1. La longitud de todo el atrio [^586] era de ciento ochenta y siete codos. El ancho, de ciento treinta y cinco. De este a oeste, ciento ochenta y siete. El lugar donde pisaban los pies de Israel era de once codos. El lugar donde pisaban los sacerdotes, de once codos. El altar, de treinta y dos. Entre el pórtico y el altar, de veintidós codos. El Templo, de cien codos; y once codos detrás de la Casa de la Expiación.
2. De norte a sur había ciento treinta y cinco codos. Desde la cuesta hasta el altar, sesenta y dos. Desde el altar hasta los anillos, ocho codos. El espacio para los anillos, veinticuatro. Desde los anillos hasta las mesas, cuatro. Desde las mesas hasta las columnas, cuatro. Desde las columnas hasta el muro del atrio, ocho codos. Y el resto quedaba entre la cuesta, el muro y el lugar de las columnas.
3. En el atrio había seis cámaras: tres al norte y tres al sur. En el norte, la cámara de la sal, la cámara de la parva y la cámara de los lavanderos. En la cámara de la sal se añadía sal a las ofrendas. En la cámara de la parva se salaban las pieles de las ofrendas; y sobre su tejado se encontraba la casa del bautismo del Sumo Sacerdote en el día de la expiación. En la cámara de los lavanderos se limpiaban las entrañas de las ofrendas; y desde allí se extendía una galería hasta la parte superior de la casa de la parva.
4. En el sur se encontraban la cámara de madera, la cámara del cautiverio y la cámara de piedra labrada. La cámara de madera, dijo el rabino Eleazar, hijo de Jacob, «no recuerdo para qué servía». Abasuá añadió: «La cámara del sumo sacerdote estaba detrás de ambas, y el techo de las tres cámaras era uniforme. En la cámara del cautiverio se excavaba el pozo con la rueda, y de allí se abastecía de agua a todo el atrio. En la cámara de piedra labrada se reunía el gran Sanedrín de Israel, que juzgaba al sacerdocio. El sacerdote en quien se descubría impureza, vestido de negro y con velo negro, salía y se marchaba; y al no hallarse impureza en él, vestido de blanco y con velo blanco, entraba y servía con sus hermanos los sacerdotes. Celebraron una fiesta, porque no se halló impureza en la descendencia del sacerdote Aarón, y así dijeron: «Bendito sea el lugar». Bendito sea Él, pues no se encuentra impureza en la descendencia de Aarón. Y bendito sea Él, quien ha elegido a Aarón y a sus hijos para estar y ministrar [^587] ante el Señor en la Casa del Santo de los Santos.
Nuestra belleza sea contigo, Corte entera;
Y complétalo para ti, Tratado
MEDICIONES.