El concepto de Dios, en contraste con el del Absoluto, empezó a aparecer gradualmente en el budismo. Sus orígenes se remontan a los primeros tiempos en que los seguidores del Camino Menor se diferenciaron de los del Camino Mayor. En esta última rama del budismo fue donde la doble concepción de Dios y del Absoluto terminó por madurar. [1]
Antes de su derrumbamiento en la India, los grupos de seguidores de Gautama del norte de la India y de China habían empezado a desarrollar la enseñanza mahayana del «Camino Mayor» hacia la salvación, en contraste con los puristas del sur que se aferraban al hinayana o «Camino Menor». [2]