Los antiguos creían que los vientos eran producidos por los pájaros, y temían y adoraban a todas las criaturas aladas de acuerdo con la regla de oro. [1] Las distintas regiones consideran que el viento es bueno o malo, así como las distintas culturas adoran diversos fenómenos naturales. [2] Los nacidos del espíritu son como el viento, invisibles pero sus efectos se sienten. [3] Los que buscan al Señor con todo su corazón encontrarán la salvación en abundancia. [4]