«Tu hijo soy yo». Esta historia fue contada por el Maestro durante su estancia en Jetavana sobre la historia de Vāsabha-Khattiyā, que se encuentra en el Duodécimo Libro del Bhaddasāla-jātaka [1]. La tradición nos dice que era hija de Mahānāma Sakka y de una esclava llamada Nāgamuṇḍā, y que posteriormente se convirtió en la consorte del rey de Kosala. Concibió un hijo del rey; pero este, al enterarse de su origen servil, la degradó de su rango y también degradó a su hijo Viḍūḍabha. Madre e hijo nunca salieron del palacio.
Al oír esto, el Maestro llegó al palacio al amanecer acompañado de quinientos Hermanos [134] y, sentándose en el asiento preparado para él, dijo: «Señor, ¿dónde está Vāsabha-Khattiyā?»
Entonces el rey le contó lo que había sucedido.
Señor, ¿de quién es hija Vāsabha-Khattiyā? —Hija de Mahānāma, señor. —Cuando partió, ¿con quién se casó? —Conmigo, señor. —Señor, es hija de un rey; está casada con un rey; y con un rey dio a luz a su hijo. ¿Por qué ese hijo no tiene autoridad sobre el reino que posee el dominio de su padre? En tiempos pasados, un monarca que tuvo un hijo con un leñador casual [2] le dio a ese hijo su soberanía.
El rey le pidió al Bendito que le explicara esto. El Bendito le explicó lo que le había sido ocultado por su renacimiento.
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Una vez en Benarés, el rey Brahmadatta, tras haber ido con gran pompa a su antojo, vagaba buscando frutas y flores cuando se topó con una mujer que cantaba alegremente mientras recogía ramas en el bosque. Enamorado a primera vista, el rey intimó con ella, y el Bodhisatta fue concebido en ese mismo instante. Sintiéndose tan pesada por dentro como si la hubiera abatido el rayo de Indra, la mujer supo que sería madre y se lo dijo al rey. Este le entregó el anillo de sello que llevaba en el dedo y la despidió con estas palabras: «Si es niña, dedica este anillo a su crianza; pero si es niño, tráeme el anillo y el niño».
Cuando llegó el momento de la mujer, dio a luz al Bodhisatta. Y cuando este ya podía correr y jugar en el parque, se oía un grito: “¡No me ha pegado ningún padre!”. Al oír esto, el Bodhisatta corrió hacia su madre y le preguntó quién era su padre.
Eres hijo del rey de Benarés, hijo mío. ¿Qué prueba hay de esto, madre? Hijo mío, al despedirme, el rey me dio este anillo y me dijo: «Si es niña, invierte este anillo en su educación; pero si es niño, tráeme el anillo y al niño». ¿Por qué entonces no me llevas con mi padre, madre?
[135] Al ver que el muchacho ya había tomado una decisión, lo acompañó hasta la puerta del palacio y ordenó que se anunciara su llegada al rey. Al ser llamada, entró y, inclinándose ante su majestad, dijo: «Este es su hijo, señor».
El rey sabía muy bien que esto era cierto, pero la vergüenza ante toda su corte le hizo responder: «No es hijo mío». «Pero aquí está tu anillo de sello, señor; lo reconocerás». «Este tampoco es mi anillo de sello». Entonces dijo la mujer: «Señor, ahora no tengo testigos que prueben mis palabras, salvo apelar a la verdad. Por lo tanto, si eres el padre de mi hijo, te ruego que permanezca en el aire; pero si no, que caiga a la tierra y muera». Diciendo esto, agarró al Bodhisatta por el pie y lo lanzó por los aires.
[ p. 29 ]
Sentado con las piernas cruzadas en el aire, el Bodhisatta en tonos dulces repitió esta estrofa a su padre, declarando la verdad:
Tu hijo soy yo, gran monarca; ¡criadme, Señor!
El rey cría a otros, pero mucho más a su hijo.
Al oír al Bodhisatta enseñarle la verdad desde el aire, el rey extendió las manos y exclamó: «¡Ven a mí, hijo mío! ¡Nadie, solo yo te criará y cuidará!». Mil manos se extendieron para recibir al Bodhisatta; [136] pero fue en los brazos del rey y de nadie más a donde descendió, sentándose en su regazo. El rey lo nombró virrey y a su madre reina consorte. A la muerte de su padre, el rey, ascendió al trono con el título de rey Kaṭṭhavāhana (el que lleva la leña), y tras gobernar su reino con rectitud, falleció para vivir según sus merecimientos.
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Terminada su lección al rey de Kosala, y contadas sus dos historias, el Maestro hizo la conexión que las unía a ambas, e identificó el Nacimiento diciendo: «Mahāmāyā fue la madre de aquellos días, el rey Suddhodana fue el padre, y yo mismo el rey Kaṭṭhavāhana».
[Nota. Cf. Dhammapada, pág. 218, Jātaka n.° 465, y las Parábolas de Buddhaghosha de Rogers, pág. 146. Véase también un intento, en el Ceylon R.AṢ. Journal, 1884, de rastrear este Jātaka hasta la historia de Dushyanta y Çakuntalā en el Mahābhārata y hasta el drama de Kālidāsa sobre el Anillo Perdido.]
27:1 Núm. 465. ↩︎
28:1 La palabra muhuttikāya significa, literalmente, «momentáneo», o quizás podría traducirse como «con quien se asoció solo por un corto tiempo». El profesor Künte (Ceylon RAS Journal, 1884, p. 128) ve en la palabra una referencia a la forma de matrimonio Muhūrta (mohotura), que «se obtiene entre los Mahrathas que no son los Brahmanas», y que él compara con la forma familiar Gāndharva, es decir, la unión (legal) por consentimiento mutuo, en el impulso del momento, sin ninguna formalidad preliminar. ↩︎