1. El tema trigésimo cuarto es este: que es sumamente necesario abstenerse de la matanza excesiva de animales y de las especies de ganado [1]. 2. Porque dice en el Apocalipsis [2] que, para quien mata muchos animales y ganado [3], cada fibra del pelo de una cabra se convierte, en ese otro mundo, como una espada afilada y se adhiere al alma de esa persona.
3. Y hay varias cosas cuyo sacrificio es muy malo y el pecado muy abundante, como el cordero, el cabrito, el buey de labranza, el caballo de guerra, la golondrina que atrapa la langosta y el gallo; y de todos estos, el pecado es mayor en lo que respecta al gallo. 4. Si se vuelve necesario [4], es apropiado matar un gallo que no cante [5], y es necesario consagrar sus cabezas. 5. Cualquier cabeza de animal que no esté consagrada no es deseable comer, por lo que se convierte en [6] una ofrenda justa. 6. Si no se puede consagrar la cabeza, es necesario consagrar un riñón como sustituto (badal).