1. El sabio preguntó al espíritu de sabiduría (2) así: «¿Cuál es esa persona opulenta que debe considerarse afortunada, y cuál es esa persona que debe considerarse malvada?»
3. El espíritu de sabiduría respondió (4) así: «Quien ha producido opulencia mediante el esfuerzo adecuado debe ser considerado afortunado; y quien la ha producido mediante la deshonestidad, como mal intencionado».