© 2006 Olga López
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Un panorama personal, tercera parte | Luz y Vida — Núm. 4 — Febrero 2006 — Índice | ¿Para qué sirven los siete mundos de las mansiones? |
En muchos pasajes del Libro los reveladores nos hablan de seres que residen nuestro planeta y que no son mortales ascendentes como nosotros. Algunos de ellos están aquí pues eso es lo habitual en todos los mundos del tiempo y del espacio (como por ejemplo los seres intermedios, ciudadanos permanentes de los mundos evolutivos, y los Portadores de Vida, que pueden elegir quedarse en el mundo donde sembraron la vida, una vez concluida su misión). Otros están aquí por nuestra peculiar condición de mundo elegido para albergar la séptima donación de nuestro Hijo Creador, y algunos más residen aquí como consecuencia de la rebelión de Lucifer, como por ejemplo el hijo Vorondadek que tenemos aquí en Urantia. He pensado que sería interesante hacer un recuento, una lista de «otros moradores de Urantia», pues quizá nos ayudaría a ser conscientes de que no estamos tan dejados de la mano de Dios como pensamos.
En este recuento he considerado sólo aquellos seres que residen en nuestro planeta de forma permanente o por un tiempo prolongado, al menos mientras dure esta era del universo. Por orden de aparición en el Libro, éstos son los «otros moradores» que he encontrado:
Curiosamente Maquiventa Melquisedek, el Príncipe Planetario vicegerente de Urantia, no reside en nuestro planeta. En LU 55:7.3 se dice que ocupará el asiento de Soberano Planetario cuando el planeta alcance la etapa de luz y vida. Mientras tanto el gobernador general residente es el que le representa. Otros que deberían estar y no están a causa de su falta son nuestros Hijos Materiales. Aunque, como pertenecen al consejo de los 24 de Jerusem (LU 76:6.3), es posible que les haya tocado hacer de gobernadores residentes durante cien años.
Una vez se ha hecho el recuento de diferentes seres que residen en Urantia de forma permanente, la pregunta que surge inmediatamente es: ¿dónde están? Dado que en el documento 44 se dice que los seres espirituales y morontiales no sólo viven en esferas físicas (materiales), sino que también tienen residencias y comodidades espirituales (LU 44:3.1), parece lógico deducir que aquellos seres no materiales que residen en nuestro planeta deben tener algún sitio donde morar, residencias espirituales o morontiales no visibles a nuestros ojos humanos. Además, tenemos en el Libro el ejemplo de Caligastia, nuestro Príncipe Planetario rebelde, que a su llegada a Urantia residía en Dalamatia aun cuando no era visible por los humanos.
Buscando en el Libro a los seres antes mencionados, aparecieron varias referencias al «polo energético universal del planeta» (LU 39:5.13), al «polo planetario de las comunicaciones espaciales» (LU 62:7.2), al «lugar de la polarización espiritual del planeta» (LU 189:3.2). Es probable que haya alguna referencia más. Entiendo que a ese «polo» le corresponde una ubicación física, una localización geográfica en nuestro planeta, y supongo que las tres referencias anteriores se refieren al mismo lugar.
¿Será este «polo» el lugar donde residen «los otros moradores»?
Sería plausible afirmar que las residencias de estos seres deben estar en lugares alejados de difícil acceso (no me imagino al gobernador general residiendo en la isla de Manhattan o en Hong Kong, por poner un par de ejemplos). Es posible, además, que estos lugares tengan unas características que los hagan diferentes al resto: ya sea por la composición del terreno, la orografía, la localización geográfica (latitud/longitud), etc.
Pensando sobre todo esto me vinieron a la cabeza algunos lugares supuestamente «energéticos» del planeta, donde se observan fenómenos extraños desde tiempos inmemoriales: el Cerro Uritorco, junto a la localidad argentina de Capilla del Monte, el Barranco de Badajoz en la localidad tinerfeña de Güímar, la mítica Shangri-Lá del Tíbet, la Última Thule de los desiertos polares del norte…No parece descabellado considerar que en esos lugares tienen su refugio seres de naturaleza distinta a la nuestra, que están aquí cumpliendo una misión, y de los que a veces son visibles sus «rastros» en forma de bolas de luz (visibles) o de extrañas impresiones en las cámaras fotográficas (que el ojo no ve).
Puesto que son seres que se mueven a la velocidad de la luz o incluso más rápido (recordemos que los intermedios se mueven casi a la velocidad de la luz, y los serafines a una velocidad tres veces mayor), pueden estar en cualquier parte del planeta casi instantáneamente. Las distancias físicas no son un problema para ellos, luego pueden permitirse el lujo de residir en lugares apartados del planeta.
Por supuesto, todo esto no son más que conjeturas. Pero quizá esto explique los fenómenos extraños que se dan siempre en los mismos lugares. Por lo demás, estén donde estén, debemos tener la seguridad de que, aunque el gobierno humano vaya por derroteros tan aparentemente caóticos, hay un gobierno «superhumano» que está ahí junto a nosotros y que funciona correctamente. Residiendo en este planeta hay otros seres invisibles que nos ayudan en lo que pueden. Son «amigos y residentes en Urantia».
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