‘ÍSÁ IBN HISHÁM nos contó y dijo: Cuando quise regresar de la Peregrinación, se presentó en mi presencia un joven y dijo: «Tengo un joven de origen amarillo que invita a la incredulidad y baila sobre el dedo. El exilio lo ha disciplinado. El deseo de recompensa me ha traído a ti para que pueda representar su caso ante ti. Él te ha exigido en matrimonio una doncella amarilla [1] que agrade a la compañía y regocije a los espectadores. Ahora, si aceptas, se engendrará de ambos una descendencia [2] que llenará las regiones y los oídos de los hombres. Y cuando hayas doblado esta túnica [3] y enrollado este hilo [4] te habrá precedido en tu país. Por lo tanto, ahora decide sobre el desarrollo de lo que está en tu mano».
[p. 175]
Dijo ‘Ísá Ibn Hishám: Me quedé asombrado por su narración y su ingenio en su solicitud, así que accedí a su pedido. Entonces recitó diciendo:
‘Por la mano inferior, [5] la gloria es engañada,
Pero la mano del hombre generoso y su juicio son supremos.’ [6].
174:2 Una doncella amarilla: Una alusión al Corán, ii, 64. ↩︎
174:3 Una descendencia: Es decir, alabanza. ↩︎
174:4 Cuando hayas doblado este manto: Cf. el tercer Maqáma, pág. 33. ↩︎
174:5 … Te habrá precedido (es decir, la alabanza). ↩︎
175:1 Por la mano inferior: Metro, kámil. … La mano inferior: La mano que recibe o pide. En oposición a la suprema o superior, es decir, la mano que da. Una tradición del Profeta … apoya la explicación dada en la nota. Véase Musnad del Imam Ibn Ḥanbal. (Ob. 241 A.H.) vol. ii, pág. 524, línea 13, vol. iii, página 402, línea 14, y pág. 503, línea 10. También al-Jamá al-Saghīr con comentario de al-Zubeidī, parte i, pp. 97-98, líneas 20-23 y línea 1 respectivamente. Cf. Biblia inglesa: ‘Es más bendecido dar que recibir’ (Hechos xx. 35.). También el verso del poeta:
…
Porque en verdad no sabes cuando un suplicante viene si él o tú eres más bendecido por lo que le das. (Al-Jamá al-Ṣaghīr, parte i, pág. 97.) Véase la nota en la página 40. ↩︎
175:2 Pero la mano del hombre generoso y su juicio son supremos: El hecho de que el hombre generoso se haya dejado engañar para dar no debe atribuirse a la debilidad de su intelecto. Cf. Ḥarírí, i, 31, sobre el tema del dinar. ↩︎