© 1959 William S. Sadler
© 1961 Fundación Urantia
«El odio es la sombra del miedo, y la venganza, la máscara de la cobardía». LU 145:3.4
Pero la oración más auténtica es en realidad una comunión entre el hombre y su Hacedor. LU 91:2.3
La oración funciona así como la acción más poderosa de la religión para conservar los valores e ideales superiores de las personas que oran. LU 91:3.3
La oración ha sido siempre, y siempre será, una experiencia humana doble: es un procedimiento psicológico, interasociado con una técnica espiritual. LU 91:3.6
Cuando la oración no busca nada para el que reza ni para sus semejantes, esta actitud del alma tiende entonces hacia los niveles de la verdadera adoración. LU 91:4.3
La oración es la técnica por la cual toda religión se convierte tarde o temprano en una institución. Y con el tiempo, la oración se asocia a numerosas acciones secundarias, algunas útiles y otras decididamente perjudiciales, tales como los sacerdotes, los libros sagrados, los rituales de adoración y las ceremonias. LU 91:5.6
No seáis tan perezosos como para pedirle a Dios que resuelva vuestras dificultades, pero no dudéis nunca en pedirle sabiduría y fuerza espiritual para que os guíen y os sostengan mientras atacáis con resolución y valor los problemas diarios. LU 91:6.5
La oración no es una evolución de la magia; cada una de ellas surgió de manera independiente. … La verdadera oración es al mismo tiempo moral y religiosa; la magia no es ninguna de las dos. LU 91:8.2
La oración auténtica aumenta el crecimiento espiritual, modifica las actitudes y produce la satisfacción que proviene de la comunión con la divinidad. Es una explosión espontánea de conciencia de Dios.
Dios contesta a la oración del hombre dándole una mayor revelación de la verdad, una apreciación realzada de la belleza, y un concepto acrecentado de la bondad. La oración es un gesto subjetivo, pero se pone en contacto con unas poderosas realidades objetivas en los niveles espirituales de la experiencia humana; es un intento significativo de lo humano por alcanzar los valores superhumanos. Es el estímulo más poderoso para el crecimiento espiritual.
Las palabras no tienen ninguna importancia en el rezo; son simplemente el canal intelectual por el que fluye casualmente el río de la súplica espiritual. El valor verbal de una plegaria es puramente autosugestivo en las devociones privadas, y sociosugestivo en las devociones colectivas. Dios responde a la actitud del alma, no a las palabras.
La oración no es una técnica para huir de los conflictos, sino más bien un estímulo para crecer en presencia misma de los conflictos. Orad sólo por los valores, no por las cosas; por el crecimiento, no por la satisfacción. LU 91:8.10-13
La oración es en verdad una parte de la experiencia religiosa, pero las religiones modernas han hecho hincapié erróneamente en ella, descuidando en gran parte la comunión más esencial de la adoración. La adoración intensifica y amplía los poderes reflexivos de la mente. La oración puede enriquecer la vida, pero la adoración ilumina el destino. LU 102:4.5
La oración está destinada a hacer que el hombre piense menos y comprenda más; no está destinada a incrementar el conocimiento, sino más bien a ampliar la perspicacia. LU 143:7.4
La oración es recordarse a sí mismo —un pensamiento sublime; la adoración es olvidarse de sí mismo— un superpensamiento. La adoración es una atención sin esfuerzo, el verdadero descanso ideal del alma, una forma de ejercicio espiritual sosegado. LU 143:7.7
«La oración es una expresión enteramente personal y espontánea de la actitud del alma hacia el espíritu; la oración debería ser la comunión de la filiación y la expresión de la hermandad. Cuando la oración es dictada por el espíritu, conduce al progreso espiritual cooperativo. La oración ideal es una forma de comunión espiritual que conduce a la adoración inteligente. La verdadera oración es la actitud sincera de tender la mano hacia el cielo para conseguir vuestros ideales». LU 144:2.2
«La oración es el aliento del alma y debería induciros a perseverar en vuestro intento por descubrir la voluntad del Padre.». LU 144:2.3
La oración es el aliento de la vida del espíritu en medio de la civilización material de las razas de la humanidad. La adoración es la salvación para las generaciones de mortales que persiguen los placeres.
Al igual que la oración se puede asemejar a la recarga de las baterías espirituales del alma, la adoración se puede comparar al acto de sintonizar el alma para captar las emisiones universales del espíritu infinito del Padre Universal.
La oración es la mirada sincera y anhelante que el hijo dirige a su Padre espiritual; es un proceso psicológico que consiste en intercambiar la voluntad humana por la voluntad divina. La oración es una parte del plan divino para transformar lo que es en lo que debería ser. LU 144:4.7-9
- La oración es una expresión de la mente finita en su esfuerzo por acercarse al Infinito. Por consiguiente, la formulación de una oración está necesariamente limitada por el conocimiento, la sabiduría y los atributos de lo finito; del mismo modo, la respuesta ha de estar condicionada por la visión, los objetivos, los ideales y las prerrogativas del Infinito. Nunca se puede observar una continuidad ininterrumpida de fenómenos materiales entre la formulación de una oración y la recepción de la plena respuesta espiritual a la misma.
- Cuando una oración se queda aparentemente sin respuesta, el retraso es a menudo el presagio de una respuesta mejor, aunque esa respuesta se demore considerablemente por alguna buena razón. Cuando Jesús dijo que la enfermedad de Lázaro no le llevaría realmente hasta la muerte, éste ya había muerto hacía once horas. Ninguna oración sincera se queda sin respuesta, salvo cuando el punto de vista superior del mundo espiritual ha concebido una respuesta mejor, una respuesta que satisface la petición del espíritu del hombre en contraposición con la oración de la simple mente humana.
- Cuando las oraciones temporales son compuestas por el espíritu y expresadas con fe, a menudo son tan amplias y abarcan tantas cosas que sólo se pueden contestar en la eternidad; a veces, la súplica finita está tan llena del deseo de captar lo Infinito, que la respuesta debe ser aplazada durante mucho tiempo a fin de esperar la creación de la capacidad adecuada para recibirla; la oración de la fe puede abarcar tanto, que la respuesta sólo se puede recibir en el Paraíso.
- Las respuestas a la oración de la mente mortal son a menudo de tal naturaleza, que sólo se pueden recibir y reconocer después de que esa misma mente que ora ha alcanzado el estado inmortal. Muchas veces, la oración de un ser material sólo se puede contestar cuando ese individuo ha progresado hasta el nivel del espíritu.
- La oración de una persona que conoce a Dios puede estar tan distorsionada por la ignorancia y tan deformada por la superstición, que responder a la misma sería muy poco deseable. Los seres espirituales intermedios tienen entonces que traducir de tal manera esa oración que, cuando llega la respuesta, el peticionario no logra reconocer en absoluto que se trata de la respuesta a su oración.
- Todas las oraciones verdaderas son dirigidas a los seres espirituales, y todas esas peticiones deben ser contestadas en términos espirituales, y todas esas respuestas deben consistir en realidades espirituales. Los seres espirituales no pueden ofrecer respuestas materiales ni siquiera a las súplicas espirituales de los seres materiales. Los seres materiales sólo pueden orar eficazmente cuando «oran en espíritu».
- Ninguna oración puede esperar una respuesta a menos que haya nacido del espíritu y haya sido alimentada por la fe. Vuestra fe sincera implica que habéis concedido prácticamente de antemano, a los que escuchan vuestra oración, el pleno derecho de contestar a vuestras súplicas de acuerdo con esa sabiduría suprema y ese amor divino que, según describe vuestra fe, impulsan siempre a esos seres a quienes dirigís vuestras oraciones.
- El niño siempre está en su derecho cuando se atreve a dirigir una petición al padre; y el padre siempre cumple con sus obligaciones paternales hacia el niño inmaduro cuando su sabiduría superior le dicta que retrase la respuesta a la súplica del niño, la modifique, la divida, la trascienda o la aplace hasta otra fase de su ascensión espiritual.
- No vaciléis en formular las oraciones que expresan los anhelos del espíritu; no dudéis de que vuestras súplicas recibirán una respuesta. Esas respuestas permanecerán en depósito, esperando a que hayáis alcanzado, en este mundo o en otros, esos niveles espirituales futuros de verdadera consecución cósmica, en los que os será posible reconocer y apropiaros de las respuestas tanto tiempo esperadas a vuestras peticiones anteriores pero inoportunas.
- Todas las súplicas sinceras nacidas del espíritu recibirán, con certeza, una respuesta. Pedid y recibiréis. Pero debéis recordar que sois unas criaturas que progresan en el tiempo y el espacio; por eso tenéis que contar constantemente con el factor espacio-temporal en vuestra experiencia de recibir personalmente las respuestas completas a vuestras diversas oraciones y peticiones. LU 168:4.4-13
De todos los peligros que acechan a la naturaleza mortal del hombre y ponen en peligro su integridad espiritual, el orgullo es el peor. LU 111:6.9
El orgullo es engañoso, embriagador, y engendra el pecado, ya sea en un individuo, un grupo, una raza o una nación. Es literalmente cierto que «el orgullo precede a la caída». LU 111:6.10
Lo Original. El concepto incalificado de la Fuente-Centro Primera, esa manifestación original del YO SOY de la que surge toda la realidad. LU 115:3.6
lo Original es lo que es. LU 115:3.11