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1. Al principio, todo aquel que quería purificar el altar lo hacía. Cuando eran muchos, corrieron y subieron la cuesta, y cada uno que en el centro superaba a su compañero por cuatro codos, lo ganaba. Si dos eran iguales, el presidente les decía: «Levanten los dedos». [^198] «¿Y qué es eso?» «Levantaron uno o dos dedos, pero nadie levantó el pulgar en el Santuario».
2. Sucedió que dos estaban empatados, y al correr y subir la cuesta, uno de ellos empujó a su compañero, haciéndolo caer y fracturándose la pierna. Y cuando el gran Sanedrín vio que corrían peligro, decretó que no purificarían el altar sin la suerte. Se echaron cuatro suertes, y esta fue la primera.
3. La segunda suerte era: ¿Quién debía sacrificar? ¿Quién rociaría? ¿Quién tomaría las cenizas del altar interior? ¿Y quién tomaría las cenizas del candelero? ¿Y quién llevaría los miembros al altar? La cabeza, la pata derecha, las patas traseras, la cola, la pata izquierda, el pecho, la garganta, los dos costados, las entrañas, la harina fina, los panqueques y el vino. Trece sacerdotes repartieron esta suerte. Dijo Ben Asai en presencia de Rabí Akiba, por boca de Rabí Josué: «Semejante a su forma de moverse» (en vida).
4. La tercera suerte [^199] era para los nuevos que venían a ofrecer incienso, y se echaban las suertes. La cuarta suerte era para los nuevos con los viejos, quienes debían llevar los miembros desde la subida hasta el altar.
5. La ofrenda diaria era con nueve, diez, once, doce sacerdotes; ni menos ni más. “¿Cómo?” “Con nueve: [ p. 122 ] en la Fiesta de los Tabernáculos, en la mano de uno, un vaso de agua, diez. La ofrenda de la tarde, con once, con nueve, y en las manos de dos, dos haces de leña. El sábado, con once; con nueve, y en sus manos dos, dos fragmentos de incienso del pan de la proposición. Y el sábado, en la Fiesta de los Tabernáculos, en la mano de uno, un vaso de agua.”
6. El carnero se ofrecía con once, la carne con cinco, el interior, la harina fina y el vino, de dos en dos para cada uno.
7. El becerro se ofrecía con veinticuatro sacerdotes. “¿La cabeza y la pata derecha?” “La cabeza con una, y la pata con dos.” “¿El lomo y la pata izquierda?” “La cola con dos, y la pata izquierda con dos.” “¿El pecho y la garganta?” “El pecho con una, y la garganta con tres, las dos patas traseras con dos, y los dos costados con dos, las entrañas y la flor de harina, y el vino, cada uno con tres y tres.” “¿De qué se dice?” “De la ofrenda por toda la congregación.” “¿Pero de las ofrendas de un individuo?” “Si quería ofrecer, podía hacerlo.” “¿Por el desollado y el descuartizamiento?” “Porque todos eran iguales.”