Autor: William S. Sadler, Jr.
En nuestro estudio, hemos recorrido la historia del universo maestro desde los «albores del tiempo» hasta después del final de la Sexta Era. Hemos visto la finalización de la primera división principal de esta historia en la primera síntesis, la emergencia de Dios Supremo. Después estudiamos la segunda división principal de esta historia y vimos su culminación en la segunda síntesis, en la emergencia de Dios Último. Ahora es el momento de plantearnos estas preguntas: ¿Por qué evolucionan y emergen estas Deidades experienciales? ¿Por qué tenemos esas dos Deidades que emergen? ¿Habrá una tercera?
Como siempre, las decisiones y los planes de Dios están en la parte inferior de todo el fenómeno de las Deidades y Trinidades experienciales. Volviendo a la eternidad pasada, esos planes hacen bastante inevitable la aparición de esas Deidades y Trinidades. Sin embargo, para responder a nuestras preguntas (¿Por qué Deidades experienciales? ¿Y Trinidades?), tendremos que recorrer todo el camino de vuelta hasta la Primera Era del Universo, e incluso hasta la Era Cero.
Quizá comprendamos mejor el resultado de los propósitos de Dios si analizamos lo que sucedió realmente. De esa forma podremos entender mejor lo que parecen ser sus planes respecto a la Deidad y la Trinidad experienciales. Consideren estos pasos:
En muchos aspectos, este resumen es una recapitulación de todo el estudio del universo maestro. Responde razonablemente a nuestras preguntas: ¿Por qué Deidades experienciales? ¿Y Trinidades? También establece el escenario para que consideremos el difícil problema al que se enfrenta la segunda Trinidad experiencial: el problema de intentar dar lugar a la síntesis experiencial de los Absolutos.
El problema de la unificación de la segunda Trinidad experiencial, el logro de la síntesis final del poder y la personalidad, se puede formular de manera sencilla: los tres Absolutos de potencialidad son infinitos y la segunda Trinidad experiencial no lo es. Esta Trinidad Absoluta no puede ser infinita porque comprende a Deidades derivadas (el Supremo y el Último), Deidades experienciales derivadas de la Trinidad existencial, la Trinidad del Paraíso.
El alcance de la síntesis del poder y la personalidad ha estado creciendo de una etapa a otra y de un nivel a otro. El Supremo abarcó todo lo finito; el Último abarcó todo lo absonito; y ahora la segunda Trinidad experiencial se encuentra «cara a cara» con todo lo absoluto, ¡pero eso es lo infinito! El Supremo abarca el total de los valores-significados finitos del gran universo; el Último sintetiza el total de los valores-significados absonitos del universo maestro; Dios Absoluto (si pudiera experiencializarse) tomaría el total de los valores-significados experienciales de un universo sin fin: el cosmos infinito.
La Trinidad Absoluta, como su nombre sugiere, es realmente absoluta en función posible. Al fin hemos alcanzado la paradoja clásica: ¿Qué sucede cuando la «fuerza irresistible» de una trinidad absoluta se encuentra con el «hecho inamovible» de la infinidad eterna?
La unificación de la Deidad experiencial ha sido total en cada nivel, nada ha quedado fuera. Cosas, significados y valores; materia, mente y espíritu; hechos, ideas y relaciones; todo está comprendido en la síntesis de poder de las Deidades emergentes de naturaleza experiencial. Este proceso puede proceder con su finalización en los niveles finitos y absolutos porque estos niveles tienen límites (tienen un «fuera») Sin embargo, en el último nivel nos encontramos con una situación que no tiene límites. ¿Qué está «fuera» de una creación infinita?
La síntesis final del poder y la personalidad requeriría la unificación experiencial de los Absolutos de la Deidad e Incalificado; significaría la unificación experiencial de los Absolutos ahora unidos existencialmente. Este es un proyecto infinito; ¡no tiene ni final, ni límites, ni fuera, ni más allá! Físicamente, este proyecto requeriría de la terminación material del cosmos infinito; espiritualmente, requeriría el agotamiento experiencial final (actualización) del potencial de infinidad del Absoluto de la Deidad; personalmente, requeriría la unificación total de estos dos potenciales de infinidad (deificado y no deificado) en un Absoluto comprensible y accesible. ¡Esto no es posible! La infinidad no se presta fácilmente al agotamiento cuantitativo.
Ninguna trinidad subinfinita puede hacer (experiencialmente) lo que la trinidad infinita hizo en realidad (existencialmente) La Trinidad Absoluta puede comenzar este proyecto, puede continuar con él indefinidamente pero nunca lo terminará: nunca logrará esa unificación. Esto significa que Dios Absoluto no podrá emerger del potencial de infinidad del Absoluto de la Deidad.
Este es el punto muerto de la Barrera de la Infinidad; este es el punto muerto del Impasse de los Absolutos.
A pesar de la frustración de la Trinidad Absoluta, su aparición objetiva sí hace posible que se origine la gran consolidación de la Deidad Total (la Trinidad) en la unión de las tres Trinidades. Esta unión crea una trinidad múltiple, una trinidad triple, la Trinidad de Trinidades. Esta es una unión de deidad única; no una trinidad de tres Deidades, sino una trinidad de tres trinidades, y una trinidad de tres niveles de asociación de la deidad. Tres trinidades se unen en el primer nivel, tres Deidades experienciales intentan unirse en el segundo nivel, y alguna realidad de deidad final debe estar presente en el tercer nivel.
Al considerar la Trinidad de Trinidades, revisemos primero las naturalezas de las tres Trinidades, cuya unión traerá a la existencia objetiva a esta Trinidad triple:
Aquí está por fin el objetivo del largo, largo crecimiento y desarrollo del universo maestro: la formación de una unión compleja de trinidad que incluye a toda la Deidad (existencial y experiencial) Esta es la tesis de las tesis, la tesis final de la deidad.
Puesto que esta trinidad tiene también una dimensión vertical triple, deberíamos considerar la naturaleza del segundo nivel. Hay tres Trinidades en el primer nivel, y se han proyectado tres Deidades experienciales para el segundo nivel. Dos tercios de los miembros del segundo nivel están presentes actualmente, Dios Supremo y Dios Último; pero nos falta Dios Absoluto; ni siquiera tenemos una personalización limitada del Absoluto de la Deidad. La personalización experiencial de Dios Absoluto depende de la unificación de la segunda Trinidad experiencial. La unificación de esta Trinidad requiere el agotamiento de toda la infinidad, pero la infinidad no puede agotarse cuantitativamente. Por lo tanto, mientras que la Trinidad de Trinidades puede formarse, debido a que sus Trinidades constituyentes son realidades objetivas, no va a ser posible terminar el segundo nivel de esta Trinidad triple. Y, si el segundo nivel no se puede terminar, es inútil incluso conjeturar sobre lo que podría constituir el tercer nivel. Una vez más, nuestro estudio está frustrado por la Barrera de la Infinidad, por el Impasse de los Absolutos.
Este parece ser el final de la historia del universo maestro. Esta creación experiencial gigantesca tiene la capacidad de generar dos Deidades experienciales y dos Trinidades experienciales, y de proporcionar la formación objetiva de la Trinidad de Trinidades. Pero aquí nos encontramos en un punto muerto. La Trinidad Absoluta no puede unificar, por tanto Dios Absoluto no puede personalizarse en poder, y la Trinidad triple no puede terminar la formación objetiva de su segundo nivel.
De este modo, Dios no está frustrado. Habita en la eternidad, y por consiguiente se acerca al infinito desde dentro (existencialmente) Pero la Deidad experiencial debe acercarse al infinito desde fuera; y terminar la penetración experiencial de toda la infinidad requeriría de otra eternidad.
Hemos recorrido todo el camino alrededor del círculo. Para agotar la infinidad es necesario alcanzar el final de la eternidad; pero la eternidad es infinita, del mismo modo que la infinidad es eterna. Ni siquiera la Trinidad del Paraíso podría experimentar al Absoluto de la Deidad; solo podría hacerlo si ella misma fuera una trinidad experiencial. Ni siquiera la Trinidad de la Infinidad puede hacer lo que no se puede hacer.