1. El undécimo tema es este: es necesario mantener la chimenea [1] adecuadamente y vigilar [2] para que el fuego no se apague y nada contaminado o impuro llegue a él; y es necesario que una mujer menstruante evite estar a menos de tres pasos de él. [ p. 271 ] 2. Porque cada vez que se mantiene adecuadamente una chimenea, la cual se encuentra dentro de una vivienda, todo fuego que se encuentra en la tierra de las siete regiones se complace con esas personas, y, cuando piden un favor o una necesidad ('hâgat), se activa rápidamente. 3. Y cada vez que alguien no lo mantiene adecuadamente, todo fuego que está en la tierra de las siete regiones recibe daño de esa persona, y la necesidad que implora no se hace efectiva. 4. Si alguien no mantiene el fuego adecuadamente, si da cien dinares [3] al fuego Gusasp [4] no hay aceptación de ello, y ese pecado no se aparta de él.
5. Pues se declara en la revelación [5] que el creador Hôrmazd ha otorgado soberanía en el cielo a Ardibahist [6], el arcángel, y ha dicho así: «En cuanto a todo aquel con quien no estés complacido, no lo dejes escapar al cielo». 6. Y esto también se declara en la revelación: que, cada vez que no mantienen el fuego adecuadamente, el embarazo escasea para las mujeres, nacen menos hijos varones, y el honor ('hurmat) en la cercanía del rey disminuye para los hombres, y no hay aprobación (qabûl) de sus palabras.
7. Por cada incendio que se extinga en una vivienda, una pérdida de tres dirhams y dos dângs [7] recae [ p. 272 ] sobre la propiedad de esa persona, o se convierte en la pérdida de esta vivienda, o no le llega desde el lugar de donde proviene la riqueza.
(270:3) O, quizás, «el incendio de la casa». ↩︎
(270:4) B29 omite estas cuatro palabras. ↩︎
(271:1) El dînâr es una moneda de oro que, si contenía un dirham de peso de oro, y si el dirham era de 63 granos (ver Dd. LII, 1 n), equivalía aproximadamente a medio soberano. ↩︎
(271:2) Uno de los tres fuegos más sagrados (véase Bd. XVII, 7). ↩︎
(271:3) Lp, B29 tiene «en la buena religión». ↩︎
(271:4) Av. asha vahista, «rectitud perfecta», quien se supone que protege, fuego (ver Bd. I, 26, Sls. XV, 12). ↩︎
(271:5) Es decir, tres dirhams y medio en plata, o casi una rupia y cuarto. ↩︎