1. La cuadragésima novena pregunta es la siguiente: Si vendieran vino a extranjeros e infieles, ¿cuál sería entonces la decisión al respecto? [ p. 177 ] 2. La respuesta es esta: existe un gran peligro de pecado grave, y sería una mala ocupación. 3. Pero si a través de la operación de esa venta de vino suya, el vino se mantiene más lejos de aquellos que empeoran por beber vino inmoderado, y llega a aquellos que beben vino con moderación [1]\—a quienes hacen que mejoren al beber el vino—más que cuando no practican esa venta del vino, entonces a través de esa venta suya, el poder que está en la riqueza [2], por su mantenimiento de la cual un hombre es confirmado (padayînîdŏ) en la buena religión y desviado de entrar en la infidelidad, el progreso del pecado se impide y las buenas obras se promueven, se convierte en la ayuda del bien y la protección de la religión, el obstáculo del pecado y la ayuda de las buenas obras, que, cuando no practican esa venta de vino, no surgen, y que son mucho más promovidas que los varios pecados que podrían haber surgido del consumo ilegal de vino. 4. O, de otro modo, la decisión mayor -y grandes son las buenas obras que en ella se aseguran- es así: «Quienes vendan vino [3] a extranjeros, infieles y otros de quienes surge una conducta ilícita a través de la ebriedad, actúan de manera muy pecaminosa y no autorizada.»
(177:1) Es decir, cuando el suministro de vino es tan limitado que vendiéndolo a los bebedores moderados lo mantienen alejado de los borrachos. ↩︎
(177:2) La riqueza que adquieren vendiéndola a granel, lo que habría producido mal en manos de los compradores, y debería producir bien en las suyas. ↩︎
(177:3) K35 tiene vinâs, «pecado», en lugar de âs, «vino», lo cual es claramente erróneo. ↩︎