© 2023 Halbert Katzen, JD
Por Halbert Katzen J.D.
Este proyecto se encuentra en una etapa temprana o intermedia de desarrollo. Última actualización: 19/3/23.
En el Simposio Científico de la Fundación Urantia de 2022, Phil Calabrese presentó el tema del corrimiento al rojo en relación con la cosmología de El libro de Urantia. Me parece un gran avance para conciliar la astronomía con El libro de Urantia.** Enlaces rápidos: Video. PDF.
Aunque Jesús continuaba haciendo progresos considerables en la escuela, no todo se desarrollaba fácilmente para sus padres o sus maestros. Persistía en hacer muchas preguntas embarazosas acerca de la ciencia y de la religión, particularmente en geografía y astronomía. (LU 123:6.6)
Negrita se utiliza para enfatizar las ayudas de estudio. Cursiva indica énfasis utilizado en El libro de Urantia.
Las imágenes hechas a mano son mías.
El índice actual refleja un proceso evolutivo, una mezcla de lo antiguo y lo nuevo. Una vez que haya reorganizado mis esfuerzos iniciales en la nueva pedagogía, estos comentarios introductorios se cambiarán para reflejar el progreso. Acerca de esa nueva pedagogía… se revisó el 26 de marzo, para poner el trabajo de Permisos y Limitaciones de Revelación como el paso uno en lugar del paso dos.
Paso 1: Terminar el Estudio Temático: Permisos y Limitaciones Reveladoras, que se inspiró en este Estudio Temático, y luego aplicarlo a este tema.
Paso 2: Un análisis de cuatro esquinas de las enseñanzas relacionadas con la astronomía.
Paso 3: Aplicar el segundo paso a la ciencia de dos maneras: 1) la ciencia durante la década de 1930. 2) ciencia contemporánea.
Paso 4: Aplicar el tercer paso al segundo paso.
Los fundamentos más filosóficos para contemplar la naturaleza de las relaciones entre el tiempo y el espacio y la eternidad y el infinito no pueden subestimarse en lo que respecta a este tema. No obstante, en esta etapa del desarrollo del estudio de la Astronomía, se emprende una revisión más abreviada como un esfuerzo por respetar el subtema y fomentar un estudio más profundo en esta área.
Para tener una perspectiva del desafío de este estudio, considere:
Cuando la filosofía del hombre se inclina intensamente hacia el mundo de la materia, se vuelve racionalista o naturalista. Cuando la filosofía se inclina especialmente hacia el nivel espiritual, se vuelve idealista e incluso mística. Cuando la filosofía tiene el desacierto de apoyarse en la metafísica, se vuelve infaliblemente escéptica, confusa. En las épocas pasadas, la mayor parte del conocimiento y de las evaluaciones intelectuales del hombre han caído en una de estas tres deformaciones de la percepción. La filosofía no se atreve a proyectar sus interpretaciones de la realidad de manera lineal como lo hace la lógica; nunca debe olvidar tener en cuenta la simetría elíptica de la realidad y la curvatura esencial de todos los conceptos de relación. (LU 103:6.14)
INCLUSO para las órdenes elevadas de inteligencias del universo, la infinidad sólo es parcialmente comprensible y la finalidad de la realidad sólo es relativamente inteligible. Cuando la mente humana trata de penetrar en el misterio y la eternidad del origen y el destino de todo lo que llamamos real, puede resultarle útil abordar el problema imaginando la eternidad y la infinidad como una elipse casi ilimitada producida por una sola causa absoluta, que ejerce su actividad en todo este círculo universal de diversificación interminable persiguiendo siempre algún potencial de destino absoluto e infinito. (LU 105:0.1)
Cabe destacar el grado en que los reveladores dedicaron su propio tiempo y espacio revelador al tiempo-espacio. Se utiliza en 112 párrafos. Las primeras 28 apariciones están en el Prólogo. La primera instancia es:
La Deidad desempeña sus funciones en los niveles personales, prepersonales y superpersonales. La Deidad Total está actuando en los siete niveles siguientes: (LU 0:1.3)
- Supremo —Deidad que experimenta por sí misma y que unifica a la criatura con el Creador. Esta Deidad actúa en el primer nivel de identificación con las criaturas bajo la forma de los supercontroladores espacio-temporales del gran universo, y a veces se le llama Supremacía de la Deidad. (LU 0:1.9)
Consideremos la naturaleza paradójica de todo esto que pone a prueba nuestra capacidad para definir términos de manera significativa:
El tiempo, el espacio y la experiencia son los mayores auxiliares del hombre para percibir, de manera relativa, la realidad, y son sin embargo sus obstáculos más formidables para percibir, de manera completa, la realidad. Los mortales, y otras muchas criaturas del universo, necesitan pensar en los potenciales como que se hacen reales en el espacio y evolucionan hasta su fructificación en el tiempo, pero todo este proceso es un fenómeno espacio-temporal que no ocurre realmente en el Paraíso ni en la eternidad. En el nivel absoluto no existe ni el tiempo ni el espacio; todos los potenciales se pueden percibir allí como actuales. (LU 106:9.3)
Considere estos párrafos seleccionados del Documento 118: Supremo y Último: Tiempo y espacio, Sección 3: Relaciones tiempo-espacio:
La Deidad sólo podía unificar sus manifestaciones espacio-temporales para la concepción finita por medio de la ubiquidad, ya que el tiempo es una sucesión de instantes, mientras que el espacio es un sistema de puntos asociados. Después de todo, vosotros percibís el tiempo por análisis y el espacio por síntesis. Coordináis y asociáis estas dos concepciones desiguales mediante la perspicacia integradora de la personalidad. De todo el mundo animal, sólo el hombre posee esta manera de percibir el espacio-tiempo. Para un animal, el movimiento tiene un significado, pero el movimiento sólo representa un valor para una criatura con categoría de personalidad. (LU 118:3.1)
Para comprender las relaciones espaciales, puede ser útil suponer que, hablando en términos relativos, el espacio es, después de todo, una propiedad de todos los cuerpos materiales. Por eso cuando un cuerpo se mueve por el espacio, también lleva consigo todas sus propiedades, incluido el espacio que está dentro de ese cuerpo en movimiento y forma parte de él. (LU 118:3.6)
Todas las formas de la realidad ocupan espacio en los niveles materiales, pero las formas espirituales sólo existen en relación con el espacio; no ocupan ni desplazan espacio, y tampoco lo contienen. Pero para nosotros, el enigma principal del espacio está relacionado con la forma de una idea. Cuando penetramos en el ámbito de la mente, nos encontramos con muchos rompecabezas. La forma —la realidad— de una idea, ¿ocupa espacio? En realidad no lo sabemos, aunque estamos seguros de que la forma de una idea no contiene espacio. Pero no sería muy prudente dar por sentado que lo inmaterial es siempre no espacial. (LU 118:3.7)
Mantenga ese pensamiento, ¿en algún lugar? y considere:
Los sectores del tiempo se parecen a los destellos de la personalidad en su forma temporal; aparecen durante una temporada, y luego los ojos humanos los pierden de vista, para reaparecer después como actores nuevos y factores continuos en la vida superior del movimiento sin fin alrededor del círculo eterno. La eternidad difícilmente se puede concebir como un camino en línea recta, en vista de nuestra creencia en un universo delimitado que se mueve en un enorme círculo alargado alrededor de la morada central del Padre Universal. (LU 32:5.5)
Dicho esto y hablando del círculo alargado…
Antes de entrar en los aspectos más verticales del Paraíso, considere las implicaciones dimensionales de:
El Paraíso difiere, en su forma, de los cuerpos espaciales habitados: no es esférico. Es claramente elipsoide; (LU 11:2.2)
La diferencia entre una esfera y un elipsoide implica no sólo una relación diferente con la forma sino también con las dimensiones, al menos a nivel matemático o conceptual.
Considere que puede haber asociaciones útiles que hacer entre las tres geometrías: plana (euclidiana), esférica e hiperbólica, y los tres reinos de la creación: absoluto (Paraíso), finito (siete superuniversos) y absonito (niveles del espacio exterior), respectivamente.
Teniendo en cuenta que la diferencia definitoria entre las tres geometrías es una elección con respecto a la estructura de líneas paralelas, observamos que estas tres opciones también reflejan tres tipos de posibilidades: una posibilidad, ninguna posibilidad y múltiples posibilidades, respectivamente. Dada una línea y un punto fuera de la línea, habrá una, ninguna o múltiples líneas paralelas a través del punto de desplazamiento, dependiendo de la geometría elegida, respectivamente.
Sócrates dijo que el principio de la sabiduría es la definición de términos. Las matemáticas podrían decir, si fueran personalizadas y pudieran hablar, que el principio de la sabiduría es elegir sabiamente la geometría porque aquí es donde comienza la definición de términos. La buena noticia es que elegir sabiamente una geometría suele ser bastante sencillo (sin implicar aquí ninguna suposición a priori sobre lo que significa «recto» o «directo», por supuesto).
Piensa que la geometría plana es celestial. En el universo central, una línea recta es lo que uno naturalmente imagina que es y todo está en orden, lo que significa que lo que está en orden para uno también está en orden para los demás. Eso es lo que está en orden en el cielo, si tienes tiempo para ello…
A grandes rasgos, el espacio se origina aparentemente justo por debajo del Paraíso inferior, y el tiempo justo por encima del Paraíso superior. El tiempo, tal como vosotros lo comprendéis, no es una característica de la existencia en el Paraíso, aunque los habitantes de la Isla Central son plenamente conscientes de la secuencia intemporal de los acontecimientos. El movimiento no es inherente al Paraíso; es volitivo. Pero el concepto de la distancia, e incluso de la distancia absoluta, tiene un gran significado pues puede ser aplicado a emplazamientos relativos en el Paraíso. El Paraíso es no espacial; de ahí que sus áreas sean absolutas y, por consiguiente, utilizables de muchas maneras que sobrepasan los conceptos de la mente humana. (LU 11:2.11)
En algunos sentidos, está más allá de nuestra comprensión. En otros sentidos, la geometría es plana y simple; el plano tiene forma de elipse. Eso es fácil de entender. Incluso tenemos una proporción para ello, más el grosor relativo. Pero no seamos tontos al respecto, un punto central de este universo central es que ARRIBA es la misma dirección para todos los que disfrutan de ese estado divino de existencia.
Aquí en Urantia, por supuesto, la vida no es tan paradisíaca. De hecho, lo que es arriba para una persona es abajo para otra. Mirar hacia arriba para una persona significa mirar hacia el Paraíso y, para alguien que está en el lado opuesto del mundo, significa mirar hacia los niveles del espacio exterior. Divertirse y estar en una pelota son dos cosas completamente diferentes. Como señaló Einstein, ver las cosas con claridad ya no es verlas con claridad. Nada es plano y simple. Todo es relativo, en términos generales.
Podemos ver que somos parte de una realidad planar más grande, pero es difícil sentirla realmente y tener una relación directa y significativa con los aspectos planares de nuestra existencia. Nuestra relación primaria es con la esfera en la que vivimos. Al ser mucho más limitados y condicionados como estamos en esta esfera, es tan difícil encontrar paralelos con el universo central como lo es encontrar paralelos en la geometría esférica.
En los niveles del espacio exterior, se nos enseña que hay un reino para una realidad absonita eventual (o sucedida) que tiene posibilidades más allá de nuestra imaginación.
La actividad de Dios Séptuple data desde que se organizaron los siete superuniversos, y probablemente se ampliará cuando comience la evolución futura de las creaciones del espacio exterior. La organización de estos futuros universos en los niveles espaciales primario, secundario, terciario y cuaternario de evolución progresiva presenciará sin duda la inauguración del acercamiento trascendente y absonito a la Deidad. (LU 0:8.12)
Al igual que el Ser Supremo evoluciona progresivamente a partir de la dotación de divinidad precedente que existe en el potencial de energía y de personalidad incluido en el gran universo, Dios Último se existencia a partir de los potenciales de divinidad que residen en los dominios del universo maestro donde el espacio-tiempo ha sido trascendido. La actualización de la Deidad Última señala la unificación absonita de la primera Trinidad experiencial, e indica la expansión de la Deidad que se unifica en el segundo nivel de autorrealización creativa. Esto constituye el equivalente, en personalidad y poder, de la actualización universal de las realidades absonitas del Paraíso bajo la forma de la Deidad experiencial, produciéndose todo ello en los niveles en vías de existenciarse de los valores espacio-temporales trascendidos. La finalización de este desarrollo experiencial proporcionará un destino y un servicio últimos a todas las criaturas espacio-temporales que hayan alcanzado los niveles absonitos mediante la comprensión completa del Ser Supremo y gracias al ministerio de Dios Séptuple. (LU 0:9.1)
La realidad Suprema, que es la realidad finita total, está en proceso de crecimiento dinámico entre los potenciales incalificados del espacio exterior y las manifestaciones incalificadas que se encuentran en el centro de todas las cosas. El dominio finito se convierte así en un hecho gracias a la cooperación de los agentes absonitos del Paraíso y las Personalidades Creadoras Supremas del tiempo. El acto de hacer madurar las posibilidades restringidas de los tres grandes Absolutos potenciales es la ocupación absonita de los Arquitectos del Universo Maestro y de sus asociados trascendentales. Cuando estas eventualidades han alcanzado cierto grado de madurez, las Personalidades Creadoras Supremas salen del Paraíso para emprender la tarea secular de traer a la existencia real a los universos evolutivos. (LU 115:4.6)
Si esto nos recuerda a la geometría hiperbólica y al número infinito de posibilidades de líneas paralelas que pasan por el punto de desfase, tal vez debería ser así. Tal vez este sea el punto: en este punto podemos hablar de ello matemáticamente, pero de otra manera está más allá del ámbito de nuestra relación experiencial actual con la vida. Necesitaríamos tener una experiencia trascendente para entrar en contacto con esa realidad. Necesitamos pasar de ninguna posibilidad a al menos una posibilidad antes de poder llegar a muchas posibilidades, geométricamente hablando.
Es más fácil decirlo que hacerlo. Pero, al menos, los conceptos anteriores proporcionan una base para hablar sobre por qué será cada vez más difícil expresar conceptos con claridad. Las tres geometrías son una estructura para apreciar las limitaciones del lenguaje y la necesidad de metadiscusiones en un esfuerzo por cerrar la brecha entre los reinos absoluto, finito y absonito.
La presentación cosmológica a nivel macro que se encuentra en El Libro de Urantia es progresivamente compleja. Pasamos de una elipse en el universo central a una esfera dentro de un disco de forma elíptica en una trayectoria elíptica. Y el siguiente paso es agregar más expresión vertical con los niveles del espacio exterior. Las especulaciones sobre cómo esto encaja con un patrón toroidal de gestión de la energía parecen una extensión natural de las matemáticas. ¿Quizás en el nivel absonito, la relación fundamental con la realidad será principalmente y primordialmente una de movimiento entre esferas en circuitos toroidales de nivel del espacio exterior?
[Resulta que dos capítulos de mi libro, La lógica del amor: Encontrar la fe a través de la conexión entre el corazón y la mente, analizan con más detalle los tres tipos de geometría como contexto para analizar el ateísmo, el agnosticismo y el teísmo. Hay algunos gráficos junto con la explicación que pueden resultar útiles para quienes no estén familiarizados con la naturaleza general de estas geometrías. Este material se cubre en: Parte IV: Reconocer las posibilidades; Capítulo 18: La analogía de la geometría; y Capítulo 19: Paradigmas en competencia.]
Permisos y limitaciones revelatorios plantea cuestiones que van más allá de una discusión sobre astronomía. Por lo tanto, se creó como un estudio temático independiente. Después de redactarlo, tal vez se hagan aquí algunos comentarios adicionales que sean específicos de la astronomía.
La presentación gráfica tridimensional generada por computadora de David Neufer sobre la estructura de Havona/Paraíso es muy recomendable. Hizo una presentación al respecto en el Simposio Científico de la Fundación Urantia de 2019. El video tutorial que creó y que está integrado en la presentación dura aproximadamente siete minutos y medio.
¿Qué información sobre la forma de la eterna Isla del Paraíso que podría ser útil para comprender la naturaleza física de la creación del tiempo-espacio?
El centro y el punto focal de la gravedad material absoluta es la Isla del Paraíso, complementada por los cuerpos de gravedad oscuros que rodean a Havona, y equilibrada por los depósitos de espacio situados por encima y por debajo. Todas las emanaciones conocidas del Paraíso inferior reaccionan invariable e infaliblemente a la atracción de la gravedad central, que actúa sobre los circuitos sin fin de los niveles espaciales elípticos del universo maestro. Toda forma conocida de realidad cósmica tiene la inclinación de los siglos, la tendencia del círculo, el recorrido de la gran elipse. (LU 11:8.2)
Puesto que empezáis a vislumbrar la enormidad del universo material discernible incluso desde vuestro emplazamiento astronómico, desde vuestra posición espacial en los sistemas estelares, debería ser evidente para vosotros que un universo material tan asombroso ha de tener una capital adecuada y digna de él, una sede central proporcionada a la dignidad y a la infinitud del Soberano universal de toda esta inmensa y extensa creación de reinos materiales y de seres vivientes. (LU 11:2.1)
El Paraíso difiere, en su forma, de los cuerpos espaciales habitados: no es esférico. Es claramente elipsoide; su diámetro norte-sur es una sexta parte más largo que su diámetro este-oeste. La Isla central es esencialmente plana, y la distancia entre la superficie superior y la superficie inferior es una décima parte del diámetro este-oeste. (LU 11:2.2)
Estas diferencias en sus dimensiones, unidas a su estado estacionario y a una mayor presión exterior de la energía-fuerza en el extremo norte de la Isla, permiten establecer direcciones absolutas en el universo maestro. (LU 11:2.3)
Al distinguir los planetas habitados de la forma del Paraíso, observe la consideración de significado/valor que también se menciona: la capacidad de establecer un sentido de dirección. La expresión a nivel micro de este principio de valor se vuelve aún más interesante por su informe relacionado de UBtheNEWS: Sensibilidad magnética, que se centra en esta enseñanza:
Los cuatro puntos de la brújula son universales e inherentes a la vida de Nebadon. Todas las criaturas vivientes poseen unidades corporales que son sensibles y responden a estas corrientes direccionales. Estas facultades de las criaturas se reproducen en todo el universo hasta llegar a los planetas individuales y, conjuntamente con las fuerzas magnéticas de los mundos, activan de tal manera la multitud de cuerpos microscópicos del organismo animal que estas células direccionales indican siempre el norte y el sur. El sentido de la orientación está así fijado para siempre en los seres vivos del universo. La humanidad no carece por completo de la posesión consciente de este sentido. Estos cuerpos fueron observados por primera vez en Urantia hacia la época de esta narración. (LU 34:4.13)
Dada la estructura cosmológica de un universo central eterno, la pregunta obvia sobre la que preguntarse es cómo los detalles del universo central eterno impactan las observaciones astronómicas. Como era de esperar, la información sobre la periferia del universo central proporciona algunas pistas.
La Isla central termina bruscamente en la periferia, pero su tamaño es tan enorme que este ángulo terminal es relativamente imperceptible desde el interior de un área circunscrita cualquiera. La superficie periférica del Paraíso está ocupada en parte por los campos de aterrizaje y de partida de diversos grupos de personalidades espirituales. Puesto que las zonas de espacio no penetrado casi entran en contacto con la periferia, todos los transportes de personalidades destinados al Paraíso aterrizan en estas regiones. Los supernafines trasportadores o los otros tipos de seres que atraviesan el espacio no pueden acceder ni al Paraíso superior ni al Paraíso inferior. (LU 11:4.1)
¿Cómo se debe interpretar la parte en negrita anterior? ¿Es esta una forma de decir que la circunferencia es tan grande que cualquier distancia a lo largo, para fines prácticos, parece una línea recta? Si esto define la perspectiva horizontal, ¿qué pasa con una vista en perspectiva vertical? ¿Es esto porque en la periferia la diferencia entre lo recto y lo curvo se vuelve borrosa con la transición de seres que existen en la eternidad a seres que existen en el tiempo?
¿La perspectiva de la dimensión vertical es paralela a la perspectiva horizontal?
La sección transversal vertical del espacio total se parecería un poco a una cruz de Malta, donde los brazos horizontales representarían el espacio penetrado (el universo) y los brazos verticales el espacio no penetrado (el depósito). Las áreas entre los cuatro brazos los separarían en cierto modo, como las zonas de espacio intermedio separan al espacio penetrado del espacio no penetrado. Estas zonas inactivas del espacio intermedio se agrandan cada vez más a medida que se distancian del Paraíso, envolviendo finalmente los bordes de todo el espacio y encerrando por completo tanto los depósitos de espacio como toda la extensión horizontal del espacio penetrado. (LU 11:7.3)
Si os imagináis un plano en forma de V, finito pero inconcebiblemente grande, situado en ángulo recto con respecto a las superficies superior e inferior del Paraíso, con su punta casi tangente al Paraíso periférico, y luego visualizáis este plano rotando elípticamente alrededor del Paraíso, su rotación esbozaría aproximadamente el volumen del espacio penetrado. (LU 11:7.5)
La cruz de Malta con líneas tangentes en el centro refleja con mayor precisión la descripción. Pero, ¿qué pasa con los calificativos «ligeramente» y «algo» para la cruz de Malta y las zonas del espacio medio, respectivamente? Estas imágenes de la cruz de Malta no se «parecen ligeramente a una cruz de Malta»; son ejemplos generalmente aceptados.
Este párrafo alude a las cuestiones relacionadas con por qué se utiliza «algo» en relación con las zonas del espacio medio:
El espacio horizontal tiene un límite superior y un límite inferior con relación a cualquier posición dada en los universos. Si alguien pudiera desplazarse lo bastante lejos en ángulo recto con respecto al plano de Orvonton, ya sea hacia arriba o hacia abajo, encontraría finalmente el límite superior o inferior del espacio penetrado. Dentro de las dimensiones conocidas del universo maestro, estos límites se separan cada vez más a medida que se alejan del Paraíso; el espacio se espesa, y se espesa un poco más deprisa que el plano de la creación, es decir, que los universos. (LU 11:7.6)
Cualquier flexión u otro condicionamiento que se pretenda (más allá de un centro tangente) con los calificadores «ligeramente» y «algo» está aparentemente abierto a nuestras especulaciones e investigaciones científicas («así llamadas»).
En cualquier caso, parece entonces que la perspectiva horizontal y vertical hacia el universo central nos llevaría a un muro, un muro de forma plana, si pudiéramos verlo, por supuesto.
En las afueras de este inmenso universo central, mucho más allá del séptimo cinturón de mundos de Havona, circula una cantidad increíble de enormes cuerpos gravitatorios oscuros. Estas innumerables masas oscuras son totalmente distintas en muchos aspectos a los otros cuerpos espaciales; son muy diferentes incluso en la forma. Estos cuerpos gravitatorios oscuros no reflejan ni absorben la luz; no reaccionan a la luz de la energía física, y rodean y envuelven tan completamente a Havona que la ocultan a la vista de los universos habitados del tiempo y del espacio, incluso de los más cercanos. (LU 14:1.14)
Más adelante en el estudio, cuando se analizan las zonas relativamente tranquilas que separan los superuniversos contrarrotativos y los niveles del espacio exterior, las características desconocidas y distorsionantes pasan a formar parte de la consideración. Nótese aquí la notable ausencia de tales comentarios en relación tanto con las «zonas tranquilas del espacio intermedio» como con la naturaleza de los cuerpos de gravedad oscura. ¿Debemos entender que ninguno de estos tiene una influencia distorsionadora? ¿Significa esto que, si estuviéramos en el otro lado de Orvonton, podríamos ver claramente los superuniversos en el lado opuesto del universo central? Y si eso es cierto, ¿qué significaría para la visión progresivamente desarrollada de las cosas a medida que uno oscila de un lado de Orvonton al otro?
Incluso si el universo central está oculto, ¿qué pasa con las energías del superuniverso que giran a su alrededor? ¿El punto central sería como un tornado de energía para el materialista y como un huracán, con su centro tranquilo, para el teísta?
Consideremos que si no llegamos a un modelo que funcione para todo el sistema, entonces las especulaciones sobre cómo integrar El Libro de Urantia con la ciencia en desarrollo se verán afectadas por tener que comparar la ciencia con una teoría o perspectiva parcial sobre las enseñanzas de El libro de Urantia.
Poca cosa puedo esperar deciros sobre la enorme masa de conocimientos relacionada con los superuniversos, pero en todos estos reinos se encuentra en vigor una técnica para el control inteligente de las fuerzas tanto físicas como espirituales, y las presencias gravitatorias universales funcionan allí con un poder majestuoso y una armonía perfecta. Es importante que os hagáis primero una idea adecuada de la constitución física y de la organización material de los dominios superuniversales, porque entonces estaréis mejor preparados para captar el significado de la maravillosa organización prevista para su gobierno espiritual y para el progreso intelectual de las criaturas volitivas que residen en las miríadas de planetas habitados diseminados aquí y allá por todos estos siete superuniversos. (LU 15:0.3)
Comprender las relaciones materiales y administrativas asociadas con estas diversas designaciones del universo está ligado a un par de conceptos (incluidas sus expresiones negativas): habitado y organizado.
Etimología de universo:
uni: elemento formador de palabras que significa «que tiene uno solo», del latín uni-, forma combinatoria de unus «uno» (de la raíz PIE *oi-no- «uno, único»).
verso: inglés antiguo tardío (que reemplaza al inglés antiguo fers, un préstamo germánico occidental temprano directamente del latín), «línea o sección de un salmo o cántico», más tarde «línea de poesía» (finales del siglo XIV), del anglofrancés y francés antiguo vers «línea de verso; rima, canción», del latín versus «una línea, hilera, línea de verso, línea de escritura», de la raíz PIE *wer- (2) «girar, doblar». La metáfora es de arar, de «girar» de una línea a otra (vertere = «girar») como lo hace un labrador.
El Nuevo Testamento en inglés fue dividido por primera vez completamente en versos en la versión de Ginebra (década de 1550). El significado de «composición métrica» se registra desde alrededor de 1300; como la parte no repetitiva de una canción moderna (entre repeticiones del coro) en 1918.
Una expresión religiosa singularmente delimitada.
Llamamos generalmente gran universo a los siete superuniversos en evolución en asociación con el universo central y divino; éstas son las creaciones organizadas y habitadas actualmente. Todas forman parte del universo maestro, que engloba también a los universos del espacio exterior, deshabitados pero en vías de movilización. (LU 0:0.6)
- Último —Deidad que se proyecta a sí misma y que trasciende el tiempo y el espacio. Deidad omnipotente, omnisciente y omnipresente. Esta Deidad actúa en el segundo nivel de expresión unificadora de la divinidad bajo la forma de los supercontroladores eficaces y los sostenedores absonitos del universo maestro. Comparada con el ministerio de las Deidades en el gran universo, esta actividad absonita en el universo maestro equivale a un supercontrol y a un supersostén universales, a veces llamados Ultimidad de la Deidad. (LU 0:1.10)
El nivel absonito de la realidad está caracterizado por las cosas y los seres sin principio ni fin, y por la trascendencia del tiempo y del espacio. Los absonitarios no son creados; son existenciados —simplemente existen. El nivel de Deidad de la Ultimidad implica una actividad relacionada con las realidades absonitas. Cada vez que se trasciende el tiempo y el espacio en cualquier parte del universo maestro, este fenómeno absonito es un acto de la Ultimidad de la Deidad. (LU 0:1.12)
La naturaleza es, en un sentido limitado, la constitución física de Dios. El comportamiento, o la acción de Dios, se encuentra atenuado y provisionalmente modificado por los planes experimentales y las configuraciones evolutivas de un universo local, una constelación, un sistema o un planeta. Dios actúa de acuerdo con una ley bien definida, invariable e inmutable, en todo el extenso universo maestro; pero modifica las pautas de su acción para poder contribuir al comportamiento coordinado y equilibrado de cada universo, constelación, sistema, planeta y personalidad, de conformidad con los objetivos, las intenciones y los planes locales de los proyectos finitos de desarrollo evolutivo. (LU 4:2.1)
Llamamos generalmente gran universo a los siete superuniversos en evolución en asociación con el universo central y divino; éstas son las creaciones organizadas y habitadas actualmente. Todas forman parte del universo maestro, que engloba también a los universos del espacio exterior, deshabitados pero en vías de movilización. (LU 0:0.6)
- Supremo —Deidad que experimenta por sí misma y que unifica a la criatura con el Creador. Esta Deidad actúa en el primer nivel de identificación con las criaturas bajo la forma de los supercontroladores espacio-temporales del gran universo, y a veces se le llama Supremacía de la Deidad. (LU 0:1.9)
Antes de abordar las formas específicas en que los reveladores usan los nombres propios existentes en su discusión de la astronomía, considere las opciones creativas y el patrón más amplio de relación con esta oportunidad de usar la terminología humana existente. Solo se utilizan cinco términos para los nombres propios extrasolares: Andrómeda, Antares, Nebulosa del Cangrejo, Vía Láctea, Sagitario, Nube Megelánica, Nova de Tycho (o se hace referencia a SN1572) y Orión. (Si se ha omitido alguno, ¡comuníquese con nosotros!)
Consideremos todas las referencias a nombres propios que podrían haberse incorporado creativamente a las enseñanzas pero no lo fueron. ¿Qué ideas se pueden extraer de esta técnica literaria que evita integrar las enseñanzas de El Libro de Urantia con los conocimientos humanos existentes, incluso en el nivel más rudimentario de nombrar algo específico y observable, como las estrellas y las nebulosas? ¿Los mandatos reveladores requieren específicamente este nivel de uso restringido con respecto a la terminología existente?
En nuestro esfuerzo por aumentar la conciencia cósmica y elevar la percepción espiritual, nos resulta extremadamente difícil presentar unos conceptos más amplios y una verdad avanzada cuando estamos limitados por la utilización del lenguaje restringido de un planeta. Pero las instrucciones que hemos recibido nos recomiendan que realicemos todos los esfuerzos posibles para transmitir nuestros significados utilizando los símbolos verbales de la lengua inglesa. Se nos ha ordenado que sólo introduzcamos términos nuevos cuando el concepto a describir no encuentre en inglés ninguna terminología que se pueda emplear para expresar ese nuevo concepto, ya sea parcialmente o incluso distorsionando más o menos su significado. (LU 0:0.2)
Aparentemente no. ¿Cuál es la relación entre el mandato anterior y este contexto? Antes de aplicar una comprensión de las limitaciones reveladoras de la información científica, ¿qué hay que notar aparte de esa consideración más amplia e integrada? ¿Qué consideraciones literarias están en juego aquí?
Si la nebulosa de Andrómeda no está en el primer nivel del espacio exterior, entonces nada en la lista está en el espacio exterior.
Vía Láctea Galaxia: Orvonton,
Sagitario
La Nube Megelánica es un ejemplo del desarrollo evolutivo de una nebulosa dentro de Orvonton.
La galaxia de la Vía Láctea está compuesta de un gran número de antiguas nebulosas espirales y de otro tipo, y muchas de ellas conservan todavía su configuración original. Pero a consecuencia de las catástrofes internas y de la atracción externa, muchas han sufrido tales deformaciones y adaptaciones que han hecho que estos enormes agregados aparezcan como gigantescas masas luminosas de soles resplandecientes semejantes a la Nube de Magallanes. Los cúmulos de estrellas de tipo globular predominan cerca de los márgenes exteriores de Orvonton. (LU 15:4.8)
Nebulosa del cangrejo:
Por regla general, la enorme expulsión de materia continúa existiendo alrededor del sol residual que se enfría bajo la forma de extensas nubes de gases nebulares. Todo esto explica el origen de muchos tipos de nebulosas irregulares tales como la nebulosa del Cangrejo, que tuvo su origen hace unos novecientos años, y que todavía muestra a su esfera madre como una estrella solitaria cerca del centro de esta masa nebular irregular. (LU 41:8.4)
Nova de Tycho: 10.000 años luz de distancia en Casiopía, hacia Andrómeda.
Amós dijo: «Buscad al que ha formado las montañas y ha creado el viento, al que ha formado las siete estrellas y Orión, que transforma la sombra de la muerte en un amanecer, y pone el día tan oscuro como la noche». Al denunciar a sus contemporáneos semirreligiosos, oportunistas y a veces inmorales, intentó describir la justicia inexorable de un Yahvé invariable cuando dijo de los malhechores: «Aunque se hundan en el infierno, allí los cogeré; aunque suban trepando a los cielos, los haré bajar de allí». «Y aunque vayan al cautiverio delante de sus enemigos, allí dirigiré la espada de la justicia, y ella los matará». Amós asustó aún más a sus oyentes cuando los señaló con un dedo acusador y reprobatorio, y declaró en nombre de Yahvé: «Estad seguros de que nunca olvidaré ninguna de vuestras obras». «Y pasaré por la criba a la casa de Israel entre todas las naciones, como el trigo se criba en un tamiz». (LU 97:4.3)
La introducción de Wikipedia a la Nebulosa de Orión dice:
La Nebulosa de Orión (también conocida como Messier 42, M42 o NGC 1976) es una nebulosa difusa situada en la Vía Láctea, al sur del Cinturón de Orión en la constelación de Orión. Es una de las nebulosas más brillantes y es visible a simple vista en el cielo nocturno. Es… la región de formación de estrellas masivas más cercana a la Tierra. …
La Nebulosa de Orión es uno de los objetos más examinados y fotografiados del cielo nocturno y se encuentra entre las características celestiales más intensamente estudiadas. La nebulosa ha revelado mucho sobre el proceso de formación de estrellas y sistemas planetarios a partir del colapso de nubes de gas y polvo. Los astrónomos han observado directamente discos protoplanetarios y enanas marrones dentro de la nebulosa, movimientos intensos y turbulentos del gas y los efectos fotoionizantes de estrellas masivas cercanas en la nebulosa.
Una de las estrellas más distintivas de Orión es una gigante roja llamada Betelgeuse.
Cualquier información y perspectiva valiosa que pueda estar disponible sobre los aspectos relacionados con la deformación del tiempo y el espacio y el más allá relacionados con el personaje de Betelgeuse en la película Beetlejuice, deberá explorarlos por su cuenta. Sin embargo, señalaré que, según Wikipedia, el rodaje de una secuela comienza en 2022.
Uno de los soles cercanos a vosotros, que empezó su vida con casi la misma masa que el vuestro, se ha contraído ahora hasta tener casi el tamaño de Urantia, y se ha vuelto cuarenta mil veces más denso que vuestro Sol. El peso de este sólido-gaseoso caliente-frío es de unos cincuenta y cinco kilos por centímetro cúbico. Y este sol sigue brillando con un débil resplandor rojizo, la tenue luz senil de un monarca de luz moribundo. (LU 41:4.4)
Desde nebulosas que representan sólo una parte de un Universo Local hasta las comparables a un superuniverso, la dinámica evolutiva es similar.
Cuando los investigadores de estrellas de aquella época lejana, que vivían en las proximidades, observaron esta metamorfosis de la nebulosa de Andronover, vieron exactamente lo que ven los astrónomos del siglo veinte cuando dirigen sus telescopios hacia el espacio y examinan las nebulosas espirales actuales del espacio exterior adyacente. (LU 57:3.2)
Los organizadores paradisiacos de la fuerza son los que originan las nebulosas; son capaces de iniciar alrededor de su presencia espacial los enormes ciclones de fuerza que, una vez que se han desencadenado, nunca se pueden detener ni limitar hasta que estas fuerzas que lo impregnan todo son movilizadas para hacer aparecer al final las unidades ultimatónicas de la material universal. Así es como surgen a la existencia las nebulosas espirales y otras, las ruedas madres de los soles que tienen un origen directo y de sus diversos sistemas. En el espacio exterior se pueden observar diez formas diferentes de nebulosas, las fases de la evolución universal primaria, y estas inmensas ruedas de energía han tenido el mismo origen que las de los siete superuniversos. (LU 15:4.4)
El tamaño de las nebulosas, así como el número resultante y la masa total de sus descendientes estelares y planetarios, varían enormemente. Una nebulosa formadora de soles que se encuentra exactamente al norte de las fronteras de Orvonton, pero dentro del nivel espacial superuniversal, ya ha dado origen a unos cuarenta mil soles, y la rueda madre sigue arrojando soles, la mayoría de los cuales tienen un tamaño mucho mayor que el vuestro. Algunas de las nebulosas más grandes del espacio exterior están dando origen a no menos de cien millones de soles. (LU 15:4.5)
Cygnus puede ser la referencia anterior.
Las nebulosas no están directamente relacionadas con ninguna de las unidades administrativas tales como los sectores menores o los universos locales, aunque algunos universos locales han sido organizados con los productos de una sola nebulosa. Cada universo local contiene exactamente una cien milésima parte de la carga energética total de un superuniverso, independientemente de su relación con las nebulosas, ya que la energía no está organizada por nebulosas —está distribuida de manera universal. (LU 15:4.6)
Todas las nebulosas espirales no se ocupan de producir soles. Algunas han conservado el control de muchos de sus descendientes estelares separados, y su apariencia espiral resulta del hecho de que sus soles salen del brazo nebular en estrecha formación pero regresan por diversos caminos, lo que facilita observarlos en un punto pero es más difícil verlos cuando se encuentran muy dispersos por sus diferentes caminos de regreso más alejados y fuera del brazo de la nebulosa. No hay muchas nebulosas formadoras de soles que estén activas actualmente en Orvonton, aunque Andrómeda, que está fuera del superuniverso habitado, es muy activa. Esta nebulosa tan distante es visible a simple vista, y cuando la observéis, deteneos a pensar que la luz que contempláis salió de aquellos lejanos soles hace cerca de un millón de años. (LU 15:4.7)
La galaxia de la Vía Láctea está compuesta de un gran número de antiguas nebulosas espirales y de otro tipo, y muchas de ellas conservan todavía su configuración original. Pero a consecuencia de las catástrofes internas y de la atracción externa, muchas han sufrido tales deformaciones y adaptaciones que han hecho que estos enormes agregados aparezcan como gigantescas masas luminosas de soles resplandecientes semejantes a la Nube de Magallanes. Los cúmulos de estrellas de tipo globular predominan cerca de los márgenes exteriores de Orvonton. (LU 15:4.8)
Las inmensas nubes de estrellas de Orvonton deberían ser consideradas como agregados individuales de materia, comparables a las distintas nebulosas observables en las regiones espaciales exteriores a la galaxia de la Vía Láctea. Sin embargo, muchas de las llamadas nubes de estrellas del espacio sólo están compuestas de materia gaseosa. El potencial energético de estas nubes de gas estelares es increíblemente enorme, y una parte de ellas es absorbida por los soles cercanos y vuelta a enviar al espacio bajo la forma de emanaciones solares. (LU 15:4.9)
Un nivel de espacio funciona pues como una región de movimiento elíptica, rodeada por todas partes por una inmovilidad relativa. Estas relaciones entre el movimiento y la quietud forman un camino espacial curvo de menor resistencia al movimiento, un camino que es seguido universalmente por la fuerza cósmica y la energía emergente a medida que giran eternamente alrededor de la Isla del Paraíso. (LU 11:7.8)
Los niveles espaciales sucesivos del universo maestro forman las divisiones principales del espacio penetrado —de la creación total organizada y parcialmente habitada, o aún por organizarse y habitarse. Si el universo maestro no fuera una serie de niveles espaciales elípticos con una resistencia reducida al movimiento, alternándose con zonas de quietud relativa, creemos que observaríamos que algunas energías cósmicas saldrían disparadas a escala infinita, disparadas en línea recta hacia un espacio sin explorar; pero nunca observamos que la fuerza, la energía o la materia se comporten de esta manera; dan vueltas constantemente, girando siempre en las trayectorias de los grandes circuitos del espacio. (LU 12:1.2)
Los organizadores paradisiacos de la fuerza son los que originan las nebulosas; son capaces de iniciar alrededor de su presencia espacial los enormes ciclones de fuerza que, una vez que se han desencadenado, nunca se pueden detener ni limitar hasta que estas fuerzas que lo impregnan todo son movilizadas para hacer aparecer al final las unidades ultimatónicas de la material universal. Así es como surgen a la existencia las nebulosas espirales y otras, las ruedas madres de los soles que tienen un origen directo y de sus diversos sistemas. En el espacio exterior se pueden observar diez formas diferentes de nebulosas, las fases de la evolución universal primaria, y estas inmensas ruedas de energía han tenido el mismo origen que las de los siete superuniversos. (LU 15:4.4)
Prácticamente todos los reinos estelares visibles a simple vista desde Urantia pertenecen a la séptima sección del gran universo, al superuniverso de Orvonton. El inmenso sistema estelar de la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton, que se encuentra mucho más allá de las fronteras de vuestro universo local. Este gran agregado de soles, islas oscuras del espacio, estrellas dobles, grupos globulares, nubes de estrellas, nebulosas espirales y otras, junto con miríadas de planetas individuales, forma una agrupación circular y alargada parecida a un reloj, que ocupa alrededor de una séptima parte de los universos evolutivos habitados. (LU 15:3.1)
Todas las nebulosas espirales no se ocupan de producir soles. Algunas han conservado el control de muchos de sus descendientes estelares separados, y su apariencia espiral resulta del hecho de que sus soles salen del brazo nebular en estrecha formación pero regresan por diversos caminos, lo que facilita observarlos en un punto pero es más difícil verlos cuando se encuentran muy dispersos por sus diferentes caminos de regreso más alejados y fuera del brazo de la nebulosa. No hay muchas nebulosas formadoras de soles que estén activas actualmente en Orvonton, aunque Andrómeda, que está fuera del superuniverso habitado, es muy activa. Esta nebulosa tan distante es visible a simple vista, y cuando la observéis, deteneos a pensar que la luz que contempláis salió de aquellos lejanos soles hace cerca de un millón de años. (LU 15:4.7)
La galaxia de la Vía Láctea está compuesta de un gran número de antiguas nebulosas espirales y de otro tipo, y muchas de ellas conservan todavía su configuración original. Pero a consecuencia de las catástrofes internas y de la atracción externa, muchas han sufrido tales deformaciones y adaptaciones que han hecho que estos enormes agregados aparezcan como gigantescas masas luminosas de soles resplandecientes semejantes a la Nube de Magallanes. Los cúmulos de estrellas de tipo globular predominan cerca de los márgenes exteriores de Orvonton. (LU 15:4.8)
Las nebulosas espirales y de otros tipos, las ruedas madres de las esferas del espacio, son iniciadas por los organizadores de fuerza del Paraíso; después de la evolución de la reacción gravitatoria de la nebulosa, son reemplazados en su función superuniversal por los centros de poder y los controladores físicos, que asumen de inmediato la plena responsabilidad de dirigir la evolución física de las generaciones siguientes de descendientes estelares y planetarios. Tras la llegada de nuestro Hijo Creador, esta supervisión física del preuniverso de Nebadon fue coordinada inmediatamente con su plan para organizar el universo. Dentro de los dominios de este Hijo Paradisiaco de Dios, los Centros Supremos del Poder y los Controladores Físicos Maestros colaboraron con los Supervisores del Poder Morontial y con otras entidades, aparecidos más tarde, para dar nacimiento al inmenso complejo de líneas de comunicación, circuitos de energía y canales de poder que ligan firmemente los múltiples cuerpos espaciales de Nebadon en una sola unidad administrativa integrada. (LU 41:1.1)
Todas las creaciones materiales evolutivas nacen de nebulosas circulares y gaseosas, y todas estas nebulosas primarias son circulares durante la primera parte de su existencia gaseosa. A medida que envejecen se vuelven generalmente espirales, y cuando su función como formadoras de soles ha llegado a su fin, a menudo terminan como enjambres de estrellas o como soles enormes rodeados por un número variable de planetas, satélites y grupos más pequeños de materia, que en muchos aspectos se parecen a vuestro propio diminuto sistema solar. (LU 57:2.1)
La enorme nebulosa empezó entonces a adoptar gradualmente la forma espiral y a volverse claramente visible incluso para los astrónomos de los universos lejanos. Ésta es la historia natural de la mayoría de las nebulosas; antes de empezar a arrojar soles y a emprender la tarea de construir un universo, estas nebulosas espaciales secundarias suelen observarse como fenómenos espirales. (LU 57:3.1)
Cuando los investigadores de estrellas de aquella época lejana, que vivían en las proximidades, observaron esta metamorfosis de la nebulosa de Andronover, vieron exactamente lo que ven los astrónomos del siglo veinte cuando dirigen sus telescopios hacia el espacio y examinan las nebulosas espirales actuales del espacio exterior adyacente. (LU 57:3.2)
Hacia la época en que se alcanzó el máximo de masa, el control gravitatorio del contenido gaseoso empezó a debilitarse, lo cual fue seguido por el período de escape de gas. El gas salía a chorros como dos brazos gigantescos y distintos que tenían su origen en los lados opuestos de la masa materna. Las rápidas rotaciones de este enorme núcleo central pronto confirieron un aspecto espiral a estos dos chorros de gas lanzados por la nebulosa. El enfriamiento y la condensación posterior de algunas porciones de estos brazos sobresalientes produjeron finalmente su apariencia nudosa. Estas porciones más densas eran enormes sistemas y subsistemas de materia física que giraban rápidamente en el espacio en medio de la nube gaseosa de la nebulosa, permaneciendo firmemente sujetos al control gravitatorio de la rueda madre. (LU 57:3.3)
La etapa primaria de una nebulosa es circular; la secundaria, espiral; la etapa terciaria es la de la primera dispersión de los soles, mientras que la cuaternaria abarca el segundo y último ciclo de la dispersión solar, finalizando el núcleo madre como un cúmulo globular o como un sol solitario que funciona como centro de un sistema solar terminal. (LU 57:4.1)
El sector de Sagitario y todos los otros sectores y divisiones de Orvonton dan vueltas alrededor de Uversa, y una parte de la confusión de los observadores de estrellas urantianos proviene de las ilusiones y de las distorsiones relativas producidas por los múltiples movimientos rotatorios siguientes:
La revolución de Urantia alrededor de su Sol.
El recorrido de vuestro sistema solar alrededor del núcleo de la antigua nebulosa de Andronover.
La rotación de la familia estelar de Andronover y de los grupos asociados alrededor del centro de rotación y de gravedad combinados de la nube de estrellas de Nebadon.
El recorrido de la nube estelar local de Nebadon y de sus creaciones asociadas alrededor del centro de su sector menor, situado en Sagitario.
La rotación de los cien sectores menores, incluyendo a Sagitario, alrededor de su sector mayor.
El torbellino de los diez sectores mayores, las llamadas corrientes de estrellas, alrededor de la sede de Orvonton situada en Uversa.
El movimiento de Orvonton y de los seis superuniversos asociados alrededor del Paraíso y de Havona, la procesión en el sentido contrario a las agujas del reloj del nivel espacial superuniversal.
Estos múltiples movimientos son de diversos tipos: Las trayectorias espaciales de vuestro planeta y de vuestro sistema solar son genéticas, inherentes a su origen. El movimiento absoluto de Orvonton en el sentido opuesto a las agujas del reloj también es genético, inherente a los planes arquitectónicos del universo maestro. Pero los movimientos intermedios son de origen compuesto, procediendo por una parte de la segmentación constitutiva de la energía-materia para formar los superuniversos, y por otra parte son producidos por la acción inteligente e intencional de los organizadores de fuerza del Paraíso. (LU 15:3.7-15)
Algunos estudiantes de astronomía de la LU han sugerido que Andrómeda está dentro de Orvonton, argumentando que:
Todas las nebulosas espirales no se ocupan de producir soles. Algunas han conservado el control de muchos de sus descendientes estelares separados, y su apariencia espiral resulta del hecho de que sus soles salen del brazo nebular en estrecha formación pero regresan por diversos caminos, lo que facilita observarlos en un punto pero es más difícil verlos cuando se encuentran muy dispersos por sus diferentes caminos de regreso más alejados y fuera del brazo de la nebulosa. No hay muchas nebulosas formadoras de soles que estén activas actualmente en Orvonton, aunque Andrómeda, que está fuera del superuniverso habitado, es muy activa. Esta nebulosa tan distante es visible a simple vista, y cuando la observéis, deteneos a pensar que la luz que contempláis salió de aquellos lejanos soles hace cerca de un millón de años. (LU 15:4.7)
… se refiere sólo a la parte habitada de Orvonton y que Andrómeda está en una región aún deshabitada de Orvonton.
Sin embargo, una comparación de estos pasajes indica lo contrario:
Entre las mayores erupciones cósmicas de Orvonton, la más reciente fue la explosión extraordinaria de una estrella doble, cuya luz llegó a Urantia en el año 1572. Esta conflagración fue tan intensa que la explosión era claramente visible en pleno día. [Ver UBtheNEWS: Informe Nova de Tycho.] (LU 41:3.5)
En los soles grandes —en las pequeñas nebulosas circulares—, cuando el hidrógeno está agotado y la contracción gravitatoria tiene lugar a continuación, si dicho cuerpo no es lo suficientemente opaco como para retener la presión interna que apoya las regiones gaseosas exteriores, entonces se produce un colapso repentino. Los cambios eléctrico-gravitatorios dan origen a inmensas cantidades de minúsculas partículas desprovistas de potencial eléctrico, y estas partículas se escapan rápidamente del interior solar, ocasionando así en pocos días el desmoronamiento de un sol gigantesco. Una emigración de estas «partículas fugitivas» fue la que provocó el desplome de la nova gigante de la nebulosa de Andrómeda hace unos cincuenta años. Este inmenso cuerpo estelar colapsó en cuarenta minutos del tiempo de Urantia. (LU 41:8.3)
De Wikipedia:
«En 1885, se observó una supernova (conocida como S Andromedae) en Andrómeda, la primera y hasta ahora única observada en esa galaxia. En ese momento, Andrómeda se consideraba un objeto cercano, por lo que se pensó que la causa era un evento mucho menos luminoso y no relacionado llamado nova, y se le denominó en consecuencia: “Nova 1885».
Por lo tanto, Andrómeda no está en Orvonton porque los comentarios sobre la “más reciente de las principales erupciones cósmicas en Orvonton no mencionan habitado vs. deshabitado y todo lo demás está claro.
Además, la siguiente declaración introductoria de los primeros párrafos del prólogo dice:
Llamamos generalmente gran universo a los siete superuniversos en evolución en asociación con el universo central y divino; éstas son las creaciones organizadas y habitadas actualmente. Todas forman parte del universo maestro, que engloba también a los universos del espacio exterior, deshabitados pero en vías de movilización. (LU 0:0.6)
Aquí vemos que «habitado» se usa de manera general con las creaciones del superuniverso, aunque no estén completas y algunas partes aún estén habitadas. Y, al mismo tiempo, el uso general de deshabitado se designa para los niveles del espacio exterior.
Además, considere el estudio temático: Frases para cautivar al lector, que contextualiza la frase «hacer una pausa para considerar».
Todo considerado, el análisis textual apoya firmemente la interpretación de que Andrómeda está en el primer nivel del espacio exterior.
Consideremos como candidatos para las dos o tres nebulosas: Andrómeda, Triángulo y Centauro A.
Material de descanso para el estudio: Viaje a través de la Vía Láctea de Alyona Vargasova.
Ver Estudio Temático: Vía Láctea Galaxia/(sub)(super)galáctica
En nuestro esfuerzo por aumentar la conciencia cósmica y elevar la percepción espiritual, nos resulta extremadamente difícil presentar unos conceptos más amplios y una verdad avanzada cuando estamos limitados por la utilización del lenguaje restringido de un planeta. Pero las instrucciones que hemos recibido nos recomiendan que realicemos todos los esfuerzos posibles para transmitir nuestros significados utilizando los símbolos verbales de la lengua inglesa. Se nos ha ordenado que sólo introduzcamos términos nuevos cuando el concepto a describir no encuentre en inglés ninguna terminología que se pueda emplear para expresar ese nuevo concepto, ya sea parcialmente o incluso distorsionando más o menos su significado. (LU 0:0.2)
Hay 88 configuraciones arbitrarias de estrellas que se utilizan para mapear áreas de los cielos, para identificar una dirección general. Al intentar usar la terminología astronómica existente como punto de referencia, considere el desafío comparativo que enfrentan los reveladores Vía Láctea vs. Sagitario. La primera es una enorme banda de luz en el cielo que aparentemente indica la presencia de algún tipo de unidad astronómica cohesiva. En contraste, Sagitario es una colección de un pequeño número de estrellas brillantes, que identifica un segmento mucho más limitado del cosmos y sin una formación observable a simple vista más allá de las estrellas fijas de la constelación. Quizás es por eso que se usa «llamada» en referencia a «Vía Láctea» y se hace un esfuerzo para redefinir el término, pero no se hace tal esfuerzo con respecto a Sagitario.
Nótese en los siguientes pasajes cómo no hay ningún intento de redefinir Sagitario o de asociarlo específicamente con alguna unidad administrativa, como se hace con la Vía Láctea y Orvonton.
El centro de rotación de vuestro sector menor está situado muy lejos en la enorme y densa nube estelar de Sagitario, alrededor de la cual se desplazan vuestro universo local y sus creaciones asociadas, y a los lados opuestos del inmenso sistema subgaláctico de Sagitario podéis observar dos grandes corrientes de nubes de estrellas que surgen como prodigiosas espirales estelares. (LU 15:3.5)
Observe lo que se dice y lo que no se dice. El centro rotacional de nuestro sector menor está en la enorme nube estelar. Esto no quiere decir que el centro de nuestro sector menor sea el centro de la nube estelar de Sagitario.
Es interesante notar que «lejos» y «lejos, muy lejos» (que solo se usa una vez) se usan cada uno solo una vez como descripciones astronómicas generales. «Lejos» se usa nueve veces, pero en diferentes contextos en otros lugares.
El sistema de mundos habitados de Satania está muy alejado de Uversa y del gran grupo de soles que funciona como centro físico o astronómico del séptimo superuniverso. Desde Jerusem, la sede central de Satania, hay más de doscientos mil años luz hasta el centro físico del superuniverso de Orvonton, situado lejos, muy lejos en el denso diámetro de la Vía Láctea. Satania se encuentra en la periferia del universo local, y Nebadon se halla ahora muy afuera hacia el borde de Orvonton. Desde el sistema más alejado de mundos habitados hasta el centro del superuniverso hay un poco menos de doscientos cincuenta mil años luz. (LU 32:2.11)
El sector de Sagitario y todos los otros sectores y divisiones de Orvonton dan vueltas alrededor de Uversa, y una parte de la confusión de los observadores de estrellas urantianos proviene de las ilusiones y de las distorsiones relativas producidas por los múltiples movimientos rotatorios siguientes: (LU 15:3.7)
El recorrido de la nube estelar local de Nebadon y de sus creaciones asociadas alrededor del centro de su sector menor, situado en Sagitario.
La rotación de los cien sectores menores, incluyendo a Sagitario, alrededor de su sector mayor. (LU 15:3.11-12)
Ésta es la constitución de la nube estelar local de Nebadon, que actualmente gira en una órbita cada vez más estable alrededor del centro, situado en Sagitario, del sector menor de Orvonton al cual pertenece nuestra creación local. (LU 41:0.4)
El sistema de mundos habitados de Satania está muy alejado de Uversa y del gran grupo de soles que funciona como centro físico o astronómico del séptimo superuniverso. Desde Jerusem, la sede central de Satania, hay más de doscientos mil años luz hasta el centro físico del superuniverso de Orvonton, situado lejos, muy lejos en el denso diámetro de la Vía Láctea. Satania se encuentra en la periferia del universo local, y Nebadon se halla ahora muy afuera hacia el borde de Orvonton. Desde el sistema más alejado de mundos habitados hasta el centro del superuniverso hay un poco menos de doscientos cincuenta mil años luz. (LU 32:2.11)
El gran universo es la creación organizada y habitada actual. Está compuesto por los siete superuniversos, con un potencial evolutivo total de unos siete billones de planetas habitados, sin mencionar las esferas eternas de la creación central. Pero este cálculo aproximado no tiene en cuenta las esferas arquitectónicas administrativas, ni tampoco incluye a los grupos exteriores de universos no organizados. El borde actual irregular del gran universo, su periferia desigual y sin acabar, junto con el estado enormemente inestable de todo el terreno astronómico, sugieren a nuestros astrónomos que incluso los siete superuniversos están todavía por terminarse. Cuando partimos desde el interior, desde el centro divino hacia cualquier dirección del exterior, llegamos finalmente a los límites exteriores de la creación organizada y habitada; llegamos a los límites exteriores del gran universo. Y es cerca de este borde exterior, en un rincón remoto de esta creación tan magnífica, donde vuestro universo local tiene su existencia agitada. (LU 12:1.13)
Aunque el ojo humano sólo puede ver a simple vista dos o tres nebulosas más allá de las fronteras del superuniverso de Orvonton, vuestros telescopios revelan literalmente millones y millones de estos universos físicos en proceso de formación. La mayoría de los reinos estelares expuestos a la investigación visual de vuestros telescopios modernos se encuentran en Orvonton, pero con la técnica fotográfica, los telescopios más potentes penetran mucho más allá de las fronteras del gran universo, llegando hasta los dominios del espacio exterior donde innumerables universos están en proceso de organización. Y existen además otros millones de universos que están fuera del alcance de vuestros instrumentos actuales. (LU 12:2.2)
En un futuro poco lejano, los nuevos telescopios revelarán a la mirada asombrada de los astrónomos urantianos no menos de 375 millones de nuevas galaxias en las lejanas extensiones del espacio exterior. Al mismo tiempo, estos telescopios más potentes revelarán que muchos universos islas que anteriormente se creía que estaban en el espacio exterior, forman parte en realidad del sistema galáctico de Orvonton. Los siete superuniversos están creciendo todavía; la periferia de cada uno de ellos se expande gradualmente; constantemente se estabilizan y organizan nuevas nebulosas; y algunas nebulosas que los astrónomos urantianos consideran como extragalácticas, se encuentran en realidad en los márgenes de Orvonton y viajan junto con nosotros. (LU 12:2.3)
Los astrónomos de Uversa observan que el gran universo está rodeado por los antepasados de una serie de enjambres estelares y planetarios que envuelven por completo a la creación actualmente habitada como anillos concéntricos compuestos de numerosos universos exteriores. Los físicos de Uversa calculan que la energía y la materia de estas regiones exteriores inexploradas igualan muchas veces ya el total de la masa material y de la carga energética que contienen los siete superuniversos. Nos han informado que la metamorfosis de la fuerza cósmica en estos niveles del espacio exterior es una actividad de los organizadores de fuerza del Paraíso. Sabemos también que estas fuerzas son ancestrales a las energías físicas que activan actualmente al gran universo. Sin embargo, los directores del poder de Orvonton no tienen nada que ver con estos reinos tan lejanos, y los movimientos energéticos que se producen allí tampoco están conectados de manera discernible con los circuitos de poder de las creaciones organizadas y habitadas. (LU 12:2.4)
Urantia pertenece a un sistema que se encuentra situado cerca de los límites exteriores de vuestro universo local; y vuestro universo local está atravesando actualmente la periferia de Orvonton. Más allá de vosotros hay otros más, pero estáis muy lejos en el espacio de aquellos sistemas físicos que giran alrededor de la gran órbita a una distancia relativamente cercana de la Gran Fuente-Centro. (LU 15:1.6)
Urantia está relativamente aislada en las afueras de Satania, pues vuestro sistema solar, con una sola excepción, es el que se encuentra más lejos de Jerusem, mientras que Satania misma está cerca del sistema más exterior de Norlatiadek, y esta constelación está atravesando ahora la periferia exterior de Nebadon. Figurabais realmente entre los más pequeños de toda la creación, hasta que la donación de Miguel elevó vuestro planeta a una posición de honor y de gran interés para el universo. A veces el último es el primero, mientras que el más pequeño se convierte realmente en el más grande. (LU 41:10.5)
¿Qué podrían ser estas dos o tres nebulosas fuera de la frontera del superuniverso de Orvonton? ¿Cuáles son las que antes se creía que estaban en el espacio exterior pero que en realidad son parte de Orvonton?
Galaxias visibles a simple vista, listadas por Wikipedia:
Toda fuerza física, toda energía y toda materia son una sola cosa. Toda energía-fuerza procede originalmente del Paraíso inferior y regresará finalmente allí después de completar su circuito espacial. Pero no todas las energías y organizaciones materiales del universo de universos provinieron del Paraíso inferior en sus estados fenoménicos actuales; el espacio es la cuna de diversas formas de materia y de premateria. Aunque la zona exterior del centro de fuerza del Paraíso es la fuente de las energías del espacio, el espacio no se origina allí. El espacio no es ni fuerza, ni energía, ni poder. Las pulsaciones de esta zona tampoco explican la respiración del espacio, pero las fases de entrada y de salida de esta zona están sincronizadas con los ciclos de expansión y de contracción del espacio que duran dos mil millones de años. (LU 11:5.9)
- Respiración del Espacio
No conocemos el mecanismo concreto de la respiración del espacio; simplemente observamos que todo el espacio se contrae y se expande alternativamente. Esta respiración afecta tanto a la extensión horizontal del espacio penetrado como a las extensiones verticales del espacio no penetrado que existen en los inmensos depósitos de espacio que se hallan por encima y por debajo del Paraíso. Para intentar imaginar la silueta volumétrica de estos depósitos de espacio, podríais pensar en un reloj de arena. (LU 11:6.1)
En el Simposio Científico de la Fundación Urantia de junio de 2022, la presentación de Phil Calabrese se tituló: «Explicando los grandes desplazamientos al rojo Doppler sin un Big Bang». (Video. PDF.) Me parece un gran avance para cuadrar la astronomía con El libro de Urantia.
El Libro de Urantia es una hoja de ruta cósmica para la aventura espiritual que va desde ser una criatura material densa e imperfecta en la tierra a un ser iluminado y espiritual en el Paraíso.
Hace mucho tiempo que hemos descubierto que los siete superuniversos recorren una gran elipse, un gigantesco círculo alargado. Vuestro sistema solar y los otros mundos del tiempo no se están sumergiendo precipitadamente, sin mapas ni brújula, en un espacio desconocido. El universo local al que pertenece vuestro sistema sigue una trayectoria precisa y bien comprendida, en el sentido contrario a las agujas del reloj, alrededor del inmenso recorrido que rodea al universo central. Esta ruta cósmica está bien trazada, y los observadores de estrellas del superuniverso la conocen tan bien como los astrónomos de Urantia conocen las órbitas de los planetas que forman vuestro sistema solar. (LU 15:1.2)
Vuestro mundo, Urantia, es uno de los muchos planetas habitados similares que componen el universo local de Nebadon. Este universo, junto con otras creaciones semejantes, forman el superuniverso de Orvonton, cuya capital es Uversa, de donde procede nuestra comisión. Orvonton es uno de los siete superuniversos evolutivos del tiempo y del espacio que rodean al universo central de Havona, la creación sin principio ni fin de la perfección divina. En el núcleo de este universo central y eterno se encuentra la Isla estacionaria del Paraíso, centro geográfico de la infinidad y morada del Dios eterno. (LU 0:0.5)
Llamamos generalmente gran universo a los siete superuniversos en evolución en asociación con el universo central y divino; éstas son las creaciones organizadas y habitadas actualmente. Todas forman parte del universo maestro, que engloba también a los universos del espacio exterior, deshabitados pero en vías de movilización. (LU 0:0.6)
Los cuatro puntos de la brújula son universales e inherentes a la vida de Nebadon. Todas las criaturas vivientes poseen unidades corporales que son sensibles y responden a estas corrientes direccionales. Estas facultades de las criaturas se reproducen en todo el universo hasta llegar a los planetas individuales y, conjuntamente con las fuerzas magnéticas de los mundos, activan de tal manera la multitud de cuerpos microscópicos del organismo animal que estas células direccionales indican siempre el norte y el sur. El sentido de la orientación está así fijado para siempre en los seres vivos del universo. La humanidad no carece por completo de la posesión consciente de este sentido. Estos cuerpos fueron observados por primera vez en Urantia hacia la época de esta narración. (LU 34:4.13)
En la época actual, y tal como se considera la orientación en Urantia, el superuniverso número uno gira casi derecho hacia el norte, en dirección este, aproximadamente enfrente de la residencia paradisiaca de las Grandes Fuentes y Centros y del universo central de Havona. Esta posición, junto con la correspondiente en el oeste, representa el punto físico en el que las esferas del tiempo se acercan más a la Isla eterna. El superuniverso número dos se encuentra en el norte, preparándose para girar hacia el oeste, mientras que el número tres ocupa actualmente el segmento más septentrional de la gran trayectoria espacial, habiendo sobrepasado ya la curva que lo conduce a su descenso hacia el sur. El número cuatro se encuentra en su camino relativamente recto hacia el sur, y sus regiones avanzadas se acercan ahora frente a los Grandes Centros. El número cinco casi ha dejado su posición frente al Centro de los Centros, y continúa su trayectoria directamente hacia el sur justo antes de girar hacia el este; el número seis ocupa la mayor parte de la curva meridional, segmento que vuestro superuniverso casi ha sobrepasado. (LU 15:1.4)
Vuestro universo local de Nebadon pertenece a Orvonton, el séptimo superuniverso, que gira entre los superuniversos uno y seis, y que ha doblado no hace mucho tiempo (tal como nosotros calculamos el tiempo) la curva sudeste del nivel espacial superuniversal. Actualmente, el sistema solar al cual pertenece Urantia ha sobrepasado hace pocos miles de millones de años la curvatura meridional, de manera que ahora estáis avanzando más allá de la curva sudeste y os desplazáis velozmente por la larga ruta relativamente recta hacia el norte. Durante épocas incalculables, Orvonton continuará este recorrido casi directo hacia el norte. (LU 15:1.5)
(El UBtheNEWS: Informe de Sensibilidad Magnética proporciona una perspectiva adicional sobre cómo lograr el equilibrio entre qué información puede y no puede incluirse en El libro de Urantia.)
Tal vez algún día, esta página crezca más allá de ser un estudio temático para vivir también como una página de investigación de UBtheNEWS. Por ahora, el primer trabajo es trabajar en la creación de imágenes y desarrollar preguntas relacionadas con la astronomía basada en El libro de Urantia. Ni la imagen pintada por El Libro de Urantia ni la ciencia son una imagen completa de la astronomía que responda a todas nuestras preguntas. Y hablando de pintar imágenes, tengo mis propias limitaciones como artista gráfico. Así que, no dude en ponerse en contacto con críticas constructivas y/o ayuda para crear gráficos de mejor calidad. ¡Gracias por ver esto!
Nótese cómo la frase y el concepto de «tiempo-espacio» se abordan muy cerca del principio y del final del texto. Y una sección sobre tiempo-espacio, proporcionada en el Documento 118, también es notable por su ubicación (hacia el final de la Parte III) en relación con el resto de El libro de Urantia.
- Supremo —Deidad que experimenta por sí misma y que unifica a la criatura con el Creador. Esta Deidad actúa en el primer nivel de identificación con las criaturas bajo la forma de los supercontroladores espacio-temporales del gran universo, y a veces se le llama Supremacía de la Deidad. (LU 0:1.9)
La ciencia vive gracias a las matemáticas de la mente; la música expresa el ritmo de las emociones. La religión es el ritmo espiritual del alma, en armonía espacio-temporal con las medidas melódicas superiores y eternas de la Infinidad. La experiencia religiosa es algo verdaderamente supermatemático en la vida humana. (LU 195:7.20)
Nótese que en estos comentarios introductorios de descripción general, los superuniversos son referidos como «creaciones organizadas y habitadas», a pesar del hecho de que partes de los superuniversos son áreas y esferas incompletas, actualmente deshabitadas, que están destinadas a ser habitadas.
Vuestro mundo, Urantia, es uno de los muchos planetas habitados similares que componen el universo local de Nebadon. Este universo, junto con otras creaciones semejantes, forman el superuniverso de Orvonton, cuya capital es Uversa, de donde procede nuestra comisión. Orvonton es uno de los siete superuniversos evolutivos del tiempo y del espacio que rodean al universo central de Havona, la creación sin principio ni fin de la perfección divina. En el núcleo de este universo central y eterno se encuentra la Isla estacionaria del Paraíso, centro geográfico de la infinidad y morada del Dios eterno. (LU 0:0.5)
Llamamos generalmente gran universo a los siete superuniversos en evolución en asociación con el universo central y divino; éstas son las creaciones organizadas y habitadas actualmente. Todas forman parte del universo maestro, que engloba también a los universos del espacio exterior, deshabitados pero en vías de movilización. (LU 0:0.6)
El período de fluctuación de la luz, en un grupo de estrellas variables, depende directamente de la luminosidad, y el conocimiento de este hecho permite a los astrónomos utilizar estos soles como faros universales, o puntos de medición precisos, para explorar ulteriormente los enjambres distantes de estrellas. Con esta técnica es posible medir las distancias estelares con mayor precisión hasta más allá de un millón de años luz de distancia. Algún día, los métodos mejores para medir el espacio y la técnica telescópica más perfeccionada revelarán más plenamente las diez grandes divisiones del superuniverso de Orvonton; al menos reconoceréis ocho de estos inmensos sectores como enormes enjambres de estrellas bastante simétricos. (LU 41:3.10)
[Tenga en cuenta que «con la mayor precisión» no significa preciso. Es relativo a otras técnicas en este contexto. En 12:4.14 se hace referencia a esta técnica como «bastante confiable»: «las estimaciones espectroscópicas de velocidades astronómicas son bastante confiables».]
Aunque vuestras estimaciones espectroscópicas de las velocidades astronómicas son bastante fiables cuando se aplican a los reinos estelares pertenecientes a vuestro superuniverso y a los superuniversos asociados, estos cálculos carecen por completo de fiabilidad cuando se refieren a los dominios del espacio exterior. Las líneas espectrales se desplazan desde lo normal hacia el violeta para una estrella que se acerca; estas líneas se desplazan igualmente hacia el rojo para una estrella que se aleja. Muchas influencias se interponen para dar la impresión de que la velocidad de recesión de los universos exteriores aumenta a razón de más de ciento sesenta kilómetros por segundo por cada millón de años-luz que aumente la distancia. Después de que se perfeccionen unos telescopios más potentes, con este método de cálculo parecerá que estos sistemas tan remotos se alejan de esta parte del universo a la velocidad increíble de cerca de cincuenta mil kilómetros por segundo. Pero esta velocidad aparente de recesión no es real; es el resultado de numerosos factores erróneos entre los que se incluyen los ángulos de observación y otras distorsiones del espacio-tiempo. (LU 12:4.14)
Dilatación del tiempo y efecto Doppler: https://en.wikipedia.org/wiki/Time_dilation
En física y relatividad, dilatación del tiempo es la diferencia en el tiempo transcurrido medido por dos relojes. Se debe a una velocidad relativa entre ellos (dilatación del tiempo «cinética» relativista especial) o a una diferencia en el potencial gravitacional entre sus ubicaciones (dilatación del tiempo relativista general gravitacional). Cuando no se especifica, «dilatación del tiempo» generalmente se refiere al efecto debido a la velocidad.
Después de compensar los retrasos variables de la señal debidos a la distancia cambiante entre un observador y un reloj en movimiento (es decir, efecto Doppler), el observador medirá el reloj en movimiento como si hiciera tictac más lento que un reloj que está en reposo en el propio marco de referencia del observador. Además, un reloj que está cerca de un cuerpo masivo (y que, por lo tanto, tiene un potencial gravitatorio menor) registrará menos tiempo transcurrido que un reloj situado más lejos de dicho cuerpo masivo (y que tiene un potencial gravitatorio mayor).
Estas predicciones de la teoría de la relatividad han sido confirmadas repetidamente por experimentos y son de importancia práctica, por ejemplo, en el funcionamiento de sistemas de navegación por satélite como GPS y Galileo.[1] La dilatación del tiempo también ha sido tema de obras de ciencia ficción.
El punto negro en el centro de esta cruz de Malta cosmológica es aproximadamente proporcionalmente representativa de los siete superuniversos y la primera zona tranquila: un millón de años luz.
Prácticamente todos los reinos estelares visibles a simple vista desde Urantia pertenecen a la séptima sección del gran universo, al superuniverso de Orvonton. El inmenso sistema estelar de la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton, que se encuentra mucho más allá de las fronteras de vuestro universo local. Este gran agregado de soles, islas oscuras del espacio, estrellas dobles, grupos globulares, nubes de estrellas, nebulosas espirales y otras, junto con miríadas de planetas individuales, forma una agrupación circular y alargada parecida a un reloj, que ocupa alrededor de una séptima parte de los universos evolutivos habitados. (LU 15:3.1)
Desde la posición astronómica de Urantia, cuando miráis la gran Vía Láctea a través del corte transversal de los sistemas cercanos, observáis que las esferas de Orvonton viajan en un inmenso plano alargado cuya anchura es mucho más grande que el espesor, y cuya longitud es mucho mayor que la anchura. (LU 15:3.2)
Las zonas relativamente tranquilas que se encuentran entre los niveles de espacio, como la que separa a los siete superuniversos del primer nivel del espacio exterior, son unas enormes regiones elípticas donde las actividades espaciales están en reposo. Estas zonas separan las inmensas galaxias que giran con rapidez en procesión ordenada alrededor del Paraíso. Podéis visualizar el primer nivel del espacio exterior, donde incalculables universos están ahora en proceso de formación, como una enorme procesión de galaxias que giran alrededor del Paraíso, limitadas por arriba y por abajo por las zonas en reposo del espacio intermedio, y limitadas en los márgenes interior y exterior por las zonas de espacio relativamente tranquilas.
Un nivel de espacio funciona pues como una región de movimiento elíptica, rodeada por todas partes por una inmovilidad relativa. Estas relaciones entre el movimiento y la quietud forman un camino espacial curvo de menor resistencia al movimiento, un camino que es seguido universalmente por la fuerza cósmica y la energía emergente a medida que giran eternamente alrededor de la Isla del Paraíso. (LU 11:7.7-8)
Los niveles del espacio exterior. A lo lejos en el espacio, a una enorme distancia de los siete superuniversos habitados, se están acumulando unos inmensos circuitos increíblemente formidables de fuerza y de energías en proceso de materialización. Existe una zona espacial de quietud relativa entre los circuitos de energía de los siete superuniversos y este gigantesco cinturón exterior de actividades de fuerza, una zona que varía en anchura pero que alcanza un promedio de casi cuatrocientos mil años-luz. Estas zonas espaciales están libres de polvo estelar —de niebla cósmica. Aquellos de nosotros que estudian estos fenómenos tienen sus dudas en cuanto al estado exacto de las fuerzas espaciales que existen en esta zona de calma relativa que rodea a los siete superuniversos. Pero cerca de medio millón de años-luz más allá de la periferia del gran universo actual, observamos los comienzos de una zona de actividades energéticas increíbles cuyo volumen e intensidad aumentan durante más de veinticinco millones de años-luz. Estas enormes ruedas de fuerzas energizadoras están situadas en el primer nivel del espacio exterior, un cinturón continuo de actividad cósmica que rodea a toda la creación conocida, organizada y habitada.
Más allá de estas regiones están teniendo lugar unas actividades aún más grandes, pues los físicos de Uversa han detectado indicios iniciales de manifestaciones de fuerza a más de cincuenta millones de años-luz más allá de las zonas más exteriores de los fenómenos del primer nivel del espacio exterior. Estas actividades presagian sin duda la organización de las creaciones materiales del segundo nivel del espacio exterior del universo maestro. (LU 12:1.14-15)
Todas las nebulosas espirales no se ocupan de producir soles. Algunas han conservado el control de muchos de sus descendientes estelares separados, y su apariencia espiral resulta del hecho de que sus soles salen del brazo nebular en estrecha formación pero regresan por diversos caminos, lo que facilita observarlos en un punto pero es más difícil verlos cuando se encuentran muy dispersos por sus diferentes caminos de regreso más alejados y fuera del brazo de la nebulosa. No hay muchas nebulosas formadoras de soles que estén activas actualmente en Orvonton, aunque Andrómeda, que está fuera del superuniverso habitado, es muy activa. Esta nebulosa tan distante es visible a simple vista, y cuando la observéis, deteneos a pensar que la luz que contempláis salió de aquellos lejanos soles hace cerca de un millón de años. (LU 15:4.7)
El centro y el punto focal de la gravedad material absoluta es la Isla del Paraíso, complementada por los cuerpos de gravedad oscuros que rodean a Havona, y equilibrada por los depósitos de espacio situados por encima y por debajo. Todas las emanaciones conocidas del Paraíso inferior reaccionan invariable e infaliblemente a la atracción de la gravedad central, que actúa sobre los circuitos sin fin de los niveles espaciales elípticos del universo maestro. Toda forma conocida de realidad cósmica tiene la inclinación de los siglos, la tendencia del círculo, el recorrido de la gran elipse. (LU 11:8.2)
Las proporciones utilizadas para crear una elipse con forma de huevo provienen de proporciones encontradas en la física atómica.
Aunque El Libro de Urantia proporciona información sobre dónde se encuentra nuestro superuniverso en relación con otros superuniversos, junto con una perspectiva de coordenadas norte/sur y una dirección de rotación, no he podido determinar ni las proporciones de la elipse ni nuestra posición en ella. O bien la información no está en la revelación o todavía no la he descubierto. Así que, por ahora, se está utilizando un círculo para aproximar las relaciones entre los superuniversos con el fin de desarrollar una idea aproximada de hasta dónde podríamos ver a través de los siete superuniversos.
Vuestro mundo, Urantia, es uno de los muchos planetas habitados similares que componen el universo local de Nebadon. Este universo, junto con otras creaciones semejantes, forman el superuniverso de Orvonton, cuya capital es Uversa, de donde procede nuestra comisión. Orvonton es uno de los siete superuniversos evolutivos del tiempo y del espacio que rodean al universo central de Havona, la creación sin principio ni fin de la perfección divina. En el núcleo de este universo central y eterno se encuentra la Isla estacionaria del Paraíso, centro geográfico de la infinidad y morada del Dios eterno. (LU 0:0.5)
Hace mucho tiempo que hemos descubierto que los siete superuniversos recorren una gran elipse, un gigantesco círculo alargado. … (LU 15:1.2)
Aunque vuestras estimaciones espectroscópicas de las velocidades astronómicas son bastante fiables cuando se aplican a los reinos estelares pertenecientes a vuestro superuniverso y a los superuniversos asociados, … (LU 12:4.14)
Apoya 12:4.15—Ver artículo de junio de 2020 en Phys.org apoyando la teoría de que el universo ha estado girando desde el principio «Un análisis de más de 200.000 galaxias espirales ha revelado vínculos inesperados entre las direcciones de giro de las galaxias, y la estructura formada por estos vínculos podría sugerir que el universo primitivo podría haber estado girando, según un estudio de la Universidad Estatal de Kansas».
Video sobre el Gran Atractor y Laniakea.
Mirando hacia las capitales de los superuniversos adyacentes.
Una de las preguntas más obvias que se pueden plantear, en relación con una comparación de la astronomía de la LU con la ciencia contemporánea, se refiere a la ubicación de las capitales de los superuniversos adyacentes. Creo que mi dibujo es probablemente demasiado estricto con respecto a las relaciones relativas, lo que significa que probablemente haya más espacio entre los superuniversos, lo que tendería a expandir el ángulo de observación fuera del centro, cuando se trata de buscar los centros de otros superuniversos.
Si se traza una línea desde nosotros hasta el halo de la Vía Láctea (llamémosla línea central) y suponemos que está en el centro del borde exterior y tomamos el ángulo fuera del centro hacia el centro de los superuniversos adyacentes para que sea de aproximadamente 22,5 grados, este sería el ángulo con el que comenzar y luego aumentar a partir de allí. Parece que deberíamos estar buscando algo en el vecindario de 350.000 a 450.000 años luz de distancia.
Si alguien tiene alguna sugerencia de candidatos, por favor póngase en contacto.
Un libro de texto en línea de astronomía parece sugerir que Uversa puede identificarse utilizando tecnología de imágenes infrarrojas:
“El hecho de que gran parte del bulbo esté oculto por el polvo hace que su forma sea difícil de determinar. Durante mucho tiempo, los astrónomos asumieron que era esférico. Sin embargo, las imágenes infrarrojas y otros datos indican que el bulbo es aproximadamente dos veces más largo que ancho, y tiene una forma similar a la de un maní. La relación entre este bulbo interno alargado y la barra de estrellas más grande sigue siendo incierta. En el centro mismo del bulbo nuclear hay una enorme concentración de materia, que analizaremos más adelante en este capítulo.
«En nuestra galaxia, los discos delgados y gruesos y el bulbo nuclear están incrustados en un halo esférico de estrellas muy antiguas y débiles que se extiende a una distancia de al menos 150.000 años luz desde el centro galáctico. La mayoría de los cúmulos globulares también se encuentran en este halo».
Vuestro mundo, Urantia, es uno de los muchos planetas habitados similares que componen el universo local de Nebadon. Este universo, junto con otras creaciones semejantes, forman el superuniverso de Orvonton, cuya capital es Uversa, de donde procede nuestra comisión. Orvonton es uno de los siete superuniversos evolutivos del tiempo y del espacio que rodean al universo central de Havona, la creación sin principio ni fin de la perfección divina. En el núcleo de este universo central y eterno se encuentra la Isla estacionaria del Paraíso, centro geográfico de la infinidad y morada del Dios eterno. (LU 0:0.5)
Llamamos generalmente gran universo a los siete superuniversos en evolución en asociación con el universo central y divino; éstas son las creaciones organizadas y habitadas actualmente. Todas forman parte del universo maestro, que engloba también a los universos del espacio exterior, deshabitados pero en vías de movilización. (LU 0:0.6)
La sección transversal vertical del espacio total se parecería un poco a una cruz de Malta, donde los brazos horizontales representarían el espacio penetrado (el universo) y los brazos verticales el espacio no penetrado (el depósito). Las áreas entre los cuatro brazos los separarían en cierto modo, como las zonas de espacio intermedio separan al espacio penetrado del espacio no penetrado. Estas zonas inactivas del espacio intermedio se agrandan cada vez más a medida que se distancian del Paraíso, envolviendo finalmente los bordes de todo el espacio y encerrando por completo tanto los depósitos de espacio como toda la extensión horizontal del espacio penetrado. (LU 11:7.3)
Si os imagináis un plano en forma de V, finito pero inconcebiblemente grande, situado en ángulo recto con respecto a las superficies superior e inferior del Paraíso, con su punta casi tangente al Paraíso periférico, y luego visualizáis este plano rotando elípticamente alrededor del Paraíso, su rotación esbozaría aproximadamente el volumen del espacio penetrado. (LU 11:7.5)
El espacio horizontal tiene un límite superior y un límite inferior con relación a cualquier posición dada en los universos. Si alguien pudiera desplazarse lo bastante lejos en ángulo recto con respecto al plano de Orvonton, ya sea hacia arriba o hacia abajo, encontraría finalmente el límite superior o inferior del espacio penetrado. Dentro de las dimensiones conocidas del universo maestro, estos límites se separan cada vez más a medida que se alejan del Paraíso; el espacio se espesa, y se espesa un poco más deprisa que el plano de la creación, es decir, que los universos. (LU 11:7.6)
Las zonas relativamente tranquilas que se encuentran entre los niveles de espacio, como la que separa a los siete superuniversos del primer nivel del espacio exterior, son unas enormes regiones elípticas donde las actividades espaciales están en reposo. Estas zonas separan las inmensas galaxias que giran con rapidez en procesión ordenada alrededor del Paraíso. Podéis visualizar el primer nivel del espacio exterior, donde incalculables universos están ahora en proceso de formación, como una enorme procesión de galaxias que giran alrededor del Paraíso, limitadas por arriba y por abajo por las zonas en reposo del espacio intermedio, y limitadas en los márgenes interior y exterior por las zonas de espacio relativamente tranquilas. (LU 11:7.7)
Un nivel de espacio funciona pues como una región de movimiento elíptica, rodeada por todas partes por una inmovilidad relativa. Estas relaciones entre el movimiento y la quietud forman un camino espacial curvo de menor resistencia al movimiento, un camino que es seguido universalmente por la fuerza cósmica y la energía emergente a medida que giran eternamente alrededor de la Isla del Paraíso. (LU 11:7.8)
Estas zonas alternas del universo maestro, en unión con la circulación alterna de las galaxias en el sentido de las agujas del reloj y en el sentido contrario, es un factor para la estabilización de la gravedad física, destinado a impedir que la presión de la gravedad se acentúe hasta el punto de producirse actividades disruptivas y de dispersión. Esta medida ejerce una influencia antigravitatoria y actúa como un freno sobre unas velocidades que de otra manera serían peligrosas. (LU 11:7.9)
El centro y el punto focal de la gravedad material absoluta es la Isla del Paraíso, complementada por los cuerpos de gravedad oscuros que rodean a Havona, y equilibrada por los depósitos de espacio situados por encima y por debajo. Todas las emanaciones conocidas del Paraíso inferior reaccionan invariable e infaliblemente a la atracción de la gravedad central, que actúa sobre los circuitos sin fin de los niveles espaciales elípticos del universo maestro. Toda forma conocida de realidad cósmica tiene la inclinación de los siglos, la tendencia del círculo, el recorrido de la gran elipse. (LU 11:8.2)
Los niveles espaciales sucesivos del universo maestro forman las divisiones principales del espacio penetrado —de la creación total organizada y parcialmente habitada, o aún por organizarse y habitarse. Si el universo maestro no fuera una serie de niveles espaciales elípticos con una resistencia reducida al movimiento, alternándose con zonas de quietud relativa, creemos que observaríamos que algunas energías cósmicas saldrían disparadas a escala infinita, disparadas en línea recta hacia un espacio sin explorar; pero nunca observamos que la fuerza, la energía o la materia se comporten de esta manera; dan vueltas constantemente, girando siempre en las trayectorias de los grandes circuitos del espacio. (LU 12:1.2)
Partiendo desde el Paraíso hacia el exterior a través de la extensión horizontal del espacio penetrado, el universo maestro existe en seis elipses concéntricas, los niveles espaciales que rodean a la Isla central:
- El universo central —Havona.
- Los siete superuniversos.
- El primer nivel del espacio exterior.
- El segundo nivel del espacio exterior.
- El tercer nivel del espacio exterior.
- El cuarto nivel del espacio exterior, el más alejado. (LU 12:1.3-9)
INCLUSO para las órdenes elevadas de inteligencias del universo, la infinidad sólo es parcialmente comprensible y la finalidad de la realidad sólo es relativamente inteligible. Cuando la mente humana trata de penetrar en el misterio y la eternidad del origen y el destino de todo lo que llamamos real, puede resultarle útil abordar el problema imaginando la eternidad y la infinidad como una elipse casi ilimitada producida por una sola causa absoluta, que ejerce su actividad en todo este círculo universal de diversificación interminable persiguiendo siempre algún potencial de destino absoluto e infinito. (LU 105:0.1)
Hace mucho tiempo que hemos descubierto que los siete superuniversos recorren una gran elipse, un gigantesco círculo alargado. Vuestro sistema solar y los otros mundos del tiempo no se están sumergiendo precipitadamente, sin mapas ni brújula, en un espacio desconocido. El universo local al que pertenece vuestro sistema sigue una trayectoria precisa y bien comprendida, en el sentido contrario a las agujas del reloj, alrededor del inmenso recorrido que rodea al universo central. Esta ruta cósmica está bien trazada, y los observadores de estrellas del superuniverso la conocen tan bien como los astrónomos de Urantia conocen las órbitas de los planetas que forman vuestro sistema solar. (LU 15:1.2)
Prácticamente todos los reinos estelares visibles a simple vista desde Urantia pertenecen a la séptima sección del gran universo, al superuniverso de Orvonton. El inmenso sistema estelar de la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton, que se encuentra mucho más allá de las fronteras de vuestro universo local. Este gran agregado de soles, islas oscuras del espacio, estrellas dobles, grupos globulares, nubes de estrellas, nebulosas espirales y otras, junto con miríadas de planetas individuales, forma una agrupación circular y alargada parecida a un reloj, que ocupa alrededor de una séptima parte de los universos evolutivos habitados. (LU 15:3.1)
Desde la posición astronómica de Urantia, cuando miráis la gran Vía Láctea a través del corte transversal de los sistemas cercanos, observáis que las esferas de Orvonton viajan en un inmenso plano alargado cuya anchura es mucho más grande que el espesor, y cuya longitud es mucho mayor que la anchura.(LU 15:3.2)
A medida que Angona se acercaba más al Sol, y en los momentos de la máxima expansión de las pulsaciones solares, unos chorros de material gaseoso salían lanzados hacia el espacio como gigantescas lenguas solares. Al principio, estas lenguas de gas llameantes volvían a caer invariablemente en el Sol, pero a medida que Angona se aproximaba cada vez más, la atracción gravitatoria del gigantesco visitante se hizo tan fuerte, que estas lenguas de gas se rompieron en algunos puntos; las raíces volvían a caer en el Sol mientras que las partes exteriores se separaban para formar cuerpos de materia independientes, meteoritos solares, que inmediatamente empezaban a girar alrededor del Sol en sus propias órbitas elípticas. (LU 57:5.5)
Estas eventualidades en el origen de los rayos espaciales están determinadas por muchos sucesos cósmicos así como por las órbitas de la materia circulante, cuyas formas varían desde los círculos modificados hasta las elipses extremadamente alargadas. Las condiciones físicas también pueden estar enormemente alteradas debido a que los electrones giran a veces en sentido contrario al del comportamiento de la materia más densa, incluso en la misma zona física. (LU 58:3.3)
El Paraíso sirve para muchos fines en la administración de los reinos universales, pero para los seres creados, existe principalmente como lugar donde vive la Deidad. La presencia personal del Padre Universal reside en el centro mismo de la superficie superior de esta morada casi circular, pero no esférica, de las Deidades. Esta presencia paradisiaca del Padre Universal está rodeada directamente por la presencia personal del Hijo Eterno, mientras que los dos están envueltos por la gloria indecible del Espíritu Infinito. (LU 11:1.1)
El universo de universos no es ni un plano infinito, ni un cubo ilimitado, ni un círculo sin confines; tiene dimensiones con toda seguridad. Las leyes de la organización física y de la administración prueban de manera concluyente que todo el inmenso agregado de energía-fuerza y de poder-materia funciona finalmente como una unidad espacial, como un todo organizado y coordinado. El comportamiento observable de la creación material constituye una evidencia de que el universo físico tiene unos límites definidos. La prueba final de que el universo es circular y está delimitado la proporciona el hecho bien conocido por nosotros de que todas las formas de energía básica giran siempre alrededor de la trayectoria curva de los niveles espaciales del universo maestro, obedeciendo a la atracción incesante y absoluta de la gravedad del Paraíso. (LU 12:1.1)
Prácticamente todos los reinos estelares visibles a simple vista desde Urantia pertenecen a la séptima sección del gran universo, al superuniverso de Orvonton. El inmenso sistema estelar de la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton, que se encuentra mucho más allá de las fronteras de vuestro universo local. Este gran agregado de soles, islas oscuras del espacio, estrellas dobles, grupos globulares, nubes de estrellas, nebulosas espirales y otras, junto con miríadas de planetas individuales, forma una agrupación circular y alargada parecida a un reloj, que ocupa alrededor de una séptima parte de los universos evolutivos habitados. (LU 15:3.1)
Ya sea como luz o bajo otras formas, la energía se desplaza hacia adelante en línea recta en su vuelo por el espacio. Las partículas reales con existencia material atraviesan el espacio como una descarga de fusilería. Avanzan en línea o en procesión recta e ininterrumpida, salvo cuando son guiadas por fuerzas superiores, y salvo cuando obedecen a la atracción gravitatoria lineal inherente a las masas materiales y a la presencia gravitatoria circular de la Isla del Paraíso. (LU 41:5.6)
a. La energía potente. Es la energía poderosamente orientable, movida por la masa, con una tensión muy fuerte y una reacción enérgica —los gigantescos sistemas de energía puestos en movimiento por las actividades de los organizadores primarios de la fuerza. Esta energía primaria o potente no es al principio claramente sensible a la atracción gravitatoria del Paraíso, aunque la masa de su conjunto o su orientación espacial producen probablemente una reacción ante el grupo colectivo de influencias absolutas que operan en la parte inferior del Paraíso. Cuando la energía emerge hasta el nivel de reaccionar inicialmente a la atracción gravitatoria circular y absoluta del Paraíso, los organizadores primarios de la fuerza ceden el paso a la actividad de sus asociados secundarios. (LU 42:2.11)
b. La energía gravitatoria. La energía que aparece ahora y que reacciona a la gravedad contiene el potencial del poder universal y se convierte en la antecesora activa de toda la materia universal. Esta energía gravitatoria o secundaria es el producto de la elaboración energética derivada de la presencia de la presión y de las tendencias tensionales establecidas por los Organizadores Maestros de la Fuerza Trascendentales Asociados. En respuesta al trabajo de estos manipuladores de la fuerza, la energía espacial pasa rápidamente de la fase potente a la fase gravitatoria, volviéndose así directamente sensible a la atracción circular de la gravedad (absoluta) del Paraíso, y revelando a la vez cierto potencial de sensibilidad a la atracción de la gravedad lineal inherente a las masas materiales que pronto aparecerán como resultado de las etapas electrónicas y postelectrónicas de la energía y de la materia. Tras la aparición de la reacción a la gravedad, los Organizadores Maestros de la Fuerza Asociados pueden retirarse de los ciclones energéticos del espacio, siempre que los Directores del Poder Universal sean destinados a ese campo de acción. (LU 42:2.12)
Todas las creaciones materiales evolutivas nacen de nebulosas circulares y gaseosas, y todas estas nebulosas primarias son circulares durante la primera parte de su existencia gaseosa. A medida que envejecen se vuelven generalmente espirales, y cuando su función como formadoras de soles ha llegado a su fin, a menudo terminan como enjambres de estrellas o como soles enormes rodeados por un número variable de planetas, satélites y grupos más pequeños de materia, que en muchos aspectos se parecen a vuestro propio diminuto sistema solar. (LU 57:2.1)
Hace 600.000.000.000 de años se alcanzó el punto culminante del período de movilización energética de Andronover; la nebulosa había adquirido el máximo de su masa. En aquel momento era una gigantesca nube circular de gas, con una forma un poco parecida a la de un esferoide aplanado. Éste fue el período inicial de la formación diferencial de la masa y de la variación en la velocidad de rotación. La gravedad y otras influencias estaban a punto de empezar su labor, convirtiendo los gases del espacio en materia organizada. (LU 57:2.4)
La etapa primaria de una nebulosa es circular; la secundaria, espiral; la etapa terciaria es la de la primera dispersión de los soles, mientras que la cuaternaria abarca el segundo y último ciclo de la dispersión solar, finalizando el núcleo madre como un cúmulo globular o como un sol solitario que funciona como centro de un sistema solar terminal. (LU 57:4.1)
Los animales no perciben el tiempo como el hombre, e incluso para el hombre, debido a su punto de vista fragmentario y circunscrito, el tiempo aparece como una sucesión de acontecimientos; pero a medida que el hombre asciende, que progresa interiormente, su visión de esta procesión de acontecimientos aumenta de tal manera que la discierne cada vez más en su totalidad. Lo que anteriormente aparecía como una sucesión de acontecimientos se verá ahora como un ciclo completo y perfectamente relacionado; de esta manera, la simultaneidad circular desplazará cada vez más a la antigua conciencia de la secuencia lineal de los acontecimientos. (LU 130:7.5)
Hace mucho tiempo que hemos descubierto que los siete superuniversos recorren una gran elipse, un gigantesco círculo alargado. Vuestro sistema solar y los otros mundos del tiempo no se están sumergiendo precipitadamente, sin mapas ni brújula, en un espacio desconocido. El universo local al que pertenece vuestro sistema sigue una trayectoria precisa y bien comprendida, en el sentido contrario a las agujas del reloj, alrededor del inmenso recorrido que rodea al universo central. Esta ruta cósmica está bien trazada, y los observadores de estrellas del superuniverso la conocen tan bien como los astrónomos de Urantia conocen las órbitas de los planetas que forman vuestro sistema solar. (LU 15:1.2)
Prácticamente todos los reinos estelares visibles a simple vista desde Urantia pertenecen a la séptima sección del gran universo, al superuniverso de Orvonton. El inmenso sistema estelar de la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton, que se encuentra mucho más allá de las fronteras de vuestro universo local. Este gran agregado de soles, islas oscuras del espacio, estrellas dobles, grupos globulares, nubes de estrellas, nebulosas espirales y otras, junto con miríadas de planetas individuales, forma una agrupación circular y alargada parecida a un reloj, que ocupa alrededor de una séptima parte de los universos evolutivos habitados. (LU 15:3.1)
Desde la posición astronómica de Urantia, cuando miráis la gran Vía Láctea a través del corte transversal de los sistemas cercanos, observáis que las esferas de Orvonton viajan en un inmenso plano alargado cuya anchura es mucho más grande que el espesor, y cuya longitud es mucho mayor que la anchura. (LU 15:3.2)
Los sectores del tiempo se parecen a los destellos de la personalidad en su forma temporal; aparecen durante una temporada, y luego los ojos humanos los pierden de vista, para reaparecer después como actores nuevos y factores continuos en la vida superior del movimiento sin fin alrededor del círculo eterno. La eternidad difícilmente se puede concebir como un camino en línea recta, en vista de nuestra creencia en un universo delimitado que se mueve en un enorme círculo alargado alrededor de la morada central del Padre Universal. (LU 32:5.5)
Universo Central
Havona, el universo central, no es una creación temporal; es una existencia eterna. Este universo sin comienzo ni fin consta de mil millones de esferas de una perfección sublime y está rodeado por los enormes cuerpos gravitatorios oscuros. En el centro de Havona se encuentra la Isla del Paraíso, estacionaria y absolutamente estabilizada, rodeada por sus veintiún satélites. Debido a las enormes masas de los cuerpos gravitatorios oscuros que circulan cerca de los bordes del universo central, el contenido másico de esta creación central es muy superior a la masa total conocida de los siete sectores del gran universo. (LU 12:1.10)
Gran Universo/Superuniversos
El gran universo es la creación organizada y habitada actual. Está compuesto por los siete superuniversos, con un potencial evolutivo total de unos siete billones de planetas habitados, sin mencionar las esferas eternas de la creación central. Pero este cálculo aproximado no tiene en cuenta las esferas arquitectónicas administrativas, ni tampoco incluye a los grupos exteriores de universos no organizados. El borde actual irregular del gran universo, su periferia desigual y sin acabar, junto con el estado enormemente inestable de todo el terreno astronómico, sugieren a nuestros astrónomos que incluso los siete superuniversos están todavía por terminarse. Cuando partimos desde el interior, desde el centro divino hacia cualquier dirección del exterior, llegamos finalmente a los límites exteriores de la creación organizada y habitada; llegamos a los límites exteriores del gran universo. Y es cerca de este borde exterior, en un rincón remoto de esta creación tan magnífica, donde vuestro universo local tiene su existencia agitada. (LU 12:1.13)
En un futuro poco lejano, los nuevos telescopios revelarán a la mirada asombrada de los astrónomos urantianos no menos de 375 millones de nuevas galaxias en las lejanas extensiones del espacio exterior. Al mismo tiempo, estos telescopios más potentes revelarán que muchos universos islas que anteriormente se creía que estaban en el espacio exterior, forman parte en realidad del sistema galáctico de Orvonton. Los siete superuniversos están creciendo todavía; la periferia de cada uno de ellos se expande gradualmente; constantemente se estabilizan y organizan nuevas nebulosas; y algunas nebulosas que los astrónomos urantianos consideran como extragalácticas, se encuentran en realidad en los márgenes de Orvonton y viajan junto con nosotros. (LU 12:2.3)
- Las estrellas contraídas. En los sistemas más pequeños, el planeta exterior más grande a veces atrae hacia sí a los mundos vecinos, mientras que los planetas más cercanos al sol empiezan su caída final. En vuestro sistema solar, un final así significaría que los cuatro planetas interiores serían reclamados por el Sol, mientras que Júpiter, el planeta mayor, crecería enormemente debido a la captación de los mundos restantes. Esta forma de terminar un sistema solar conduciría al nacimiento de dos soles adyacentes pero desiguales, una manera de formarse las estrellas dobles. Estas catástrofes son poco frecuentes, salvo en la periferia de los agregados estelares de los superuniversos. (LU 15:5.8)
El sistema de mundos habitados de Satania está muy alejado de Uversa y del gran grupo de soles que funciona como centro físico o astronómico del séptimo superuniverso. Desde Jerusem, la sede central de Satania, hay más de doscientos mil años luz hasta el centro físico del superuniverso de Orvonton, situado lejos, muy lejos en el denso diámetro de la Vía Láctea. Satania se encuentra en la periferia del universo local, y Nebadon se halla ahora muy afuera hacia el borde de Orvonton. Desde el sistema más alejado de mundos habitados hasta el centro del superuniverso hay un poco menos de doscientos cincuenta mil años luz. (LU 32:2.11)
EN lo que se refiere al Padre Universal —como Padre— los universos son prácticamente inexistentes; él se encarga de las personalidades; es el Padre de las personalidades. En lo que se refiere al Hijo Eterno y al Espíritu Infinito —como asociados creadores— los universos están localizados y son individuales bajo el gobierno conjunto de los Hijos Creadores y de los Espíritus Creativos. En lo que se refiere a la Trinidad del Paraíso, fuera de Havona sólo existen siete universos habitados, los siete superuniversos que poseen su jurisdicción sobre el círculo del primer nivel de espacio posterior a Havona. Los siete Espíritus Maestros irradian su influencia desde la Isla central, haciendo así de la inmensa creación una rueda gigantesca cuyo eje es la Isla eterna del Paraíso, los siete radios las radiaciones de los Siete Espíritus Maestros, y la llanta las regiones exteriores del gran universo. (LU 15:0.1)
Andronover
El núcleo del sistema físico al que pertenecen vuestro Sol y sus planetas asociados es el centro de la antigua nebulosa de Andronover. Esta nebulosa en otro tiempo espiral fue ligeramente deformada por los trastornos gravitatorios asociados a los acontecimientos que acompañaron al nacimiento de vuestro sistema solar, y que fueron ocasionados por el estrecho acercamiento de una gran nebulosa vecina. Esta casi colisión transformó a Andronover en un agregado un poco globular, pero no destruyó por completo la procesión en dos direcciones de los soles y de sus grupos físicos asociados. Vuestro sistema solar ocupa ahora una posición bastante central en uno de los brazos de esta espiral deformada, y está situado casi a medio camino entre el centro y el borde exterior de la corriente de estrellas. (LU 15:3.6)
El gran universo es la creación organizada y habitada actual. Está compuesto por los siete superuniversos, con un potencial evolutivo total de unos siete billones de planetas habitados, sin mencionar las esferas eternas de la creación central. Pero este cálculo aproximado no tiene en cuenta las esferas arquitectónicas administrativas, ni tampoco incluye a los grupos exteriores de universos no organizados. El borde actual irregular del gran universo, su periferia desigual y sin acabar, junto con el estado enormemente inestable de todo el terreno astronómico, sugieren a nuestros astrónomos que incluso los siete superuniversos están todavía por terminarse. Cuando partimos desde el interior, desde el centro divino hacia cualquier dirección del exterior, llegamos finalmente a los límites exteriores de la creación organizada y habitada; llegamos a los límites exteriores del gran universo. Y es cerca de este borde exterior, en un rincón remoto de esta creación tan magnífica, donde vuestro universo local tiene su existencia agitada. (LU 12:1.13)
Los niveles del espacio exterior. A lo lejos en el espacio, a una enorme distancia de los siete superuniversos habitados, se están acumulando unos inmensos circuitos increíblemente formidables de fuerza y de energías en proceso de materialización. Existe una zona espacial de quietud relativa entre los circuitos de energía de los siete superuniversos y este gigantesco cinturón exterior de actividades de fuerza, una zona que varía en anchura pero que alcanza un promedio de casi cuatrocientos mil años-luz. Estas zonas espaciales están libres de polvo estelar —de niebla cósmica. Aquellos de nosotros que estudian estos fenómenos tienen sus dudas en cuanto al estado exacto de las fuerzas espaciales que existen en esta zona de calma relativa que rodea a los siete superuniversos. Pero cerca de medio millón de años-luz más allá de la periferia del gran universo actual, observamos los comienzos de una zona de actividades energéticas increíbles cuyo volumen e intensidad aumentan durante más de veinticinco millones de años-luz. Estas enormes ruedas de fuerzas energizadoras están situadas en el primer nivel del espacio exterior, un cinturón continuo de actividad cósmica que rodea a toda la creación conocida, organizada y habitada. (LU 12:1.14)
En un futuro poco lejano, los nuevos telescopios revelarán a la mirada asombrada de los astrónomos urantianos no menos de 375 millones de nuevas galaxias en las lejanas extensiones del espacio exterior. Al mismo tiempo, estos telescopios más potentes revelarán que muchos universos islas que anteriormente se creía que estaban en el espacio exterior, forman parte en realidad del sistema galáctico de Orvonton. Los siete superuniversos están creciendo todavía; la periferia de cada uno de ellos se expande gradualmente; constantemente se estabilizan y organizan nuevas nebulosas; y algunas nebulosas que los astrónomos urantianos consideran como extragalácticas, se encuentran en realidad en los márgenes de Orvonton y viajan junto con nosotros. (LU 12:2.3)
El Absoluto Incalificado penetra todo el espacio. No tenemos del todo claro el estado exacto del Absoluto de la Deidad y del Absoluto Universal, pero sabemos que este último ejerce su actividad dondequiera que actúan el Absoluto de la Deidad y el Absoluto Incalificado. El Absoluto de la Deidad puede estar universalmente presente, pero difícilmente está presente en el espacio. El Último está presente en el espacio, o lo estará alguna vez, hasta los márgenes exteriores del cuarto nivel de espacio. Dudamos que el Último esté nunca espacialmente presente más allá de la periferia del universo maestro, pero dentro de estos límites, el Último está integrando progresivamente la organización creativa de los potenciales de los tres Absolutos. (LU 12:6.13)
Urantia pertenece a un sistema que se encuentra situado cerca de los límites exteriores de vuestro universo local; y vuestro universo local está atravesando actualmente la periferia de Orvonton. Más allá de vosotros hay otros más, pero estáis muy lejos en el espacio de aquellos sistemas físicos que giran alrededor de la gran órbita a una distancia relativamente cercana de la Gran Fuente-Centro. (LU 15:1.6)
Durante la presente era del universo, el alcance espacial del servicio de la reflectividad exterior al Paraíso parece estar limitado por la periferia de los siete superuniversos. Por lo demás, el funcionamiento de este servicio parece ser independiente del tiempo y del espacio. Parece ser independiente de todos los circuitos universales subabsolutos conocidos. (LU 17:3.10)
El sistema de mundos habitados de Satania está muy alejado de Uversa y del gran grupo de soles que funciona como centro físico o astronómico del séptimo superuniverso. Desde Jerusem, la sede central de Satania, hay más de doscientos mil años luz hasta el centro físico del superuniverso de Orvonton, situado lejos, muy lejos en el denso diámetro de la Vía Láctea. Satania se encuentra en la periferia del universo local, y Nebadon se halla ahora muy afuera hacia el borde de Orvonton. Desde el sistema más alejado de mundos habitados hasta el centro del superuniverso hay un poco menos de doscientos cincuenta mil años luz. (LU 32:2.11)
Se os ha informado hasta cierto punto acerca de la organización y del personal del universo central, los superuniversos y los universos locales; se os han contado algunas cosas sobre el carácter y el origen de algunas de las diversas personalidades que gobiernan actualmente estas extensas creaciones. También se os ha informado que unas inmensas galaxias de universos están en proceso de organización mucho más allá de la periferia del gran universo, en el primer nivel del espacio exterior. En el transcurso de estas narraciones también se os ha indicado que el Ser Supremo desvelará su actividad terciaria no revelada en estas regiones actualmente inexploradas del espacio exterior; y también se os ha dicho que los finalitarios del cuerpo paradisiaco son los hijos experienciales del Supremo. (LU 112:7.16)
El Paraíso sirve para muchos fines en la administración de los reinos universales, pero para los seres creados, existe principalmente como lugar donde vive la Deidad. La presencia personal del Padre Universal reside en el centro mismo de la superficie superior de esta morada casi circular, pero no esférica, de las Deidades. Esta presencia paradisiaca del Padre Universal está rodeada directamente por la presencia personal del Hijo Eterno, mientras que los dos están envueltos por la gloria indecible del Espíritu Infinito. (LU 11:1.1)
El Paraíso difiere, en su forma, de los cuerpos espaciales habitados: no es esférico. Es claramente elipsoide; su diámetro norte-sur es una sexta parte más largo que su diámetro este-oeste. La Isla central es esencialmente plana, y la distancia entre la superficie superior y la superficie inferior es una décima parte del diámetro este-oeste. (LU 11:2.2)
Hace 500.000.000.000 de años nació el primer sol de Andronover. Este haz resplandeciente se escapó del control de la gravedad materna y salió disparado al espacio hacia una aventura independiente en el cosmos de la creación. Su órbita quedó determinada por su trayectoria de escape. Estos soles tan jóvenes se vuelven rápidamente esféricos y empiezan su larga y extraordinaria carrera como estrellas del espacio. A excepción de los núcleos nebulares terminales, la inmensa mayoría de los soles de Orvonton han tenido un nacimiento semejante. Estos soles escapados pasan por diversos períodos de evolución y de servicio universal posterior. [Los juegos de palabras paralelos con Hijos Creadores son muy divertidos.] (LU 57:3.6)
Hace 600.000.000.000 de años se alcanzó el punto culminante del período de movilización energética de Andronover; la nebulosa había adquirido el máximo de su masa. En aquel momento era una gigantesca nube circular de gas, con una forma un poco parecida a la de un esferoide aplanado. Éste fue el período inicial de la formación diferencial de la masa y de la variación en la velocidad de rotación. La gravedad y otras influencias estaban a punto de empezar su labor, convirtiendo los gases del espacio en materia organizada. (LU 57:2.4)
Prácticamente todos los reinos estelares visibles a simple vista desde Urantia pertenecen a la séptima sección del gran universo, al superuniverso de Orvonton. El inmenso sistema estelar de la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton, que se encuentra mucho más allá de las fronteras de vuestro universo local. Este gran agregado de soles, islas oscuras del espacio, estrellas dobles, grupos globulares, nubes de estrellas, nebulosas espirales y otras, junto con miríadas de planetas individuales, forma una agrupación circular y alargada parecida a un reloj, que ocupa alrededor de una séptima parte de los universos evolutivos habitados. (LU 15:3.1)
El núcleo del sistema físico al que pertenecen vuestro Sol y sus planetas asociados es el centro de la antigua nebulosa de Andronover. Esta nebulosa en otro tiempo espiral fue ligeramente deformada por los trastornos gravitatorios asociados a los acontecimientos que acompañaron al nacimiento de vuestro sistema solar, y que fueron ocasionados por el estrecho acercamiento de una gran nebulosa vecina. Esta casi colisión transformó a Andronover en un agregado un poco globular, pero no destruyó por completo la procesión en dos direcciones de los soles y de sus grupos físicos asociados. Vuestro sistema solar ocupa ahora una posición bastante central en uno de los brazos de esta espiral deformada, y está situado casi a medio camino entre el centro y el borde exterior de la corriente de estrellas. (LU 15:3.6)
Los organizadores paradisiacos de la fuerza son los que originan las nebulosas; son capaces de iniciar alrededor de su presencia espacial los enormes ciclones de fuerza que, una vez que se han desencadenado, nunca se pueden detener ni limitar hasta que estas fuerzas que lo impregnan todo son movilizadas para hacer aparecer al final las unidades ultimatónicas de la material universal. Así es como surgen a la existencia las nebulosas espirales y otras, las ruedas madres de los soles que tienen un origen directo y de sus diversos sistemas. En el espacio exterior se pueden observar diez formas diferentes de nebulosas, las fases de la evolución universal primaria, y estas inmensas ruedas de energía han tenido el mismo origen que las de los siete superuniversos. (LU 15:4.4)
Todas las nebulosas espirales no se ocupan de producir soles. Algunas han conservado el control de muchos de sus descendientes estelares separados, y su apariencia espiral resulta del hecho de que sus soles salen del brazo nebular en estrecha formación pero regresan por diversos caminos, lo que facilita observarlos en un punto pero es más difícil verlos cuando se encuentran muy dispersos por sus diferentes caminos de regreso más alejados y fuera del brazo de la nebulosa. No hay muchas nebulosas formadoras de soles que estén activas actualmente en Orvonton, aunque Andrómeda, que está fuera del superuniverso habitado, es muy activa. Esta nebulosa tan distante es visible a simple vista, y cuando la observéis, deteneos a pensar que la luz que contempláis salió de aquellos lejanos soles hace cerca de un millón de años. (LU 15:4.7)
La galaxia de la Vía Láctea está compuesta de un gran número de antiguas nebulosas espirales y de otro tipo, y muchas de ellas conservan todavía su configuración original. Pero a consecuencia de las catástrofes internas y de la atracción externa, muchas han sufrido tales deformaciones y adaptaciones que han hecho que estos enormes agregados aparezcan como gigantescas masas luminosas de soles resplandecientes semejantes a la Nube de Magallanes. Los cúmulos de estrellas de tipo globular predominan cerca de los márgenes exteriores de Orvonton. (LU 15:4.8)
- Los anillos de contracción concéntricos. Todas las nebulosas no son espirales. Muchas nebulosas inmensas sufren una condensación mediante la formación de anillos múltiples, en lugar de dividirse en un sistema estelar doble o de evolucionar como una espiral. Durante largos períodos, este tipo de nebulosa aparece como un enorme sol central rodeado de numerosas nubes gigantescas de formaciones de materia envolventes de apariencia anular. (LU 15:5.3)
- Los torbellinos de estrellas engloban a aquellos soles que son arrojados de las grandes ruedas madres de gases extremadamente calientes. No son arrojados como anillos, sino en procesiones hacia la derecha y la izquierda. Los torbellinos de estrellas también se originan en las nebulosas que no son espirales. (LU 15:5.4)
- Los planetas de explosión gravitatoria. Cuando un sol nace de una nebulosa espiral o bien de una barrada, es expulsado con frecuencia a una distancia considerable. Un sol así es extremadamente gaseoso y, posteriormente, después de haberse enfriado y condensado un poco, quizás gire por casualidad cerca de alguna enorme masa de materia, ya se trate de un sol gigantesco o de una isla oscura del espacio. Un acercamiento así puede no ser suficiente para producir una colisión, pero sin embargo suficiente para permitir que la atracción gravitatoria del cuerpo más grande provoque convulsiones mareomotrices en el más pequeño, iniciándose así una serie de trastornos periódicos que tienen lugar simultáneamente en los lados opuestos del sol dislocado. En su punto culminante, estas erupciones explosivas producen una serie de agregados de materia de tamaños variables que pueden ser proyectados más allá de la zona de recuperación por la gravedad del sol en erupción, estabilizándose así en sus propias órbitas alrededor de uno de los dos cuerpos implicados en este episodio. Más tarde, los grupos más grandes de materia se unen y atraen gradualmente hacia sí a los cuerpos más pequeños. Muchos planetas sólidos de los sistemas menores surgen de esta manera a la existencia. Vuestro propio sistema solar tuvo precisamente este origen. (LU 15:5.5)
Las nebulosas espirales y de otros tipos, las ruedas madres de las esferas del espacio, son iniciadas por los organizadores de fuerza del Paraíso; después de la evolución de la reacción gravitatoria de la nebulosa, son reemplazados en su función superuniversal por los centros de poder y los controladores físicos, que asumen de inmediato la plena responsabilidad de dirigir la evolución física de las generaciones siguientes de descendientes estelares y planetarios. Tras la llegada de nuestro Hijo Creador, esta supervisión física del preuniverso de Nebadon fue coordinada inmediatamente con su plan para organizar el universo. Dentro de los dominios de este Hijo Paradisiaco de Dios, los Centros Supremos del Poder y los Controladores Físicos Maestros colaboraron con los Supervisores del Poder Morontial y con otras entidades, aparecidos más tarde, para dar nacimiento al inmenso complejo de líneas de comunicación, circuitos de energía y canales de poder que ligan firmemente los múltiples cuerpos espaciales de Nebadon en una sola unidad administrativa integrada. (LU 41:1.1)
Todas las creaciones materiales evolutivas nacen de nebulosas circulares y gaseosas, y todas estas nebulosas primarias son circulares durante la primera parte de su existencia gaseosa. A medida que envejecen se vuelven generalmente espirales, y cuando su función como formadoras de soles ha llegado a su fin, a menudo terminan como enjambres de estrellas o como soles enormes rodeados por un número variable de planetas, satélites y grupos más pequeños de materia, que en muchos aspectos se parecen a vuestro propio diminuto sistema solar. (LU 57:2.1)
La enorme nebulosa empezó entonces a adoptar gradualmente la forma espiral y a volverse claramente visible incluso para los astrónomos de los universos lejanos. Ésta es la historia natural de la mayoría de las nebulosas; antes de empezar a arrojar soles y a emprender la tarea de construir un universo, estas nebulosas espaciales secundarias suelen observarse como fenómenos espirales. (LU 57:3.1)
Cuando los investigadores de estrellas de aquella época lejana, que vivían en las proximidades, observaron esta metamorfosis de la nebulosa de Andronover, vieron exactamente lo que ven los astrónomos del siglo veinte cuando dirigen sus telescopios hacia el espacio y examinan las nebulosas espirales actuales del espacio exterior adyacente. (LU 57:3.2)
Hacia la época en que se alcanzó el máximo de masa, el control gravitatorio del contenido gaseoso empezó a debilitarse, lo cual fue seguido por el período de escape de gas. El gas salía a chorros como dos brazos gigantescos y distintos que tenían su origen en los lados opuestos de la masa materna. Las rápidas rotaciones de este enorme núcleo central pronto confirieron un aspecto espiral a estos dos chorros de gas lanzados por la nebulosa. El enfriamiento y la condensación posterior de algunas porciones de estos brazos sobresalientes produjeron finalmente su apariencia nudosa. Estas porciones más densas eran enormes sistemas y subsistemas de materia física que giraban rápidamente en el espacio en medio de la nube gaseosa de la nebulosa, permaneciendo firmemente sujetos al control gravitatorio de la rueda madre. (LU 57:3.3)
La etapa primaria de una nebulosa es circular; la secundaria, espiral; la etapa terciaria es la de la primera dispersión de los soles, mientras que la cuaternaria abarca el segundo y último ciclo de la dispersión solar, finalizando el núcleo madre como un cúmulo globular o como un sol solitario que funciona como centro de un sistema solar terminal. (LU 57:4.1)
- Los anillos de contracción concéntricos. Todas las nebulosas no son espirales. Muchas nebulosas inmensas sufren una condensación mediante la formación de anillos múltiples, en lugar de dividirse en un sistema estelar doble o de evolucionar como una espiral. Durante largos períodos, este tipo de nebulosa aparece como un enorme sol central rodeado de numerosas nubes gigantescas de formaciones de materia envolventes de apariencia anular. (LU 15:5.3)
- Las esferas con deficiencias de gravedad. El tamaño de las estrellas individuales tiene un límite crítico. Cuando un sol alcanza este límite, está condenado a partirse a menos que disminuya su velocidad de rotación; se produce una escisión solar y nace una nueva estrella doble de esta variedad. Posteriormente se pueden formar numerosos planetas pequeños como subproducto de esta ruptura gigantesca. (LU 15:5.7)
- Las estrellas contraídas. En los sistemas más pequeños, el planeta exterior más grande a veces atrae hacia sí a los mundos vecinos, mientras que los planetas más cercanos al sol empiezan su caída final. En vuestro sistema solar, un final así significaría que los cuatro planetas interiores serían reclamados por el Sol, mientras que Júpiter, el planeta mayor, crecería enormemente debido a la captación de los mundos restantes. Esta forma de terminar un sistema solar conduciría al nacimiento de dos soles adyacentes pero desiguales, una manera de formarse las estrellas dobles. Estas catástrofes son poco frecuentes, salvo en la periferia de los agregados estelares de los superuniversos. (LU 15:5.8)
Cuando una rueda madre nebular expulsa soles demasiado grandes, éstos se rompen pronto o forman estrellas dobles. Todos los soles son al principio verdaderamente gaseosos, aunque más tarde pueden existir transitoriamente en estado semilíquido. Cuando vuestro Sol alcanzó este estado casi líquido de presión supergaseosa, no era lo suficientemente grande como para partirse por el ecuador, siendo éste un tipo de formación de las estrellas dobles. (LU 41:3.3)
Cuando estas esferas llameantes tienen menos de una décima parte el tamaño de vuestro Sol, se contraen, se condensan y se enfrían rápidamente. Cuando tienen más de treinta veces el tamaño del Sol —o más bien treinta veces su contenido bruto en materia real— los soles se parten rápidamente en dos cuerpos separados y se convierten o bien en los centros de nuevos sistemas, o bien permanecen dentro de la atracción gravitatoria del otro sol, girando alrededor de un centro común como un tipo de estrella doble. (LU 41:3.4)
Entre las mayores erupciones cósmicas de Orvonton, la más reciente fue la explosión extraordinaria de una estrella doble, cuya luz llegó a Urantia en el año 1572. Esta conflagración fue tan intensa que la explosión era claramente visible en pleno día. (LU 41:3.5)
Los niveles del espacio exterior. A lo lejos en el espacio, a una enorme distancia de los siete superuniversos habitados, se están acumulando unos inmensos circuitos increíblemente formidables de fuerza y de energías en proceso de materialización. Existe una zona espacial de quietud relativa entre los circuitos de energía de los siete superuniversos y este gigantesco cinturón exterior de actividades de fuerza, una zona que varía en anchura pero que alcanza un promedio de casi cuatrocientos mil años-luz. Estas zonas espaciales están libres de polvo estelar —de niebla cósmica. Aquellos de nosotros que estudian estos fenómenos tienen sus dudas en cuanto al estado exacto de las fuerzas espaciales que existen en esta zona de calma relativa que rodea a los siete superuniversos. Pero cerca de medio millón de años-luz más allá de la periferia del gran universo actual, observamos los comienzos de una zona de actividades energéticas increíbles cuyo volumen e intensidad aumentan durante más de veinticinco millones de años-luz. Estas enormes ruedas de fuerzas energizadoras están situadas en el primer nivel del espacio exterior, un cinturón continuo de actividad cósmica que rodea a toda la creación conocida, organizada y habitada. (LU 12:1.14)
Más allá de estas regiones están teniendo lugar unas actividades aún más grandes, pues los físicos de Uversa han detectado indicios iniciales de manifestaciones de fuerza a más de cincuenta millones de años-luz más allá de las zonas más exteriores de los fenómenos del primer nivel del espacio exterior. Estas actividades presagian sin duda la organización de las creaciones materiales del segundo nivel del espacio exterior del universo maestro. (LU 12:1.15)
Aunque vuestras estimaciones espectroscópicas de las velocidades astronómicas son bastante fiables cuando se aplican a los reinos estelares pertenecientes a vuestro superuniverso y a los superuniversos asociados, estos cálculos carecen por completo de fiabilidad cuando se refieren a los dominios del espacio exterior. Las líneas espectrales se desplazan desde lo normal hacia el violeta para una estrella que se acerca; estas líneas se desplazan igualmente hacia el rojo para una estrella que se aleja. Muchas influencias se interponen para dar la impresión de que la velocidad de recesión de los universos exteriores aumenta a razón de más de ciento sesenta kilómetros por segundo por cada millón de años-luz que aumente la distancia. Después de que se perfeccionen unos telescopios más potentes, con este método de cálculo parecerá que estos sistemas tan remotos se alejan de esta parte del universo a la velocidad increíble de cerca de cincuenta mil kilómetros por segundo. Pero esta velocidad aparente de recesión no es real; es el resultado de numerosos factores erróneos entre los que se incluyen los ángulos de observación y otras distorsiones del espacio-tiempo. (LU 12:4.14)
Pero la más importante de todas estas distorsiones se produce porque los inmensos universos del espacio exterior, situados en los reinos próximos a los dominios de los siete superuniversos, parecen girar en dirección contraria a la del gran universo. Es decir, esas miríadas de nebulosas, y los soles y las esferas que las acompañan, giran en la actualidad en el sentido de las agujas del reloj alrededor de la creación central. Los siete superuniversos giran alrededor del Paraíso en dirección opuesta a las agujas del reloj. Parece ser que el segundo universo exterior de galaxias, al igual que los siete superuniversos, gira en sentido opuesto a las agujas del reloj alrededor del Paraíso. Y los observadores astronómicos de Uversa creen haber detectado la prueba de movimientos rotatorios, en un tercer cinturón exterior de espacio muy lejano, que están empezando a manifestar la tendencia a orientarse en el sentido de las agujas del reloj. (LU 12:4.15)
Todas las nebulosas espirales no se ocupan de producir soles. Algunas han conservado el control de muchos de sus descendientes estelares separados, y su apariencia espiral resulta del hecho de que sus soles salen del brazo nebular en estrecha formación pero regresan por diversos caminos, lo que facilita observarlos en un punto pero es más difícil verlos cuando se encuentran muy dispersos por sus diferentes caminos de regreso más alejados y fuera del brazo de la nebulosa. No hay muchas nebulosas formadoras de soles que estén activas actualmente en Orvonton, aunque Andrómeda, que está fuera del superuniverso habitado, es muy activa. Esta nebulosa tan distante es visible a simple vista, y cuando la observéis, deteneos a pensar que la luz que contempláis salió de aquellos lejanos soles hace cerca de un millón de años. (LU 15:4.7)
El sistema de mundos habitados de Satania está muy alejado de Uversa y del gran grupo de soles que funciona como centro físico o astronómico del séptimo superuniverso. Desde Jerusem, la sede central de Satania, hay más de doscientos mil años luz hasta el centro físico del superuniverso de Orvonton, situado lejos, muy lejos en el denso diámetro de la Vía Láctea. Satania se encuentra en la periferia del universo local, y Nebadon se halla ahora muy afuera hacia el borde de Orvonton. Desde el sistema más alejado de mundos habitados hasta el centro del superuniverso hay un poco menos de doscientos cincuenta mil años luz. [Tenga en cuenta que, debido a la cuestión de los bordes irregulares, es necesario indicar una distancia desde el borde en relación con algo específico. La especificidad significa esencialmente mundos habitados o deshabitados en este contexto de decir que estamos en el sistema más externo, porque indicar una distancia desde un borde irregular no es claro por naturaleza, en comparación con las esferas. Las esferas habitadas son lo que es relevante para la audiencia a la que escribe el autor.] (LU 32:2.11)
El período de fluctuación de la luz, en un grupo de estrellas variables, depende directamente de la luminosidad, y el conocimiento de este hecho permite a los astrónomos utilizar estos soles como faros universales, o puntos de medición precisos, para explorar ulteriormente los enjambres distantes de estrellas. Con esta técnica es posible medir las distancias estelares con mayor precisión hasta más allá de un millón de años luz de distancia. Algún día, los métodos mejores para medir el espacio y la técnica telescópica más perfeccionada revelarán más plenamente las diez grandes divisiones del superuniverso de Orvonton; al menos reconoceréis ocho de estos inmensos sectores como enormes enjambres de estrellas bastante simétricos. [Tenga en cuenta que “con la máxima precisión” no significa preciso. Es algo relativo a otras técnicas en este contexto. En 12:4.14 se hace referencia a esta técnica como “bastante fiable”: “las estimaciones espectroscópicas de velocidades astronómicas son bastante fiables”.] (LU 41:3.10)
Los Mensajeros Solitarios son capaces de actuar como líneas de comunicación de urgencia en todas las regiones lejanas del espacio, en aquellos reinos no incluídos en los circuitos establecidos del gran universo. Cuando un mensajero actúa así, puede transmitir un mensaje o enviar un impulso a través del espacio a otro mensajero que se encuentre a unos cien años luz de distancia, tal como los astrónomos de Urantia estiman las distancias estelares. (LU 23:3.5)
Los seconafines primarios, asignados a los Ancianos de los Días, son unos espejos vivientes al servicio de estos gobernantes trinos. Pensad en lo que significa para la economía de un superuniverso poder volverse, por así decirlo, hacia un espejo viviente y ver en él y escuchar además las respuestas seguras de otro ser que se encuentra a mil o a cien mil años luz de distancia, y hacer todo esto de manera instantánea e infalible. Los registros son esenciales para dirigir los universos, las transmisiones son prácticas, el trabajo de los Mensajeros Solitarios y de otros mensajeros es muy útil, pero los Ancianos de los Días, desde su posición a medio camino entre los mundos habitados y el Paraíso —entre el hombre y Dios— pueden mirar instantáneamente hacia ambos lados, escuchar ambos lados y conocer ambos lados. (LU 28:4.1)
El tiempo, el espacio y la experiencia son los mayores auxiliares del hombre para percibir, de manera relativa, la realidad, y son sin embargo sus obstáculos más formidables para percibir, de manera completa, la realidad. Los mortales, y otras muchas criaturas del universo, necesitan pensar en los potenciales como que se hacen reales en el espacio y evolucionan hasta su fructificación en el tiempo, pero todo este proceso es un fenómeno espacio-temporal que no ocurre realmente en el Paraíso ni en la eternidad. En el nivel absoluto no existe ni el tiempo ni el espacio; todos los potenciales se pueden percibir allí como actuales. (LU 106:9.3)
Tiempo-Espacio: 112 párrafos. Las primeras 28 apariciones están en el Prólogo.
- Supremo —Deidad que experimenta por sí misma y que unifica a la criatura con el Creador. Esta Deidad actúa en el primer nivel de identificación con las criaturas bajo la forma de los supercontroladores espacio-temporales del gran universo, y a veces se le llama Supremacía de la Deidad. (LU 0:1.9)
La** mente espacio-temporal**, la mente cósmica, funciona de manera diferente en los siete superuniversos, pero está coordinada en el Ser Supremo mediante una técnica asociativa desconocida. El supercontrol del Todopoderoso sobre el gran universo no es exclusivamente físico y espiritual. En los siete superuniversos es principalmente material y espiritual, pero también están presentes otros fenómenos del Supremo que son tanto intelectuales como espirituales. (LU 116:1.4)
3. Relaciones espacio-temporales
La Deidad sólo podía unificar sus manifestaciones espacio-temporales para la concepción finita por medio de la ubiquidad, ya que el tiempo es una sucesión de instantes, mientras que el espacio es un sistema de puntos asociados. Después de todo, vosotros percibís el tiempo por análisis y el espacio por síntesis. Coordináis y asociáis estas dos concepciones desiguales mediante la perspicacia integradora de la personalidad. De todo el mundo animal, sólo el hombre posee esta manera de percibir el espacio-tiempo. Para un animal, el movimiento tiene un significado, pero el movimiento sólo representa un valor para una criatura con categoría de personalidad. (LU 118:3.1)
Las cosas están condicionadas por el tiempo, pero la verdad está fuera del tiempo. Cuanta más verdad conocéis, más verdad sois, más cosas podéis entender del pasado y comprender del futuro. (LU 118:3.2)
La verdad es inamovible —está eternamente exenta de todas las vicisitudes transitorias, aunque nunca está muerta ni es formalista, sino siempre vibrante y adaptable —radiantemente viva. Pero cuando la verdad se une a los hechos, entonces el tiempo y el espacio condicionan sus significados y correlacionan sus valores. Estas realidades de la verdad, enlazadas con los hechos, se vuelven conceptos y son relegadas en consecuencia al ámbito de las realidades cósmicas relativas. (LU 118:3.3)
La unión de la verdad absoluta y eterna del Creador con la experiencia objetiva de la criatura finita y temporal produce un nuevo valor emergente del Supremo. El concepto del Supremo es esencial para coordinar el mundo superior divino e invariable con el mundo inferior finito y en constante cambio. (LU 118:3.4)
De todas las cosas no absolutas, el espacio es el que está más cerca de ser absoluto. El espacio es en apariencia absolutamente último. La verdadera dificultad que tenemos para comprender el espacio en el nivel material se debe al hecho de que, aunque los cuerpos materiales existen en el espacio, el espacio también existe en esos mismos cuerpos materiales. Aunque hay muchas cosas relacionadas con el espacio que son absolutas, eso no quiere decir que el espacio sea absoluto. (LU 118:3.5)
Para comprender las relaciones espaciales, puede ser útil suponer que, hablando en términos relativos, el espacio es, después de todo, una propiedad de todos los cuerpos materiales. Por eso cuando un cuerpo se mueve por el espacio, también lleva consigo todas sus propiedades, incluido el espacio que está dentro de ese cuerpo en movimiento y forma parte de él. (LU 118:3.6)
Todas las formas de la realidad ocupan espacio en los niveles materiales, pero las formas espirituales sólo existen en relación con el espacio; no ocupan ni desplazan espacio, y tampoco lo contienen. Pero para nosotros, el enigma principal del espacio está relacionado con la forma de una idea. Cuando penetramos en el ámbito de la mente, nos encontramos con muchos rompecabezas. La forma —la realidad— de una idea, ¿ocupa espacio? En realidad no lo sabemos, aunque estamos seguros de que la forma de una idea no contiene espacio. Pero no sería muy prudente dar por sentado que lo inmaterial es siempre no espacial. (LU 118:3.7)
La ciencia vive gracias a las matemáticas de la mente; la música expresa el ritmo de las emociones. La religión es el ritmo espiritual del alma, en armonía espacio-temporal con las medidas melódicas superiores y eternas de la Infinidad. La experiencia religiosa es algo verdaderamente supermatemático en la vida humana. (LU 195:7.20)