1. El tema nonagésimo tercero es éste: es necesario que todos los de buena religión practiquen la abstinencia de proferir calumnias (_gh_aîbat) a las espaldas [1].
2. En el comentario del Vendîdâd se afirma que [2] la calumnia es el mayor de todos los pecados. 3. Todo aquel que calumnia a alguien es como quien ha ingerido materia muerta —y comer materia muerta es un pecado [3] que también se ha mencionado antes en este libro [4]—, pero la afirmación es la siguiente: si bien no indican castigo alguno por ello en este mundo [5], no se deja de infligir en el otro mundo. 4. Por lo tanto, es necesario que quienes profesan buena religión se esfuercen para protegerse de esta calumnia.
5. Para que puedan mostrar a tu alma, al [6] renunciar a la vida, la satisfacción (igzâ) por el pecado, [ p. 357 ] establece, en el comentario del Vendîdâd, en cuanto a cualquiera por quien se perpetra una calumnia, si la persona agraviada se presenta ante él y le pide un regalo justo, y él le proporciona un regalo justo para esa persona, el pecado se aleja de él.