Bakŏ Nask.
1. El noveno fargard, Yathâis [1], es que quien alaba a Aûharmazd enseña su obra en la tradición gótica [2]; precisamente por esta razón, porque el motivo de la alabanza de Aûharmazd es por sus obras, y quien [ p. 343 ] ensalza cualquier obra también enseña la realización de esa obra; además, la obra de Aûharmazd, que es la tradición gótica, es pura bondad. 2. Esto también, que por aquel que aumenta los propagadores de las buenas obras se enseña la acción controlada por los sacerdotes (radîk-kûnisnîh) [3]; incluso por esta razón, porque el avance del mérito y la acción de la jefatura sacerdotal son las dos máximas (vâkakŏ) de aquel que, cuando hay razón, exalta el mérito progresivo cuando aumenta los propagadores de las buenas obras; y cuando se exalta el mérito progresivo se alaba y también se enseña la acción controlada por los sacerdotes.
3. Esto, también, que lo que es digno, y lo que se codicia para cada hombre digno, es producido por aquel para quien el mandato de la liturgia es el ajuste de cuentas para aquel que es habitualmente sagaz; y esta declaración también indica la explicación de los gobernantes y todos los que necesitan a los del mundo para un esfuerzo combinado, quienes, en el mundo inmaduro, tienen que confiar en un mandato que es _a la vez sagaz. 4. Esto, también, que la asistencia personal es dada liberalmente (râdînidŏ) a las criaturas de los seres buenos por aquel cuyas acciones son una ayuda para la renovación del universo; y esta declaración, también, indica el gran poder de cualquier buena obra, porque toda buena obra, siendo una ayuda para la renovación, se convierte en liberalidad para la creación inmadura (khâm).
5. Esto también significa que quien enseña a un hijo reverencia a su padre, también se ha apropiado de la recompensa por la reverencia al creador por enseñarle; incluso por esta razón, porque la reverencia expresa a los padres y el servicio a ellos están conectados [ p. 344 ] con la reverencia al creador y el servicio a él. 6. Esto también significa que quien progresa personalmente para aquel que es suyo [4] —es decir, para cualquiera entre quienes lo necesitan— se convierte en la felicidad del creador, quien es el hacedor de las buenas creaciones originales; y esta afirmación también indica para quién es, cuando, a través de aquel cuya decisión es el progreso —que surge a través de lo que ocurre cuando se da la decisión que se convierte para cada uno en lo que le es necesario— se concentra la felicidad. 7. Esto también, que por aquel que causa beneficio a aquel que es cultivador, el ganado [5] se multiplica; incluso por esta razón, porque quien gratifica a los que realizan la labranza está multiplicando la labranza, y el ganado es la principal labranza del mundo.
8. Esto también, que la religión, que es el camino de la rectitud, se hace suya [6] por quien es un buen pensador acerca de la religión de la rectitud; y esta declaración, además, indica el límite de la confianza (astisnŏ) en la buena religión; porque quien no es un buen pensador acerca de la buena religión, aunque sea un recitador de la revelación, se convierte en un apóstata; quien es un buen pensador, pero no acerca de la buena religión, se convierte en un infiel; y quien piensa verdaderamente se convierte en un buen pensador acerca de la rectitud religiosa y las declaraciones de la buena religión. 9. Y acerca de tres declaraciones, la que presenta para toda la humanidad es su sumisión a los seres sagrados; una es del producto (bar), otra del origen (bûn), y [ p. 345 ] uno del cuerpo y la vida; el del producto es el esfuerzo del cual hay producto, el del origen es la ventaja para la cual el origen es requisito, y el del cuerpo y la vida es el pensamiento del proponente (râyînîdâr), que consideraba ambos como sumisión a los seres sagrados. 10. Esto, también, lo conectado con el lugar de asiento del sabio es el exceso del placer [7] para aquellos que causan placer, para las clases altas (avarîgânŏ) de Irân, y para la energía (patûkîh) [7:1] del diligente.
11. La excelencia que es perfecta es la justicia.