Los seguidores de la regla de oro pueden establecer una sociedad progresiva en la que puedan vivir de acuerdo con sus ideales, manteniendo al mismo tiempo una defensa adecuada contra sus compañeros ignorantes, que podrían intentar, o bien explotar sus predilecciones pacíficas, o destruir su civilización en progreso. [1]
A los andonitas se les enseñó pronto la regla de oro, y hoy todavía sus descendientes esquimales viven en gran parte siguiendo este código; las costumbres están muy arraigadas entre ellos y se encuentran relativamente libres de antagonismos violentos. [2] La regla de oro de Jesús estaba basada en un valor infinito de lo finito. [3] La regla de oro fue enseñada en el Jardín del Edén. [4] La regla de oro de la equidad humana clama contra todos estos fraudes, injusticias, egoísmos y faltas de rectitud. [5] Hay dos niveles de la regla de oro: el amor fraternal y el amor paternal. [6] Cuando la regla de oro se interpreta literalmente, puede convertirse en un instrumento muy ofensivo para nuestros semejantes. [7] La adoración de los insectos y de otros animales fue fomentada por una falsa interpretación posterior de la regla de oro —hacer a los demás. [8]
La religión evolutiva introduce a fondo en el individuo la idea del deber personal; la religión revelada hace cada vez más hincapié en el amor, en la regla de oro. [9]
Los seres éticos y morales pueden aprender a vivir la regla de oro. [10]
La regla de oro, tal como Jesús la expuso de nuevo con más claridad, exige un contacto social activo; la antigua regla negativa podía ser obedecida en la soledad. [11] Sólo unos seres morales buscarán siempre esa perspicacia espiritual que es esencial para vivir la regla de oro. [12]
La regla de oro sólo se pueden comprender viviéndolas, percatándose de sus significados en la interpretación viviente del Espíritu de la Verdad, que dirige el contacto afectuoso entre los seres humanos. [13]
Véase también: LU 52:5.8; LU 101:8.4.