© 1959 William S. Sadler
© 1961 Fundación Urantia
Dios —el Padre Universal— es la personalidad de la Fuente-Centro Primera, y como tal mantiene relaciones personales de control infinito sobre todas las fuentes y centros coordinados y subordinados. LU 0:3.10
El Padre Universal es el secreto de la realidad de la personalidad, del otorgamiento de la personalidad y del destino de la personalidad. LU 0:5.5
EL Padre Universal es el Dios de toda la creación, la Fuente-Centro Primera de todas las cosas y de todos los seres. Pensad primero en Dios como en un creador, luego como en un controlador y finalmente como en un sostén infinito. LU 1:0.1
El Padre Universal es infinito en todos sus atributos de una manera absoluta y sin restricción; y este hecho, en sí mismo y por sí mismo, lo aísla automáticamente de toda comunicación personal directa con los seres materiales finitos y otras inteligencias inferiores creadas. LU 2:1.6
El Padre Universal no actúa nunca personalmente como creador, excepto en conjunción con el Hijo o con la acción coordinada del Hijo. LU 6:1.3
EL PARAÍSO es un término que incluye a los Absolutos focales, personales y no personales, de todas las fases de la realidad universal. El Paraíso, adecuadamente calificado, puede connotar todas y cada una de las formas de la realidad, la Deidad, la divinidad, la personalidad y la energía —espiritual, mental o material. Todas comparten el Paraíso como lugar de origen, de función y de destino en lo que se refiere a los valores, los significados y la existencia de hecho. LU 0:4.11
La Isla del Paraíso —el Paraíso no calificado de otra manera —es el Absoluto del control de la gravedad material que ejerce la Fuente-Centro Primera. El Paraíso está inmóvil, y es la única cosa estacionaria en el universo de universos. La Isla del Paraíso tiene un emplazamiento en el universo pero ninguna posición en el espacio. Esta Isla eterna es la fuente real de los universos físicos —pasados, presentes y futuros. La Isla nuclear de Luz es un derivado de la Deidad, pero no es exactamente una Deidad; las creaciones materiales tampoco son una parte de la Deidad, sino una consecuencia.
El Paraíso no es un creador; es el controlador sin igual de numerosas actividades del universo, siendo mucho más controlador que reactivo. En todos los universos materiales, el Paraíso influye en las reacciones y la conducta de todos los seres relacion-ados con la fuerza, la energía y el poder. Pero el Paraíso en sí mismo es único, exclusivo y está aislado en los universos. El Paraíso no representa a nada y nada representa al Paraíso. No es ni una fuerza ni una presencia, sino simplemente el Paraíso. LU 0:4.12-13
Pero la Isla del Paraíso es no personal y extraespiritual; es la esencia del cuerpo universal, la fuente y el centro de la materia física y el arquetipo maestro absoluto de la realidad material universal. LU 0:5.5
El Paraíso es el arquetipo de la infinidad; el Dios de Acción es el activador de ese arquetipo. El Paraíso es el punto de apoyo material de la infinidad; LU 9:3.8
EL Paraíso es el centro eterno del universo de universos y el lugar donde residen el Padre Universal, el Hijo Eterno, el Espíritu Infinito y sus coordinados y asociados divinos. Esta Isla central es el cuerpo organizado de realidad cósmica más gigantesco de todo el universo maestro. El Paraíso es una esfera material así como una morada espiritual. Toda la creación inteligente del Padre Universal está domiciliada en moradas materiales; por eso el centro de control absoluto debe ser también material, tangible. Y hay que reiterar de nuevo que las cosas de espíritu y los seres espirituales son reales.
La belleza material del Paraíso consiste en la magnificencia de su perfección física; la grandiosidad de la Isla de Dios se manifiesta en los logros intelectuales y en el desarrollo mental magníficos de sus habitantes; la gloria de la Isla central se manifiesta en la donación infinita de la personalidad espiritual divina —la luz de la vida. Pero la intensidad de la belleza espiritual y las maravillas de este conjunto magnífico sobrepasan por completo la comprensión de la mente finita de las criaturas materiales. La gloria y el esplendor espiritual de la morada divina son imposibles de comprender por los mortales. Y el Paraíso existe desde la eternidad; no hay ni archivos ni tradiciones respecto al origen de esta Isla nuclear de Luz y de Vida. LU 11:0.1-2
El Paraíso es el centro geográfico de la infinidad; no es una parte de la creación universal, y ni siquiera forma parte real del eterno universo de Havona. Normalmente nos referimos a la Isla central como si perteneciera al universo divino, pero en realidad no es así. El Paraíso es una existencia eterna y exclusiva. LU 11:9.2
El Paraíso no es ancestral a ningún ser o entidad viviente; no es un creador. La personalidad y las relaciones entre la mente y el espíritu son transmisibles, pero el arquetipo no lo es. Los arquetipos nunca son reflejos; son copias —reproducciones. El Paraíso es el absoluto de los arquetipos; Havona es una muestra de estos potenciales hechos manifiestos.
La residencia de Dios es central y eterna, gloriosa e ideal. Su hogar es el hermoso arquetipo para todos los mundos sede del universo; y el universo central donde reside realmente es el arquetipo para los ideales, la organización y el destino último de todos los universos.
El Paraíso es la sede universal de todas las actividades de la personalidad y la fuente-centro de todas las manifestaciones de la energía y de la fuerza espacial. Todo lo que ha existido, existe ahora o está todavía por existir, ha surgido, surge ahora o surgirá después de este lugar central donde residen los Dioses eternos. El Paraíso es el centro de toda la creación, la fuente de todas las energías y el lugar de origen primordial de todas las personalidades. LU 11:9.5-7
El Paraíso es la fuente efectiva de todos los universos materiales —pasados, presentes y futuros. Pero esta derivación cósmica es un acontecimiento de la eternidad; en ningún tiempo —pasado, presente o futuro— el espacio o el cosmos material surgen de la Isla nuclear de Luz. Como fuente cósmica, el Paraíso funciona con anterioridad al espacio y antes del tiempo; de ahí que sus derivaciones parecerían estar huérfanas en el tiempo y en el espacio si no aparecieran a través del Absoluto Incalificado, su depositario último en el espacio y su revelador y regulador en el tiempo. LU 56:1.1
La guerra es el estado y la herencia naturales del hombre en evolución; la paz es la vara social que mide el progreso de la civilización. LU 70:1.1
La guerra es una reacción animal ante los malentendidos y las irritaciones; la paz acompaña a la solución civilizada de todos estos problemas y dificultades. LU 70:1.2
La paz de Jesús es la alegría y la satisfacción de una persona que conoce a Dios, y que ha logrado el triunfo de aprender plenamente a hacer la voluntad de Dios mientras vive la vida mortal en la carne. LU 181:1.8
La paz de Jesús es pues la paz y la seguridad de un hijo que cree plenamente que su carrera en el tiempo y en la eternidad está totalmente a salvo bajo el cuidado y la vigilancia de un Padre espíritu infinitamente sabio, amoroso y poderoso. Ésta es, en verdad, una paz que sobrepasa el entendimiento de la mente mortal, pero que el corazón humano creyente puede disfrutar plenamente. LU 181:1.10
La pacificación es el remedio para la desconfianza y la sospecha. LU 140:5.18
Hay muchas maneras de considerar el pecado, pero desde el punto de vista filosófico del universo, el pecado es la actitud de una personalidad que se opone deliberadamente a la realidad cósmica. LU 67:1.4
Como el pecado es una actitud de la persona con respecto a la realidad, está destinado a manifestar su cosecha negativa inherente en todos y cada uno de los niveles relacionados de valores universales. LU 67:7.4
El pecado sólo está cargado de consecuencias fatales para la supervivencia de la personalidad cuando representa la actitud de todo el ser, cuando significa la elección de la mente y la voluntad del alma. LU 67:7.4
A ninguna persona se le obliga nunca a sufrir una privación espiritual esencial a causa del pecado de otra. El pecado es totalmente personal en lo que se refiere a la culpabilidad moral o a las consecuencias espirituales, a pesar de sus extensas repercusiones en los ámbitos administrativos, intelectuales y sociales. LU 67:7.7
Hay que volver a definir el pecado como una deslealtad deliberada hacia la Deidad. Existen diversos grados de deslealtad: la lealtad parcial debida a la indecisión; la lealtad dividida debida a los conflictos; la lealtad moribunda debida a la indiferencia y la muerte de la lealtad, que se manifiesta en la consagración a los ideales impíos.
El sentido o sentimiento de culpa es la conciencia de haber violado las costumbres; no es necesariamente un pecado. No existe pecado real en ausencia de una deslealtad consciente hacia la Deidad. LU 89:10.2-3
«El pecado es la transgresión consciente, conocida y deliberada de la ley divina, de la voluntad del Padre. El pecado es la medida de la aversión a dejarse conducir divinamente y dirigir espiritualmente». LU 148:4.4
Jesús enseñó que el pecado no es el producto de una naturaleza defectuosa, sino más bien el fruto de una mente instruida, dominada por una voluntad insumisa. Con respecto al pecado, enseñó que Dios ha perdonado; que ese perdón lo ponemos a nuestra disposición personal mediante el acto de perdonar a nuestros semejantes. Cuando perdonáis a vuestro hermano en la carne, creáis así en vuestra propia alma la capacidad para recibir la realidad del perdón de Dios por vuestras propias fechorías. LU 170:2.23
La naturaleza animal —la tendencia a la maldad— puede ser hereditaria, pero el pecado no se transmite de padres a hijos. El pecado es un acto de rebelión consciente y deliberada contra la voluntad del Padre y las leyes de los Hijos, cometido por una criatura volitiva individual. LU 188:4.5
Los Perfecciones de los Días —los gobernantes de los sectores mayores del superuniverso. LU 15:10.14
Llamamos personal a todo lo que responde al circuito de personalidad del Padre. LU 0:6.1
La personalidad nunca es espontánea; es el regalo del Padre Paradisiaco. La personalidad está superpuesta a la energía y sólo se encuentra asociada con los sistemas de energía vivientes; la identidad puede estar asociada con arquetipos de energía no vivientes. LU 0:5.4
El Padre Universal es el secreto de la realidad de la personalidad, del otorgamiento de la personalidad y del destino de la personalidad. El Hijo Eterno es la personalidad absoluta, el secreto de la energía espiritual, de los espíritus morontiales y de los espíritus perfeccionados. El Actor Conjunto es la personalidad mental y espiritual, la fuente de la inteligencia, de la razón y de la mente universal. LU 0:5.5
La personalidad. La personalidad del hombre mortal no es ni el cuerpo, ni la mente ni el espíritu, y tampoco es el alma. La personalidad es la única realidad invariable en la experiencia por lo demás siempre cambiante de una criatura, y unifica todos los otros factores asociados de la individualidad. La personalidad es el don incomparable que el Padre Universal confiere a las energías vivientes y asociadas de la materia, la mente y el espíritu, y que sobrevive al sobrevivir el alma morontial. LU 0:5.11
Al reflexionar sobre la Deidad, el concepto de la personalidad ha de ser despojado de la idea de corporeidad. Tanto en el hombre como en Dios, un cuerpo material no es indispensable para la personalidad. El error de la corporeidad aparece en los dos extremos de la filosofía humana. En el materialismo, el hombre deja de existir como personalidad puesto que pierde su cuerpo al morir; en el panteísmo, puesto que Dios no tiene cuerpo, por consiguiente no es una persona. El tipo superhumano de personalidad progresiva ejerce su actividad en una unión de mente y de espíritu.
La personalidad no es simplemente un atributo de Dios; representa más bien la totalidad de la naturaleza infinita coordinada y de la voluntad divina unificada que se manifiesta en una expresión perfecta eterna y universal. En el sentido supremo, la personalidad es la revelación de Dios al universo de universos. LU 1:5.12-13
La personalidad es uno de los misterios no resueltos de los universos. Podemos formarnos unos conceptos adecuados de los factores que entran en la composición de los diversos tipos y niveles de personalidades, pero no comprendemos plenamente la naturaleza real de la personalidad misma. Percibimos claramente los numerosos factores que, una vez reunidos, constituyen el vehículo de la personalidad humana, pero no comprendemos plenamente la naturaleza y el significado de esa personalidad finita.
La personalidad es potencial en todas las criaturas que poseen una dotación mental comprendida entre el mínimo de conciencia de sí mismo hasta el máximo de conciencia de Dios. Pero la dotación mental por sí sola no es la personalidad, ni tampoco lo es el espíritu ni la energía física. La personalidad es esa cualidad y ese valor, dentro de la realidad cósmica, que es concedida exclusivamente por Dios Padre a aquellos sistemas vivientes donde las energías de la materia, la mente y el espíritu están asociadas y coordinadas. La personalidad tampoco es una consecución progresiva. La personalidad puede ser material o espiritual, pero la personalidad está o no está. LU 5:6.2-3
La personalidad es un don único de naturaleza original cuya existencia es independiente de, y anterior a, la concesión del Ajustador del Pensamiento. Sin embargo, la presencia del Ajustador aumenta de hecho la manifestación cualitativa de la personalidad. Cuando los Ajustadores del Pensamiento surgen del Padre, son idénticos en naturaleza, pero la personalidad es variada, original y exclusiva; y la manifestación de la personalidad está condicionada y limitada además por la naturaleza y las cualidades de las energías asociadas de naturaleza material, mental y espiritual que constituyen el vehículo orgánico que sirve para la manifestación de la personalidad.
Las personalidades pueden ser semejantes, pero nunca son iguales. Las personas que pertenecen a una serie, un tipo, una orden o un modelo determinados pueden parecerse las unas a las otras, y de hecho se parecen, pero nunca son idénticas. La personalidad es esa característica que conocemos de un individuo, y que nos permitirá identificar a ese ser en algún momento del futuro sin tener en cuenta la naturaleza y la extensión de los cambios que se habrán producido en su forma, su mente o su estado espiritual
La personalidad de la criatura se distingue por dos fenómenos característicos que se manifiestan por sí mismos en el comportamiento reactivo humano: la conciencia de sí mismo y el libre albedrío relativo asociado. LU 16:8.3-5
La personalidad humana es la sombra-imagen espacio-temporal proyectada por la personalidad divina del Creador. Y ninguna realidad se puede comprender nunca de manera adecuada mediante el examen de su sombra. Las sombras deben interpretarse en función de la verdadera sustancia. LU 1:6.1
La personalidad es concebida y otorgada por el Padre Universal. LU 21:2.6
La personalidad es esa dotación cósmica, esa fase de la realidad universal, que puede coexistir con unos cambios ilimitados y al mismo tiempo conservar su identidad en presencia misma de todos esos cambios, e indefinidamente después de ellos. LU 130:4.6
La perspicacia cósmica, la captación de los significados universales. LU 16:8.12
Toda comunión interna y espiritual de este tipo se califica de perspicacia espiritual. Estas experiencias religiosas son el resultado de la impresión producida en la mente del hombre por las operaciones combinadas del Ajustador y del Espíritu de la Verdad, a medida que actúan entre y sobre las ideas, los ideales, las percepciones y los esfuerzos espirituales de los hijos evolutivos de Dios. LU 101:1.3
La mente del hombre evolutivo se enfrenta constantemente al complejo problema de arbitrar el combate entre la expansión natural de los impulsos emocionales y el crecimiento moral de las incitaciones altruistas basadas en la perspicacia espiritual —en la reflexión religiosa auténtica. LU 103:5.5
El placer —la satisfacción de la felicidad— LU 3:5.14
El poder —el ansia de ser el amo. LU 69:5.8
Poder se limita generalmente a designar el nivel electrónico de la materia, es decir, la materia sensible a la gravedad lineal en el gran universo. Poder también se emplea para designar la soberanía. LU 0:6.2
El poder del universo incluye todas las formas de energía que son directamente sensibles a la gravedad lineal, aunque todavía responden a la gravedad del Paraíso. Es el nivel electrónico de la energía-materia y de todas sus evoluciones posteriores. LU 0:6.7
El poder universal. La fuerza espacial ha sido cambiada en energía espacial y después en energía controlada por la gravedad. La energía física ha sido así preparada hasta el punto en que puede ser dirigida hacia los canales de poder y ser puesta al servicio de los múltiples propósitos de los Creadores del universo.
En Uversa nos referimos al reino del poder universal como Gravita. LU 42:2.14
La poligamia es la supervivencia del concepto de esclavitud femenina en el matrimonio. LU 69:9.7
LA VIDA no se origina de manera espontánea. La vida se construye de acuerdo con los planes formulados por los Arquitectos del Ser (no revelados), y aparece en los planetas habitados o bien por importación directa o como resultado de las operaciones de los Portadores de Vida de los universos locales. Estos portadores de la vida se encuentran entre los miembros más interesantes y polifacéticos de la variada familia de Hijos del universo. Se les ha confiado diseñar y llevar la vida de las criaturas a las esferas planetarias. Después de plantar esta vida en esos nuevos mundos, permanecen allí durante largos períodos de tiempo para fomentar su desarrollo. LU 36:0.1
Los Portadores de Vida son presencias catalíticas vivientes que agitan, organizan y vivifican los elementos, por otra parte inertes, del tipo de existencia material. LU 36:3.5
La posición social —el ansia de comprar el prestigio social y político. LU 69:5.7
Existente en posibilidad [1], no en actualidad; llegar a ser a diferencia del ser; posible, o en proceso en lugar de real o realizado; latente.
La potencia espacial es una pre-realidad; es el ámbito del Absoluto Incalificado y sólo es sensible a la atracción personal del Padre Universal, a pesar de que es aparentemente modificable por la presencia de los Organizadores Maestros Primarios de la Fuerza.
En Uversa, se habla de potencia espacial como ABSOLUTA. LU 42:2.5
Los prejuicios ciegan el alma impidiéndole reconocer la verdad, y los prejuicios sólo se pueden eliminar mediante la devoción sincera del alma a la adoración de una causa que abarque e incluya a todos nuestros semejantes humanos. Los prejuicios están inseparablemente vinculados con el egoísmo. Los prejuicios sólo se pueden suprimir abandonando el egocentrismo y reemplazándolo por la búsqueda de la satisfacción de servir a una causa que sea no sólo más grande que uno mismo, sino incluso más grande que toda la humanidad —la búsqueda de Dios, la adquisición de la divinidad. La prueba de la madurez de la personalidad consiste en la transformación de los deseos humanos de tal manera que busquen constantemente la comprensión de los valores más elevados y más divinamente reales. LU 160:1.13
Dios —el Padre Universal— es la personalidad de la Fuente-Centro Primera, LU 0:3.10
Por lo tanto, La Fuente-Centro Primera es primordial en todos los ámbitos: deificado y no deificado, personal o impersonal, actual o potencial, finito o infinito. Ninguna cosa o ser, ninguna relatividad o finalidad puede existir a menos que esté en relación directa o indirecta con la primacía de la Fuente-Centro Primera, y bajo su dependencia. LU 0:3.11