1. Otro tema, entre los que afirman la inexistencia de un ser sagrado, es el de la existencia del ser sagrado y de su competidor.
2. Del conocimiento que la sabiduría aprueba y las declaraciones sobre los límites de la evidencia, sobre la existencia del ser sagrado y su competidor, (3) [ p. 140 ] este es un resumen: —Uno sabe que debe ordenarse que el conocimiento supremo y primero, el más adecuado para quien discierne bien, es comprender al ser sagrado. 4. Aquel para quien este conocimiento no es la guía del conocimiento, no cuenta con la ayuda de otros conocimientos. 5. Comprender al ser sagrado es posible mediante un entendimiento inquebrantable [1], un intelecto ferviente y una sabiduría decisiva.
6. Puesto que comprender al ser sagrado no es, hasta ahora, más que que uno sepa que un ser sagrado existe, (7) porque quienquiera que esté familiarizado con la existencia de cierta cosa, y sea consciente de su naturaleza, está pensando así, que esa cosa es buena o mala, erudita o ignorante, antídoto o veneno, fría y congelada o caliente y abrasadora, seca y marchita o húmeda, (8) y, cuando es consciente de su naturaleza, su único conocimiento de ella es entonces inútil—(9) pues es posible causar el elogio y la condena de cualquier persona o cosa, no a través de su existencia sino a través de su naturaleza—(10) por lo tanto, uno sabe que esto también debe ordenarse, que un conocimiento de [2] cualquier cosa se adquiere de tres modos:—(11) al saber lo inevitable, o al saber lo análogo, o por lo posible y apto para existir.
12. El conocimiento inevitable es tal que una vez uno es uno, y dos veces dos son cuatro. 13. Porque dentro de los límites de lo realmente inevitable no es posible decir, (14) que hubo o habrá_ un tiempo o un lugar donde se diga que dos veces dos son cinco o tres.
15. El conocimiento por analogía es aquel que anuncia, de algo manifiesto, algo que no es [ p. 141 ] manifiesto, (16) y extrae, de algo visible, algo invisible, a semejanza de una mano levantada [3], para el servicio doméstico de la percepción de la sabiduría, (17) mediante similitud completa, semejanza o semejanza parcial.
18. La similitud completa es como la de un hombre de Pars con un hombre de otro distrito. 19. El parecido es como el del queso con la clara de un huevo. 20. Y el parecido parcial es como el del queso con la tiza, (21) ya que este es aproximadamente el límite del parecido parcial, pues el queso se parece a la tiza solo en blancura, (22) pero a la clara de un huevo en blancura y también como alimento.
23. Y también existe aquello que se llama más parecido que semejanza, y más parecido parcialmente que semejanza parcial. 24. De aquello que es más que la semejanza completa no se habla, (25) porque la completitud no se vuelve más completa.
26. De este modo se expone por segunda vez con mayor detalle. 27. Demostrar lo invisible a partir de lo visible es, por ejemplo, a partir de una cosa hecha y mantenida, que no sirve domésticamente al creador y sustentador, (28) y a partir de una cosa escrita, cuyo escritor no se declara, (29) son manifiestos un creador de lo hecho, un sustentador de lo mantenido y un escritor de lo escrito, quienes son inevitables, (30) porque lo que no es manifiesto e invisible se demuestra por lo manifiesto y visible.
31. La información sobre lo que es posible y adecuado para existir es creíble, (32) como lo que alguien [ p. 142 ] afirma: «Vi a un hombre que mató a un león, o a un león que mató a un hombre». 33. Y esto, siendo lo que es posible y adecuado para existir, puede ser una mentira. 34. Pero cuando alguien anuncia esa inteligencia, reconocido por su veracidad y probado en juicio, lo hace dentro de los límites de la verdad y la realidad. 35. Si alguien lo anuncia, deshonrado por la falsedad y probado en el error de juicio, lo hace dentro de los límites de la falsedad y la irrealidad.
36. Otro modo, fuera de estos y dentro de los límites de lo inevitable, es conociendo lo que no ha ocurrido y no es posible; (37) como lo que uno afirma así: «Es posible traer el mundo, en secreto, al interior de un huevo», (38) o «es posible que un elefante pase por el ojo de una aguja», (39) de tal manera que uno de ellos_ realmente no se vuelva ni más grande ni menos, (40) o su sustancia sea algo que no sea un rudimento.
41. Una lucha que no debe ser limitada, (42) una cosa existente que no es temporal y localizada, (43) o que es localizada y no limitada, (44) la realización de un milagro vano, (45) y otras cosas de esta descripción de hablar e imaginar son defectuosas y falsas e imposibles.
46. Entonces [4] el conocimiento de la existencia de aquel que es el ser sagrado exaltado, aparte de la tangibilidad de la naturaleza y otras evidencias, es a través de lo inevitable y la analogía, (47) tan visible ante la vista de la sabiduría como desde la prosperidad [5], la formación y la organización que son, según diferentes [ p. 143 ] enunciados de muchos tipos, la formación de las cosas del mundo y la humanidad cuyas partículas, y los aparatos que se deben a ellas, son tales como los elementos del cuerpo y la vida, de los cuales [6] están preparados y formados, (48) que son fuego, agua, aire, y tierra, (49) que son, cada uno por separado, un estímulo tan calificado y ennoblecido para sus propias operaciones, (50) que la operación del fuego, a través de su propia calidad (kîharîh) y nobleza (vâspûharakânîh), es tal que las operaciones del agua, el aire, y la tierra no han de estimularse sin restricciones (atang) [7] por él. 51. Así, también, la operación del agua, a través de su propia calidad, es tal que las operaciones del aire, el fuego, y la tierra no son sin restricciones por ella. 52. Así también, en el caso del aire, las operaciones del fuego, el agua y la tierra no están libres de él. 53. Así también, en el caso de la tierra, las operaciones de estos otros deben estimularse, no están libres de él. 54. Pero cada uno por separado es para su propia operación, tal como son ennoblecidos y cualificados (55) por aquel que es, sagaz y metódicamente, un calificador, un constructor y un ennoblecedor. 56. Y la organización es construida, preparada, cualificada y ennoblecida como es adecuado para esas operaciones.
57. Así también, en cuanto a la humanidad y las demás criaturas, que son la germinación de estos elementos, (58) cuya organización de huesos, grasa, tendones, venas y piel, cada una por separado (59) sin simpatía la una por la otra, es visible en conjunto. 60. Así también son la nobleza y cualificación de los órganos internos, (61) como el hígado, el corazón [8], los pulmones, los riñones, la vesícula biliar y otros [ p. 144 ] aparatos, cada uno de los cuales manifiesta una función propia. 62. Están cualificados y ennoblecidos para su defensa por las funciones que les son propias.
63. Así también es la cualificación del ojo, el oído, la nariz, la lengua, la boca, los dientes, la mano, el pie y otros aparatos externos, cuyas funciones son independientes. 64. Y se manifiesta visiblemente en ello; puesto que, cuando uno de estos órganos está incapacitado, ninguno de los demás es apto para la función del otro, para la cual no está cualificado. 65. Y cuando se examina solo la estructura de uno de los órganos del cuerpo —es decir, cómo es—, se construye con admirable sagacidad [9].
66. Tal como el ojo, que es de muchas naturalezas con diferentes nombres y diferentes propósitos, (67) como la pestaña, el párpado, el blanco, el globo ocular (khâyak), el iris (sâyak), y la pupila (têdak), (68) _de tal manera que el blanco es grasa [10], (69) el iris es agua que ha permanecido en la prisión [11] de la grasa de tal manera que el giro del ojo, de un lado a otro, ocurre a través de ella, (70) y la pupila, en sí misma la vista, es como una visión dentro del agua. 71. El iris se encuentra en la prisión del blanco, como el agua estancada en una prisión de grasa; (72) y la pupila está dentro del iris, como la visión de una cosa dentro del agua clara, (73) o la forma de una columna en [ p. 145 ] un espejo brillante. 74. Y la disposición del blanco en la órbita es por la razón de que el polvo que se arremolina desde la atmósfera, cuando llega al ojo, no se ocultará en él, (75) sino se volverá al párpado (gumb) del ojo, (76) y no dañará la vista del ojo. 77. Así como la construcción del tubo (rag) del oído no está dilatada (afâhal), por la razón (78) de que los remolinos de polvo y las criaturas nocivas aladas no entrarán correctamente en él. 79. Y la humedad de uno mismo, la secreción del oído y el veneno de las criaturas nocivas son manifiestamente tan útiles [12].
80. Cuando se observan los mecanismos de la vida y del alma—(81) tales como el olfato, el oído; vista, gusto y tacto que causan la inteligencia de los seres vivos, (82) como también la sabiduría de cada pontífice (rad), que se pronuncia decisiva, (83) el conocimiento que se adquiere, (84) el intelecto que es un buscador y transmisor, (85) el entendimiento que es un tesorero y defensor, (86) la conciencia que es en sí misma la vista del alma, (87) el espíritu guardián (fravash) que es en sí mismo la naturaleza que es un mantenedor del cuerpo, (88) la vida espiritual (ahû) que es pura, (89) y las otras existencias espirituales que mantienen el cuerpo, que están cada una separadamente calificadas, de esa manera [13], para su operación y deber—(90) son perfectas en su propia operación, en cuanto al deber tal como están ennoblecidas y calificadas para. 91. En cuanto a aquello para lo que no están calificadas, no son adecuadas.
92. Los dos argumentos, cada uno por separado [ p. 146 ], del manuscrito Dînkard, tal como el erudito supremo [14] los ha explicado a partir de su conocimiento de la religión, se exponen aquí en detalle. 93. Quien desee comprender plenamente la maravilla de la religión de adoración a Mazda y las afirmaciones de la fe primitiva, (94) la examina en un manuscrito de ese carácter, (95) y comprenderá con mayor profundidad la maravilla y la verdad de la religión [15].
(140:1) Suponiendo que Pâz. agunast (Sans. anâvila) representa a Pahl. agôndîd; pero puede representar a Pahl. agûngîd, «no silenciado». ↩︎
(140:2) Sans. inserta «la naturaleza de». ↩︎
(141:1) Como un poste indicador. ↩︎
(142:1) Se lee adînas, «luego de él», en lugar de Pâz. ainâ, como en el cap. IV, 81. Habiendo explicado los modos de argumentar, en los §§ 12-45, el autor ahora vuelve al argumento mismo. ↩︎
(142:2) Así en Sans., pero bâhar-hômandîh también significa «divisibilidad». ↩︎
(143:1) Reading mûn azas for Pâz. ke vas. ↩︎
(143:2) Véase Cap. III, 30 n. ↩︎
(143:3) Suponiendo que Pâz. Dawur es una lectura errónea de Pahl. ↩︎
(144:1) Así en Sans., pero el texto Pahl. puede traducirse como «qué maravilloso es, está construido sagazmente». ↩︎
(144:2) Suponiendo que Pâz. pegh, así como pih en § 69 y peh en § 71, representa a Pahl. pîk (Pers. pî), «gordo». También podría estar conectado con Pers. pikah, «un velo», como Nêr. parece haberlo entendido aquí; pero «gordo» se adapta mejor a todo el contexto. ↩︎
(144:3) Se lee lag, en lugar de rag, «una vena», que es la última palabra adoptada por Nêr. tanto aquí como en § 71. ↩︎
(145:1) Como medio de defensa. ↩︎
(145:2) Con la ayuda de los sentidos mencionados en el § 81. ↩︎
(146:1) Âtûr-frôbag (véase Cap. IV, 107). ↩︎
(146:2) Casi todos los manuscritos Pahlavi de esta obra terminan aquí. ↩︎