Todo consejo puede resumirse en estas sencillas palabras: Amigo mío, no confíes en la vida, la salud ni las riquezas. Nada sobre lo que gira el firmamento del cielo mantiene una existencia inmutable, sino que cada hora asume una forma nueva. A cada momento se presenta a la vista una nueva imagen; y apenas se completa una apariencia cuando sobreviene otra, borrando todo rastro de la primera, como una ola tras otra en la orilla. Ningún hombre sabio intentaría construir su casa sobre las olas, ni esperaría encontrar allí un cimiento para ella. Para citar las palabras de Hafiz:
En el inestable palacio de la esperanza no encontrarás cimientos,
Entonces aprovecha la hora que pasa, porque la vida sólo descansa en el viento.
Los más sabios de la humanidad son aquellos que han renunciado a todos los deseos mundanos y han elegido la suerte tranquila y pacífica de una vida de reclusos. Detrás de cada placer se esconden veinte dolores; es mucho mejor entonces renunciar a una alegría fugaz y ahorrarse una vida de arrepentimiento. La vida, la salud, las riquezas y la felicidad pueden ser nuestra porción hoy; pero solo Dios sabe lo que puede traer el mañana.