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«Como murió la perdiz.»—Esta historia fue contada por el Maestro mientras estaba en Jetavana, acerca de Kokālika, cuya historia se encontrará en el Decimotercer Libro del Takkāriya Jātaka [^172].
Dijo el Maestro: «Como ahora, hermanos, también en tiempos pasados, la lengua de Kokālika ha obrado su destrucción».
Y diciendo esto, contó esta historia del pasado.
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En una ocasión, cuando Brahmadatta reinaba en Benarés, el Bodhisatta nació brahmán en el norte del país. Al crecer, recibió una educación completa en Takkasilā y, renunciando a la lujuria, abandonó el mundo para convertirse en ermitaño. Obtuvo los Cinco Conocimientos y los Ocho Logros, y todos los reclusos del Himalaya, quinientos, se reunieron y lo siguieron como su maestro.
Tenía una visión clara mientras vivía entre sus discípulos en el Himalaya.
En aquellos días, había un asceta con ictericia que cortaba leña con un hacha. Un hermano parlanchín se acercó, se sentó a su lado y le dirigió el trabajo, instándole a cortar leña, [432] hasta que el asceta ictérico perdió los estribos. Furioso, gritó: “¿Quién eres tú para enseñarme a cortar leña?”. Y, alzando su hacha afilada, estiró al otro muerto de un solo golpe. Y el Bodhisatta mandó enterrar el cuerpo.
En un hormiguero, junto a la ermita, vivía una perdiz que, de madrugada, piaba en la cima. Un cazador, al reconocer el canto de la perdiz, la mató y se la llevó. Al no oír el canto, el Bodhisatta preguntó a los ermitaños por qué no oían a su vecina, la perdiz. Entonces le contaron lo sucedido, y él relacionó ambos sucesos en esta estrofa:
Como murió la perdiz por su clamoroso grito,
Así que el parloteo y la charla condenaron a este tonto a morir.
Habiendo desarrollado dentro de sí los cuatro Estados Perfectos, el Bodhisatta quedó así destinado a renacer en el Reino de Brahma.
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Dijo el Maestro: «Hermanos, como ahora, también en tiempos pasados la lengua de Kokālika ha obrado su destrucción». Y al final de esta lección, identificó el Nacimiento diciendo: «Kokālika era el asceta entrometido de aquellos días, mis seguidores la banda de ermitaños, y yo su maestro».