1. El nonagésimo séptimo punto es que conviene que quienes profesan buena religión conversen, según su capacidad, en presencia de sacerdotes oficiantes, sumos sacerdotes, jefes espirituales y sacerdotes, y escuchen atentamente todo lo que digan. 2. Deben comprender sus declaraciones y, durante ellas, no deben responder ni preguntar (sûâl).
3. Porque en el comentario del Avesta se dice que, a todo aquel que introduce altercado ('huggat) en cualquier declaración de los ancianos de la religión, ‘se le rompe la lengua o sale de este mundo abortivamente (mubattalâ)’.