Los griegos creían que los hombres débiles debían tener almas débiles; así pues inventaron el Hades como lugar adecuado para recibir estas almas anémicas; también suponían que estos especímenes poco vigorosos tenían unas sombras más pequeñas. [1] En la parábola de Juan el Bautista sobre el hombre rico y el pobre el hombre rico era atormentado en el Hades. [2]