y luego, sobre esta base, si lo elegís y lo tenéis en vuestro corazón, podéis dar el siguiente paso y mostrar realmente misericordia; pero no podéis manifestar la misericordia en sí misma y por sí misma. Hay que atravesar estas etapas; de otra manera no puede haber auténtica misericordia. Puede haber patrocinio, condescendencia o caridad —e incluso compasión— pero no misericordia. La verdadera misericordia sólo llega como el hermoso punto culminante de estos complementos anteriores de la comprensión colectiva, la apreciación mutua, el compañerismo fraternal, la comunión espiritual y la armonía divina. LU 28:6.8
«Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos conseguirán misericordia». La misericordia denota aquí la altura, la profundidad y la anchura de la amistad más sincera —la bondad. A veces, la misericordia puede ser pasiva, pero aquí es activa y dinámica— la ternura paternal suprema. LU 140:5.17
El perdón del amor trasciende totalmente el perdón de la misericordia. La misericordia pone a un lado la culpabilidad del mal; pero el amor destruye para siempre el pecado y todas las debilidades que resultan de él. LU 188:5.2
La religión es el don supremo del hombre evolutivo, la única cosa que le permite seguir adelante y «aguantar como si viera a Aquel que es invisible». Sin embargo, el misticismo es a menudo una especie de retirada de la vida, siendo abrazado por aquellos humanos que no disfrutan con las actividades más vigorosas de una vida religiosa vivida en las esferas abiertas de la sociedad y del comercio humanos. La verdadera religión debe actuar. LU 102:2.8
La poligamia es la supervivencia del concepto de esclavitud femenina en el matrimonio. La monogamia es el ideal, libre de toda esclavitud, de la asociación incomparable entre un hombre y una mujer en la delicada empresa de formar un hogar, criar a los hijos, cultivarse mutuamente y mejorarse. LU 69:9.7
La monogamia ha sido siempre, es ahora, y será siempre, la meta idealista de la evolución sexual humana. Este ideal del verdadero matrimonio en pareja implica la abnegación, y por eso fracasa tan a menudo, simplemente porque una de las partes contrayentes, o las dos, carecen de la más grande de todas las virtudes humanas: el riguroso control de sí mismo. LU 83:6.6
La monota. La energía está estrechamente emparentada con la divinidad cuando es la energía del Paraíso. Nos inclinamos a creer que la monota es la energía viviente y no espiritual del Paraíso —una contrapartida, desde la eternidad, de la energía viviente y espiritual del Hijo Original— de ahí el sistema energético no espiritual del Padre Universal. LU 42:2.19
Nunca es posible hacer progresar la moralidad por medio de la ley o de la fuerza. Es un asunto personal y de libre albedrío, y ha de propagarse por contagio mediante el contacto entre las personas con fragancia moral y aquellas que son menos sensibles a la moral, pero que tienen también en cierta medida el deseo de hacer la voluntad del Padre.
Los actos morales son las acciones humanas caracterizadas por la inteligencia más elevada, dirigidas por una diferenciación selectiva tanto en la elección de los fines superiores como en la elección de los medios morales para alcanzar dichos fines. Una conducta así es virtuosa. La virtud suprema consiste pues en elegir de todo corazón hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. LU 16:7.9-10
La moralidad es el terreno preexistente esencial de la conciencia personal de Dios, la comprensión personal de la presencia interior del Ajustador, pero esta moralidad no es el origen de la experiencia religiosa ni de la perspicacia espiritual resultante. La naturaleza moral es superanimal pero subespiritual. La moralidad equivale a reconocer el deber, a comprender la existencia del bien y del mal. La zona moral se interpone entre el tipo de mente animal y el tipo de mente humana, al igual que la morontia desempeña su función entre las esferas materiales y las esferas espirituales que alcanza la personalidad.
La mente evolutiva es capaz de descubrir la ley, la moral y la ética; pero el espíritu otorgado, el Ajustador interior, revela a la mente humana en evolución el legislador, el Padre-fuente de todo lo que es verdadero, bello y bueno. Un hombre iluminado así tiene una religión y está espiritualmente equipado para empezar la larga e intrépida búsqueda de Dios.
La moralidad no es necesariamente espiritual; puede ser total y puramente humana, aunque la auténtica religión realza todos los valores morales, los hace más significativos. La moralidad sin religión no logra revelar la bondad última y tampoco consigue asegurar la supervivencia de ni siquiera sus propios valores morales. La religión asegura el engrandecimiento, la glorificación y la supervivencia indudable de todo lo que la moralidad reconoce y aprueba. LU 196:3.25-27
Morontia es un término que designa un inmenso nivel intermedio entre lo material y lo espiritual. Puede designar realidades personales o impersonales, energías vivientes o no vivientes. La urdimbre de la morontia es espiritual, su trama es material. LU 0:5.12
El mortal consciente de Dios está seguro de salvarse; no le teme a la vida; es honrado y consecuente. Sabe cómo soportar valientemente los sufrimientos inevitables; no se queja cuando se enfrenta con las penalidades ineludibles.
El verdadero creyente no se cansa de hacer el bien simplemente porque se sienta frustrado. Las dificultades estimulan el ardor de los amantes de la verdad, mientras que los obstáculos sólo sirven para desafiar los esfuerzos de los intrépidos constructores del reino. LU 156:5.20-21
mota —en sabiduría morontial—
La mota es más que una filosofía superior; es con respecto a la filosofía lo que dos ojos lo son con respecto a uno solo; posee un efecto estereoscópico sobre los significados y los valores. El hombre material ve el universo, por así decirlo, con un solo ojo —plano. Los estudiantes de los mundos de las mansiones consiguen la perspectiva cósmica —la profundidad— superponiendo las percepciones de la vida morontial a las percepciones de la vida física. LU 48:6.28
La razón es la técnica de comprensión de las ciencias; la fe es la técnica de perspicacia de la religión; la mota es la técnica del nivel morontial. La mota es una sensibilidad supermaterial a la realidad, que empieza a compensar el crecimiento incompleto; tiene por sustancia el conocimiento-razón y por esencia la fe-perspicacia. La mota es una reconciliación superfilosófica de las percepciones divergentes de la realidad, y las personalidades materiales no la pueden alcanzar; está basada en parte en la experiencia de haber sobrevivido a la vida material en la carne. Pero muchos mortales han reconocido la conveniencia de poseer algún método que reconcilie la interacción entre los campos ampliamente separados de la ciencia y la religión; y la metafísica es el resultado del intento infructuoso del hombre por tender un puente sobre este abismo bien reconocido. Pero la metafísica humana ha resultado ser más desconcertante que iluminadora. La metafísica representa el esfuerzo bien intencionado, pero inútil, del hombre por compensar la ausencia de la mota morontial. LU 103:6.7
La revelación es la única esperanza que tiene el hombre evolutivo para tender un puente sobre el abismo morontial. La fe y la razón, sin la ayuda de la mota, no pueden concebir ni construir un universo lógico. Sin la perspicacia de la mota, el hombre mortal no puede discernir la bondad, el amor y la verdad en los fenómenos del mundo material. LU 103:6.13
La muerte física es una técnica para escapar de la vida material en la carne; … LU 47:10.7
Los urantianos sólo reconocen en general un tipo de muerte, el cese físico de las energías vitales; pero en lo que se refiere a la supervivencia de la personalidad, existen en realidad tres tipos de muerte:
La muerte espiritual (del alma). Si el hombre mortal rechaza la supervivencia, y cuando la ha rechazado definitivamente, cuando ha sido declarado espiritualmente insolvente, morontialmente en quiebra, según la opinión conjunta del Ajustador y del serafín de la supervivencia, cuando este informe coordinado ha sido registrado en Uversa, y después de que los Censores y sus asociados reflectantes han verificado estas conclusiones, los gobernantes de Orvonton ordenan la liberación inmediata del Monitor interior. Pero esta puesta en libertad del Ajustador no afecta de ninguna manera a los deberes del serafín personal o colectivo que se ocupa de ese individuo abandonado por el Ajustador. Este tipo de muerte tiene un significado definitivo, independientemente de la continuación temporal de las energías vivientes de los mecanismos físicos y mentales. Desde el punto de vista cósmico, el interesado ya está muerto; la continuación de su vida indica simplemente la persistencia del impulso material de las energías cósmicas.
La muerte intelectual (de la mente). Cuando los circuitos vitales del ministerio ayudante superior se rompen debido a las aberraciones del intelecto o a causa de la destrucción parcial del mecanismo cerebral, y si estas condiciones sobrepasan cierto punto crítico irreparable, el Ajustador interior es liberado inmediatamente y parte hacia Divinington. En los archivos del universo se considera que una personalidad mortal ha encontrado la muerte cuando los circuitos mentales esenciales de la acción volitiva humana se han destruido. Esto también es la muerte, independientemente de que el mecanismo viviente del cuerpo físico continúe funcionando. El cuerpo menos la mente volitiva ya no es humano, pero el alma de dicho individuo puede sobrevivir de acuerdo con la elección anterior de su voluntad humana.
La muerte física (del cuerpo y de la mente). Cuando la muerte sorprende a un ser humano, el Ajustador permanece en la ciudadela de la mente hasta que ésta deja de funcionar como mecanismo inteligente, aproximadamente en el momento en que las energías medibles del cerebro detienen sus pulsaciones rítmicas vitales. Después de esta disolución, el Ajustador se despide de la mente en vías de desaparición con tan poca ceremonia como había entrado en ella años atrás, y se dirige a Divinington pasando por Uversa. LU 112:3.1-4
Después de la muerte, el cuerpo material regresa al mundo elemental del cual provenía, pero dos factores no materiales de la personalidad sobreviviente permanecen: el Ajustador del Pensamiento preexistente, con la transcripción de la memoria de la carrera mortal, que se dirige a Divinington; y también subsiste el alma morontial inmortal del humano fallecido, que permanece bajo la custodia del guardián del destino. Estas fases y aspectos del alma, estas fórmulas de la identidad anteriormente cinéticas y ahora estáticas, son esenciales para la repersonalización en los mundos morontiales; la reunión del Ajustador y del alma es lo que reensambla la personalidad sobreviviente, lo que os devuelve la conciencia en el momento del despertar morontial. LU 112:3.5
Para aquellos que no tienen guardianes seráficos personales, los conservadores colectivos efectúan fiel y eficazmente el mismo servicio de custodia de la identidad y de resurrección de la personalidad. Los serafines son indispensables para reensamblar la personalidad.
En el momento de la muerte, el Ajustador del Pensamiento pierde temporalmente la personalidad, pero no la identidad; el sujeto humano pierde temporalmente la identidad, pero no la personalidad; en los mundos de las mansiones, los dos se reúnen en una manifestación eterna. Un Ajustador del Pensamiento que se ha ido no regresa nunca a la Tierra como si fuera el ser donde había residido anteriormente; la personalidad nunca se manifiesta sin la voluntad humana; y un ser humano separado de su Ajustador después de la muerte jamás manifiesta una identidad activa ni establece ningún tipo de comunicación con los seres que viven en la Tierra. Estas almas separadas de su Ajustador están total y absolutamente inconscientes durante el largo o corto sueño de la muerte. No puede haber ningún tipo de manifestación de la personalidad ni puede existir ninguna capacidad para ponerse en comunicación con otras personalidades hasta después de haberse consumado la supervivencia. A aquellos que van a los mundos de las mansiones no se les permite enviar mensajes de vuelta a sus seres queridos. En todos los universos existe la política de prohibir este tipo de comunicaciones durante el período de la dispensación en curso. LU 112:3.6-7
Cuando se produce la muerte, ya sea de naturaleza material, intelectual o espiritual, el Ajustador se despide de su anfitrión mortal y parte hacia Divinington. LU 112:4.1
La muerte es el último acto del drama de los mortales. LU 188:4.2
Jesús difícilmente consideraba este mundo como un «valle de lágrimas». Más bien lo consideraba como «el valle donde se forjan las almas», la esfera de nacimiento de los espíritus eternos e inmortales destinados a ascender al Paraíso. LU 149:5.5