1. La decimoctava pregunta es la que preguntas así: Cuando las almas de los justos y las almas de los malvados salgan hacia los espíritus, ¿será entonces posible para ellas ver a Aûharmazd y a Aharman [1], o no?
2. La respuesta es esta: que de Aharman se dice que no tiene existencia material (stîs); y Aûharmazd, como espíritu entre los espíritus, puede ser escuchado tanto por los materiales como por los espirituales, pero su forma (kerpô) no es completamente visible excepto a través de la sabiduría. 3. Y se ve una semblanza de su poder, como se le dijo a Zaratûst el Spîtamân cuando vio el resultado (zah) de su obra, y él (Aûharmazd) dijo así: «¡Toma la mano de un hombre justo!». porque la amable operación de mi religión a través de [2] ti mismo es tanto como [ p. 45 ] pueda comprender, y podrás ver a aquel cuya recepción (mâhmânîh) de mi sabiduría y gloria es la mayor.
4. Y sobre las almas de los justos y los malvados, en los lugares espirituales ven el trono (gâs), que consideran una visión de Aûharmazd. 5. Y así también aquellos que están domiciliados con (hamnemân) Aharman, a través de esa sabiduría con referencia a cuyo creador sufrirán, comprenderán minuciosamente con respecto a Aûharmazd y la naturaleza de Aharman (Aharmanîh). 6. Y quien es de los justos se deleita en escapar de Aharman y venir a la existencia perteneciente a Aûharmazd; y ofrecerán homenaje a la gloria [3] de Aûharmazd. 7. Y aquel que es malvado, al ser engañado por Aharman y alejarse de la dirección (pelag) de Aûharmazd, se vuelve más vejado y más penitente; la esperanza (zahîsnŏ) y el perdón que posee, y la retribución y los grilletes que son suyos entre los demonios y espíritus por obra de sus propias manos, son por el permiso que viene del más persistente de los persistentes [4] en el período de la resurrección.
(44:2) El espíritu maligno (véase Cap. II, II), cuya naturaleza y poderes difieren muy poco de los que la mayoría de los escritores cristianos atribuyen al diablo. ↩︎
(44:3) O «sobre»; o, tal vez, «es lo máximo que él podrá alcanzar de ti mismo». ↩︎
(45:1) La palabra «gloria» debe entenderse siempre en su sentido material de «resplandor, refulgencia». ↩︎
(45:2) Es decir, de Aûharmazd. El epíteto khvâpar, aquí traducido como «persistente», parece significar «autosuficiente» en el Avesta (véase Sls. XXII, 21); tradicionalmente se supone que significa «protector, cuidador», pero esto es solo una suposición, aunque parece estar relacionado con el pers. khapârah, «activo», y, por lo tanto, puede significar a menudo «perseverante». ↩︎